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Capitulo 21

Evan se subió por el mostrado siendo seguida de las otras dos chicas, siguiendo aún a los nuevos líderes de la marcha. — ¡Está por aquí! — exclama Wendy mientras señalaba lugares aleatoriamente y avanzaba con rapidez.

Los estaba guiando por un tétrico pasillo oscuro que daba a la bodega del casino. Las únicas cosas que se lograban ver era la linterna de Wendy moverse de lado a lado. La niña pareció chocar con algo y comenzó a gritar asustada.

Evan tomó la linterna de Becky y la tiró a la "persona" que sostenía a Wendy. Pero no había nadie, solo eran un par de maniquíes que estaban colgando en el techo.

— ¿Quién carajos haría algo como esto? — pregunta Becky con algo de terror en su tono de voz.

— Un hormonal. — contestó Lexa mientras señalaba que los maniquíes estaba a la luz del sol.

— Probablemente alguien que no nos quiere aquí. — contestó Jepperd agarrando la linterna que Evan me arrebató a Becky.

— Y para alejarnos de eso. — señaló Becky una habitación donde se veía ropa y comida.

Los ojos de todos se iluminaron, Gus fue el primero en salir corriendo junto a Wendy. Ambos mirando las latas de chili como si fuera el milagro del año.

Lexa empujó a Evan para entrar a la sala y abrir lo primero que su mano agarro, lo abrió y comenzó a comer tal cual como un gorila.

— Ten más cuidado, muerta de hambre. — murmuró Evan desde el suelo, Becky le extendió su mano con clara burla y la ayudó a levantarse. — Quita esa sonrisa.

— ¿Por qué debería? — pregunto Becky mientras miraba a la más baja, la estaba retando con la mirada.

Evan la miró por un par de segundos y luego suspiró desganada, entró junto a los demás que se encontraban empacado a excepción de una muerta de hambre.

Por un segundo todos se alertaron cuando las rejas de la puerta se cerraron. Los habían atrapado. Todos corrieron a la reja para intentar abrirla, pero al ver como Becky pateaba la reja he intentaba abrirla, todos quedaron decepcionados.

— Mírenle el lado bueno, podemos vivir aquí con con calefacción y comida. — dijo Lexa ganándose de las peores miradas por parte de todos. — Yo solo hice una recomendación. Para algo debo servir.

Evan miró con odio las rejas y intentó clavarle los colmillos. — No seas bruta, te vas a lastimar. — dijo Becky mientras la apartaba de un suave empujón.

Evan la ignoró y escupió el metal, un líquido negro y espeso parecido al ácido salió de su boca y de disolvió junto a una parte del metal de la puerta.

— Aléjate de la reja o te saco los dientes. — dijo una voz robótica que al terminar la oración se dedicó a alumbrar el rostro de Evan y los demás. — Ahora, ¿quienes son ustedes?

— Si no nos sacas, te juro por el amor a hades que te inyectaré tanto veneno que estarás retorciéndote de dolor, pedazo de hijo de put...

— ¡Perdón! — exclamó Jepperd interrumpiendo a Evan y sus insultos. — No sabíamos que había gente aquí.

— Solo buscamos comida. — dijo Lexa acercándose a la puerta, y de nuevo la luz la apunto dejando ver su barbilla manchada de chili.

— ¿Tienen el virus? — preguntó la voz robótica nuevamente al notar a Gus y Wendy.

Todos levantaron sus meñiques, y la voz volvió a sonar con la luz apuntando a los híbridos. — Y ellos, ¿están domesticados?

— La niña aquí tiene veneno mortal, solo pónganle algo de cinta adhesiva, y los otros dos tienen sus vacunas al días y sin parásitos. — contestó Lexa antes que alguien más lo hiciera, Evan le mando una de sus peores miradas.

Las luces del lugar se encendió y una señora, quien traía una cuerda y cinta adhesiva de color gris se les acercó y abrió la reja.

— No hagan movimientos bruscos. — dijo un anciano con un altavoz que lo ayudaba a hablar.

— Extiende tus manos. — le ordenó la anciana mientras alzaba la cuerda. Evan la miró incrédula y casi la golpea.

— Has lo que dice. — le susurró Becky al odio.

Evan suspiró agotada y estiró sus manos para que la mujer pudiera amarrarla. Luego le entregó el resto de la cuerda a Becky y Lexa soltó una carcajada.

— Disculpe señora, pero no soy un perro. — dijo Evan y otra cosa más la interrumpió, la mujer le había puesto la cinta en la boca y ella rodó los ojos.

— Así me caes mejor amiga. — dijo esta vez Lexa luego de dejar de reír.

Los guiaron hasta el centro del casino donde al parecer, los juegos más famosos del lugar se encontraban. Evan miró de reojo unos muebles donde habían más ancianos, uno de ellos tenía una máquina para respirar.

— Ellos son Ron. — señaló la anciana a el hombre con el tanque de oxígeno. — Y Patrice. Yo soy Bridget y Paul es el parlanchín.

— ¿Y ustedes viven aquí? — preguntó Becky tratando de ser algo amigable, jaló la cuerda y Evan quedó más pegada a ella sintiendo como le quemaba la nuca con su mirada amenazante.

— Muchos veníamos aquí los fines de semana en el transporte del casino. — informó la mujer llamada Bridget. — Nos llamaban, "Los bandidos del Bingo"

— Cuando las cosas se pusieron feas nos encerramos y nos quedamos aquí. — dijo el tipo llamado Ron al quitarse su mascarilla de oxigeno.

Evan le tocó el estómago como pudo a Becky, la miro con una mira suplica y le señalo la cinta que tenía en su boca. Becky se la quitó y Evan siseó.

— Carajo, se más cuidadosa, soy tu novia. — murmuró Evan mientras tocaba su boca con ambas manos. — No dejaré que me beses por dos días.

— Vaya castigo. — le murmuró Becky de vuelta con algo de burla, disfrutaba ver el dolor de la otra. — Ahora, vas a controlar todo lo que dices o te pondré la cinta otra vez.

— A sus órdenes majestad.

...

He publicado una historia en mi perfil, si les interesa vayan a leerla y denme su opinión. Se llama "¿No soy la última?"

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