Capítulo Dos
Se acercaban los exámenes finales de su tercer año en la carrera de Producción Musical y ChanYeol seguía sin creer que la vida que planeó cuando era joven haya dado un giro tan grande tras su primer semestre, cuando se dio cuenta de que la Publicidad no era en realidad su verdadera vocación.
Había sido estúpido al dejarse llevar por las entretenidas propagandas que gustaba ver en la televisión, creyó entender cómo se hacían y pertenecer a ese mundo. No fue hasta que se encontraba realizando su primer proyecto que notó lo tedioso que le parecía, lo lento de su razonamiento en el tema en comparación con el resto de sus compañeros, incluyendo su mejor amigo.
JongIn, quien había dejado la danza tras la muerte de su padre, y quien eligió seguirlo solo para pasar el rato hasta que eligiera un nuevo camino de vida, se convirtió rápidamente en el favorito de la facultad por el gran talento y genialidad que tenía, mostrándole a ChanYeol lo que realmente significaba nacer para una profesión.
Él nació para ser músico, se lo habían dicho toda su vida; pero se negó a escuchar, ignoró cada una de las señales y terminó arrepintiéndose por todo el tiempo que había perdido.
Cómo extrañaba ahora a su profesor de Teoría, aquel hombre gordito y amable a quien solía evitar en la secundaria, pero quien siempre tenía a la mano alguna técnica peculiar para ayudar a sus estudiantes a entender la base de la música.
Debió haberle prestado más atención; no estaría sufriendo en la búsqueda del Director de su carrera para pedirle que le diera una nueva oportunidad de presentar su trabajo final si no hubiera sido un tonto testarudo que se pasaba toda la clase de música estudiando para otra asignatura.
El más alto se encontraba caminando por los elegantes pasillos de la facultad de Negocios, buscando la oficina que su Director tenía allí al haberse graduado en ambas carreras, ejerciendo las dos con el éxito y sabiduría que ChanYeol solo podía soñar con tener; cuando se dio cuenta de que estaba completamente perdido.
—Disculpa. —El futuro Productor Musical se acercó a un joven de cabello negro y semblante serio, apoyado en la pared mientras revisaba algo en su tablet, y le sonrió ampliamente intentando verse amigable.
El extraño no le regresó la calidez, se limitó a mirarlo fijamente esperando a que el alto pelirrosa dijera lo que quería y lo dejara en paz.
—¿Sabes dónde puedo encontrar la oficina del profesor Jung YunHo?
El serio desconocido se irguió y suspiró.
—Sígueme —ordenó comenzando a caminar lejos del más alto, quien se dispuso a obedecer al sujeto con algo de desconfianza, hasta que llegaron a la pequeña rotonda ubicada al centro de la edificación—. Es por allá; segunda oficina de la derecha.
El pelirrosa intentó seguir la dirección que señalaba el dedo índice del extraño, pero se distrajo a medio camino cuando sus ojos captaron un familiar rostro ubicado en una de las bancas que rodeaban la fuente central.
¿Qué hacía él aquí? ¿Estudiaba Negocios? ¿No había pertenecido antes al área de Música? ¿Se habría equivocado de vocación al igual que él?
ChanYeol no notó la partida del desconocido que lo había ayudado, ni lo espeluznante que se veía mirando fijamente al castaño con quien se había ilusionado en la secundaria y a quien no volvió a ver después de aquel fatídico viernes. Sin embargo, de lo que sí fue consciente, fue que la sonrisa amplia y el brillo que rodeó al hermoso ángel aquella primera vez habían desaparecido.
Al principio no le dio importancia, pues ese aspecto apagado, lloroso y agonizante era solo una consecuencia más de la universidad y sus exámenes finales, sin importar la carrera que estudiaras; mas cuando una silenciosa y lenta lágrima empezó a rodar por la mejilla del castaño, el más alto supo que algo andaba realmente mal.
Quiso acercarse; quiso ofrecerle un pañuelo, aunque no tuviera ninguno; o un hombro para llorar, aunque el más bajo no tuviera idea de quién era ChanYeol. Quería hacer algo para que el muchacho que tanto lo había impresionado aquella vez se sintiera mejor y volviera a resplandecer como antes.
Curiosamente, no parecía ser el único mostrándose preocupado por el castaño.
Un hombre de estatura parecida al hermoso ángel, con piel color vainilla y elegante presencia, se acercó al lloroso hombre y le ofreció un pañuelo que desde lejos se notaba lo caro que era; no obstante, el castaño lo rechazó. Se limpió la humedad de sus mejillas con sus propias manos y se puso de pie con labios temblorosos.
—Baek, lo siento mucho —dijo el chico de piel vainilla con preocupación ocupando su semblante.
El castaño negó y bajó la cabeza, ocultando las nuevas lágrimas que comenzaban a salir.
—Estaré bien, Jun... —respondió con un hilo de voz que contradecía sus propias palabras.
El nombrado dio un paso hacia el ángel, con la obvia intención de abrazarlo, pero el de nariz sonrosada por las lágrimas, retrocedió y se abrazó a sí mismo aumentando la fuerza de su llanto.
—Lo siento... No... no puedo con esto —sollozó colocando las manos sobre sus ojos.
—BaekHyun...
El nombrado negó, limpió las lágrimas restantes con sus puños y se alejó del hombre del pañuelo caro, caminando en dirección al sendero por el que había venido ChanYeol, quien fingió interesarse de pronto por las ramas del árbol más cercano, esperando no notaran lo chismoso que había sido al oír una conversación que claramente no era de su incumbencia.
Y sin embargo, el pelirrosa no podía evitar seguir la figura del castaño alejarse de la facultad con paso decidido y mirada baja, observando cómo la máscara de fortaleza con la que intentaba cubrir la fuente de sus lágrimas se iba endureciendo a cada paso. ¿Qué habría sucedido? ¿Sería grave?
Saliendo finalmente de su escondite, el futuro Productor Musical se acercó al centro de la rotonda y caminó en dirección al hombre elegante de piel vainilla que seguía parado en la misma posición desde que el castaño se alejó. Se irguió en toda su estatura y miró al contrario fijamente, en busca de respuestas.
—¿Puedo ayudarte? —Preguntó el más bajo sin mostrarse en absoluto perturbado por el gigante.
—Busco la oficina del Profesor Jung YunHo —repitió ChanYeol con voz grave y mirada penetrante, queriendo verse intimidante.
El extraño no parecía impresionado; al contrario, si no fuera por el claro pesar inundando su expresión, cualquiera diría que la actitud del gigante le había parecido hasta divertida.
—Segunda oficina de la derecha —dijo señalando en la misma dirección que el primer desconocido.
El pelirrosa se inclinó levemente en agradecimiento y observó al más bajo dirigirse pacientemente hacia las escaleras, donde una joven pelinegra lo esperaba con los brazos abiertos y un tembloroso puchero.
¿Ella tendría algo que ver en todo aquello? ¿Por qué no se había acercado al castaño entonces? No, se veía más preocupada por el hombre de piel vainilla que por el ángel hermoso.
BaekHyun. Así lo había llamado el de pañuelo caro; ¿sería realmente su nombre o un apodo? ¿Estudiaba verdaderamente negocios o solo había venido por el otro sujeto? ¿Sería muy raro si se acercaba y se ofrecía a ser su nuevo amigo/futuro novio?
—¡Park!
El gigante se sobresaltó con el grito y se dio un giro completo buscando a quien lo estuviera llamando, encontrándose con uno de sus compañeros de carrera mirándolo fijo y con el entrecejo levemente fruncido.
—YoonGi, hola, ¿qué haces aquí? —Preguntó ChanYeol despertando de su trance.
El bajito de cabello ahora color menta cayendo por su frente, a quien sí terminó pagándole para que hiciera todos sus trabajos de Música durante su último año en la secundaria, se encogió de hombros y acomodó las carpetas que tenía apiladas sobre sus delgados brazos.
—¿Vienes a ver al profesor Jung? —Consultó el pálido sin cambiar su expresión indiferente; el pelirrosa asintió varias veces y sonrió.— Sígueme.
Sí, cierto; ChanYeol estaba ahí para hablar con su profesor y mejorar en todos los aspectos de su carrera, no podía estar preocupándose por el hermoso ángel cuando él mismo se encontraba a punto de llorar por la intensidad del mayor al llamarle la atención, como si le apasionara profundamente regañar a sus alumnos.
La competencia era fuerte y el pelirrosa estaba determinado a triunfar, incluso si eso significaba quedarse al margen del drama que había presenciado y limitarse a observar a su hermoso castaño a lo lejos.
Se había sorprendido cuando, días después, el tono de cabello de BaekHyun pasó a un llamativo rojo, y se emocionó cuando la sonrisa que lo cautivó en aquel tiempo regresó; pero notar el tinte sensual y tentador que ahora rodeaba al muchacho haciéndolo ver más peligroso y menos angelical, terminó preocupando al gigante.
En poco tiempo, el resplandeciente y atractivo muchacho con quien el gigante se había ilusionado en la secundaria desapareció, dejando a un completo desconocido en su lugar; un jugador empedernido con poco respeto por los sentimientos ajenos y una mente brillante capaz de arrastrarte con él hasta el mismo infierno.
Y ChanYeol no quería ser una más de sus víctimas.
Al terminar aquel semestre, el pelirrosa se despidió del recuerdo de su hermoso ángel y no volvió a verlo por la universidad.
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