Extra 1
Este extra es Hyunlix (es el primer fragmento de ese ship que escribí). Si no te gusta, puedes leer hasta el párrafo 5, luego saltarte a los últimos 4 párrafos y seguir con el otro extra que es ChanIn. O también puedes leer como quieras, akjaksjakjskajsa.
Cuando Félix conoció a Hyunjin el día de su cita jamás imaginó que se terminaría enamorando de él. Aún recordaba la timidez repentina que sintió cuando vio a Hyunjin entrando a la cafetería, tan elegante y transmitiendo esa aura de confianza. Cuando empezaron a hablar fue tan mágico, tenían tantas cosas en común y a la vez eran tan diferentes que sentían interés por el otro, además de que podían hablar sin miedo. Luego continuaron yendo a más citas hasta que finalmente decidieron formalizar su relación.
Félix le comentó a Jeongin sobre su relación, sin embargo, no pudo presentárselo porque su amigo se encontraba muy ocupado y estresado con la tesis. Ver a su amigo tan estresado -así como él lo estuvo tiempo atrás- con su tesis le hacía sentir mal.
Jeongin estaba muy frustrado y había dejado de salir a fiestas como antes solían hacerlo. Además, llevaba tiempo sin intentar algo con alguien, ojalá las cosas con Chan funcionaran.
Félix también recordaba cuando conoció a los amigos de Hyunjin, entre ellos Chan. Félix siempre mencionaba a Jeongin en sus conversaciones, tanto que los amigos de su novio tomaron interés, principalmente Chan, quien quedó flechado una vez vio al rubio en una foto. Chan estuvo insistiéndole con que le presentara a Jeongin, pero Félix siempre le decía que estaba ocupado.
Fue por eso que Hyunjin planificó esa fiesta, para que Félix llevara a Jeongin y así conociera a Chan. No obstante, sabían que sería difícil que Jeongin aceptara, así que Hyunjin le prometió a su novio que le dejaría que tuvieran el mando en el sexo por toda una noche si llevaba a Jeongin a la fiesta. Por supuesto que Félix no iba a dejar pasar esa oportunidad, por eso sacó su arma secreta para convencer a Jeongin.
Todo sea por tener el mando por una noche.
Una de las tantas cosas que unían a Hyunjin y Félix era aquella química al momento de tener sexo. Y es que ellos se complementaban a la perfección.
—¿Estás listo? —preguntó Félix desde el interior del baño.
—Sí, te estoy esperando...
—Bien, voy a salir.
Entonces Félix salió del baño a pasos lentos, cada paso que daba dejaba anonadado a Hyunjin. Félix llevaba un traje erótico de color negro que hacía destacar el magnífico cuerpo que poseía.
—Félix...
—¿Te gusta? —dijo dándose una vuelta para que Hyunjin pudiera visualizarlo mejor.
—Me fascina...
Hyunjin se encontraba acostado en la cama, solamente con su ropa interior y con sus manos atadas a los pilares de la cama.
—Qué bueno —musitó Félix con una sonrisa—. Ahora sólo observa.
Félix dio unos cuantos pasos hacia su celular a lado del parlante, para darle play a la música.
Una suave y adictiva melodía se escuchó en silencio de la habitación, Félix comenzó a mover su cuerpo, primero su cintura de un lado a otro, bajando y subiendo suavemente, tocándose en el proceso. Se dio la vuelta y empezó a bajar con movimientos sensuales, sus manos las movía conforme movía su cintura. Después se inclinó y así le dejó a su novio la vista de su trasero, cuyo comenzó a mover en círculos, en lentos círculos, fue bajando todo el cuerpo mientras continuaba con aquellos movimientos de trasero. Al tocar el suelo se giró, quedando boca arriba, arqueó la espalda mientras movía su cintura contra el suelo, como restregándose, luego volvió a acostar su espalda en suelo, hizo eso unas cuentas veces en lo que miraba con lujuria a su novio, el cual se encontraba recostado en la cama y con una notable erección dentro de su ropa interior.
—Félix, basta, me estás torturando —murmuró Hyunjin con una notable expresión de dolor, debido a su erección ajustada dentro de su bóxer.
No obstante, Félix no le hizo caso a sus peticiones, continuó con su baile por otros largos minutos. Hasta que se fue acercando a pasos lentos y sensuales a la cama, se subió y gateó hasta sentarse sobre Hyunjin.
—Lix, por favor, no aguanto más...
—No, te quedarás así un rato más.
—Pero, Félix...
—Shh —colocó uno de sus dedos en los labios del castaño, para que guardara silencio—. Guarda silencio y quédate quieto, esta noche yo me encargaré de todo.
Félix se deslizó por el cuerpo del castaño hasta llegar a su parte íntima, con habilidad le quitó el bóxer, dejándolo completamente desnudo y a su disposición. Tomó la voluminosa polla entre sus pequeñas manos y lo metió en su boca, empezando a lamer mientras mantenía su mirada fija en su novio, una mirada lujuriosa que sólo excitaba más y más a Hyunjin. Félix continuó masturbando a su novio con su boca por varios segundos, mientras metía dos de sus dedos en su entrada, callando gemidos contra el pene de su novio.
Estuvo haciendo eso hasta que decidió que lo necesitaba ya dentro suyo.
—Lix... —murmuró Hyunjin con su voz agitada—. Por favor, no aguanto...
Hyunjin deseaba tanto posar sus manos sobre el hermoso y perfecto cuerpo de Félix, quería acariciarlo como sólo él sabía hacerlo. No obstante, Félix no se lo permitía y aquello era una tortura.
Félix se aproximó hacia el cuello de Hyunjin para besarlo, morderlo, chuparlo y dejarle un sinfín de marcas. Luego besó sus labios de una manera tan sucia que erizaba hasta el pelo más diminuto de sus cuerpos.
Entonces Félix se bajó de la cama y empezó a desvestirse lentamente, aprovechando que aún no había detenido la lista de canciones y sonaba otra de esas melodías tan sensuales que solía utilizar en las madrugadas, cuando practicaba sus bailes. Hyunjin observaba con deseo y desesperación cada movimiento de su novio.
Finalmente, Félix se quitó todo, exceptuando las medias que le llegaban hasta las rodillas. Volvió a subir sobre su novio, pero esta vez de espaldas.
Y sin importarle si no estaba del todo estimulado y sin un preservativo de por medio, Félix metió el pene de Hyunjin dentro suyo de una sola. Gimió fuerte, incluso Hyunjin sólo un gemido ronco.
—¡Ah!
—Lix... Debiste ser más cuidadoso, eso podría lastimarte —murmuró Hyunjin, queriendo colocar sus manos en la cintura de Félix y llenarlo de besos.
—Estoy... Estoy bien...
Y para demostrarlo Félix empezó a restregarse, moviendo su cadera hacia adelante y hacia atrás, sacándole bajos gruñidos a Hyunjin. Luego, cuando se sintió mucho mejor, no aguantó más y comenzó a saltar desesperado. Tuvo que colocarse de cuclillas para penetrarse mejor.
—Lix, mmgh... Déjame tocarte...
—No.
—Te haré sentir mejor, Lix, por favor...
Hyunjin seguía pidiendo entre roncos gemidos, sin embargo, Félix continuaba sin acatar sus peticiones.
—Al menos déjame verte, quiero ver tu cara, Lix...
Debido a lo cansada que puede llegar a ser esa posición, Félix se volteó, quedando frente a su novio. No esperó más tiempo, volvió a saltar sobre el pene de Hyunjin con su cara retorcida de placer.
—Se... se siente... ¡Dios!
—Lix...
Hyunjin continuaba pidiendo y Félix seguía penetrándose, cada vez más acelerado y desesperado. Félix no quería ceder a las súplicas de Hyunjin, sabía que ya se hubiese corrido si Hyunjin lo tocaba, el tacto de su novio siempre le causaba un sinfín de sensaciones explosivas por todo el cuerpo, pero esa noche haría que Hyunjin eyaculara primero.
Y lo consiguió, pues el castaño no fue capaz de aguantar por más tiempo, llegó al orgasmo en el momento en que sintió la punta de su pene golpear con fuerza la próstata de Félix, causando que el semen del menor saliera disparado a su abdomen.
Cuando la ola del orgasmo los rodeó, Félix clavó sus uñas en las pectorales de Hyunjin, intentando comprimir todo el placer que sentía. Luego dejó caer su cuerpo en el pecho del castaño.
—Lix, no te vayas a dormir... me duelen las manos...
Algo dentro de la cabeza de Félix hizo clic, acordándose de desatar a su novio. Rápidamente se arrodilló en la cama para empezar a liberar las manos de Hyunjin, la cuales tenían marcas rojas debido a la soga.
—Lo siento, debí hacerte caso y desatarte —murmuró con una expresión triste y culpable.
—No te preocupes, cariño. Disfruté mucho esta noche —dijo con una sonrisa, besando fugazmente los labios de su novio—. Te amo.
—Y yo a ti.
Volvieron a unir sus labios en un beso cargado de cariño, de ese cariño que sentían mutuamente. Después se levantaron para darse un baño y arreglar la habitación, y así volver a la planta baja en donde la fiesta aún se encontraba. Se habían escapado de la fiesta, porque Hyunjin le susurró que tenía una sorpresa para él en su habitación, era ese traje erótico que Félix quería desde hace meses, pero no pudo comprarlo, ya que se habían agotado. Y aprovechando el momento decidió cobrarle a su novio lo que le había prometido.
Cuando regresaron a la fiesta, Félix buscó a Jeongin por todos lados, pero no lo encontró. Iba a comenzar a desesperarse de no ser porque Hyunjin le dijo que se había ido Chan, ya que Hyunjin tenía el celular de Félix consigo y había visto el mensaje. Félix se lo había dado porque él solía dejarlo en cualquier lado y ya luego ni se acordaba.
Félix sonrió, Jeongin merecía una buena persona en su vida y Chan era el indicado. Conocía a Chan, exceptuando lo trabajador, responsable y adinerado que era, Chan también solía ser un hombre paciente, sensato y maduro. Chan era perfecto para Jeongin, aunque si las cosas entre ellos dos funcionaban y la relación se daba, Chan la tendría difícil, ya que Jeongin tenía un carácter algo incontrolable. A Jeongin siempre le ha gustado mandar y no estaba seguro si Chan se dejaría gobernar por el rubio.
Visualizó a su novio platicando con su grupo de amigos en la sala. Hyunjin cargaba una camisa que dejaba expuesto las marcas de su cuello, marcas hechas por él, algo que Félix amaba era que Hyunjin siempre hablaba de él y le daba su lugar como pareja. Se acercó a ellos, sentándose en las piernas de Hyunjin y siendo rápidamente abrazado por la cintura.
Y así pasaron el resto de lo que duró la fiesta. Abrazados, conversando y disfrutando otro de sus momentos mágicos, porque puede que no estuvieran haciendo nada extravagante o especial, podían estar acostados en la cama sin hacer nada y continuaría siendo un momento mágico para ellos dos. Era mágico porque estaban en compañía del otro y no necesitaban hacer algo en específico para que se sintieran felices.
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