Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Sexo

El beso comenzó brusco e intenso, Chan intentó seguirle el ritmo a Jeongin, le costó al inicio, pero lo consiguió. Jeongin dejaba que Chan metiera su lengua profundamente en su boca, que acariciara sus jóvenes piernas, en lo que él se movía sobre el miembro de Chan, empezando a sentir el bulto debajo de su trasero.

Chan no supo por cuánto se besaron, se separaban unos instantes para tomar aire y Jeongin volvía a atrapar sus labios, y así continuaban.

—Dios —expresó Chan cuando tomó los hombros de Jeongin y pudo separarse para tomar aire—. Eso estuvo...

—¿No te gustó? —preguntó Jeongin, haciendo un puchero sin darse cuenta.

—¿Qué? ¿Por qué preguntas eso? Por supuesto que me gustó, me encantó.

—¿Entonces por qué te separaste?

—Necesitaba aire, me estabas consumiendo por completo.

—Oh, perdón...

—Está bien, no te disculpes —murmuró.

Se quedaron en silencio, dejando que sus respiraciones volvieran a ser regulares.

—Bésame el cuello —pidió Jeongin.

—¿Ah? —fue lo que pudo soltar Chan.

—Bésame el cuello —repitió—. ¿No quieres hacerlo? Pensé que me habías traído para eso.

—Oh, en realidad...

No sabía cómo decírselo, así no era cómo había planeado que todo sucediera esa noche.

Se mantuvo en silencio, mientras Jeongin esperaba una respuesta.

—Creo que mejor me retiro —anunció Jeongin con la intención de bajarse de las piernas de Chan, al no recibir una respuesta se sintió desilusionado, como un ridículo necesitado.

Sin embargo, Chan se lo impidió, le impidió irse, agarrando sus piernas con fuerza.

—Sí quiero hacerlo —dijo Chan con firmeza—. No te vayas, por favor. Sí quiero hacerlo contigo.

—Entonces bésame y no te detengas.

Y Chan le hizo caso, lo atrajo desde la nuca y lo besó con locura. Sus lenguas conectándose, sus salivas mezclándose, causando que un candente beso se formase.

—¿En dónde está tu habitación? Llévame ahí —ordenó Jeongin sobre los labios de Chan, dándole una mordida al labio inferior al final.

Y Chan obedeció. Chan sólo obedeció a Jeongin en todo lo que él pedía.

Lo cargó hasta su dormitorio y lo acostó en su amplia cama, situándose sobre él y continuar con el beso.

—Dios, quítate la camisa —dijo Jeongin, tratando de sacarle la camisa a Chan.

Entonces se la quitó, ambos lo hicieron, se desvistieron como dos animales desesperados en celo.

Jeongin acariciaba el abdomen marcado de Chan con sus manos.

—¿Te gusta?

Jeongin asintió, dejando un beso húmedo en su pecho.

—Me gusta mucho —dijo viéndolo a los ojos.

Se observaron en silencio y con el deseo no sólo creciendo en sus pechos, también en sus penes.

Chan bajó su cabeza hacia el cuello de Jeongin, refugiándose ahí y dejando múltiples besos húmedos y mordidas que hacían a Jeongin jadear de placer.

Jeongin deslizó su mano por el pecho de Chan hasta llegar al pene de Chan y agarrarlo, empezó a masturbarlo y Chan tuvo que callar bajos gemidos en el cuello de Jeongin.

Chan mordió el lóbulo de la oreja de Jeongin e introdujo su lengua, haciendo que Jeongin cerrara brevemente sus ojos y soltara suspiros.

—Oh Dios... Ya no aguanto —dijo Jeongin—. Ya métela.

—Espera un momento, déjame prepararte.

—¿No tienes lubricante?

—Sí tengo, pero igual quiero prepararte bien —dijo Chan—. Quiero meter mi lengua en tu agujero —susurró con voz ronca en el oído de Jeongin, estremeciendo su cuerpo por completo.

Chan fue bajando hacia el falo de Jeongin, mientras dejaba un camino de besos húmedos en el cuerpo de Jeongin y él lo miraba ansioso, muy ansioso por sentir su cuerpo unido con el de Chan.

Besó la punta y luego separó las piernas de Jeongin, tanteando un instante con su dedo la apretada entrada, después agachó su cabeza y empezó a chupar a su alrededor, provocando que Jeongin se moviera sobre las sábanas.

Profanó el ano de Jeongin con la punta de su lengua por varios instantes y a su total antojo, hasta que Jeongin lo agarró fuertemente de sus negros cabellos y lo apartó.

—Quiero chupártela —murmuró Jeongin muy agitado.

—¿Entonces...? —dijo incompleto, observando los ojos de Jeongin y tratando de comunicarse a través de ellos.

Y lo consiguieron, no hizo falta decir más palabras, lo entendieron con tan sólo miradas.

Cambiaron lugares, Chan acostado y Jeongin sobre él. Mientras Jeongin chupaba con vehemencia la polla de Chan, él se encargaba de invadir el ano de Jeongin.

Y por varios segundos sólo se escuchaban los gemidos de Jeongin ahogados en la polla de Chan, el sonido que hacían sus lenguas a chupar al otro.

—Demonios —susurraba Chan de placer.

—Ya no aguanto más... Siento que me correré pronto, métela ya —dijo Jeongin.

Chan lo entendió, se levantó y acomodó el cuerpo de Jeongin debajo del suyo. Se estiró para sacar del primer cajón de su velador la caja de condones y el frasco de lubricante.

Abrió con cuidado la fundita de uno de los condones y del mismo modo lo sacó, colocándolo en su falo. Tomó el frasco de lubricante y esparció un poco sobre su pene y otro poco lo ocupó para cubrir sus dedos, los cuales los metió en la entrada de Jeongin e hizo algunos movimientos para ir preparándola. Sacó sus dedos cuando consideró que ya estaba lista y también cuando Jeongin se lo ordenó.

Tomó su pene con una de sus manos y con la otra le abrió más las piernas a Jeongin, fue metiendo el glande de su pene con lentitud, causando que el rostro de Jeongin se desformara debido al placer que sentía.

—Carajo —gruñó Chan cuando su polla entró por completo—. Me aprietas tan bien, me encantas.

—Ya puedes moverte —avisó Jeongin, jadeando y empezando a menear sus caderas.

Chan comenzó con embestidas lentas, pero certeras, que hacían a Jeongin gemir constantemente y que rasgara su espalda. Luego aceleró el ritmo, penetraba brusca y profundamente a Jeongin.

Hasta que Jeongin giró sus cuerpos, quedando él sobre Chan y empezando con movimientos en círculos, lentos y torturantes movimientos en círculos, mientras chupaba la piel del cuello de Chan, dejando marcas difíciles de quitar por unos días.

Chan enterraba sus cortas uñas en los muslos de Jeongin, mientras gruñía con su ceño fruncido debido al placer.

Entonces Jeongin empezó a saltar, saliendo alto y entrando profundo, muy, muy profundo, logrando que el glande de Chan tocara su próstata y que eso causara que, de sus labios, saliera un gemido mucho más alto y placentero para los oídos de Chan.

Chan agarró con una de sus manos el pene de Jeongin y empezó a masturbarlo, mientras succionaba uno de los pezones del rubio.

—Dios, ah... Ah —soltaba Jeongin, delirando en el placer—. Siento... siento que...

Chan lo besó con salvajismo, mordiéndole los labios y sintiendo un poco de sangre salir de ellos, pero continuando con el candente beso.

Unos cuantos saltos más fueron suficientes para hacer a Chan eyacular dentro del preservativo. Sin embargo, Chan no dejó de masturbar a Jeongin, buscando que él también consiguiera llegar al orgasmo.

Y tan sólo unos segundos más bastaron para que Jeongin dejara soltar tiras calientes de sus fluidos en la mano de Chan.

Jeongin cayó sobre el pecho de Chan, totalmente agotado, jadeando y con sus piernas temblando.

Chan empezó a dejar caricias con unas de sus manos en la espalda llena de sudor de Jeongin, mientras que con su mano libre lo hacía en los rubios cabellos de Jeongin.

Aquellas sutiles caricias causaron que poco a poco Jeongin se durmiera. Cuando el rubio quedó dormido, y la tranquilidad que le transmitía el cuerpo de Jeongin hizo que Chan perdiera la consciencia y cayera rendido en el sueño.

Unas horas más tardes, Jeongin abría sus ojos lentamente, hizo una mueca a sentir algo invadiendo su ano y entonces se alarmó, observando todo a su alrededor y encontrándose el cuerpo dormido de Chan debajo de él.

Y también el pene de Chan metido en su ano.

—Dios, ¿nos dormimos así? ¿En qué momento? —susurró, pensando fuera de su cabeza.

Sintió el cuerpo debajo de él moverse, sacándole un bajo gemido y luego sus ojos se cruzaron con los ojos recién despiertos de Chan.

—Hola —saludó Jeongin con timidez.

—Hola... ¿Dormiste bien? —preguntó Chan, posando su mano en el muslo de Jeongin.

—Sí, sólo que...

Jeongin movió sus caderas, dándole a saber a Chan el problema.

—Oh vaya, me dormí y me olvidé de eso, lo siento, yo de...

—Está bien, ambos nos dormimos —tranquilizó Jeongin, bajándose del cuerpo Chan y liberando su pene, y posteriormente acostándose a lado de Chan.

El pelinegro se quitó el preservativo, lo amarró y lo dejó a un lado del velador para después tirarlo en el cesto de basura.

Se giró hacia Jeongin, quien con cero rastros de timidez enredó sus piernas con las suyas. Chan posó su mano en el glúteo de Jeongin, acariciándolo.

—Lo de ayer... —empezó a decir Chan, siendo interrumpido por Jeongin.

—Por lo general, cuando es una noche de sexo no suelo quedarme a dormir, pero supongo que he estado en abstinencia varios meses que me canso rápido y tú me dejaste muy agotado.

Chan mostró una fugaz sonrisa, pensativo.

—¿Puedo confesarte algo? Pero promete no enfadarte —dijo y Jeongin frunció su ceño.

—Okey...

Chan se tomó unos segundos para pensar bien en sus palabras.

—En realidad, yo ya te conocía —dijo y Jeongin mantuvo su ceño fruncido, pero no preguntó nada—. Como te había mencionado antes, conocí a Félix cuando Hyunjin lo llevaba a nuestras salidas y él siempre te mencionaba que yo empecé a sentir curiosidad. Él nos mostró una foto tuya y no sé si es posible quedar flechazo por ver sólo una foto, pero eso sentí cuando te vi en esa fotografía, me flechaste —sin evitarlo sonrió—. Hyunjin volvió a organizar estas fiestas y le insistí a Félix en que te trajera, aunque él me dijo que eso sería imposible, ya que no salías a fiestas porque estabas ocupado con la tesis de tu carrera, pero que igual haría el intento. Y cuando te vi bailar en la pista me emocioné tanto, aunque oprimí esa emoción dentro de mí. Se suponía que Félix nos presentaría, sin embargo, a él se le olvidó cuando fue a ver a Hyunjin y yo no quería perder esa oportunidad para hablarte.

—Entonces... ¿Te me acercaste porque ya te gustaba?

—Sí, básicamente, sí —contestó Chan—. El plan original era invitarte a tomar una copa de vino y a cenar en mi casa, incluso tenía la mesa lista, pero no esperé que te me lanzaras a besarme y todo lo demás...

—Perdón por eso —murmuró con sus mejillas rojas—. No pude controlarme y bueno...

—No pidas perdón, me encantas, fuiste toda fiera.

—Dios, calla, calla...

Ambos rieron suavemente por unos cortos segundos, hasta que algo pasó por la cabeza de Chan.

—Jeongin —lo llamó y el rubio le prestó atención—, sé que este no es el mejor momento ni la mejor escena para pedirte esto, pero... ¿Te gustaría salir conmigo? En diferentes citas hasta que consiga que me aceptes y... tener un relación amorosa y responsable... Bueno, claro que si quieres y...

Jeongin soltó una baja carcajada que descolocó al pelinegro.

—Dios, ¿después de todo lo que hicimos te pones tímido?

—No pude evitarlo, tú me pones así y luego me das confianza, es un desequilibrio total —murmuró Chan.

Jeongin trató de ocultar una sonrisita.

—Acepto, sólo después de sustentar mi tesis y graduarme, luego de eso podremos salir todo lo que quieras.

—¿De verdad?

—Sí, sólo me quedan dos semanas, así que la espera no será mucha —contó—. Anoche salí porque no tuve otra opción. Si no salía, Félix le diría a mi papá que usé su auto sin su permiso y se lo rayé cuando estaba en su viaje en New York, mi papá me mataría si se entera, por eso prefiero que piense que fue él quien lo rayó y no yo.

—Dios, qué tremendo eres —soltó Chan con una risa y luego besando sus labios.

—Dijiste que habías preparado una cena, ¿cierto? —preguntó al separarse unos cortos centímetros de sus labios. Chan asintió—. ¿Qué tal si en vez de cena romántica hacemos un desayuno romántico?

—Me fascina esa idea —dijo con una sonrisa, dejando ver sus hoyuelos y Jeongin sonrió, volviendo a besarlo.

Y así estaban ambos, enredados entre las blancas sábanas después de una noche de alcohol, sudor y sexo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro