III
Mu.
Después de habernos disculpado, en lo único que pensábamos Aldebarán y yo era llegar lo más rápido posible a la Casa de Virgo. Cuándo finalmente lo logramos, chocamos miradas. Ambos sabíamos que probablemente Shaka nos diría algo sobre lo impuntuales que éramos. Me acerqué y toqué la puerta, para enseguida distinguir el sonido de la armadura de Shaka acercándose hacia la puerta.
-Espero no esté molesto por nuestra tardanza- dije soltando una pequeña risa nerviosa.
-Sí, ojalá- me contestó Aldebarán. La puerta se abrió.
- Son unos completos impuntuales. Llegaron treinta y dos minutos tarde. Pero bueno, ¿Qué puedo hacer yo? Solo pasen- dijo Shaka mientras se hacía a un lado para dejarnos entrar, y tanto Aldebarán como yo soltamos un suspiro de alivio. Ya alguna vez habíamos llegado tarde a una reunión planeada con Shaka, y no había salido muy bien.
- Perdón.- dije yo.
- Es que...- Aldebarán no pudo terminar de hablar, pues fue interrumpido por Shaka.
- Es que es típico de ambos ser impuntuales, pero no importa, ya están aquí- dijo sonriendo mientras negaba con su cabeza. Si, nunca cambiaríamos.
Entramos mientras Shaka nos dirigía hacia la mesa, que estaba sorprendentemente llena de comida.
- ¡Wow!, Shaka, te luciste en verdad- le dije sonriente.
- ¡Cómo no lo haría si es para mis dos mejores amigos!- me contestó alegremente.
- No puede ser... ¡¿Eso es kashmiri aloo dum?!- habló Aldebarán enormemente sorprendido.
- No sabía que conocías la gastronomía de mi país, pero sí. Es kashmiri aloo dum.
Simplemente era sorprendente la cantidad de comida que había sobre la mesa, y tan solo éramos tres personas. Habría alcanzado inclusive para los cinco Caballeros Dorados que restábamos. Un platillo en especial llamó mi atención, y finalmente lo reconocí.
- ¿¡Eso es samosa!? ¡Hace mucho que no como!- dije sin poder evitar sonreír.
- ¡Sí!...y además hay jalebí, y para más tarde, un té masala chai.
Los tres nos sentamos y empezamos a servirnos la comida, que sinceramente, estaba demasiado rica. Era como cuando nos sentábamos bajo los árboles a comer fruta, solo que ahora éramos adultos, nos habíamos convertido en Caballeros Dorados, comíamos en la Casa de Virgo y comíamos platillos verdaderamente preparados. En realidad había mucha diferencia. Todos permanecíamos en silencio, hasta que Shaka decidió romperlo
- ¡¿Recuerdan cuando nos conocimos?!- dijo mientras reía- Tres niños enormemente tímidos, a los que les desagradaba el hecho de "pelear sin razón".
- Como olvidarlo- exclamó Aldebarán. También reía.
-Cierto.
Hola. Mi nombre es Shion, y llevo el cargo de patriarca. Yo soy la autoridad máxima del Santuario, y soy el encargado de representar a nuestra diosa Atena en la Tierra. Mi misión es prepararlos a ustedes, la futura generación de Santos Dorados, para defender a Atena y al mundo de las futuras amenazas. Cada uno de ustedes deberá esforzarse y entrenar duro, para después ser honrados por su trabajo con las Armaduras Doradas.
O al menos esas eran las palabras que recordaba del discurso que había dado mi maestro Shion cuándo recién habíamos llegado al Santuario. Me quedé pensando en eso un buen rato, y no me había dado cuenta de que me estaban hablando, hasta que Aldebarán posó su mano sobre mi hombro.
- ¿Qué pasa Mu?- me preguntó Shaka.
- Nada. Es solo que recordé algunas cosas...
- Algo que nunca podría olvidar, era cuándo nos teníamos que dividir en parejas. Recuerdo que la mayoría de las veces me tocaba estar contigo- dijo Aldebarán señalándome-, y Shaka practicaba con Aioria o con algún otro.
- Eso, y cuándo nos pidieron ir a la Sala del Patriarca- dijo Shaka.
- ¡Es cierto! Yo en ese momento me estaba muriendo de miedo. Pensaba que nos harían pelear o algo por el estilo, incluso que nos regañarían, aun sabiendo que yo no había hecho nada- dije riendo.
- De hecho se notaba demasiado tu temor Mu- dijo Aldebarán.
- La verdad si- dijo Shaka apoyando a Aldebarán- Yo desde antes ya estaba preocupado. Nosotros tres estábamos sentados en las mismas gradas, solo que separados, y el Patriarca no dejaba de vernos.
- Si, y después tuvimos que explicarle por qué no queríamos luchar- dije yo.
- ¿Qué pensabas en ese momento Shaka?- preguntó Aldebarán con curiosidad. Creo que nunca antes habíamos hablado sobre la vez en que nos habían reunido y finalmente nos habíamos hecho mejores amigos.
- Bueno, primero me quejé porque no había podido meditar, y después pensé en hablar con Buda para pedirle razones para quedarme, porque en verdad pensaba irme. Además, me enojaba que la mayoría de las veces había que estar luchando - expresó amargamente. Quizá en verdad no le agradaba que interrumpieran su rutina - ¿Y tú Aldebarán? - preguntó con la misma curiosidad que mi otro amigo.
- Yo me preocupé porqué creí que nos regañarían o algo por el estilo, y aparte, como pensaba que tendríamos un enfrentamiento no quería que me vieran luchar.
- ¿Por qué?- pregunté.
- No lo sé, quizá miedo, o vergüenza- respondió encogiendo sus hombros.
- Ya veo...Bueno, lo positivo de esto es que pudimos ser amigos- dije entusiasta.
Seguimos platicando durante demasiado tiempo, hasta que cayó la noche. Nos despedimos y Aldebarán y yo salimos al mismo tiempo para dirigirnos a nuestras casas, y cuando llegó el momento, me despedí de él, aunque claro, estaba demasiado nervioso cuando le dirigí la palabra mientras platicábamos un poco. Al llegar a mi Casa, arropé a Kiki, y después yo me fui a recostar. Varios recuerdos llegaban a mi mente repentinamente, y no lograba conciliar el sueño.
- Yo...Es que....no me gusta lastimar a las personas cuándo no es necesario...- dije tartamudeando.
- ¿Entonces ya has lastimado a alguien antes?- preguntó mi maestro Shion.
- Si, y por eso yo no quiero pelear de esta manera.
Mi maestro me acercó a él y me abrazó, mientras reflexionaba que contestarme.
- Mira. Tú tienes un gran poder, pero no por eso debes tener miedo. Si tú te esfuerzas en controlarlo y dominarlo a la perfección, tus poderes no van a lastimar a nadie, al contrario, van a ayudar a que millones de personas se encuentren a salvo. Es por eso que hay que entrenar. Además, no por que seas Caballero significa que todo el tiempo debes luchar cuerpo a cuerpo con alguien. Muchas veces los conflictos se resuelven dialogando, y eso es lo que tú puedes hacer. Puedes mantenerte pacífico, y solo utilizar tu verdadero poder cuándo sea necesario.
- ¿Pero y si no lo logro?
- Todo lo que quieres obtener solo llega con esfuerzo, Mu.
- ¿Qué sucede Mu? - dijo Aldebarán.
- Es que no quiero interrumpir tu entrenamiento.
- Pero no lo estás haciendo. ¿Por qué estás tan nervioso?
- Es que necesito decirte algo importante.
Vacilé en decirle o no a Aldebarán, pero si ya lo había hecho con Shaka, él también era merecedor de saberlo.
- Sabes que puedes decírmelo.
- Es que yo.....me voy del Santuario.
El abrió enormemente sus ojos, y pareció palidecer. Lo peor de todo es que no decía palabra alguna.
- Hoy me voy, y quería que lo supieras. Necesitaba despedirme de ti.
Me sentía mal. Era muy difícil para mí despedirme de mis amigos, pero era algo necesario.
- Es por lo que crees del Patriarca, ¿cierto? - preguntó cabizbajo. Estaba seguro de que quería llorar, al igual que yo - ¿Estás seguro de que lo que piensas es cierto?
- Ya lo pensé demasiado, y eso es lo que quiero, aunque no me guste. No te quise decir antes porque....
- No pasa nada -dijo Aldebarán interrumpiéndome. El levantó su cabeza, y me vio fijamente a los ojos - Si crees que es lo correcto, entonces yo te apoyo, y si algún día decides volver, Shaka y yo te estaremos esperando aquí, en el Santuario. A pesar de que nos tengamos que separar, seguiremos siendo amigos, ¿no?
Al pasar el tiempo, me daría cuenta de que todas las decisiones que había tomado en ese momento de confusión para mi habían sido las correctas, pues en un futuro me permitirían a mi tener una familia, además de conocer y vivir el amor entre dos personas.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro