Capítulo 14: Viaje
—¿Armónica?
—Listo.
—¿Plumón que brilla en la oscuridad?
—Listo.
No sabía cuál era en concepto de empacar que tenían Ashton y Gohan o que hacían ellos durante sus viajes, pero tenía que ser extraño.
—¿Silbato con brillitos?
—Listo —dijo Gohan, soplando el silbato y provocando un agudo sonido.
—¿La bola mágica?
Gohan comenzó a revisar la mochila con desesperación.
—¡La bola! —chilló.
Ambos corrieron desesperados a sus habitaciones y pude oír como tiraban cosas adentro.
Yo ya estaba lista, tenía mi bolso listo y también el de Twinkle porque no podía dejarlo en el departamento solo.
Ashton, comprensivamente, había reservado una habitación en un hotel que aceptaba mascotas, así que Twinkle y los peces de Ashton podrían quedarse ahí con nosotros.
—¡Alie! —gritó Ashton desde su habitación—. ¡Requiero tu ayuda!
Me levanté del sofá y fui con Ashton, quien estaba dando vuelta su habitación, todo por una bola mágica que supuestamente daba respuestas a las preguntas que le hacías.
—Necesito mover a los peces de pecera —me informó—. ¿Me ayudas?
—Claro... ¿Cómo se hace eso?
Ashton sacó una red de un cajón, era como esas para limpiar piscinas, pero más pequeña, y me la entregó.
—Metes esto, agarras un pez y lo metes dentro de la pecera de transporte —Ashton apuntó una pecera plástica con agua que tenía sobre su cómoda, en el espacio que dejaba la otra pecera.
—Entiendo.
—Gracias.
Comencé a intentar agarrar un pez, mientras Ashton estaba buscando en su armario la bola mágica, pero los peces eran rápidos y huían de la red.
—Malditos peces astutos —mascullé.
Solo eran unos cuantos peces recluidos en un espacio pequeño, no eran ratas salvajes o moscas, por lo que no podía creer que fuera tan difícil atraparlos.
Cuando por fin agarré uno, me sentí como toda una ganadora.
—¡Tengo uno! —exclamé.
—Que bien, aunque no estamos jugando a pescar, así que no es la gran cosa.
Ignoré el comentario de Ashton y cambié al animal de pecera, para luego continuar con los demás. Cuando los cinco estuvieron en la pecera de trasporte, puse la tapa de plástico de color rosado y me volteé a ver a Ashton.
—Listo —avisé.
—Genial...
Él estaba con la cabeza metida en el altillo del armario, sobre una pequeña escalerita.
—¿Necesitas ayuda? —pregunté, al notar que estaba algo complicado.
—No... estoy bien...
Me acerqué un poco, poniéndome detrás de él, pero lo lamenté cuando se desequilibró y cayó sobre mí, dejándome tirada en el piso, con él encima.
—¡Alie! —exclamó preocupado.
Ashton se hizo a un lado, pero yo no me podía mover, pues aún el dolor me estaba recorriendo el cuerpo.
—Estoy... estoy bien —dije, para tranquilizarlo.
Ashton comenzó a revisar mi cabeza.
—¿Te duele?
—No, quizás me quede adolorido, pero está bien...
Ash me ayudó a sentarme, dejando nuestros rostros demasiado cerca, tanto que sentí mi nariz rozar la suya.
Estaba por hablar, cuando Gohan entró a la habitación con la bola mágica en la mano.
Esa era la segunda situación de esa índole que me sucedía. Primero la vez que había caído sobre Gohan en el sofá y esa vez era Ashton el que había caído sobre mí.
—¿Se iban a besar o...? —Gohan comenzó a jugar con la bola en sus manos, nervioso.
Ashton y yo comenzamos a negar repetidas veces.
—¿Entonces...?
—Me caí sobre ella y la estaba ayudando a pararse —explicó Ashton—. Es como la vez que ella se cayó sobre ti, ¿no?
¿Era necesario sacar eso?
—Ya estoy bien, ya me puedo parar y ustedes tienen su bola, ¿qué tal si seguimos empacando? —me apresuré a decir.
Los dos asintieron y volvimos a la sala, en donde los ayudé a seguir guardando sus cosas en sus respectivos bolsos.
—¿Juego de pesca?
—Listo.
—¿Para qué quieren un juego de pescar pescaditos de plástico? —pregunté.
—Es cierto. Tenemos peces reales —dijo Gohan, aunque no era eso a lo que yo me refería.
—Oye, no vamos a pescar a mis peces —se quejó Ashton—, así que mete el maldito juego de plástico al bolso.
Ya eran las ocho de la mañana y la hora del check-in en el hotel era a las una de la tarde, por lo que ya debíamos irnos para llegar más o menos a esa hora, pero no había señales de Abby por ahí.
—Voy a llamarla —dijo Ashton, alejándose un poco con su celular en la mano.
—Voy a llamarla —lo imité con una voz chillona y burlesca, hasta que caí en cuenta de que Gohan estaba ahí.
Él me quedó mirando confundido y yo solo sonreí nerviosa.
—Solo estaba jugando —bromeé.
—¿A qué?
—A... a imitar.
—Pues no lo hiciste bien, Ashton no tiene voz de niñita chillona, más bien habla como un niño creído —Gohan carraspeó y comenzó a peinar su pelo como Ashton, para luego comenzar a imitarlo—: Soy Ashton Johnson, soy más adicto a las compras que Disney y me creo un chico malo porque alguna vez tuve una moto y uso chaquetas de cuero, sintético porque no soy un monstruo.
No pude evitar reír, no solo porque había sonado muy parecido a Ashton, sino porque todo lo que había dicho era cierto o Ashton lo decía.
Gohan también comenzó a reír, hasta que Ashton tosió y nos percatamos de que nos estaba oyendo.
—Yo no habló así —se quejó.
—Sí, pero nunca lo vas a admitir, así que te diré que tienes razón —le dijo Gohan, desordenando su cabello nuevamente.
—Abby no vendrá —informó Ashton.
Yo lo miré espantada.
—¿Cómo?
Si Abby no iba, entonces significaba que yo me había metido en ese viaje por nada y tendría que ir a una de las ciudades más desquiciadas de Estados Unidos por nada.
—Que no vendrá. Al parecer tiene algo que hacer para la universidad y no tiene tiempo para perderlo en Las Vegas —explicó Ashton, dándole tan poca importancia que me había confundido un poco.
Gohan y Ashton parecían amar a Abby, no me hubiera sorprendido que alguno (o ambos) saliera con que estaba enamorado de ella.
—Bien, vamos entonces —dijo Gohan, poniéndose sus lentes de sol y tomando su bolso y mochila.
Ashton colgó su bolso en uno de sus brazos y con cuidado, tomó la pecera con ambas manos.
Yo, aun confundida y algo desorientada por el cambio repentino de planes, tomé la caja de transporte de Twinkle con una mano y con la otra, comencé a arrastrar mi maleta.
El último en salir fue Ashton, quien se aseguró de dejar las luces apagadas y la puerta bien cerrada.
Estando dentro del auto en movimiento, comencé a sentir ansiedad. Definitivamente yo no era una persona alocada y salvaje, por lo que, ir a una ciudad tan activa y loca, me preocupaba.
¿Y si me drogaban? ¿O secuestraban? ¿O mataban y mi caso terminaba siendo investigado por CSI: Las Vegas, pero el real CSI, no el de la televisión?
Sentí mis manos sudar y solo pude mirar a Twinkle, quien se veía algo nervioso, pero no más que yo.
Twinkle se había acostumbrado a los viajes largos después de tanto tiempo. Había viajado conmigo desde el norte de Alaska al sur y viceversa múltiples veces y, por supuesto, había tenido que subir a un avión para llegar a Los Ángeles conmigo.
—¡Creo que Twinkle tiene un ataque de ansiedad! —exclamé sin respirar entremedio.
Gohan, quien iba como copiloto, se volteó a verme por entre los asientos y bajó sus lentes de sol un poco para hacerlo.
—Creo que tú tienes un ataque de ansiedad —dicho eso, volvió a enderezarse, pero yo metí mi cabeza entre sus asientos.
—Vengo de Alaska, ahí la vida es tranquila y fría... como en Noruega o cualquier país nórdico.
—Alie, solo es una ciudad, no seas como esas abuelitas que creen que un smartphone es cosa del diablo —me pidió Ashton—. Las Vegas no tiene nada de raro.
—La llaman la ciudad del pecado... —le recordé—. ¿Cómo puede ser eso bueno?
Ambos se quedaron en silencio, hasta que Gohan decidió romperlo:
—Creo que has visto muchas películas... y Nueva York es peor.
No tenía claro eso. Las Vegas al menos tenía un concepto alegre a mi parecer, en cambio, Nueva York me deprimía.
—Bueno, tal vez tienes razón —acepté—. Hay lugares mucho peores que Las Vegas.
—Por supuesto —aseguró Ashton.
—Sí, como Siria o Corea del Norte, lugares llenos de guerra y represión donde la gente muere de hambre...
Ashton le dio un golpe rápido a Gohan para que se callara, pero ya había dicho suficiente.
—Dios mío... —mi ansiedad comenzó a aumentar—. Ahora mismo alguien está muriendo en el mundo y yo aquí, quejándome de estupideces.
—No alguien, muchas personas están muriendo en estos segundos en el mundo —corrigió Gohan, y Ashton volvió a golpearlo sin quitar la vista del frente.
En ese momento, ir a Las Vegas no sonaba tan mal. Al menos no tendría que estar vigilada las veinticuatro horas o cuidándome de que me cayera una bomba, solo de que nadie se acercara a mi vaso y metiera algo extraño en él.
—¡Me quiero bajar! —chillé, sacudiendo el asiento de Gohan.
—Nada te pasará con nosotros.
—¡¿Estás jugando, Ashton?! ¡Ustedes son la razón de que pasen cosas malas en mi vida!... También buenas, ¡pero no quitan las malas!
Ashton hizo caso omiso a mi comentario y comenzó a subir la música de la radio, casi al punto de que no me escuchaba yo misma.
—¡Mis oídos! —chillé, pero ninguno hizo nada.
Me tapé los oídos con las manos y después de varios segundos, Gohan bajo la música.
—Si vuelves a gritar, la música volverá a subir —advirtió.
¿Qué les sucedía? ¿Me estaban entrenado?
Me volteé a ver como estaba Twinkle después de eso, pero a diferencia de mí, se había quedado dormido. Estaba enrollado con las patas hacia arriba y la boca entreabierta, mientras su estómago subía y bajaba con su respiración de manera normal.
Estaba sola. Definitivamente era la única que no quería ir a Las Vegas en ese entonces.
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