Capítulo Veintiséis
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Recuperar el cariño de los Kim había sido exactamente lo que BaekHyun necesitaba para sentir que su alma poco a poco se iba restaurando. Volver a tener largas conversaciones con el presidente de Kim-miK, reír y jugar con JunMyeon mientras se ponían al día de sus vidas, y recuperar el contacto con TaeYeon, le habían ayudado a sentirse cada vez más completo y no tan desgarrado como antes.
Pero seguía sin ser suficiente.
Había pasado años extrañando el calor de su primera novia, su primer amor. No había podido dormir sin pensar en el latir de su corazón cuando la besaba, en la textura de sus manos unidas al pasear juntos, o en lo suave de su piel cuando habían hecho el amor. Lo recordaba todo y añoraba volver a sentirlo; y sin embargo, ahora que la tenía presente, era como si se encontrara frente a uno de los extraños a los que había conocido vanamente en algún bar.
¿Qué significaba eso? ¿Por qué cuando tomaba su mano la percibía ajena? ¿Por qué al besarla no se sentía desfallecer? ¿Acaso se había estado aferrando a algo equivocado?
—¿Estás bien? —Le preguntó TaeYeon cuando se encontraban en el sofá de su habitación, besándose apasionadamente con la obvia meta de llegar a la cama.
BaekHyun se apartó y sacudió la cabeza sin entender del todo su sentir.
Habían pasado tres meses desde que se reencontraron y él le confesó que aún la amaba. Le había nombrado cada una de las canciones que compuso para ella y el tiempo que pasó extrañándola, sorprendiendo y halagando lo suficiente a la mayor al punto de invitarlo a sus vacaciones familiares; dándole, de forma indirecta, una segunda oportunidad.
Y había valido la pena, el menor se sentía brillar junto a ellos. Sin embargo, debido al trabajo y las extensas obligaciones de los Kim, cada miembro de la familia fue regresando a casa hasta dejarlo solo con TaeYeon.
Debía sentirse emocionado de permanecer a lado de la mayor, saliendo en citas y manteniendo largas conversaciones como antes; no obstante, lo único corriendo por su sistema era la incomodidad, sobre todo en momentos íntimos como el que estaban teniendo.
—Lo siento —susurró poniéndose de pie y avanzando hacia la ventana, observando la noche Parisina con extrema confusión.
—Está bien, no tienes que contenerte, dulzura —dijo ella abrazándolo por la espalda y repartiendo unos cuantos besos en su cuello.
El menor cerró los ojos y suspiró, intentando dejarse llevar por el cosquilleo que provocaban las manos de la ahora pelirrosa; sin embargo, aunque su cuerpo reaccionaba al estímulo que ella estaba activando, su corazón seguía sin responder.
—Tae, espera —dijo el rubio dándose la vuelta y sonriéndole dulcemente—; quedé en salir con JunMyeon y SeHun que llegaban hoy, y no quiero fallarles.
Ella colocó un fino puchero a modo de reclamo, pero asintió para luego sonreír y dejar un suave beso en los labios del menor.
—De acuerdo, dales mis saludos —le guiñó.
BaekHyun asintió, tomó su saco y salió de la habitación aún sintiéndose perplejo, y rogó por que el Jefe de Piso de la Agencia Exodus quisiera realmente salir con él y cumplir con la excusa que le dio a la mayor. Lo necesitaba.
Llegó a la suite que había sido apartada para él y su novio, y tocó la puerta esperando que estuvieran presentes y no compartiendo algún momento íntimo: no quería enfrentarse a la furia de Jun otra vez; su ojo aún temblaba al recordar.
—¿Tú? ¿Qué haces aquí? —Renegó SeHun, el alto y pelinegro novio de Kim, con el ceño fruncido.
El manager de Cromo alzó una ceja, divertido, y se encogió de hombros.
—Estoy buscando a JunMyeon —informó sonriente.
—No está —espetó el menor viéndose aún molesto.
—¿Hunnie? ¿Quién es? —Habló el castaño arruinando la negativa del menor.
Baek rió y apartó al más alto para ingresar, correr hacia Kim y tumbarlo sobre la cama entre cosquillas y besos que hacían reír a carcajadas al mayor.
—¡Yah! ¡¿Qué creen que hacen?! —Exclamó el pelinegro con ojos flamantes por la furia de ver a su novio y a su antiguo amante abrazados en la cama.
—¿Qué parece? —Preguntó BaekHyun con voz sugerente.— Únetenos. —Le guiñó.
El menor pataleó y apretó los puños sintiéndose a punto de explotar. JunMyeon rió con ternura y se puso de pie para ir a abrazarlo y darle un apasionado beso que calmara su furia, mientras el rubio los observaba sorprendido por lo descarados que estaban siendo.
—Uff, guarden algo para la cena —bromeó acomodándose al centro de la cama y abrazándose a una de las almohadas.
La pareja se separó y SeHun fue hacia el minibar para buscar algo de beber y relajar lo tensos de sus músculos, mientras JunMyeon se sentaba a lado de su amigo.
—¿Qué sucede? —Preguntó mirando fijamente al rubio.
—Tae quiere que tengamos sexo —declaró Byun causando un profundo daño en JunMyeon cuando imágenes de su hermana en posiciones que había compartido con su novio llegaron involuntariamente a su psique.
—Ugh, dios, que horror —dijo sacudiendo la cabeza; Baek rió.
—Yah, concéntrate en mí, no en tus cochinadas —le llamó la atención—; necesito ayuda.
—¿Con qué? Estoy seguro que sabes más y mejores posiciones que yo —se burló el mayor.
El rubio rodó los ojos y golpeó el hombro del castaño, recibiendo automáticamente una mirada asesina por parte del menor.
—¿Qué sientes cuando besas a SeHun? —Preguntó sin saber de qué otra forma explicar su situación.
—Mmm, que puedo morir y volver a la vida en menos de un segundo —respondió con la mirada perdida y una sonrisa soñadora.
—Cursi —murmuró Byun; Jun rió.
—Es que... quiero tenerlo tan cerca que casi pienso que puedo romperlo por la fuerza que imprimo, pero a la vez me siento tan débil... como si mis piernas dejaran de funcionar y el resto de mi cuerpo estuviera lleno de hormiguitas que corren sin dirección fija. Él me quita el aliento, lo dulce que es, los movimientos que hace...
—Sí, lo entiendo; SeHun besa muy bien —comentó el rubio recibiendo ahora un par de miradas de advertencia que hicieron que su ojo doliera automáticamente.
—Como sea, ¿por qué preguntas? —Consultó el mayor volviendo a regalarle su semblante amable y cariñoso, lo cual BaekHyun agradeció.
—Porque creo que debería sentir algo así cuando beso a TaeYeon, pero no lo hago —soltó abrazándose más a la almohada—. Sé que antes lo hacía, tengo el recuerdo muy vívido de ello, pero ahora...
Suspiró y levantó la mirada hacia la pareja que lo observaba entre sorprendidos y apesadumbrados.
—No la quieres —dijo SeHun directamente, asombrando a los mayores.
—Hunnie...
—Sabe que tengo razón, Hyung —respondió el menor al quejido de su novio—; si la quisiera, no estaría en nuestra cama haciéndose tantas preguntas, sino besándose con ella en su cuarto.
—¡Yah! Aunque tengas razón, no lo digas con esa cara de póquer: me lastimas —lloriqueó BaekHyun ocultando su rostro en la almohada.
—Ve a ducharte, amor; cuando estés listo saldremos a cenar —dijo JunMyeon hacia su novio, pidiendo entre líneas tener algo de tiempo a solas con su mejor amigo.
—Como sea —respondió el menor dirigiéndose al cuarto de baño.
—Baekkie...
—Piensas lo mismo que él, ¿cierto? —Preguntó el manager de Cromo alzando levemente la mirada; el mayor suspiró sin poder ocultarlo.
—¿Qué harás? —Preguntó suavemente, pasando su mano por el rubio cabello contrario.
Byun dejó a un lado la almohada que había estado sosteniendo y se lanzó a los brazos del castaño, ocultándose en el cuello contrario en un intento de entender a su necio corazón.
—Dime algo, desde la relación que tuviste con mi hermana, ¿no has vuelto a sentir algo intenso? —Cuestionó el mayor intentando analizar el asunto.
—Sí, claro, cada vez que tengo sexo —respondió el rubio encogiéndose de hombros y separándose de su amigo—; mis piernas tiemblan cuando las tengo sobre los hombros de alguien y siento que mi corazón va a detenerse cada vez que estoy cerca del orgasmo.
JunMyeon bufó divertido y negó.
—Me refiero a fuera del coito.
—Mmm, no digas coito, suena demasiado nerd —se burló el menor.
—¡Concéntrate! —Exigió Kim.— ¿Has vuelto a sentir algo así de intenso fuera del sexo?
BaekHyun respiró profundo, centrando su mente, y buscó en su memoria un momento lleno de las emociones que había descrito su mejor amigo, encontrándose con una sonata que llevaba un buen tiempo estrujando su corazón, conformada por una voz grave y ronca, una mirada sincera, un rostro sonriente y una promesa que definitivamente aceleró su corazón.
—Sí, creo que sí lo hice.
Gracias infinitas por leer.
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