Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo Diez

Ingresaron al oscuro departamento dando tumbos, con las bocas entrelazadas en un accidentado e intenso beso mientras las manos de cada uno intentaba deshacerse de las prendas contrarias, olvidándose de la comodidad o el placer, queriendo simplemente llegar al meollo del asunto y acabar con la picazón esparcida en su piel.

BaekHyun fue el primero en apartarse, cansado de tanto golpe y torpeza, se terminó de quitar el saco y lo arrojó sobre el sofá antes de encaminarse hacia el pasadizo principal que supuso llevaba a la habitación del menor, pero se quedó congelado ante tres puertas exactamente iguales.

—La última —indicó el pelinegro, desabotonándose la camisa; el rubio asintió e ingresó a la amplia recámara mientras se quitaba el suéter.

Era bonita, ordenada y bastante colorida gracias a los dibujos que supuso había hecho el menor, además de algunas fotografías de su familia, sus amigos y él mismo, pero lo que llamó más su atención al punto de ignorar los besos en el cuello que le comenzaba a dar el pelinegro, fue un par de portadas de revista que él conocía a la perfección.

—¡Oh por dios! —Exclamó el Manager de Cromo apartándose de golpe y corriendo hacia uno de los cuadros ubicados sobre el escritorio.

Recordaba perfectamente esa sesión; la cantidad de personas corriendo al rededor, las fuertes luces alumbrando hacia el centro del espacio, el fotógrafo disparando a cada segundo y el joven modelo moviéndose con una naturalidad y soltura que dejaba a cualquiera boquiabierto.

—Eras increíble —suspiró el mayor extendiéndole la fotografía al antiguo modelo—; por años soñé con manejar tu carrera, pero no pude encontrarte tras tu retiro y luego simplemente cambié de rubro —se encogió de hombros intentando alejar el resto de sus recuerdos de esa época.

SeHun se mostró melancólico mientras dejaba la fotografía en su lugar y le pidió al mayor que se retirara antes de subir a la cama con un pequeño cuadernillo en manos, y comenzar a dibujar. BaekHyun suspiró sin entender mucho de lo que pasaba y se puso de pie.

—Mejor así, no quiero que JunMyeon vuelva a golpearme —dijo quitándole importancia.

El menor levantó la mirada con sorpresa ante la mención de su jefe.

—¿Él hizo qué? —Preguntó con los ojos abiertos como platos. El rubio asintió distraído a la vez que volvía a colocarse el suéter.

—Me gritó por haberme metido contigo y me dio un puñetazo en el ojo —arrugó la nariz y se acarició levemente el párpado izquierdo—; no sabía que tuviera tanta fuerza —se burló.

—¿Cuándo fue eso? —Insistió el menor poniéndose de pie.

—A inicios de año —dijo Baek intentando apartar de su mente la imagen del gigante ayudándolo y curando su herida.

—Espera, ¿no te dijo nada más? ¿No te dio razones o algo?

El mayor frunció el ceño ante la sorpresiva curiosidad del normalmente indiferente muchacho y decidió ser honesto.

—Me insultó, me dijo que no volviera a acercarme a ti y luego me golpeó —mordió su labio, pensativo; recordando el semblante serio y molesto de JunMyeon cuando lo amenazó—. Debes gustarle.

SeHun quedó congelado con sus palabras y Baek lo compadeció, él también estaba sorprendido pues siempre pensó que el Jefe del menor era heterosexual, nunca lo vio salir con un chico, pero habían pasado tanto tiempo separados que no descartó la idea; después de todo, el pelinegro valía la pena.

—¿Qué pasa? —Cuestionó el mayor al ver a SeHun dejándose caer contra la pared, aturdido.— ¿No lo sabías? Ups...

—Lo sabía, solo... —el pelinegro levantó la mirada y se negó a hablar con Byun, mostrándose incómodo. Bien, mejor así, el rubio no quería inmiscuirse más en todo el asunto de Jun y su protegido.

—Tranquilo, me iré y te dejaré solo con tus cavilaciones.

Se colocó el saco y se acercó a la puerta; sin embargo, antes de abrirla, volteó hacia el pelinegro y lo observó con los ojos entrecerrados, viendo a través de las ojeras y la baja de peso del más alto.

—¿Qué? —Espetó SeHun a la defensiva.

—Deberías decirle —soltó BaekHyun sincero—; lo que sea que estés pensando o sintiendo, deberías decírselo antes de que lo que sea que tengan se arruine.

—No sé de qué hablas —dijo el pelinegro regresando a su típico semblante indiferente.

Pero el rubio no se dejaría engañar más por esa máscara. Cayó en aquel truco cuando se estaban acostando y el menor no parecía realmente contrariado con que solo tuvieran sexo; pero ahora era diferente: había visto verdadera preocupación, tristeza y hasta desolación pasar como un destello de luz por su rostro. Sin importar lo gruesa que fuera la armadura con la que intentaba cubrirse, BaekHyun podía ver a través de ella: él tenía una parecida.

El rubio sonrió divertido ante el destino golpeándolo en la cara con su propia corbata y decidió que no quería que SeHun siguiera su mismo camino.

—Como quieras —murmuró antes de abrir la puerta—; pero cuando JunMyeon comience a ignorarte y se refugie en una bonita pelinegra que responde al nombre de Irene, por favor búscame para decirte "te lo dije" con luces de colores.

SeHun bajó la mirada con los ojos abiertos como platos, permitiéndole ver al mayor lo lejos que había llegado el asunto.

—Oh, ya veo... —Byun suspiró y se acercó nuevamente al pelinegro.— Lo siento, Hunnie; sé cuanto duele perderlo.

JunMyeon había sido su mejor amigo antes de que su propio dolor y estupidez lo alejaran de su lado al punto de permanecer lejos y solo volverlo a ver por trabajo o para ser golpeado por él tras haberse metido con el chico al que quería.

—Llámame si... consideras volver a modelar. —Pronunció el rubio a modo de broma, sin querer verse demasiado interesado en el drama; pero el semblante decaído del pelinegro lo hizo sentir como un tonto.

Baek abrió la puerta y mordió su labio, dudoso, antes de simplemente dejarse llevar.

—O si necesitas cualquier cosa, ¿de acuerdo? —ofreció con una sonrisa que fue correspondida por el menor, viéndose tan hermoso que Byun pudo comprender a Jun por quererlo, era imposible no sentirse enamorado de alguien tan dulce y hermoso como SeHun.

Por eso BaekHyun prefería alejarse, aquel sentimiento solo le dejaba un mal sabor de boca y una inquietud que le impedía dormir por las noches.

Tras asentirle al menor en despedida, el mayor se marchó, dejando que su mente vagara entre memorias perdidas y épocas antiguas que volvían a estrujarle el corazón, como si pudiera verse de nuevo huyendo de todos, incluso de su mejor amigo, para que no lo vieran llorar, para que no sintieran pena de lo estúpido que había sido.

Le hubiera gustado decir que había pasado un largo tiempo desde la última vez que el dolor azotó su alma con un bate incrustado de clavos, vidrios y restos de los trozos desgarrados de su propio corazón; pero estaría mintiendo. A veces sentía como si el bate nunca llegara a detenerse.

¿Eso significaba que necesitaba ayuda? Sí, lo sabía, varios de sus amigos se lo habían dicho, pero ¿era ChanYeol el indicado para dársela?

—¿BaekHyun? ¿Qué haces aquí? —Dijo el gigante mirando sorprendido al rubio parado delante de su puerta.

Su ángel se dio la vuelta sin decir nada e intentó huir, pero el peligrís lo tomó del brazo y lo detuvo antes de que llegue al ascensor.

—Espera, por favor —pidió encarándolo, pero el rubio se negaba a mirarlo—. ¿Sucedió algo?

Su ángel negó y suspiró antes de levantar la mirada.

—Tenías razón —admitió en un murmullo que bien pudo haber sido imaginado por ChanYeol.

—¿Qué? —Preguntó atónito. Baek resopló y sacudió su cabello con frustración.

—¡¿Tan sordo estás?! ¡¿Estas orejas no sirven de nada?! —Se quejó saltando para intentar sujetarlas, pero el gigante retrocedió.

—¡Yah! ¡No me insultes! —Se quejó Park alzando la voz.

El rubio gruñó y dio un par de golpes en el pecho del más alto que casi se sintieron como caricias para el peligrís.

—Tenías razón, ¿de acuerdo? Me escondo tras una armadura y todo lo que dijiste; tenías toda la maldita razón —aceptó antes de desplomarse contra la pared.

ChanYeol observó fijamente a su ángel, sorprendido de verlo frente a él admitiendo algo que creyó tardaría mucho en aceptar, y respiró profundamente concentrándose en no arruinarlo.

—Entonces, déjame ayudarte —pidió intentando acercarse, Baek se apartó y negó.

—No puedes.

—Mira, yo entiendo que te sea difícil confiar en mi y...

—No —le cortó el rubio empezando a caminar de un lado a otro—; no me refiero a eso. Sé que quieres hacerlo y tienes toda la voluntad para ello; pero no puedes, no funcionará.

—¿Por qué estás tan seguro? —Consultó el peligrís frunciendo el ceño.— ¿Lo has intentado antes?

—No, pero...

—Ves, entonces puede que sí funcione y...

—No lo hará, ChanYeol —dijo en un susurro lastimero que estremeció al gigante—; esto... No sé qué creas que es pero...

Pasó la mano por su cabello y negó, sin saber cómo expresarse.

—Es como estar conduciendo un auto sin frenos a toda velocidad, sin cinturón o bolsas de aire, nada que te proteja —volvió a apoyarse en la pared—; el camino es errático y... No hay cómo detenerte.

Mordió su labio, pensativo y luego levantó la mirada hacia el peligrís, quien lo observaba con sincero interés.

—Maniobras el timón lo mejor que puedes queriendo esquivar obstáculos, pero es imposible; chocas contra postes, señales, golpeas autos sin querer, y los transeúntes... Dios, sin importar que toques la bocina o grites para que se aparten, ellos no se mueven —bufó con ironía—; ellos creen que vas a detenerte, que pueden ser capaces de acabar con el caos, de salvarte. Pero terminan igual de dañados como todo lo demás.

Suspiró.

—Y eso me lastima —declaró bajando la mirada—. Me duele verlos sufrir: sin importar lo que mis amigos digan, es mi culpa.

Encajó la mandíbula y golpeó su cabeza contra la pared.

—¿Sabes por qué? —Preguntó con la mirada vidriosa y el semblante apagado.— Porque el carro está en perfecto estado; los frenos funcionan, pero soy yo quien se niega a detenerse.

ChanYeol abrió la boca queriendo decir algo, pero sin encontrar palabra.

—No importa lo que hagas, Poste, no va a funcionar porque yo no quiero sanar —declaró finalmente el rubio enderezando su postura y soltando un profundo suspiro.

—Ángel —pronunció el peligrís dando un paso hacia el más bajo—; ¿me dejarías intentarlo igual?

El Manager de Cromo cerró los ojos y negó.

—No, Channie, no quiero que te lastimes.

El más alto tomó el rostro de BaekHyun entre sus manos y le sonrió con dulzura.

—Verás, soy algo obstinado y no voy a rendirme hasta que lo intente por lo menos.

El rubio negó con destellos de preocupación en la mirada.

—Tendré puesta mi propia armadura, ¿sí? Por favor —dijo inocente, conmoviendo profundamente al más bajo.

Cómo podría Byun negarle cualquier cosa a aquella mirada amplia y llena de ilusión.

—Promete que saltarás antes de que te atropelle —condicionó el rubio; Park rió y asintió.

—Lo haré; si no logro que bajes del auto o lo detengas, subiré al asiento del copiloto y continuaré el resto del camino a tu lado —le guiñó.

El Manager de Cromo sonrió divertido y besó una de las palmas del gigante.

—De acuerdo, ve por tus maletas.








La advertencia fue hecha... 👀

Gracias por leer ^^.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro