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Capítulo 7.

Solo yo puedo juzgarme. Yo sé mi pasado, yo sé el motivo de mis opciones, yo sé lo que tengo dentro. Yo sé cuánto he sufrido, yo sé lo que es ser fuerte y frágil, yo y nadie más.

Oscar Wilde.

Aprieto mi cabeza con mis manos dándome masajes, no pensé que salir con todos sería tan caótico.

Paso mi mano por mi rostro negando, miró a Noé que hace hasta lo imposible por ser el centro de atención.

—Dan lo lamento.—Palmeo el hombro de mi amigo que se mantiene callado —No sabía que él vendría —

—Tranquila, ya sabes a dónde sea que yo vaya con ustedes él siempre irá —

Se encoge de hombros.

—Si, pero no lo soporto, si no se calla lo haré callar de una buena vez .—Levanto mi puño fastidiada.

Quería salir, una salida simple de amigos, comprar algunas cosas para la universidad que pronto iniciaran y hacer otras cosas, pero esa salida se tornó desastrosa cuando Noé se invitó solo.

El plan era solo Mari, Dan, Noah, Daliel y yo, nadie más.

No es para sorpresa de nadie que Noé no es santo de mi devoción, por eso no lo invite, ¿Mari se molestó? Para nada, ella está clara en las cosas, convivo con él solo por ser el novio de mi mejor amiga nada más.

—Ya, ya, deja la agresividad.—Daliel pasa su brazo sobre mis hombros —Cambiando de tema.—Nos adentramos en otra tienda—¿Lia te ha dicho cuando vuelve? Siento que me volveré loco en cualquier momento —

—Mmm.—Me alejo de su agarre, me acerco a un espejo y me observó, notando las raíces de mi cabello están volviendo a su color original—Dijo que llegaba pronto, tal vez se venga unos dos días antes de entrar en la universidad, realmente no lo sé —

Me acerco un poco más ¿Debería pintarlo nuevamente? Me recojo el cabello en una coleta siguiendo a los demás, Noah se acerca a mi y estira su mano.

—¿Qué? —Lo miró sin entender.

—Dame tu mano —

Se la extiendo, coloca algo allí, luego la cierra y sigue su camino.

Miró hacia abajo abriendo mi mano encontrándome con una nota.

¿Quieres escapar?

Levantó rápidamente la mirada y él me regala una enorme sonrisa, miró a Mari, para luego verlo a él y asentir.

Tomó a Daliel de la mano rápidamente.

—Si preguntan por nosotros diles que ya no fuimos—

—¿Qué? —Me mira, pero doy media vuelta caminando con rapidez —Marditos, pajus, hijos de la .—No logró escuchar nada más.

—¿Y? ¿Ahora hacia dónde? —Lo miró con complicidad.

Ser amigos no está tan mal.

—Primero a dejar esto en el carro, ya luego veremos .—Él toma rápidamente mi mano y empezamos a caminar.

Dan nos da una mirada para después adentrarse en la tienda con una sonrisa.

Empezamos a caminar hacia el estacionamiento.

Nos soltamos las manos y seguimos nuestro camino en total silencio.

Por unos breves segundos lo miró, pero retiró mi mirada rápidamente. Estar enamorada sin ser recíproco me está matando, no están lindos como lo pintaba Lia.

Nos acercamos a su auto dejando las cosas allí.

—¿Quieres ir al centro de juegos? —

—Claro —

—¿Estar conmigo te hace sentir incómoda? —

Junto mis cejas y lo volteo a mirar

—¿Por qué lo dices? —Nos adentramos en la tienda.

—Estas muy callada hoy —

Niego mordiendo mis labios.

—No, es solo que hoy…. Estoy modo ¿Neutro? Estar contigo es agradable, sentirme incomoda por ti no me produces otros sentimientos, pero ¿Incomodidad? No—

—Oh, vaya —

Él abre sus ojos y asiente, lo miró sin saber porque se queda callado, al recordar las palabras que acabo de decir, siento como si me tiraran un balde de agua fría.

—A lo que me refiero, no es que tenga sentimientos por ti, es que yo —

Su risa hace que sienta mi cara arder.

No estoy ruborizada ¿Cierto?

—Tranquila, entiendo lo que me deseas decir.—Su sonrisa hace que mi pulso se acelere.

—Bueno —

Pasamos el resto de la tarde jugando y riendo de un lado al otro, estar con él, llenar mi mundo con él no es tan desagradable después de todo, tal vez sea porque me gusta o porque su compañía me agrada.

Muevo mis pies de un lado a otro esperándolo, levanto mi mirada observandolo hacer fila por unos helados y varias chicas no le apartan la mirada.

Son lindas, son exageradamente lindas, muerdo mis labios con celos.

No me gusta sentirme así.

Saco mi teléfono mirando la bandeja de llamadas.

Amiga de mi vida: ¿Dónde estás? Chama si te ibas a ir así, me hubieras avisado mrc.

Amiga de mi vida.: Ví a León, está aquí.

Suspiro y recuesto mi cabeza en la pared, no quiero verlo. Cierro mis ojos y los abro al sentir algo frío en mi frente.

—Ten .—Me extiende el fresco y el se sienta a mi lado con su barquilla —¿Segura que no querés una?—

—Completamente segura, no te preocupes.—Destapó el refresco y bebo lentamente.

Mis ánimos han bajado.

—Deja de morderte el labio.—Su mano se mueve lentamente y aleja mi labio de mis dientes.

Levantó lentamente mi cabeza y nuestras miradas se juntan, mi pulso vuelve a dispararse, me alejo de él y me levanto.

—¿Crees que deberías volver ya? —Extiendo mi mano y él la toma, lo ayudó a levantarse y con pesar y nervios suelto su mano.

Amiga de mi vida: Aprovechando los últimos días de vacaciones hoy habrá otra fiesta en casa..

No, no, no.

Amiga de mi vida: No te enojes conmigo…

—Ah .—Niego varias veces.

Perro desgraciado, Noé, te mataré.

Me molesta que haga y deshaga en la casa como si fuera suya, ya varias veces lo he dicho, pero él simplemente no hace caso y más porque Mari no le dice nada.

Me molesta.

—¿Nara? —Una voz que sin importar cuando pase reconocería hace que mi humor se termine de arruinar.

No quería verlo.

Intento no escucharlo y seguir en mi teléfono, pero él no se rinda y se coloca frente a mí.

—Sabia que eras tu, Nara ¿Cómo estás?—Sus ojos azules me escudriñan, se pasa la mano por si cabello negro y me regala una sonrisa.

Maldita sea mi vida.

Verlo no me gusta.

Flashback.

—¿Acaso es una broma? ¿Estás bromeando conmigo? Verdad .—Aprieta el agarre en mi brazo con fuerza —¿Cómo puedes olvidarme tan fácilmente? ¿Acaso soy un juguete para ti? Somos amigos de toda la vida y novios —

—Tu y ya no son novios y lo saben León.—Mari llega a mi rescate, intentó sacarme de su agarre, pero eso solo hace que su fuerza aumente.

Mi cabeza da vueltas y me duele mucho.

¿Acaso este chamo no ve que acabó de salir del hospital?

—¿Eres ciego acaso? —Reuno toda mi fuerza y me suelto llevando mi mano hacia mi brazo.

—¿Perdón? —

—Pregunte ¿Acaso eres ciego? Ves cómo estoy y aún así intentas lastimarme más. Mira chico, no sé quién eres y no me interesa saberlo ¿Ok? Así que sigue tu camino y no me molestes —

—¿Acaso no tienes sentimientos maldita sea? —Sus palabras aunque intente no molestarme lo hace—Realmente no tienes sentimientos, debí suponerlo, que me buscarás nuevamente luego de tanto tiempo…. Lo sabía querías jugar conmigo otra vez —

Suspiro y niego.

—No me importa lo que pienses—

—No tienes sentimientos —

—Tal vez no .—Me encojo de hombros.

Fin del flashbacks.

—Vi que estabas con un chico .—Se acerca a mí —¿Acaso quieres jugar con él también?—Él me sonríe.

Mi sangre hierve, aprieto mis puños intentando controlarme.

—¿Acaso te conozco? —Mi voz sale más fría de lo que ya era.

Él da otro paso, pero alguien se interpone entre nosotros, la enorme espalda de Noah es lo único que logró divisar.

—¿Estás bien? —Me mira por encima de su hombro.

—Perfectamente —

—Pana te voy a dar un consejo aunque no me lo estés pidiendo —

Quiero verlos, pero no puedo, Noah me pasa por Migo y abarca todo.

—Alejate de ella antes que se chupe, ella es como una sanguijuela, te chupa y cuando ya no le sirvas te bota, te tira.—Observó como palmera su hombro, sus palabras me asustan, no quiero que Noah le crea, yo no soy así, no lo soy.

—Tienes razón .—Trago saliva, Noah levanta su mano alejando la de León de golpe—No te pedí un maldito consejo—

Toma mi mano y me aleja para empezar a caminar.

—No has cambiado nada, sigues siendo la misma de siempre, una perra ¿Siempre te esconderás detrás de los demás? ¿Acaso no tienes voz? Ah, verdad, las perras y zorras no tienen voz propia .—Detengo rápidamente a Noah.

—Espera .—Suelto su mano y me acerco a León.

Todo mi enfado se ha ido, él no merece nada, sentí compasión por un momento, pero no lo merece.

Me acerco lo suficiente, lo miró a los ojos y sonrió lentamente.

—Tienes razón, las perras y zorras jamás cambian, sin embargo ¿Sabes algo? —Coloco mi mano en su hombro—Los bastardos arrogantes tampoco, por lo menos yo, tengo a alguien ¿Pero tú? Estás solo, nadie a logrado estar contigo, porque vamos, no has logrado olvidar a esta perra, zorra, porque soy inolvidable—

Palmeo su hombro y me doy la vuelta.

—Tú .—Noah lo detiene.

—Si le pones un maldito dedo encima, no respondo—

León no mira una última vez y se suelta con fastidio.

—Puta —

Ruedo mis ojos y sigo mi camino, con la mirada en alto, cada paso que doy lo hago con seguridad.

—¿Estás bien? —

—De lo mejor .—Noah abre la puerta del auto.

—¿Quién era? —

—Nadie importante, solo alguien que no acepta mis decisiones—

Se sube al otro lado colocando el auto en marcha, suelto un suspiro y recuesto mi cabeza en el asiento.

—Es mi ex mejor amigo y novio, luego del accidente llegó a mi casa, no acepto que no lo quería en mi vida, porque vamos, aunque haya perdido la memoria no estoy tan loca para dejar a alguien con problemas de ira a mi lado—

—¿Lo recuerdas? —

—Ni un poco, bueno, fuimos amigos toda la infancia, nos alejamos y luego cuando tuve el accidente supuestamente eramos algo “No lo recuerdo”era inmadura y algo estúpida, jugué con él, en la época de nuestra amistad fui mala con él, ya luego no recuerdo mucho, pero lo que si se, es que tiene graves problemas de ira—

Ambos nos quedamos callados hasta que su risa resuena.

—Tu… Nara, eres un caso impresionante, me agradas .—Parpadeo varias veces sorprendida, pero al ver su sonrisa una leve sonrisa surca mi rostro.

Él pone un poco de música, mantengo mi vista en la carretera observando como el cielo se tiñe de negro.

León, de él solo recuerdo nuestra infancia y amistad, ya más no, solo que las cosas terminaron mal.

Creo que antes era un poco perra, no en él ambiento de estar con uno y con otro, se que era mala, no era una santa y se que me comporte mal con él en mi pasado, lo hice sufrir, es lo que leí, pero bueno él tampoco era una santa persona, tenía problemas de ira.

Pero ahora las cosas cambiaron, nada es igual, no soy la misma Nara que él conoció, ni la que tuvo el accidente ahora soy otra y tal vez sea un perra, pero no deseo mis recuerdos de mi pasada vida de vuelta.

No deseo esos recuerdos de mis últimos años, prefiero seguir adelante. Como Mari me dijo, habíamos vuelto a hablar con él antes de tener el accidente.

Pero como él mismo lo dijo, soy una perra que sigue su vida. No deseo aferrarme a un pasado que me lastimó. Si los recuerdos no vuelven, no los voy a obligar a que vuelvan.

Si en algún punto de mi vida ellos vuelven, los aceptaré. Y si no, también.

La lluvia nos rodea, soplo un poco y muevo mi dedo, haciendo una cara sonriente en el vidrio empañado. A veces, incluso en la tormenta, se pueden encontrar pequeños momentos de felicidad.
















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