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Los fuertes rayos de sol despertaron a la pareja con gruñidos, y no en la manera romántica que solían mostrar en las películas, lo que provocó que BaekHyun se levantara de un salto y fuera a empujar el colchón hacia la ventana para cubrirse del astro rey e intentar dormir un poco más.

Era sábado, por todos los cielos, se merecían dormir hasta tarde.

Cuando el sofá volvió a verse envuelto en penumbra, el castaño se acercó al cálido cuerpo del más alto y se acostó a su lado, envolviéndose con sus brazos.

—Buenos días —susurró ChanYeol aferrándose más a su ángel.

—Aún es muy temprano, Channie, duerme —respondió Byun girando levemente la cabeza para dejar un suave beso en la mandíbula del más alto.

Park suspiró complacido y apoyó su rostro sobre el cabello del más bajo, sonriendo satisfecho ante el familiar aroma y el gustoso ronroneo en respuesta.

Luces fueron prendidas al mismo tiempo que algo golpeaba el suelo.

—¡Ay, por favor!

El quejido resonante desde la puerta los forzó a despabilarse.

—¡Tienes que estar bromeando!

La pareja se sentó alertada por el tono furioso de JongIn, el mejor amigo del gigante, quien se encontraba caminando de un lado a otro por la cocina mientras KyungSoo, su novio y amigo de Baek, observaba a los tortolitos adormilados con diversión.

—Es exactamente lo que crees —pronunció BaekHyun asintiendo con firmeza.

—¿Ah sí? No me digas —Respondió el publicista con sarcasmo.

Byun suspiró y pasó las manos por su cabello mientras se ponía de pie.

—Entiendo tu furia, JongIn, herí a tu amigo y lo siento mucho —declaró sincero—; me demoraré la vida entera recompensándolo por eso.

Prometió acariciando la mejilla de su gigante con adoración.

—Pero ahora te pido que me cedas el mismo voto de confianza que te di tras el error que cometiste en el pasado con KyungSoo, y me permitas arreglar mi desastre.

El moreno bufó con molestia y se cruzó de brazos.

—Eso fue diferente —se defendió.

—Claro que lo fue, son circunstancias distintas, JongIn; pero el daño que causamos y lo idiotas que fuimos...

El castaño suspiró y sacudió la cabeza.

—No me agradas —declaró sincero—, y sé que yo tampoco soy Santo de tu devoción; pero sé cuánto amas a KyungSoo y sé lo mucho que él te adora.

Tragó mirando con cariño a su amigo.

—Por ello, aunque ninguno de nosotros haya estado de acuerdo, convencí a los demás de no interferir en su relación —declaró sorprendiendo al moreno—; acepté darte una segunda oportunidad después de lo que hiciste para demostrar que podías cuidar de él. Y no me he equivocado. Te has superado a ti mismo protegiéndolo... incluso de mí —su voz se quebró.

ChanYeol se acercó a su ángel y lo rodeó por la cintura, dándole fuerza.

—Pero ahora, soy yo quien necesita que le des una oportunidad, JongIn —pidió con los ojos humedecidos—, quiero que confíes en que no voy a volver a lastimar a tu amigo; al contrario, voy a cuidarlo, protegerlo y hacerlo completamente feliz.

Lágrimas rodaron por las mejillas del castaño destruyendo las barreras del publicista, quien no pudo evitar acercarse a Byun para tomar sus manos enguantadas a modo de consuelo.

—Como dice SeHun, no solo hagas promesas, ¿de acuerdo? Encárgate de cumplirlas.

BaekHyun asintió varias veces con firmeza.

—Está bien, les doy mi bendición —dijo el moreno de manera ceremoniosa, ganándose un golpe juguetón en el hombro de parte de su mejor amigo.

—Gracias —sonrió el castaño, radiante, sintiendo la cabeza de su adorado gigante posarse en su hombro mientras este lo estrechaba entre sus brazos, feliz de tenerlo nuevamente a su lado.

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SeHun estaba finalmente tranquilo. Las pesadillas se detuvieron cuando empezó a tener más contacto con BaekHyun, reemplazando los recuerdos sangrientos y dolorosos con momentos divertidos, conversaciones íntimas y una amistad que ni siquiera supo cómo logró consolidar.

Pero estaba hecho, Byun era ahora uno de sus amigos más cercanos, sobre todo por la larga historia que compartía con su novio y su mundo.

Por ello, estaba muy emocionado de por fin conocer al hombre al que el mayor tanto amaba, dándose con la sorpresa de que se trataba del mejor amigo de JongIn, a quien conocía hace años y quien parecía encajar perfectamente con el castaño.

La relación entre ChanYeol y BaekHYun comenzó lentamente con salidas discretas a cenar, paseando por lugares bonitos de Seúl mientras se tomaban de la mano, y llamadas que duraban horas mientras hablaban de su día.

Sin embargo, en el trabajo, aunque se saludaran con un beso cada mañana, mantenían una distancia apropiada frente al personal, conservando el porte profesional que habían mostrado desde el inicio; pero con la posibilidad de trabajar juntos y disfrutar de la compañía del otro durante el almuerzo.

Al salir, podían volver a tomarse de las manos y decidir la clase de cita que tendrían esa noche, visitando algún café frente al río Han, yendo a bailar a Itaewon, o viendo algo en el cine; cualquier cosa que se les antojara mientras estuvieran juntos.

Pasado un mes, empezaron las presentaciones formales con el resto de sus amigos y familia, donde todos quedaron encantados con ChanYeol; sobre todo los Kim, quienes le agradecieron de corazón por haber ayudado a BaekHyun a conectar nuevamente con ellos.

Todo parecía ir excelente; pero SeHun podía notar que había cierta tensión sin resolver en la pareja, causando estragos cuando se encontraban en público.

Él, como el gran amigo que era, decidió intervenir.

—¿Cuándo piensas tener sexo con él? —Encaró el menor al castaño, provocando que este escupiera lo que se encontraba tomando en ese momento.

—¡Yah! Eres tan sutil como una pistola, ¿te lo han dicho?

SeHun rodó los ojos sin darle importancia y se llevó a su amigo a un espacio más alejado del Barbecue que estaban teniendo en la mansión de los Kim.

—Se puede sentir su tensión sexual a kilómetros, incluso tu madre se ha dado cuenta —espetó el menor.

BaekHyun gruñó con molestia y pasó las manos por su cabello.

—¿Cuál es el problema? Dudo que él no quiera —preguntó SeHun alzando una ceja, incrédulo. Había visto la forma en la que Park se comía el culo de Baek con la mirada.

El castaño mordió su labio y negó, nervioso.

—No es él, soy yo —espetó cabizbajo—; tengo miedo.

—¿De qué? ¿Tan grande es? —Preguntó el pelinegro volteando a ver a ChanYeol.— No creo que la tenga más grande que la mía.

Byun rodó los ojos y golpeó el hombro de su amigo.

—No hablo de eso, tonto; no tengo miedo de él sino miedo a que me rechace.

SeHun se quedó por completo en blanco.

—¿Qué clase de estupidez es esa?

El castaño negó y se abrazó a sí mismo, más consiente de su cuerpo de lo que quisiera.

—Aún uso guantes y maquillaje frente a él Hun —suspiró, agotado—. Has visto como quedó mi cuerpo, ¿de verdad crees que me desearía si viera-

—Sí, lo creo —cortó el menor, frunciendo el ceño—. Tus marcas no tienen nada de malo.

—SeHun...

—¡No! —Exclamó, furioso.— ¡¿Desde cuándo tienes estos pensamientos?! —Espetó entre dientes.

Baek apartó la mirada y se encogió de hombros.

—No es así... No los tengo presentes siempre, ¿de acuerdo? —Suspiró.— No me importa tener las cicatrices: representan mi lucha. Sé que ustedes lo entienden y sé que jamás me juzgarían, pero...

—¿Crees que él va a juzgarte? ¿Qué clase de idiota crees que es? —Se quejó el menor. Byun rodó los ojos, frustrado.

—No creo que lo sea... No es eso... No lo entiendes.

Sacudió la cabeza.

—Él me llamaba Ángel, SeHun... ¿Cómo crees que me siento al ver que mi cuerpo parece más el de un demonio sacrificado que el de un ser celestial? No puedo... Dios... No quiero que me vea —jadeó quebrándose.

El menor suspiró cansado y se acercó a abrazar a BaekHyun, intentando consolarlo.

—Realmente eres un idiota —susurró haciendo reír al mayor.

—¿Está todo bien?

Ambos saltaron ante la voz ronca de ChanYeol, quien miraba a su novio con el ceño fruncido, preocupado al ver el ligero rastro de lágrimas humedeciendo su mejilla.

—Sí, solo... ¿Podemos irnos? —Pidió el más bajo con manos temblorosas.

Park miró confundido a SeHun antes de asentir.

—Vayan. Yo los cubro.