Extra 2
Después de aquella noche en la que fueron rodeados de alcohol, sudor y sexo, pasaron tres años, en el cual sucedieron una variedad de cosas.
Jeongin sustentó su tesis con éxito logrando graduarse de una vez por todas de la universidad, no vio a Chan durante las dos primeras semanas, pero el pelinegro estuvo mensajeándole a cada instante, para desearle buena suerte cada nuevo día o sólo para saber si ya había comido y se encontraba bien. Aquella manera tan atenta de Chan empezaba a llenar de calidez al corazón de Jeongin.
Cuando fue el día de la graduación de Jeongin, Chan lo fue a ver con un enorme ramo de flores y lo llevó a comer a un bonito restaurante, luego ambos terminaron envueltos entre las sábanas.
Para los siguientes días continuaron yendo a más citas, conociéndose y disfrutando de la compañía del otro hasta que Jeongin le propuso a Chan formalizar la relación, Chan aceptó sin dudar, aunque debía confesar que quería ser él quien se lo pidiera y así prepararle una sorpresa, pero le gustaba más que Jeongin tomara la iniciativa.
Aunque la verdad Jeongin era quien más dominaba en esa relación.
Al paso de tres meses Jeongin empezó a trabajar en un parque marino. Jeongin estudió biología marina y gracias a los conocidos de su padre –quien también es biólogo marino–, fue metiendo carpeta en distintos lugares para trabajar, hasta que por fin le ofrecieron empleo. Era cansando, pero Jeongin disfrutaba mucho de su trabajo.
Luego de que empezara a trabajar sus horas para ver a Chan disminuyeron, pues ya se encontraba más ocupado que antes. Además, Chan también lo estaba, pues dirigía la inmobiliaria de su familia y algunos otros negocios, así que su vida laboral era pesada, aunque siempre que Jeongin lo llamaba para verse, él corría de inmediato a verlo.
Tuvieron que adaptarse a los nuevos horarios de ambos para continuar viéndose y seguir con esa relación que ninguno de los dos quería terminar. Al llegar a los diez meses de relación ambos decidieron presentarse ante los padres de cada uno. Ambos lo habían hablado y tenían en claro que su relación no era pasajera.
Primero conocieron al padre de Jeongin, quien se mostró serio y distante con Chan, pero después de analizarlo se dio cuenta de que era un buen hombre para su hijo y al final terminó aceptando a Chan como su yerno.
No conocieron a la madre de Jeongin, al menos no de la manera que les hubiese gustado. Conocieron a la señora Yang en el cementerio de la ciudad, ya que ella había fallecido hace unos años atrás cuando Jeongin era adolescente. La señora Yang estaba muy enferma y no pudo salvarse porque el cáncer de mama estaba muy avanzado, ya entrando a su fase final. Fue un momento doloroso para Jeongin y su padre, pero lo superaron juntos. El día que Jeongin se lo contó a Chan intentó no llorar ni mostrarse débil, pero no funcionó, porque a pesar de la rudeza que podría mostrar a veces, le afectaba que su madre ya no estuviera con él. Ese día Chan lo envolvió en sus brazos, transmitiéndole la seguridad y amor que necesitaba Jeongin.
Cuando conocieron a los padres de Chan fue algo distinto. Jeongin temía ser rechazo por la familia Bang, ya que él era de una clase algo alta, su padre era muy reconocido en el país y también internacional, debido a que trabajaba en varios proyectos extranjeros, pero los Bang pertenecían a una clase social aún más alta.
No obstante, no esperó ser bien recibido por la mamá de Chan, aquella mujer fue muy dulce con él. El señor Bang y los hermanos de Chan también lo fueron. Al parecer estaban muy felices de que su hijo al fin estuviera en una relación, después de estar demasiado tiempo solo.
Cuando cumplieron un año de noviazgo, ambos fueron a cenar para celebrarlo. Esa noche Chan le propuso a Jeongin que vivieran juntos, pues verse se hacía cada vez más difícil. Jeongin aceptó y, en unos meses, ambos compraron una casa juntos y se mudaron.
La convivencia fue difícil al inicio como en cada relación, pero ambos dieron todo de sí para hacer la convivencia más cómoda y armónica. Al llevar dos años juntos decidieron adoptar una cachorrita, la cual llamaron Berry. Era una preciosura que ambos amaban, Berry era su primera hija.
Ahora en su aniversario número tres ambos decidieron ir a bailar a una fiesta, como la primera vez que se conocieron en la fiesta de Hyunjin. Esa noche bailaron y bebieron hasta que sus pies le dolieron.
Luego se regresaron a su hogar para agotar sus últimas energías haciendo el amor en su habitación.
Chan se encontraba de pie, sujetando las manos de Jeongin contra la pared, mientras Jeongin se situaba arrodillado chupando el falo de Chan.
Jeongin se encargó de llenar de saliva el pene de su novio, de meterlo profundo que lograra tocar su garganta. Lo estuvo haciendo hasta que Chan lo liberó cuando sintió que se correría pronto, y él quería correrse dentro de su novio.
Tomó el cuerpo de Jeongin y lo colocó contra la pared, introdujo su pene en el ya estimulado ano y pensaba comenzar a moverse, sin embargo, Jeongin se le adelantó, moviendo su trasero en círculos.
—Chan, mmgh...
Ahí estaban, Jeongin con sus manos pegadas a la pared, moviendo su trasero y Chan detrás suyo penetrándolo hasta lo más profundo.
El sonido de una fuerte abofeteada se escuchó en el silencio de la habitación, Jeongin pedía a gritos que Chan continuara abofeteando sus nalgas. Y Chan obedecía a todo lo que le pidiera Jeongin.
—¡Más! —soltó Jeongin, perdido entre el placer que le causaba las embestidas de Chan—. Dale más rápido, no seas tan blando...
Chan obedeció, tomando los cabellos rubios de Jeongin con fuerza, para atraerlo hacia él y besarlo con fiereza.
Mordió con sutileza el hombro de Jeongin para luego voltearlo, tomando sus muslos para elevarlo. Jeongin rodeó la cintura de Chan con sus piernas y así Chan lo llevó en sus brazos a la cama, en donde lo acostó y se posesionó sobre él. Chan volvió a besarlo con intensidad, tomó las piernas de Jeongin y las puso sobre sus hombros. Y agarrando esa pequeña cintura lo penetró hondo por varios minutos hasta conseguir tocar la próstata de Jeongin y darle el placer multiplicado por mil.
—Mmgh... Me ven-go... ¡Chan!
Y ese grito de placer fue la llegada a su clímax, Jeongin se corrió sobre las sábanas cuando sintió cómo detrás suyo Chan lo llenaba de su esperma.
Jeongin cayó rendido sobre la cama con Chan acostado a lado suyo, respirando anhelosamente en su oído.
—Estoy agotado —musitó el menor.
Chan soltó una suave risa en lo que acomodaba los cabellos sudados en la frente de Jeongin.
—Te amo, Chan —susurró Jeongin, causando que Chan detuviera sus movimientos para enfocar su atención en él.
Era la primera vez que escuchaba a Jeongin decirle aquellas palabras. Ellos solo se decían «te quiero», fue hacía sólo un año atrás que Chan soltó esas palabras sin poder evitarlo, sin embargo, Jeongin aún no se las decía y Chan jamás lo presionó. Chan jamás presionó a Jeongin con que lo amara, él aceptaba el amor que Jeongin podía ofrecerle.
Sus ojos brillantes y una sonrisa adornada con sus hoyuelos fue la respuesta de Chan.
—¿De verdad?
—Sí, Channie, te amo mucho. No te lo decía porque quería sentirme seguro antes de decírtelo y ahora lo estoy. Te amo hasta el infinito.
—Y yo ti, mi amor, te amo tanto.
Chan acunó las mejillas de Jeongin y lo besó con cariño, ambos moviendo sus labios lento y placentero.
No todas las relaciones empezaban de una manera romántica ni muy de películas. A veces se trataba de cada entorno o cultura, algunas preferían conocer su química sexual antes de relacionarse románticamente con alguien, otros elegían enamorarse y ver su conexión sin tener que relacionarse sexualmente. Sí, cada relación empieza diferente, porque todas las personas somos distintas y llevamos nuestro propio ritmo.
En el caso de Jeongin y Chan, ambos empezaron su relación escapando de una fiesta rodeados del olor a alcohol, sudor y sexo. No era de la forma más "hermosa" para conocer a alguien para una relación amorosa, pero funcionó para ellos y eran felices, eso era todo lo que importaban. Agradecían inmensamente haberse conocido esa noche en aquella fiesta, de haber bebido alcohol, de sudar debido al baile y haber tenido sexo desenfrenado.
Es una wea más, pero ojalá hayan disfrutado la lectura y muchas gracias por leer. Besitos voladores, tkm.
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