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Capítulo Uno

El timbre que anunciaba el final del día escolar había sonado, y todos los alumnos salieron apresurados de sus respectivos salones en dirección al portón principal, ansiosos y emocionados por lo que les esperaba durante el fin de semana. Lamentablemente, ChanYeol no era uno de ellos.

El alto pelinegro de cabello lacio caído por la frente, ojos grandes y sonrisa igual de enorme que sus orejas, se encontraba aún sentado en su pupitre, pensando en el proyecto que tendría que entregar la siguiente semana para su clase de Teoría Musical, preguntándose por qué su profesor tenía que ser tan estricto con él en la materia cuando todo el mundo sabía que él iba a ser Publicista.

Él tendría que estar estudiando para el control final de su asignatura favorita: Fundamentos Visuales, y no pensando en qué notas poner juntas para la bendita Partitura de dos hojas que había pedido su maestro. ¡Esto era una pérdida de tiempo!

—¡Chan! —Se escuchó a través del pasillo— ¡ChanYeol!

El nombrado tomó su mochila y se puso de pie para ir a ver al dueño de la familiar voz, encontrándose cara a cara con su mejor amigo sonriéndole al otro lado de la puerta.

—¡Yah! ¿No escuchaste el timbre? Por las puras las orejas de Dumbo —se quejó JongIn, el moreno muchacho que había conocido durante su primer día de jardín y uno de los mejores alumnos del rubro de Danza en la escuela artística a la que ambos asistían.

—¡Cállate, mis orejas no son tan grandes! —Se defendió con el ceño fruncido y un exagerado puchero que hizo reír a su amigo.

—Como sea, vámonos, mi papá dijo que nos alcanza cerca del río Han para llevarnos a conocer la Universidad de Seúl —dijo el más bajo apurando su paso y jalando consigo a un desganado ChanYeol.

—¿Ya sabes a cuál postular? —Cuestionó el más alto, pensativo; el moreno negó.

—Estoy entre la de Seúl y la Konkuk; el departamento de Danza Clásica de la Universidad de Seúl me llama más la atención que el de Danza Contemporánea y Moderna de Konkuk, pero el segundo puede darme una beca, así que no sé —suspiró.

—Entiendo; yo ya me decidí por la Nacional, pero me estresa que me sigan insistiendo para que vaya al departamento de Música —sacudió la cabeza.

—Es que eres bueno en ello, acéptalo —dijo su amigo encogiéndose de hombros.

—No importa, quiero ser publicista —insistió con firmeza; JongIn sonrió y asintió como muestra de su apoyo—. No puedo esperar para entrar a último año y dar el examen de ingreso de una buena vez; así podré dejar de pelearme con el profe de Teoría.

El castaño sonrió y palmeó suavemente el hombro de su amigo.

—¿Cómo vas con el proyecto? ¿Ya escribiste algo?

El más alto suspiró sonoramente y colocó una mano sobre su nuca, sintiendo todos sus músculos tensarse ante el estrés.

—Voy a desaprobar y perder el año por culpa de este tonto trabajo —renegó con los ojos más grandes de lo normal, haciendo resonar su voz por todo el pasadizo.

—Pero, ¿por qué no le pides ayuda a alguien del área de Música? —Sugirió el moreno.— Taemin dice que son amables; varias veces le han ayudado componiendo melodías para sus presentaciones —se encogió de hombros y ChanYeol saltó emocionado.

—¡Qué buena idea! —Exclamó con los ojos enormes y una sonrisa de oreja a oreja. JongIn rió por el temblor que su enorme amigo había provocado y lo jaló hacia el lado oeste para ir en busca de alguien que pudiera asesorar al pelinegro.

—Disculpa, hola —llamó el moreno al primer chico que vio pasar por ahí—; ¿eres de Música? —Preguntó directamente.

El muchacho pálido, de baja estatura y cabello negro peinado en punta pasó la mirada entre los más altos antes de asentir.

—Genial, mi amigo tiene algo que preguntarte —dijo JongIn empujando a ChanYeol hacia el más bajo con una sonrisa satisfecha.

El gigante gruñó a su mejor amigo e intentó sonreírle al extraño, sintiéndose tremendamente incómodo.

—Hola —lo saludó nervioso; el pálido frunció el ceño, confundido, y asintió—. Yo soy ChanYeol, Park ChanYeol; ¿y tú?

—Min YoonGi —respondió el más bajo viéndose para nada interesado—. ¿Qué quieres?

El gigante sonrió inquieto y volteó a mirar al moreno en busca de ayuda, pero JongIn se limitó a encogerse de hombros y fingir mirar a otro lado. Traidor.

—Mmm, perdona que te moleste, pero quería...

Respiró profundamente y mordió su labio, ¡qué vergüenza! Bueno ya, no importaba, necesitaba aprobar.

—¡Ayúdame con mi tarea de Teoría Musical! —Exclamó con fuerza antes de inclinarse noventa grados hacia el más bajo.

—Diez mil wones —respondió el pálido, alzando la mano dispuesto a recibir su paga. Los dos amigos se quedaron boquiabiertos.

—No, no; no quiero que la hagas por mí —aclaró ChanYeol sacudiendo ambas manos en negativa—; quiero que me asesores para hacerla yo mismo.

El más bajo suspiró y asintió.

—No soy bueno enseñando —declaró directamente antes de mirar al rededor y señalar a un joven castaño de casi su misma estatura que se encontraba ordenando los papeles en el pizarrón de anuncios—. Pregúntale a él.

Apenas el pálido terminó de hablar, el muchacho al que había señalado se dio la vuelta y le sonrió a un par de chicos que pasaban por ahí, dejando al más alto por completo embobado. ¡Qué hermoso era!

El ángel castaño hablaba de forma relajada, haciendo reír a los muchachos con ocurrencias que el pelinegro no pudo escuchar pero que tampoco le importaban en ese momento, pues la mirada brillante y la sonrisa abierta y cuadrada en el delicado rostro del más bajo eran suficientes para dejarlo perdido en el espacio.

—¿Qué esperas? —Habló JongIn sacándolo del trance.— Háblale.

ChanYeol asintió e intentó avanzar hacia el hermoso extraño, pero sus piernas se sentían como dos bloques de cemento que a su alto pero debilucho cuerpo le era imposible mover. ¿Qué era ese hormigueo que estaba sintiendo en la punta de los dedos? Si tan solo...

Un teléfono resonó en el pasillo, y el de sonrisa cuadrada volteó el rostro directamente hacia él, dejando al pelinegro congelado sobre su sitio. ¡Oh por dios! ¿Qué debía hacer ahora? ¿Por qué lo miraba? ¡Ayuda! ¿Qué estaba pasando? ¿Se vería tan obvio?

El castaño arrugó el entrecejo con extrañeza al sostener la mirada del más alto y le dedicó una suave sonrisa que terminó de derretirlo, para luego darse la vuelta y salir de la escuela sin mirar atrás.

El gigante sonrió embobado y se prometió a sí mismo que el lunes a primera hora se acercaría al más bajo y le pediría que lo ayude con su tarea, luego haría todo lo posible para pasar tiempo con él y finalmente convencerlo de ser su novio. Sí, era un excelente plan; ya hasta podía verse a sí mismo tomando su mano y saliendo en citas.

—¿Chan...?

El más alto volteó hacia la extrañamente trémula voz de su mejor amigo y se encontró con el rostro lívido de JongIn cubierto en lágrimas, con los ojos abiertos como platos y los labios temblando mientras su mano apretaba fuertemente su celular.

—Nini, ¿qué pasó? —Preguntó el pelinegro tomando a su amigo por los hombros.

—Mi papá...

Ambos jóvenes corrieron al hospital para encontrarse con la atroz noticia sobre la muerte del padre del moreno, y convertirse automáticamente en pilares para la madre y hermana de JongIn, quienes aún no podían creer ni aceptar que su mayor fuente de fortaleza y amor se haya ido.

Aquella semana, mientras se realizaban todos los ritos para la cremación del señor Kim, los amigos se encontraron sumergidos en un mar de lágrimas tanto propias como ajenas que solo lograron secarse con el tiempo, pero cuyos sollozos no terminarían de sonar hasta meses después de incluso terminada la escuela.

A partir de ese momento, nada fue igual; incluyendo el plan del más alto con el castaño de hermosa sonrisa, a quien después de aquella fatídica semana, no volvió a ver jamás por la escuela.























¡Hola!

Bienvenidx a "Álbum de Promesas", la tercera entrega de la serie Memorias.

Primero que nada, quiero agradecerte de todo corazón por darle una oportunidad a mi historia; y en segundo lugar, quería aclarar que no es necesario leer los primeros dos títulos de la serie para entender este tercero: aunque la vida de la mayoría de personajes esté entrelazada, cada pareja tiene su propio espacio y tiempo, aún con la coincidencia de momentos y memorias dentro de sus historias, no dependen la una de la otra.

Si tienes alguna duda o sugerencia, no dudes en decírmela; responderé con gusto ^^.

Gracias infinitas por leer.

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