Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

X

Mu.

Había permanecido dormida en mi habitación durante un par de horas, quizá. Desperté solo cuando sentí que alguien movía mi brazo lentamente. Era Aldebarán, y parecía preocupado. ¿Habría ocurrido algún accidente mientras yo había estado ausente? ¿Kiki se había lastimado? ¿Atena nos llamaba? ¿El mundo estaba en peligro? Todo eso había pasado por mi cabeza en cuestión de segundos. Ahora yo también estaba preocupado, aunque sin saber realmente por qué.

- ¿Qué sucede? - cuestioné mientras me sentaba en mi cama - ¿Todo está bien?

Aldebarán negó lentamente con su cabeza. Logró inquietarme aún más.

- ¿Dónde está Kiki? - dije bruscamente. Solo pensaba lo peor.

- Está comiendo. El problema tiene que ver con algo más.

Suspiré. Estaba más tranquilo, pero no olvidaba el hecho de que había algo por resolver.

- ¿Qué está pasando? - pregunté.

- Kiki ya sabe que so... que somos novios.

Aldebarán tartamudeó en la última parte. A pesar de sentirme mejor y de ya no tener fiebre, sentí que entraba en calor nuevamente. ¿El había dicho que éramos novios? ¿Finalmente había podido expresarlo? Después de algunos segundos me avergoncé de haber pensado eso cuando estaba consciente de que Kiki se había enterado de eso. Recobré la cordura y, de alguna manera, aunque estaba nuevamente nervioso, logré levantarme. Tomé la mano de mi pareja.

- Algún día se enteraría.

Ahora sostuve sus dos manos, y lo veía a los ojos. 

- Yo...

Aldebarán parecía haberse quedad sin palabras de repente. Tenía varias ideas y pensamientos en su cabeza que no lograba concentrarse.

- No tienes por qué decir algo en este momento- sugerí. El volvió a mover su cabeza de un lado a otro.

- ¿No se supone que deba decirte lo que siento? Prometí hacerlo.

Torcí ligeramente mis labios, formando una inclinada sonrisa. Lo que había dicho era cierto. Moví mi rostro a penas unos milímetros y lo regresé a la posición en la que había permanecido anteriormente. No borré mi expresión hasta que salimos de la habitación. Aldebarán había logrado entender mi mensaje: esperaría el tiempo que fuera necesario hasta que el estuviera listo. Habló minutos después.

- Tengo miedo, Mu.

- Yo igual - contesté enseguida - . Pero yo te tengo a ti, y tu me tienes a mi. Podemos hacerlo juntos, ¿no es así?

Amaba esa expresión tan única que Aldebarán mostraba cada vez que enfrentábamos algo juntos. Era una bella combinación entre emoción, afecto, fascinación, entusiasmo, ilusión, diversión, admiración, fortaleza y mucho más. El estaba... feliz, y yo también. ¿A esto se referían las personas del Rodorio al decir "la magia del amor"? Probablemente si, y finalmente lograba entender lo que significaba.

- Yo lo haré, ¿vale? Sólo quiero que estés ahí conmigo.

- ¿Y si Kiki no reacciona como esperamos? ¿Qué pasará si se enoja o entristece? No quiero que eso suceda.

- Es por eso que hablaremos con el. Qué todo suceda a su tiempo. ¿Me acompañas?

Aldebarán asintió, aunque aún parecía dudar de que todo saldría bien. Paso a paso nos fuimos acercando hasta la puerta de mi habitación, y antes de que yo girara la perilla de la puerta, mi novio tomó mi mano izquierda repentinamente. Baje mi rostro hasta nuestras extremidades. Aldebarán se asustó.

- Lo siento - expresó confundido - . Yo creí que... Si te molesta, puedo dejar de...

- No - dije interrumpiendo su innecesaria disculpa - . Ya no es necesario ocultarlo, ¿o sí? Y aunque lo intentáramos, no resultaría.

Entrelacé fuertemente mis dedos con los suyos. Quería mantenerme unido a el sin importar como fuera. Salimos del cuarto, y caminamos el uno junto al otro hasta la mesa en la que Kiki comía. Pareció alegrarse demasiado de vernos. Pero, por el contrario, Aldebarán parecía demasiado nervioso, incluso más que cuando había decidido buscarme. Utilicé mi telequinesis.

- Todo va a estar bien - dije mientras lo volteaba a ver.

- Eso espero - contestó de la misma manera en que yo le había hablado antes. Por lo menos estábamos seguros de que Kiki no escuchaba que era lo que platicábamos.

- ¡¿Ya podemos platicar?! ¡¿Ya podemos platicar?! El señor Aldebarán dijo que teníamos que hablar sobre algo.

Al menos había un poco de positividad en el asunto. Ambos nos sentamos frente a mi pequeño alumno. Noté que en vez de mirarnos fijamente al rostro, le parecía curioso, o quizá sospechoso que estuviéramos tomados de la mano. Sentí que Aldebarán lentamente intentaba separarse de mi. Volví a entrelazar nuestros dedos y de nuevo lo miré a los ojos.  

- Estamos juntos - susurré - . Por favor.

Asintió levemente y luego dirigió su vista a Kiki. Parecía estar un poco mejor, aunque no del todo. Decidí hablar por ambos. 

- Aldebarán y yo nos queremos, Kiki, y mucho.

El pequeño frunció su ceño, pero no por enojo o frustración, sino por curiosidad. Sabía que eso no bastaría para convencerlo o evitar que retomara el tema. Necesitaba explicárselo más a fondo, aunque claro, no daría detalles tan explícitos.

- Por eso, hace un tiempo, decidimos iniciar una relación.

- ¿Entonces ahora son mejores amigos? - preguntó Kiki.

Tanto Aldebarán como yo soltamos un suspiro. Esto se estaba volviendo un poco más complicado de lo que queríamos. De todas maneras, debíamos terminar con esto.

- No - dijo Aldebarán - . Nosotros...

- Somos novios, Kiki - dije completando su frase.

El reaccionó totalmente diferente a como lo esperaba por parte de el. Creí que tal vez necesitaría tiempo para procesarlo, o quizá espacio a solas para meditarlo, pero no fue así. Por el contrario, pareció alegrarse.

- ¡¿Eso significa que ahora tengo dos maestros?!

Instintivamente, y como frecuentemente sucedía, Aldebarán y yo nos miramos. ¿Es qué Kiki veía de esa forma a mi novio? ¿Le tenía afecto, de verdad? ¿Era capaz de entablar una relación de ese tipo con Aldebarán? 

- ¿Usted puede ser mi maestro? - dijo dirigiéndose a mi pareja. Aldebarán seguía sorprendido, solo que ahora ya veía a Kiki.

- ¿Quieres que... te enseñe...

- ¡Si! - contestó. El pequeño se puso de pie en su silla - Maestro Mu, ¿el señor Aldebarán puede quedarse a partir de ahora con nosotros?    

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro