Su vida era tan insulsa como se esperaba de un hombre hecho de papel. No era tan innovador como si hubiera sido creado con cartulina ni tampoco llegaba a ser tan tosco como los hombres de cartón. Era débil y estaba en disposición del clima.

Sería bueno ser un hombre de piedra, se dijo mientras sentía las suaves caricias del sol sobre sus extremidades. Hace un rato había llovido tan desastrosamente que casi termina sin una pierna. Por suerte una joven mujer humana tuvo la amabilidad de recogerlo murmurando que era importante y luego lo colgó en el tendedero para que se secara. Ahora descansaba mientras el sol lo miraba. 

Pero si fuera un hombre de piedra, ¿podría sentir la calidez de un sol muriendo? Lo dudaba.

Con ojos cansados, el hombre de papel se despidió del sol.

Se preguntó hasta cuándo tendría que seguir viviendo de esa forma, con temor de que alguien le hiciese daño, con temor de romperse o verse obligado a seguir al viento.

Si tan solo fuera un hombre de madera, se dijo, la madera es suficiente. Sería resistente. Aunque quizás tendría problemas con el fuego y con el hacha.

Se lo pensó mejor y decidió que lo mejor sería ser un hombre de fuego, entonces no le tendría miedo a nadie.

Pero de ser así, pensó, todos le temerían y se quedaría solo.

Mientras enrollaba estos pensamientos hacia el cielo, sintió los pasos de alguien. Se sorprendió de encontrar a un niño humano. Pocas veces había visto uno.  Los evitaba porque los niños no solían tener cuidado con hombres de papel como él, había visto como destrozan y arrugaban a hombres como él solo por diversión. Asustado, se preguntó a que venía.

Entonces se fijó que sostenía unas tijeras.

Se estremeció con la sensación de que el aliento de la muerte estaba detrás de él. Sintió unas manos húmedas recogerlo con cuidado. Los ojos del niño pequeño brillaban con inocencia. Sin embargo, el hombre de papel no había sido fabricado ayer, sabía que los ojos de los humanos eran charcos profundos como cloacas los cuales no podías descifrar tan solo por ver la superficie.

El niño se sentó sobre un banco. En el pasto verde descansaba una cubeta. ¿Lo desecharía así de fácil? El hombre de papel sabía que era débil y que no serviría de nada quejarse, pero aún así sintió su mojado ser encogerse con tristeza al darse cuenta lo fácil que era tirarlo.

Cerró los ojos al mirar las tijeras acercarse. Escuchó unos cortes suaves mientras el niño hablaba sobre la sensación de ser un piloto y surcar los cielos. Escuchó los trozos de papel caer sobre la cubeta.

Para su sorpresa, no sintió dolor. Al abrir los ojos se dio cuenta que había dejado de ser un hombre de papel para convertirse en avión de papel. Si pudiera sonreír, quizás lo hubiera hecho. Y él que había pensado que sería un hombre de papel toda su vida. No sabía que era un avión, pero el niño hablaba de él con tanta energía y emoción que parecía algo bueno.

El terror lo sacudió por un momento cuando de nuevo en las manos del niño se vio impulsado hacia el cielo sin previo aviso. El miedo duró poco en cuanto se elevó hacia el cielo.

Siempre había pensado que el viento era su enemigo, nunca había pensado que dejar que el viento lo guiara fuera una ventaja que tenía sobre los otros elementos. Se deslizó entre las nubes sintiendo una vertiginosa sensación de estar vivo.

El niño miró hacia su nuevo avión de papel sin saber cómo explicaría a su madre que el avión hecho con un certificado importante se elevó hacia los cielos para no volver.

Nota:
Gracias por leer <3

No le tenia mucha fe a esta historia de cuentos cortos pero aquí estamos jaja. Son historias basadas en palabras random que pedi amigas cuando tuve un bloqueo, la anterior historia la palabra era araña y de esta historia eran 3 palabras: papel, tijera, cubeta.

Les invito a proponer una palabra y a cambio les doy otra palabra para crear nuevas historias 👀 Solo como un ejercicio para divertirnos!