Capitulo 22
De un momento a otro, Wendy salió corriendo, siendo seguida de las miradas de los demás que al verla llorar, se preocuparon pero le dejaron un momento a solas.
Después de todo, su madre era una auténtica heroina.
Becky aún seguía con la mirada puesta en su hermana, mirando a su lado a Gus cual niño venado intentaba consolarla.
— Malditos viejos. — murmuró Evan mientras se terminaba de desatar las sogas que tenía en sus manos. Miro a Becky y luego rodó los ojos.
Evan se dispuso a salir del casino y se sentó en unas rocas que había visto, ella se quedó ahí hasta que en unos pocos segundos, una persona se sentó a su lado.
— Si vienes a joder, mejor muérete. — dijo Evan, la cual masajeaba sus muñecas que contenían un par de marcas.
— Tranquila, la tensión allá adentro está para cortar. — respondió Lexa mientras se intentaba acomodar en la roca. — Sabes, la otra ves tuve un sueño de lo más loco.
Evan suspiro agotada, se venía una estupidez.
— Yo era hibridia y te mataba. — soltó con los nervios de punta.
— Se que eres una híbrida. — soltó esta vez Evan ganándose una mirada de sorpresa. — Pero no me vayas a matar.
Lexa se quedó quieta en su lugar, incluso por estar sentada en la orilla de la roca, se cayó y no se había dado cuenta. — ¿Cómo?
Evan solo acercó su mano al rostro de la chica y luego le dio un golpe en la boca, dejando expuesto unos colmillos del tamaño del meñique de un adolescente.
— ¡Se más cuidadosa! — exclamó Lexa y le respondió el golpe con una patada en el estómago.
— Digamos que tuvimos la misma visión, negra.
[...]
Todos estaban en un silencio pulcro. Lo que había pasado en el casino fue algo bastante recordable. Habían comenzado su nuevo trayecto hacia su destino, Nag's Reef.
El camino les fue corto, el auto decidió hacer su última parada y quedarse sin combustible, el auto daba sus últimos tirones y se detuvo frente a unas montañas.
— Se acabó, no queda combustible. — avisó el grandote mientras bufaba con molestia.
— Pues no nos queda de otra. — dijo Lexa mientras volteaba y miraba al resto del grupo.
— Grandioso. — dijo Wendy con evidente sarcasmo y ironía. Becky y Evan solo bufaron.
Todos bajaron del auto desganados y sin motivación para caminar kilómetros de kilómetros. Gus y Wendy dirigían el grupo, luego estaban Lexa y Evan que más bien se dedicaban a patear pequeñas rocas, y al final estaban Jepperd y Osa cuales discutían por algo.
— Dejen de pelear como adolescentes y apresuren el paso. — voceó Evan mientras veía sobre su hombro a los otros dos.
Jepperd murmuró una maldición que no se escuchó por parte de nadie. — Ya les dije que estoy bien. — contestó Jepperd de una manera seca y entre regañadientes.
Evan frunció el ceño cuando Jepperd pasó por su lado y golpeando su hombro. Se detuvo en seco y esperó a que Becky llegara a su lado.
— ¿Qué le pasa? — preguntó Evan en un susurro al sentir la presencia de Osa a su lado. Becky alzó sus hombros y bufó aún molesta.
— Se comporta como un maldito niño. — contestó Becky con el ceño fruncido y la mandíbula apretada.
Evan acarició la barbilla de Becky. — Deja de fruncir el ceño tanto. Se te van a hacer arrugas.
Cuando Becky iba a contestarle a Evan, un ruido como el de un hielo partiéndose en dos se escuchó. Evan ladeó su cabeza y miró la montaña cuál era abrazada por el frío de la nieve.
— ¿Qué fue eso? — preguntó Becky alarmada mientras miraba todo sus alrededores.
Jepperd corrió hasta quedar junto a Gus y Lexa, Wendy por su parte se acercó por su cuenta hasta donde estaban Becky y Evan.
Las orejas de Gus se movían de arriba a abajo. Evan se volteó igual que los demás y miraron la montaña. El sonido tomó más fuerza y los asustó a todos.
— ¿¡Por qué carajos nos quedamos aquí y no corremos!? — exclamó Lexa mientras retrocedía torpemente. — ¡Es una maldita avalancha!
— ¡Corran! — exclamó Jepperd mientras comenzaba a correr, todos comenzaron a correr, quitando an Evan cual se había quedado quieta como piedra en su lugar.
Jepperd volteó algo confundido y fatigó a causa de la carrera. — ¡Evan, corre!
Ahí fue cuando la chica reaccionó, comenzó a correr por su vida. Literalmente. Gus y Wendy tomaron la delantera como era de costumbre, ambos se escondieron detrás de una roca, primero fue Evan la que fue alcanzada por la avalancha, luego Jepperd y finalmente Becky.
Horas pasaron, y el primero en despertar fue Gus, el niño venado abrió sus ojos al igual que jadeaba, se dio cuenta que estaba cubierto por capas de nieve y que casi no podía moverme por el desgarrador frío que los abrazaba.
Con las fuerzas que pudo, el niño venado salió y sacó toda la nieve de su cuerpo, el pobre jadeaba y miraba a todas parte en busca de sus amigos, pero no había rastros de ellos.
El niño agitado, comenzó a respirar con dificultad y daba vueltas en su lugar al no ver a sus amigos. Levantó sus orejas y espero por algún sonido que le diera una pista de donde estaban.
— ¡Grandote! — nombró Gus de primeras. — ¡Becky! ¡Wendy! ¡Lexa! ¡Evan!
El niño comenzó a asustarse, pero casi a su lado, una figura apareció y salto de la nieve en busca de algo.
— ¡Gus! — exclamó Wendy a tan solo pies del chico. Gus aliviado de acercó a la niña y la ayudo a salir de la nueve. — ¿Dónde está Jepperd y las chicas?
— ¡Yo estoy aquí! — exclamó la voz de Lexa, la chica estaba parada y caminaba con dificultad, cuando vio que estuvo lo suficientemente cerca de los niños, se dejó caer y gruñó. — Maldita sea, una roca me cayo en el pie. ¿Y los demás?
— ¿Y si no aparecen? — preguntó Wendy. Comenzaba a crear escenarios ficticios en su cabeza. — ¿Qué tal de que nos quedamos aquí solos?
— ¡Tranquila! — exclamó Lexa tomando de los tobillos de la niña, Wendy tuvo que mirar hacia abajo para poder ver los ojos marrones de Lexa. — Ellos están bien. Solo tenemos que encontrarlos.
— No podemos escuchar bajo la nieve. — murmuró Wendy en respuesta.
— Tu puedes olfatearlos. — dijo Gus mientras se acercaba a Wendy y la tomaba de los hombros. — Wendy, tu puedes. Tenemos que salvarlos.
Wendy asintió y comenzó a concentrarse, a los pocos segundos comenzó a seguir un rastro de olor. Cuando sintieron algo blando, se detuvieron y comenzaron a sacar la nieve, rezando que fuera una persona.
La chaqueta de Becky se dio a ver al igual que sus pantalones color militar, la chica apenas se movía. — Levántala. — ordenó Wendy a Gus y a Lexa.
Ambos como pudieron, sacaron a Becky de la nieve y festejaron. Becky estaba más ocupada en recuperar su oxígeno y respirar con más calma. Wendy le dio un abrazo y Gus al igual que Lexa sonrieron.
— ¿Dónde está Evan? — pregunto, ambos menores alzaron sus hombros algo tristes.
— ¿Ni un "¿hola, cómo estás"? — dijo Lexa esta vez de manera burlona. — Busquemos a la pálida y el gordo.
Pasaron minutos y Jepperd apareció, medio muerto pero vivo. Wendy y Lexa miraban a Becky y Gus observar a todos lados en rastro de Evan, pero no daban con la chica.
— ¡Encontré algo! — exclamó Gus mientras intentaba mover una enorme roca. Jepperd llegó a su lado y sacó la roca casi gritando de la frustración.
Y ahí estaba, su brazo raspado y sangrado, Evan con los ojos abiertos y su respiración agitada, apenas se podía mover.
— Creo que me van a tener que quitar un brazo. — dijo Evan y Lexa le lanzó nieve.
...
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