ENEMIGAS
Acostumbrada a madrugar, Yolanda no tuvo dificultades para, con la exactitud de un reloj, despertar quince minutos antes de que la profesora Carmina irrumpiera en el albergue y en muy malos modos diera la orden de levantarse a todas las estudiantes. Se notaba que aún estaba mosqueada por la discusión de la noche pasada, y se evidenció cuando cruzó junto a la cama de Betsy y le dirigió una mirada de desprecio que, sin ningún temor, la jovencita le devolvió de igual o peor forma. Yolanda se incorporó y bostezó. El único inconveniente consistía en que había logrado dormirse muy tarde, y los ojos le escocían y pesaban a causa del sueño. Nada que una ducha helada no fuera a resolver:
_ ¿Qué tal tu primera noche?_ preguntó Grettel estirándose sobre la cama como una gatita.
_ Estuvo bien._ mintió Yolanda con un remedo de sonrisa.
_ Vamos a tener que ir al comedor a desayunar.
_ ¿Por qué?_ preguntó Nora incorporándose con rapidez sobre la cama._ Tenemos galletas, panqué, mantecaditos...
_ Si, pero si continúas comiendo tan descontroladamente nos quedaremos sin nada... ¿Cuándo vas a ponerte a dieta?
Por respuesta, Nora solo le mostró la lengua. Yolanda se duchó y vistió unos jeans gastados, una blusa sin mangas y una camisa de trabajo de tela gruesa que le prestó Grettel. Se calzó en los pies unas viejas zapatillas deportivas. La sola idea de tener que trabajar en el campo la deprimía. Cada una con su vaso propio se dirigieron al comedor a recibir el desayuno, junto a otros cientos de estudiantes. En la marcha se les sumaron Víctor, Renzo y Erik, quien trató de fraternizar con Yolanda sin éxito alguno. El desayuno consistía en un minúsculo trozo de pan de mala calidad y un cucharón de leche aguada y ahumada:
_ ¿Demasiado malo el desayuno, bailarinita?
El día comenzaba fatal. Allí estaban Lilí, Gina, Yomira y otra muchacha que Yolanda no conocía. La joven desconocida le dirigió una altiva mirada y con una sonrisa sardónica, preguntó a una sus acompañantes:
_ ¿Esta es la chiquita de la que me hablaste, Lilí?
La aludida se cruzó de brazos, con la barbilla alzada en gesto desafiante:
_ Si, es esta.
_ Oye, _ saltó Nora._ esta nada, que ella tiene su nombre.
_ ¿Y tú eres su abogada defensora?_ preguntó la muchacha con una risita provocativa.
_ No, pero soy su amiga._ respondió Nora de forma tajante.
_ Muy lindo._ manifestó la otra y mirando a Yolanda, se despidió diciendo._ Adiós, bailarinita. Nos veremos muy pronto.
_ ¡Genial!_ protestó Yolanda una vez que las insoportables chicas se marcharon. _ ¿Qué tienen esas en contra tuya?_ quiso saber Renzo, incómodo por la intensa mirada que Lilí le envió.
_ Envidia. Simplemente que son unas envidiosas._ gruñó Grettel y explicó a Nora._ Esa que venía con Lilí y las otras dos verracas, es Rosemary, la prima que te dijimos está en doce grado. Parece que le hablaron de ti.
_ Lo que me faltaba, como si no fuera suficiente con aguantar a Lilí, ahora también tengo que sufrir las provocaciones de su prima.
_ ¿Vas a comerte tu desayuno?_ le preguntó Erik inocentemente.
_ No, aquí tienes._ y Yolanda le entregó el pedacito de pan y pasó la leche humeante de su vaso al de él._ Me voy para el albergue._ anunció a sus amigas y se dispuso a salir del comedor, pero en cuanto quiso traspasar el umbral de la puerta de salida, se estampó contra alguien que se disponía a entrar.
_ Perdón..._ se disculpó y entonces lo vio._ ¿Tú...?
Joel se echó a reír divertido:
_ Vaya, vamos a tener que buscar otra forma para encontrarnos ¿No crees?
_ Supongo.
_ Y... ¿No te dolió más la cabeza después del pelotazo de ayer?
_ Para nada. Dormí maravillosamente bien y ni de eso me acordaba._ contestó Yolanda sin ánimos de hablar con alguien, algo que él notó al instante.
_ ¿Qué te pasa?_ quiso saber.
_ Nada, estoy bien.
_ No me parece, pero si no quieres decirme, de acuerdo. Entiendo que no quieras compartir tus cosas con alguien que ni conoces. Discúlpame por preguntar.
_ Discúlpame tú a mí._ se apresuró en decir Yolanda, apenada por su actitud._ Es que hoy no me siento muy bien. Creo que es por la falta de sueño.
Joel le palmeó suavemente un hombro:
_ Sé como debes sentirte. No es fácil adaptarse a una beca como esta, pero tampoco es que sea imposible. Solo tienes que verle el lado bueno.
_ ¿Lado bueno? ¿A esto?_ preguntó Yolanda con una mueca mientras miraba en torno.
_ Sé que comparado con la E.V.A. esto es... bueno, no existe comparación.
Yolanda arrugó el entrecejo con sorpresa:
_ Espera... ¿Cómo sabes que estudié en la E.V.A?
Joel entornó la mirada y dibujó una sonrisa en sus labios:
_ Aquí en esta escuela casi todo se sabe, pero digamos que tus amigas me estuvieron hablando de ti.
Y señaló a Nora y a Grettel que fingieron no mirar en dirección a donde se encontraban ellos. Yolanda no pudo evitar reírse. Ya se encargaría luego de arreglar cuentas con aquel par de traidoras deslenguadas:
_ Entonces... ¿Eres bailarina?
_ Pude serlo._ respondió Yolanda tras dudarlo unos segundos, sintiendo un pequeño nudo en la garganta.
_ ¿Y qué te lo impidió?
_ Es una larga historia._ suspiró la chica intentando dar el tema por concluido. No le apetecía sacar el pasado a relucir._ Algún día quizás te lo cuente, pero créeme que no será hoy.
_ No insistiré._ sonrió Joel._ A propósito ¿Alguna vez nos presentaremos oficialmente? Es la tercera ocasión en que charlamos y solo conozco tu nombre de oídas.
_ Yolanda._ se presentó con una media sonrisa._ Me llamo Yolanda.
_ Mucho gusto Yolanda... Yo me llamo...
_ Joel, ya lo sé.
El joven hizo un gesto significativo con el rostro mientras se cruzaba de brazos: _ ¡Vaya! Veo que yo tenía razón.
_ ¿En qué?
_ Ayer te dije que no volverías a olvidar mi nombre, y acabo de comprobar que estaba en lo cierto.
Yolanda recordó las palabras exactas del muchacho la tarde anterior y se sintió incómoda ante él y su semblante de satisfacción. Alzó la cabeza en un torpe gesto de desafío y le dijo en tono brusco:
_ No te ilusiones por ello.
Luego se alejó rumbo al dormitorio, seguida de las presurosas Grettel y Nora.
Desde un ángulo de la plaza, Lilí y Rosemary habían observado toda la plática de la pareja, y lamentaban internamente no haber podido escuchar el tema de conversación. El rostro de Rosemary denotaba incomodidad, ira. Con ojos encendidos contempló como Yolanda se alejaba y en su corazón nació prontamente un desprecio absoluto por la chica.
******************
Los estudiantes aguardaban congregados en la plaza de formación, mientras los profesores, que apenas escasos minutos antes acababan de llegar en el ómnibus, salían del comedor tras disfrutar del frugal desayuno. Yolanda divisó a Joel charlando con un grupo de chicos y sonrió ante el guiño que él le dirigió desde donde estaba:
_ Por fin, _ dijo Nora cruzándose de brazos._ ¿Qué hay entre ese chiquito y tú?
_ Nada ¿Qué puede haber?
_ Fácil._ rió Grettel con entusiasmo._ Unos buenos besos con lengua y unos ardientes apretones detrás de los albergues o detrás de las aulas. Cualquier lugar da igual.
_ Eres una especialista ¿Cierto?_ chirrió Nora y se dirigió otra vez a Yolanda._ Él ya te echó el ojo, y está claro que a ti no te resulta para nada indiferente.
_ ¿Qué...? ¿Yo...?_ Yolanda no sabía que decir.
_ ¡Deja de hacerte la que no sabe nada!_ protestó Nora propinándole unos manotazos._ Si te gusta o no, solo díselo.
_ Nora... Llegué ayer a esta escuela ¿Cómo puede gustarme tan rápido ese niño?
_ A mí me gustó Víctor desde que lo vi en el parque el día que vinimos para acá._ anotó Grettel tranquilamente.
_ Tú eres un caso aparte y especial._ gruñó Nora.
Grettel fingió no escuchar el comentario de Nora y tirando de Yolanda la atrajo hacia sí, forzándola a mirar hacia donde se encontraba Joel charlando animadamente:
_ Solo míralo... Estoy segura que en la E.V.A. no había un monumento semejante. Mira nada más qué cara, qué cuerpo, qué pelo, qué ojos, qué boca, qué brazos, qué espalda, qué...
Alguien carraspeó junto a ellas y se voltearon al unísono. Los semblantes se ensombrecieron al instante:
_ ¿Ustedes otra vez? ¿Qué quieren ahora?_ masculló Nora.
Rosemary, escoltada por Lilí, Gina y Yomira, permanecía con su rostro iluminado por una burlona sonrisa, de pie, en poses que recordaba un grupo de modelos sin mucha gracia o talento. Rosemary sacudió con suavidad y altivez su larga melena rubia y dijo con frialdad, dirigiéndose a Yolanda:
_ Bailarinita, necesito que aclaremos una situación. Hace un rato, en el desayuno, te vi hablando con un muchacho, y ahora me acabo de fijar que no le quitas los ojos de encima.
_ Yo... no..._ quiso explicar Yolanda, pero Rosemary la hizo enmudecer con un gesto de sus delicadas manos de largas uñas, pintadas con esmalte de un color sangriento.
_ Joel es el muchacho más lindo de la escuela y es normal que las chiquitas se babeen por él, sobre todo las meloncitas de décimo grado como tú. Pero quiero aclararte, a ti y a quien sea, que Joel tiene novia._ y se señaló a sí misma. Yolanda tragó en seco, mientras advertía la maliciosa y triunfal sonrisa en los labios de Lilí. Rosemary continuó:
_ Bien, hecha ya la aclaración, no tenemos nada más de qué hablar. Adiosito. _ Odio a esas cuatro brujas._ masculló Grettel mientras las observaba marcharse y se quejó con voz lastimera._ Y yo que pensaba que Joel estaba libre y sin compromiso. Jamás imaginé que tuviera novia, y mucho menos que fuera esa arpía.
_ Pues a mí no me sorprende._ dijo Nora._ Alguien tan lindo como él por supuesto que no va a estar disponible, y ya lo ves, es un descarado. Tiene novia y está tirándole los perros a Yola.
_ ¡Ajá!_ saltó Grettel triunfal._ Entonces admites que Joel realmente es lindo. Lo sabía, gorda. A ti también te gusta. No lo niegues.
Nora entornó los ojos:
_ Que diga que es lindo, no significa necesariamente que me guste. No seas absurda. Con todo y lo lindo que es, yo se lo cedo a Yolanda.
Al escuchar su nombre, Yolanda reaccionó como si despertara de un sueño. El saber que Joel tenía novia la había dejado desconcertada, y el haberlo sabido por boca de Rosemary le provocó un repentino enojo. Se sintió burlada, utilizada por el muchacho. Nora tenía razón al decir que los hombres de aquella escuela nefasta solo asumían un propósito: aprovecharse de las mujeres. Pues bien, si de ella dependía, Joel no lograría materializar sus intensiones, al menos, no con ella. ******************
Su primera experiencia en el trabajo agrícola no fue para nada agradable. Bajo el intenso sol de la mañana tuvo que enfrentarse a un extenso surco de tierra reseca, y casi a gatas, limpiarlo de malas hierbas, soportando los constantes quejidos de Grettel y las protestas de Nora alegando molesta que aquello era explotación infantil. Para colmo, se ganó una nueva enemiga. Al ser la sobrina del jefe de actividades agrícolas, Betsy, la chica gótica de su aula, no trabajaba como los demás estudiantes. Su labor consistía en anotar el nombre de los alumnos y especificar a qué grupo pertenecían. La asistencia al trabajo en el campo era indispensable, obligatoria para todos los estudiantes. Aunque se tratase de un Einstein en el estudio, si no cumplía con las labores agrícolas, perdía el derecho a solicitar carreras universitarias, amén de que se le quitaba el derecho a disfrutar del pase corto los sábados. Yolanda quedó boquiabierta cuando lo supo ¿Cómo era posible? Aquello era una total y completa injusticia:
_ El curso pasado, _ narró Nora._ una muchachita en la secundaria que pedía pre, no pudo matricular porque ella padece no sé qué enfermedad y no puede realizar esfuerzos físicos ni recibir mucho sol. En resumen, la pobre tuvo que irse a estudiar a un politécnico y adiós a un buen futuro y una buena carrera. Una chiquita que académicamente es una estrella.
Yolanda encontró cierta semejanza entre la chica de la historia de Nora y ella. Ambas, víctimas de la incomprensión y la injusticia. Ambas, forzadas a renunciar a sus sueños. La vida en verdad podía ser cruel e infame. Fue durante la explicación que su amiga le estaba dando, que Betsy se aproximó a ellas, tomando notas en el papel sobre una tablilla de madera:
_ Nombre y grupo._ gruñó.
_ ¿A qué hora terminamos?_ preguntó Yolanda tras proporcionarle los datos requeridos.
Betsy terminó de anotar y la miró despectiva:
_ ¿Qué? ¿Estás apurada, bailarinita?
Yolanda no pudo entender porqué le hablaba de aquella forma. Tuvo la sensación de que tenía enfrente a Lilí, o a Rosemary, y no podía ser una buena señal:
_ ¿Por qué me hablas así?_ preguntó sin entender.
Betsy se cruzó de brazos:
_ ¿No te gustó? ¡Qué pena! Tendrás que echarle azúcar... Supéralo, bailarinita, ya no estás en la escuela de ballet. Aquí las cosas son muy distintas.
_ ¿Y a ti qué te pasa?_ saltó Nora en defensa._ ¿Por qué te metes con ella que no te ha hecho nada?
_ ¿De verdad quieren saberlo?_ se sonrió Betsy y escupió tajantemente._ Pues muy fácil: Tu amiguita la bailarina me cae mal de gratis, así de sencillo.
_ Pero si tú no me conoces..._ dijo Yolanda sin dar crédito a lo que había escuchado.
_ Ni quiero conocerte._ interrumpió Betsy con una sonrisa cruel._ Me caes mal, ya te lo dije. No soporto a las de tu clase que se creen la gran cosa. Y ya cállense y sigan trabajando.
En el mismo momento en que vio a Betsy alejándose hacia otras estudiantes para tomarles la asistencia, Yolanda asumió una firme decisión: Se iría esa misma tarde a su casa. Ya no soportaba más y no le importaba lo que dijeran Grettel y Nora. Empacaría todas sus pertenencias y se marcharía en la guagua de los profesores. Sabía perfectamente porqué Betsy no la toleraba. Ella, como tantas otras personas la veía como la típica bailarina presumida, ególatra y superficial. La juzgaba sin conocerla. La rechazaba por causas injustas, ya que ella no era como la imaginaban. Era cierto que la mayoría de los chicos y chicas que estudiaban en las instituciones de enseñanza artística se volvían un poco insoportables, autosuficientes, engreídos, con altos grados de superioridad. Pero ella siempre se había manifestado reacia a actuar como una estúpida e insufrible desagradable para con los demás. Prefería la modestia, la humildad y el aprecio de quienes la rodeaban, a presumir banalmente su talento y ganarse el rechazo de las personas. Lamentablemente algunos no lo comprendían y a causa del desconocimiento, la trataban como a la peor de los seres humanos, tal y como había hecho Betsy una hora atrás. Dejó a la zaga a Nora y a Grettel, sin que estas pudieran entender el porqué quería estar a solas. Entró en la escuela y al momento fue abordada por Joel, quien salió a su encuentro con una sonrisa radiante en el rostro:
_ ¿Cómo estás, bailarina?
Se detuvo sorprendido ante la sombría mirada que la chica le lanzó:
_ Mi nombre es Yolanda... ¡Yolanda!
_ Disculpa, no creí que fuera a molestarte.
_ Pues ya ves que sí, por tanto, no lo hagas... Ah, y es más, te agradecería que ya no me hablaras en lo absoluto, ni te me acerques. No quiero tener problemas con tu noviecita, y la verdad es que tampoco estoy interesada en un ménage a trois.
Dicho esto siguió su camino sin voltearse ni una vez, segura y altiva, mientras Joel se quedaba allí, solo y boquiabierto, sin comprender a qué se debía la actitud de la chica y las palabras que acababa de proferirle.
Yolanda estuvo largo rato bajo la ducha, dejándose abrazar por la frescura del agua. Esperaría a que Grettel y Nora se marcharan al aula para recoger sus pertenencias. Si lo hacía ante ellas, de seguro que se opondrían irremediablemente. Mejor hacerlo sola. Ya se enterarían al verla subir a la guagua. Salió del baño envuelta en la toalla, con los cabellos destilando y Grettel le salió al encuentro:
_ Hay algo que debo decirte._ dijo juntando las manos.
_ ¿Qué sucede?
Grettel se mordió una esquina del labio inferior:
_ Hay un muchacho que está interesado en ti.
_ Pues quienquiera que sea, dile que yo no tengo ningún interés.
_ Ni siquiera sabes quién es.
_ Pero lo imagino._ contestó Yolanda cepillándose la húmeda cabellera, segura de que se trataba de...
_ No es Joel, si es en él en quien estás pensando._ corrigió Grettel.
Yolanda se detuvo y la miró sin entender. Si no se trataba de Joel, entonces no tenía ni la menor idea de quién podía ser el presunto enamorado:
_ Es Erik. Está encantado contigo desde que te vio y me mandó que te dijera que está allá afuera, esperando para hablarte.
Lo que le faltaba. Yolanda soltó una risita sarcástica. Grettel se le aproximó ansiosa: _ ¿Qué le digo?
_ ¿Dices que está allá afuera?_ Grettel asintió._ Muy bien, entonces ve y dile, o mejor dicho, pregúntale qué le parece si él y yo hablamos dentro de diez millones de años.
_ ¿Eso quiere decir que no?_ preguntó Grettel con un hilillo de voz.
******************
Con un golpe seco Yolanda cerró el libro de Matemáticas y dejó el lápiz sobre las páginas del cuaderno abierto encima de la mesa. Se estiró sobre la silla y miró a través de la persiana la caída lenta de la noche. Suspiró al pensar que en el aquel momento podría estar en su casa, en compañía de sus padres y de su hermanito de nueve años. Pero allí estaba aún, sin saber exactamente porqué.
En la tarde, cuando Nora y Grettel se fueron al aula bostezando en compañía del resto de las alumnas del dormitorio, ella se retrasó e inició la recogida de sus pertenencias, sin embargo, no contó con que alguien también se había quedado en el dormitorio. Denise, la única hembra de los hermanos cuatrillizos de su aula, salió del baño con su moreno y precioso rostro húmedo y los ojos soñolientos. Al pasar junto a Yolanda, se detuvo para ver lo que hacía:
_ Pensé que era la única a la que se le había hecho tarde._ notó, acariciando su trenzada cabellera._ Tengo un sueño que no aguanto. Creo que me voy a pasar la tarde entera durmiendo en el aula y después copio las clases por mi hermano Dennis... Oye ¿Y tú qué haces?
Yolanda no respondió y continuó su faena. Era obvio lo que estaba haciendo. Denise se aproximó a la litera y se apoyó en ella:
_ ¿Planeas irte hoy?_ nuevamente no recibió respuesta verbal, pero sí un movimiento afirmativo de cabeza. Alzó sus bien arregladas cejas al decir._ ¡Oh! Pues sí, parece que estás decidida a marcharte. Por lo que veo no te adaptas a este lugar.
¡Humm! Era una buena observadora, pero con su parloteo la estaba distrayendo de su labor. Denise se acomodó indolentemente en la cama de Nora:
_ Es una pena._ dijo en tono casi distraído._ No te conozco, pero me caes bien. No pareces como el resto de las bailarinas, picúas y creyentes. Tú te ves distinta. Por primera vez Yolanda se detuvo, con un bulto de ropas en las manos y lentamente se volteó para mirarla con expresión incrédula ¿Acaso estaba bromeando? Denise se recostó artísticamente sobre la cama y continuó hablando: _ Mi hermano Diogo no quería venir al pre. Quería estudiar gastronomía, pero mi papá no estuvo de acuerdo. Dijo que para vender pan con pasta en una cafetería no hay que estudiar mucho, que lo importante era tener un título de bachiller, que por tanto debía venir a estudiar al preuniversitario, o de lo contrario, que se pusiera a trabajar limpiando patios. Te podrás imaginar que mi hermano en cuanto oyó la palabra trabajo, aceptó venir para acá. Él es un vago de primera categoría._ hizo una pausa y manifestó con un resoplido mientras se levantaba con impulso y estiraba la sábana._ ¡En fin! Diogo tenía razón. Se alegrará al saber que ganó la apuesta.
_ ¿Qué apuesta?_ preguntó Yolanda con recelo.
Denise salió al pasillo y explicó:
_ Desde que te vio, mi hermano Diogo dijo que no ibas a durar mucho aquí en la beca. Dennis y yo no pensábamos igual, pero ya veo que nos equivocamos.
_ ¿Y tu otro hermano? ¿Qué decía él?_ se interesó Yolanda en saber.
_ ¿Dalton? Él no se mete en esas cosas. Yo digo qué es la persona más antisocial que existe. Vive su mundo al margen de los demás, como si fuera un bloque de piedra. Claro que, él antes no era así. De hace un tiempo a esta parte se volvió el rey del hielo, como lo llama Diogo. Dennis y yo somos distintos. Nos gusta socializar. No juzgamos por las apariencias, que es lo que acostumbra a hacer mi hermano Diogo.
_ ¿Cuál era la apuesta?_ quiso saber Yolanda, con las mejillas encendidas.
_ Una bobería, pero si tanto te interesa... Diogo apostó con Dennis la comida de un mes asegurando que no durarías una semana aquí, y por lo que veo tenía toda la razón. Es una pena. Se alegrará al saber que podrá banquetearse por un buen tiempo... Bueno, te deseo suerte. Me habría gustado conocerte más. Adiós.
Yolanda quedó estática, muda ante la maleta y el bolso a medio empacar. No podía creer que alguien hubiese apostado con previo conocimiento de que se marcharía de la escuela ¿Cómo era posible? ¿Tan transparente llegaba a resultar para los demás? Y Denise... a ella le simpatizaba, y la había considerado más segura de sí y valiente. Ahora la vería como una cobarde. Se dejó caer sentada, rendida sobre su cama, con la cabeza dándole vueltas por tantas ideas fluyendo al unísono. Jamás había soportado que las personas intuyeran sus movimientos. Que alguien diera por cierto algo sobre ella que ni siquiera ella misma tenía en claro, era una situación que no podía tolerar. Y allí estaba. Había decidido soportar por un buen tiempo aquel lugar. Se iría cuando menos lo esperaran los otros, cuando a ella, y solo a ella, le pareciera bien. Quizás Lilí también estaba ansiosa porque se marchara y no estaba dispuesta a complacerla.
Estiró brazos y piernas mientras bostezaba aburrida, y sus ojos tropezaron con los de Denise, que estaba sentada junto a sus tres hermanos, mientras Dennis parecía explicarles un complejo ejercicio de Física. Las dos chicas se sonrieron mutuamente. No así Diogo, que también se volteó y dirigió una mirada siniestra a Yolanda. Por lo visto estaba enojado por haber perdido la apuesta, y la idea de darles a sus hermanos la comida durante todo un mes no le resultaba para nada placentera
Yolanda miró al resto de sus compañeros presentes en el salón de clases. Nora, haciendo los deberes escolares en un cuaderno. A Víctor y a Grettel, intercambiando besos y caricias en una romántica y tierna intimidad, al margen de todos. Renzo había acomodado la cabeza sobre varios libros encima de la mesa y dormitaba tranquilamente. Luis Mario fumaba con aire distraído junto a una persiana, balanceándose sobre la silla. Aarón leía un libro que Yolanda identificó, se trataba de una Biblia. María Alejandra también parecía enfrascada en la realización de los deberes escolares, al igual que Wendy, mientras Oscar seguía imbuido en su PSP. El resto de los alumnos estudiaba o charlaba en voz baja para no molestar. Erik entró de repente en el aula, paseó la mirada en torno. Al verla, su semblante se iluminó, y hacia ella encaminó sus pasos:
_ Ay no._ musitó Yolanda bajando la vista con una mueca.
_ ¿Qué pasa?_ preguntó Nora sin levantar los ojos de su labor.
_ Por ahí viene ese latoso de Erik._ contestó en un susurro.
Grettel miró en dirección al susodicho y sonrió maliciosamente:
_ Te lo dije. Está loquito por ti... Oye ¿A dónde vas?
Yolanda se levantó de su asiento y echó a andar decidida. Pasó junto a Erik, ignorándolo por completo, pero el chico la retuvo tomándola de una mano:
_ Oye mami ¿Tú crees que...?
_ En primera, yo no soy tu mami. En segunda, la respuesta a lo que vas a decirme o proponerme, es NO, y seguirá siendo NO, hoy, mañana y siempre.
Ahora por favor, suéltame que tengo que ir al baño.
Erik quedó perplejo. Grettel y Víctor rompieron a reír:
_ ¡Qué clase sartenazo, asere!_ se burló Luis Mario expulsando una densa nube de humo.
Yolanda se liberó de la mano que la retenía y se dispuso a salir del aula, en el mismo momento en que alguien iba a entrar. El choque fue inevitable, y sin saber cómo, Yolanda supo contra quién había tropezado:
_ No puede ser._ se quejó entornando los ojos.
_ Esto se está volviendo una costumbre._ sonrió Joel.
_ ¿Qué quieres?
_ ¿Por qué me tratas tan mal? Solo quiero que conversemos.
_ Creí haberte dicho que no quería tener nada que ver contigo.
_ Es sobre ese mismo asunto que quiero que hablemos.
Yolanda sacudió la cabeza y se alejó del muchacho, encaminándose a la plaza, pero Joel la siguió:
_ No entendí porqué me dijiste todas esas cosas. Además, yo no...
_ Te dije que no tenía interés en formar parte de un ménage a trois._ explicó Yolanda sobre la marcha._ Y si no sabes qué significa ménage a trois... _ Es francés, y sé perfectamente lo que significa._ aclaró Joel con seriedad.
La muchacha se detuvo para mirarlo. Él la imitó:
_ Sé algo de francés, por si quieres saberlo. Y lo que quiero aclararte es que yo no tengo novia.
Yolanda parpadeó confundida ¿Había escuchado bien? _ Pero Rosemary me dijo que ustedes dos... Joel se rió levemente, colocando los brazos en jarra:
_ Te dijo que éramos novios, si. Quizás hace un año atrás, pero eso se acabó, te lo aseguro. En estos momentos soy un joven soltero, libre y sin compromisos, disponible para cualquier damisela interesada, que además, sea de mi agrado. Yo debo hablar con Rosemary para que deje de regar esos comentarios; no es la primera vez y ya empieza a molestarme.
La chica se encogió de hombros y tragó en seco:
_ Entonces... ¿No hay nada entre ustedes dos? ¿Tú y ella no son... pareja?
Joel negó con la cabeza y acortó la distancia entre ambos:
_ Pareces más tranquila. Supongo que saber que no tengo novia te hace sentir mucho mejor.
Yolanda se irguió violentamente y su rostro se endureció:
_ ¿Disculpa...? ¡Me da lo mismo que tengas novia o que no la tengas!
Le dio la espalda para que no se percatara de su nerviosa turbación. En el fondo, estaba engañándose a sí misma, porque saber que Joel no tenía novia era quizás la mejor noticia del día. Retomó la marcha, esta vez con pasos lentos, y sonriendo a escondidas con secreta satisfacción. La voz de Joel sonó sensual e hipnótica, muy cerca de su oreja:
_ Pero míralo de esta forma. No quieres hablarme si tengo novia para no tener problemas con ella. Como estoy libre, nada se interpone para que seamos amigos. La forzó a detenerse, plantándose frente a ella, tomándole ambas manos y mirándola fijo a los ojos, haciéndola sentir que caía en un abismo sin fondo, y que aun así, disfrutaba el descenso:
_ ¿Amigos?_ preguntó él.
_ Bien... Tú ganas... Amigos._ contestó ella entornando los ojos con una sonrisa temblorosa.
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