Cuarenta y dos: Final
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Los ojos de BaekHyun estaban a punto de salir de sus cuencas.
—¿Qué? —Espetó, parpadeando rápidamente.
—Pregunto si me dejarías prepararte para tener sexo —explicó el más alto con calma.
Byun ajustó sus manos sobre sus piernas para no hiperventilar.
¿Lo había considerado alguna vez? Por supuesto, amaba a ChanYeol, confiaba en él, sabía que no lo lastimaría.
¿Estaba listo para dejar que lo hiciera? No, definitivamente no.
Pero cómo decirle eso a los ojitos brillosos de su gigante.
Recién estaba intentando sacarse de encima todos los malos pensamientos e inseguridades sobre su cuerpo, cómo podría además ceder su control.
—O puedes prepararme y ser quien dirija, si quieres —propuso dejando al más bajo con la boca abierta.
—¿Lo harías? ¿Me dejarías tomarte? —Cuestionó BaekHyun gateando hacia su pareja, con la emoción fluyendo a través de sus venas hasta quedar nuevamente arrodillado ante su gigante.
Park rió y asintió, acariciando el cabello de su castaño.
—Por supuesto, si es lo que quieres —se encogió de hombros—, soy versátil, así que no me molesta.
—Dios, Channie... Eres maravilloso —jadeó Byun abrazándose al cuello del pelinegro y robándole el aliento con un beso.
Bajó sus manos hacia el dobladillo del polo del más alto y lo levantó de un tirón, sacándoselo por la cabeza mientras su boca encontraba su lugar sobre el cuello de su amante, comenzando un exquisito recorrido por el esculpido pecho, delineando cada músculo con la lengua.
Tiró de sus jeans fuera de sus piernas y ejerció fuerza en la cadera contraria para darle la vuelta a su gigante, cuyo torso quedó apoyado boca abajo en el sofá, con las rodillas en el piso y la gloriosa espalda a su merced.
—No sabía que lo desearas tanto —jadeó el más alto sorprendido ante la rudeza del castaño.
—Ni yo —rió Baek antes de lanzarse a besar su espalda baja mientras sus manos amasaban el bien trabajado culo de su pareja, emocionado ante lo que lo esperaba.
Recuperó la botella de lubricante, vertió una cantidad generosa sobre sus dedos y los acercó a la entrada de ChanYeol, acariciando el rededor en círculos mientras su boca volvía a los omóplatos del más alto y su otra mano hacia el grueso eje, entreteniéndolo lo suficiente como para permitir el ingreso de su primer dígito.
Park gruñó pegando la frente al respaldar del sofá, temblando cuando Baek encontró la glándula de placer en su interior y empezó a atacarla sin piedad, provocando que pronto un dedo no fuera suficiente.
El más bajo pareció entender lo que necesitaba, agregando otro dígito rápidamente, girándolo en su lugar, haciendo tijeras en el movimiento mientras su lengua repasaba cada centímetro de piel a lo largo de la columna de su gigante, quien continuaba jadeando contra el cojín, rogando por más.
Tres dedos se movían fácilmente en el interior del pelinegro cuando BaekHyun creyó que era suficiente; embarró el resto del lubricante sobre su endurecido eje y, lentamente, ingresó en su novio de una sola estocada.
ChanYeol gritó ante la mezcla de dolor y placer, apretando sus paredes internas al rededor del castaño, cuyo aliento accidentado podía sentir contra su espalda mientras sus manos se aferraban a su cadera, a la espera de que su amado estuviera listo.
—Puedes moverte —autorizó el pelinegro, dando libertad a Byun de salir ligeramente de su interior y volver a ingresar con una concisa estocada que hizo rodar los ojos del gigante hasta lo más profundo de su cabeza.
La longitud de BaekHyun se sentía perfecta en su interior, llenándolo por completo, golpeando directamente en su punto dulce con tal fuerza y precisión que le temblaba todo el cuerpo.
El agarre del castaño sobre su espalda, su boca mordisqueando su cuello y su pene martilleándolo como nunca, pudieron más con él, provocando que alcanzara su éxtasis y repartiera su semilla contra el piso, hecho que pareció divertir al Presidente de D-2.
—Ven, voltéate —pidió retirándose para dejar que el más alto se sentara nuevamente sobre el sofá, de cara a él, para entonces acercarlo a un beso duro, demandante, con su lengua explorando lo más profundo hasta dejarlo por completo sin aire.
Byun alzó las piernas del pelinegro sobre sus hombros en un rápido movimiento que desestabilizó a su gigante. Dirigió su eje hacia la palpitante entrada e ingresó de una sola estocada que retorció a ChanYeol de placer; azorándolo por la puntería y fuerza de su amante, quien, sin dejar de sostener sus piernas en lo alto, percutió contra él con abandono.
La sensación era tan placentera, sobre todo cuando su ángel se inclinó hacia él para un beso, que el pene del más alto no tardó en volver a llenarse, disfrutando al máximo del movimiento de la lengua del más bajo sincronizado con sus embestidas, las cuales comenzaron a ser más erráticas al mismo tiempo que se acercaba a su orgasmo.
Hasta que con brillantes luces de colores tras sus párpados, BaekHyun tocó la cima del placer y se dejó caer en brazos de su gigante, aun temblando por la experiencia más increíble que había tenido en la vida.
—Eres maravilloso —repitió el castaño sin aliento.
ChanYeol sonrió y pasó las yemas de sus dedos a lo largo de la columna del más bajo, permitiéndole recuperarse tranquilamente; pero su ángel no tardó en notar el duro eje contrario palpitando contra su abdomen.
—Déjame ayudarte —susurró con una sonrisa pícara, saliendo de su gigante para arrodillarse frente a él, dispuesto a ofrecerle una felación; pero Park lo detuvo sosteniéndolo por los hombros.
—En realidad, quería... intentar algo... —dijo nervioso.
El Presidente de D-2 sonrió y trepó el cuerpo del más alto hasta sentarse a horcajadas de sus muslos.
—Soy todo oídos —pronunció sugerente, con una sonrisa de lado y un levantamiento de cejas que lo hicieron ver demasiado sensual.
—Déjame darte placer, permíteme prepararte —pidió el Compositor nuevamente, sosteniendo al más bajo por la cadera, impidiendo que se aleje.
—Channie...
—No voy a hacerte daño.
—Sé que no lo harás, mi amor, no es eso —defendió el castaño cruzando los brazos al rededor del cuello contrario—; solo...yo...
—Está bien —pronunció tomando su rostro entre sus manos y dejando un suave beso en los labios contrarios—; confía en mí.
BaekHyun asintió lentamente y se inclinó hacia su pareja, centrándose en la fuerza de sus manos cuando lo recostó contra el sofá y lo excitantes de sus labios cuando recorrió su pecho, dejándose llevar por el placer ofrecido, hasta que el gigante le dio la vuelta, colocándolo boca abajo.
—Chan... —murmuró, temeroso.
Pero el pelinegro no se detuvo, continuó el recorrido de besos y caricias a lo largo de su espalda, hasta llegar a su meta; el dulce y redondo culo del castaño, quien no pudo contener un gemido cuando las grandes manos de su gigante masajearon sus glúteos con adoración.
El Presidente de D-2 cerró los ojos y respiró profundo, intentando mantener la calma para lo que estaba por venir; pensando en el proceso que él mismo había seguido durante años, recordando la sensación de sus propios dedos en su interior y así procurar canalizar su temor.
Pero cuando un músculo húmedo rodeó su entrada, todo su cuerpo quedó congelado.
Sus manos se volvieron puños aferrados al sofá, su boca se amplió con la sorpresa y el placer, y sus ojos se cerraron permitiéndole disfrutar de los fuegos artificiales ante la maestría de la lengua de ChanYeol sobre su entrada.
El gigante le estaba dando un beso negro y BaekHyun se sentía a punto de morir por la exquisita sensación.
Jadeó el nombre del más alto con voz temblorosa, necesitada, mientras sentía la lengua del pelinegro pasar el primer anillo de músculos, suavizándolo, abriéndolo y provocando una corriente de electricidad a lo largo de su columna.
—Puedes pedirme que pare en cualquier momento —ofreció Park dulcemente.
—Dios, no; no pares nunca —soltó el castaño haciendo reír a su gigante, quien aprovechó la embriaguez del más bajo para derramar lubricante en sus manos y entonces introducir el primer dedo.
BaekHyun gritó, una mezcla de miedo y placer inundando su sistema, pero no le pidió detenerse, así que el gigante continuó moviendo su dígito mientras dejaba a su lengua jugar al rededor, hasta que lo sintió lo suficientemente relajado para ingresar un segundo y luego un tercer dedo, reparando entonces en el temblor de su pareja al estar cerca de un nuevo orgasmo.
—Espera por mí —ordenó untando otro poco de lubricante sobre su pene y acercándolo a la dilatada entrada del castaño.
—No puedo más, Channie... —jadeó Byun con la frente pegada al sofá y las manos pálidas por la fuerza de sus puños.
Park sostuvo las caderas de su amante y se empujó con lentitud, gruñendo ante la deliciosa estrechez de su pareja, quien no dudó en gemir por todo lo alto con la deliciosa sensación.
—¿Estás bien? —Preguntó el gigante, pasando las manos por el hermoso cuerpo de su pareja, y dejando suaves besos en su cuello.
BaekHyun asintió y suspiró antes de girar levemente su cabeza y sonreírle.
—¿Te dije ya lo mucho que te amo? —Cuestionó mirando fijamente a su pareja.
El corazón de ChanYeol se saltó un latido en ese momento.
—Te amo, eres lo mejor que me ha pasado en la vida. Lo juro —espetó Byun con una seriedad que pudo derretir a su gigante allí mismo.
—Baek...
—Ahora muévete, mi amor, demuestra cuánto me amas.
Park no necesitó que se lo repitieran.Percutió con delirio, aferrándose a los brazos del más bajo para cambiar la dirección de su golpeteo y dar directamente en su glándula de placer, llevando a BaekHyun a la locura.
—Por favor... Channie... —rogaba el castaño por su propia liberación.
El Compositor colocó las manos en la cadera de su amado, se agachó hasta pegar su pecho con la espalda contraria y, mediante un susurro, le ordenó terminar, provocando que el Presidente de D-2 gritara a todo pulmón mientras se derramaba sobre el sofá, estrujando el eje de su pareja y dirigiéndolo también hacia su propio orgasmo.
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