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Capítulo Dieciséis

Madrid acogió la exposición con los brazos abiertos, con regalos y ceremonias que impresionaron a ChanYeol, quien se encontraba agradecido de que BaekHyun haya pensado en contratar un traductor para los países hispanohablantes, pues de otro modo no hubieran podido siquiera salir del aeropuerto.

Las calles eran bellísimas, pero lo que las volvía impresionantes era la amplia sonrisa que el rubio le regalaba durante cada paseo, mostrándose realmente a gusto e instándolo a ser él mismo, sin reprimir la risa ruidosa de la que tanto se habían burlado y el carácter explosivo al que solían temerle. Su ángel no parecía asustado en absoluto; al contrario, se mostraba aún más risueño cada vez que lo veía explotar.

Por suerte, ninguno de sus enfados habían sido dirigidos hacia él.

Con la relación más profunda que estaban creando, y el lado sexual que estaba descubriendo del más bajo, Park se dio cuenta que el manager de Cromo era como un laberinto, con caminos y pasajes nuevos durante cada vuelta, con aquella sensación de no ser capaz de conocerlo todo o poder salir de ahí, pero al gigante no le importaba.

De acuerdo, lo incomodaba un poco el lado exhibicionista que parecía tener el de manos hermosas, como cuando lo sedujo para tener sexo en el avión camino a NuevaYork; primero, le hizo una felación en su asiento mientras fingía dormir, y luego lo arrastró hacia el baño para que lo empotrara contra la puerta, lo que resultó en una severa llamada de atención del mismo piloto.

Lidiar con el libido de BaekHyun en los lugares menos pensados y apropiados era todo un reto, pero era compensado con el resto de facetas que el más alto estaba conociendo, como el lado musical de su ángel, a quien oyó cantar mientras se duchaba, quedando por completo encantado con la voz tan melodiosa y perfecta que tenía. ¡Él en vez de manager, debió ser cantante!

Otro aspecto que también le gustaba era su sentido del humor, las bromas que hacía o la manera que tenía de llamar la atención para animar el ambiente, dispuesto a hacer imitaciones, juegos y todo lo que se le ocurriera con tal de lograr que las personas a su alrededor se sintieran cómodas, ganando así el afecto de varios de los empresarios con los que estaba lidiando durante la gira.

Sin embargo, no todos los días eran color rosa; a veces, el rubio tenía un altercado con alguno de los inversionistas y no podía sacudirse la molestia hasta después de llegar al hotel, donde descargaba su frustración con el gigante sobre el más mínimo detalle, llegando al punto de enfadar también a ChanYeol, quien prefería alejarse del más bajo para no empeorar la situación.

Justo como sucedió en Los Ángeles.

—¿Channie? —Llamó el manager de Cromo antes de dar tres suaves toques en la puerta del baño.

Después de una de las peleas más grandes que habían compartido, Park decidió encerrarse en el baño queriendo mantener su furia al margen, ayudándose incluso del agua caliente para relajar sus músculos, los cuales se encontraban aún tensos y listos para pelear.

—Chan, abre por favor —insistió BaekHyun volviendo a golpear la puerta.

—Vete —pronunció el más alto cerrando los ojos y casi forzándose a respirar.

Una cosa era aguantar golpes dirigidos al resto del mundo, pero cuando Baek comenzaba a decirle cosas hirientes que le recordaban a todo el bullying que había recibido de pequeño, el instinto protector del peligrís lo instaba a perder el control y acabar con lo que sea que estuviera delante suyo. Pero jamás se permitiría herir a su ángel.

—Lo siento, ¿sí? Me pasé —una nueva percusión contra la madera—. ¿Puedes abrir para que hablemos?

El Compositor respiró profundamente y golpeó la pared de la ducha con su puño.

—Déjame solo —dijo con voz ronca, furiosa; aunque en el interior se encontrara rogando.

No debía perder el control, no quería lastimarlo.

Hubo silencio al otro lado y el más alto exhaló tranquilo pensando que el rubio había entendido la indirecta; pero cuando la puerta se abrió de golpe para mostrar a un impaciente BaekHyun sosteniendo uno de los palillos con los que solían comer, supo que lo había subestimado.

—Intenté que fuera por las buenas —dijo el más bajo acercándose a la puerta de vidrio de la ducha para desnudarse por completo e ingresar a lado de ChanYeol, quien se había quedado estático ante las acciones del rubio.

—Aléjate —Espetó una vez que recuperó el sentido. Su ángel rodó los ojos y lo tomó del cuello para acercar su boca a la suya y devorarla con la misma intensidad con la que habían peleado antes.

Park se encontraba al borde de su abismo personal, a punto de perder toda clase de racionalidad y arremeter contra el manager de Cromo, quien dio un salto para rodear su cadera con las piernas y comenzar a rozar su pene con el del gigante, gimiendo en cada movimiento por la dura fricción que estaba creando y que terminó por arrojar a Park al vacío.

El peligrís alzó a Byun y acomodó su eje en la estrecha entrada sin siquiera pensarlo, agradeciendo por dentro al notar que el rubio se encontraba ya preparado, o definitivamente lo hubiera desgarrado con la poderosa estocada que golpeó perfectamente en el punto dulce del más bajo, haciéndolo gritar a toda potencia.

La sensación era increíble, el vigor, la necesidad, la furia misma en una embestida combinada que terminó en un cegador orgasmo, llevándolos a ambos hasta el suelo de la ducha, deshuesados y medio dormidos, por completo drenados por el oscuro sentimiento que antes los había estado consumiendo.

—La mejor reconciliación de todas —dijo BaekHyun con los ojos cerrados antes de sonreír y abrazarse a su gigante, quien no dudó en sostenerlo contra su pecho y llenarlo de besos a modo de agradecimiento.

—Sé que no será fácil, pero voy a protegerte —susurró contra su cabello—, incluso de mí mismo.

Nunca nadie había sido capaz de enfrentarse a su furia y detenerlo con tanta facilidad; el más bajo era grandioso, pero estaría condenado si alguna vez dejaba que sus ganas de jugar con fuego lastimaran a su Ángel.

México era colorido, cálido y a ellos les encantaba; desde la comida, las calles, hasta el alcohol y la música. Tras otra exitosa exposición, los amantes se encontraron cantando boleros a todo pulmón en un bar tradicional donde les sirvieron un buen tequila y un plato de tacos y enchiladas que saborearon hasta cansarse, regresando a casa abrazados y aún cantando "Sabor a mí" como todos unos expertos.

—Ammo tu vozz —dijo ChanYeol arrastrando las palabras debido al alcohol. El rubio rió y negó.

—Yo a-mo la tuya —le dijo con un incesante hipo interrumpiendo sus palabras.

—No, no, no —espetó Park con el ceño fruncido—. Yo te amo a ti.

El manager de Cromo se quedó congelado, sintiendo como el efecto del alcohol salía de su sistema ante tan sorpresiva declaración.

—Pod-dría morir por ti —se rió—, pero no, no... no morir... ¡vivir! Viv-viré para ti, Ángel, te protegeré... te lo prometo.

BaekHyun se apartó ante el escalofrío que acarició su columna y miróal gigante caminar chistoso hacia la entrada del hotel.

¿Lo habría dicho en serio? No, seguro que no; podía apostar que solo era la bebida.

Sin querer darle importancia, regresó a lado del más alto y lo ayudó a llegar al elevador, oyendo sus cánticos y conversaciones sin sentido hasta que pudieron llegar a su habitación y el Compositor cayó casi desmayado al centro de la cama, dándole una excusa a BaekHyun para quedarse despierto y reflexionar sobre todo lo vivido en el viaje y las muchas declaraciones de ChanYeol.

Él había dicho que quería ayudarlo a mejorar, había prometido protegerlo muchas veces en todo el tiempo que llevaban juntos, y lo había oído declararse en distintas ocaciones. Pero, ¿por qué la frase que acababa de escuchar tuvo más impacto que las otras? ¿Qué las diferenciaba?

Que antes no había querido creer que eran sinceras.

El rubio se puso de pie y se dirigió a la ducha, necesitaba un baño para aclarar su mente; quedaban pocos días antes de regresar a Seúl y quería tener las cosas bien en claro antes de hablar con el Compositor; después de todo, era una gran persona y no se merecía ser lastimado.

Volaron a Argentina al siguiente día. Park no recordaba nada de lo que había dicho la noche anterior y el más bajo no pensaba recordárselo, aún no.

Tras una candente sesión de sexo en el baño de discapacitados del aeropuerto y un trabajo de mano en el avión, aterrizaron en Buenos Aires y se dirigieron a su hotel, donde podrían descansar tranquilamente hasta el día siguiente que se realizaría la exposición, tiempo que aprovecharon para salir a conocer la ciudad y comer algo, disfrutando de su tiempo juntos y dándole suficientes respuestas a BaekHyun para tomar finalmente su decisión.

—Channie, ¿podemos hablar? —Preguntó la noche antes de regresar a su país.

El nombrado frunció el ceño confundido por el nerviosismo de su ángel y terminó de cerrar su maleta antes de asentir y sentarse frente al más bajo.

—¿Sucede algo? —Preguntó preocupado; el rubio suspiró.

—Yo... —mordió su labio y apartó la mirada.— Creo que es hora de que saltes, cariño.

El peligrís acentuó la arruga en su entrecejo y se inclinó hacia el rubio.

—¿Qué? No entiendo.

El manager de Cromo cerró los ojos y respiró profundamente antes de tomar las manos del gigante y acariciarlas con sus dedos.

—Nuestro acuerdo... debemos terminarlo.

ChanYeol observó al más bajo con los ojos grandes y temerosos y sujetó sus manos con fuerza.

—¿Por qué? ¿Hice algo mal? —Preguntó con la respiración acelerada y su cuerpo comenzando a vibrar.

BaekHyun conocía esos signos, los había estudiado con cuidado durante estos días, Park estaba a punto de perder su bendito control. Normalmente disfrutaría llevándolo al extremo solo para tener candente sexo que lo dejara totalmente derrotado sobre la superficie más cercana, pero ahora era diferente, lo necesitaba calmado y lógico para no perder la confianza que habían obtenido; no quería perderlo, pero tampoco podía darle lo que él quería.

—No, Channie, claro que no; eres perfecto —dijo con toda la sinceridad existente en su sistema—. Yo soy el del problema.

El gigante apartó la cabeza, decepcionado.

—No lo digo por decir, Chan; no es una excusa, sabes que yo no hago eso —prometió.

El Compositor apartó sus manos y se dejó caer contra el respaldar de la silla en la que estaba. Baek se inclinó hacia él esta vez y estiró su mano para forzarlo a responder a su mirada.

—Te daré detalles, ¿de acuerdo? Necesito que me entiendas.

El gigante no respondió, se limitó a observar al rubio con un suave puchero adornando sus labios.

—Hemos pasado un mes maravilloso, hemos tenido experiencias increíbles que nos unieron sobremanera y he desarrollado mucho cariño por ti, Channie, de verdad —Byun dejó caer la mano sobre los puños del más alto—; pero es todo lo que siento.

El peligrís cerró los ojos y sus labios comenzaron a temblar.

—No me quieres —susurró con voz rota.

—No de la manera que esperabas; pero eso no significa que no seas importante para mí, porque lo eres, Park ChanYeol, lo eres.

Baek se arrodilló frente a él buscando su mirada, notando lágrimas rodar por su mejilla.

—Lo intenté, sabes que lo hice —prometió odiando ver al gigante llorar—; fuiste un estupendo novio y te adoro, Channie; pero no quiero lastimarte más. Tú quieres algo diferente a lo que yo puedo ofrecerte.

—No, no es así —dijo el más alto tomando el rostro de su ángel entre sus manos—; yo te quiero a ti.

—Channie, por favor —rogó sintiéndose también a punto de llorar—; he frenado el auto por ti; eres demasiado valioso para mí como para dejar que mi estupidez te atropelle —declaró bajando la mirada, dolido.

El gigante lo abrazó con fuerza decidido a aferrarse a cualquier oportunidad por más pequeña que fuera; sin embargo, el más bajo apartó sus brazos y volvió a enfrentarlo con la máscara de desinterés y tranquilidad que no le había visto usar desde que comenzó el viaje.

—Pero nada ha cambiado, dulzura —sonrió levemente, quitándole importancia a todo.

Entonces Park supo que su ángel se había ido. El hombre cálido, divertido, exagerado y cariñoso con el que había convivido durante el último mes se había vuelto a esconder en la profundidad de esa gruesa armadura y no parecía dispuesto a regresar con él.

Sin decir una sola palabra más, ChanYeol se puso de pie y salió de la habitación sin mirar atrás.














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