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Capitulo 20

Pasaron minutos, Lexa y Evan aún quejándose de que sería mala idea ir hasta Alaska, pero luego se cruzaron con un casino. Todos entraron al edificio como si fuera la cosa más sangrada del planeta.

La recepción estaba descuidada, las máquinas tenían sus cristales rotos, habían montones de hojas con garabatos en ellos tirados por el suelo.

Evan encendió su linterna y se quedó junto a Lexa, o eso creía ella. Todos exploraban con asombro el lugar, mayormente los más pequeños del grupo.

— Ahora, escuchen niños. — les llamó la antelación Jepperd, y luego miró a Lexa y Evan cuales parecía estar más sorprendidas por las máquinas y sus botones. — Eso las incluye a ambas.

— Por dios gordo, en cuatro días cumpliré diecisiete y esta vieja está cerca de sus veinte. — dijo Lexa mientras codeaba el estómago de Evan.

— No repitas mi edad a lo alto, los policías de darán cuenta que ando con una menor. — murmuró Evan mientras recibía una mirada de fastidio por parte de Becky. — Como que hace frio, ¿No lo creen?

— Pero si yo estoy sudando... — murmuro Lexa sacándose el sudor de su frente y viendo a Evan abrazarse a si misma.

— Callate, illegal.

— ¿Que es este lugar? — preguntó Gus mientras analizaba todo el casino con detenimiento.

— Se llama casino. — respondió Becky mientras veía las máquinas del lugar abandonado. — Las personas en el pasado venían a jugar y perder su dinero.

Gus asintió algo curioso y de acuerdo a la explicación simple de Becky, luego el subió los escalones notando como Wendy se agachaba en el suelo. Ella agarró un panfleto que contenía información y la foto de una gran papa.

— ¿Qué es esto? — preguntó Wendy mientras le mostraba el folleto an Evan y Becky la apuntaba con una linterna.

— ¿Papa gigante? — preguntó Evan y su cara cambió a una de disgusto. — Que apetecible.

Wendy abrió el folleto y frunció el ceño con burla. — "El lugar más a-papa-cible que vas a encontrar" — leyó en voz alta y Lexa soltó una carcajada.

— Bravo, ahora es tiempo de darles unos consejos de que se larguen al circo. — murmuró Evan mientras pasaba por el lado de Lexa con los brazos cruzados sobre su pecho.

— Está cerca de Idaho. — dijo Gus al señalar el folleto con su respectiva información. — ¿Podemos ir?

— Si es que un día llegamos an Idaho y cuidado si es con vida. — dijo Evan pero Becky le tapó la boca y dejó que Jepperd distrajera a los niños.

— Si la encontramos de camino. — confirmó el Grandote mientras tomaba el folleto y me manda miradas de odio an Evan. — Pero no iremos a ninguna parte sin provisiones.

Evan mordió la mano de Becky y gruñó. — Como se nota que eres gordo, gordo. Además, dudo que haya algo de valor en este horrible lugar.

— Te equivocas. — le interrumpió el grandote. — Los casinos están diseñados para que la gente jamás se quisiera ir. Están llenos de entretenimiento, comida y cosas útiles que alguien pudiera tener.

— Entonces debe de haber dinero. — dijo Evan mientras asentía, notándose sus ojos brilla con afán.

Lexa y Becky miraron a Evan con incredulidad, lo más probable era que aquel lugar haya sido limpiado por cualquier persona años atrás. No habría dinero, tampoco es que fuera tan útil en aquellos días.

— Debe de haber una tienda de ropa. — comentó Jepperd mientras alumbraba todo el lugar con una pequeña linterna.

Caminaron en busca de algún rastro o algo que les pudiera ser útil. Cuando encontraron un espacio con ganchos moverse a causa del viento, Jepperd se decepcionó.

— Ropa de calidad. — dijo Evan en tanto pasaba sus dedos por los ganchos con algo de burla. — Yo me pido el negro con pelitos, que se ve que es muy calentito.

Lexa soltó una carcajada y Becky pareció frustrarse, sus ojos intentaban buscar otro local que les pudiera ayudar. — Hay que buscar en otro lugar. — sugirió la de rulos.

— Que decepción decírtelo pero ya no hay otro lugar. — formuló Jepperd suspirando algo desganado.

— Puede que haya otros lugares o al menos una camioneta con cosas útiles. — habló Lexa luego de que casi diez minutos pasaran y ella no hablara.

— ¿¡No lo entiendes!? — exclamó Jepperd alterándose. — ¡Ya no hay nada!

— Tampoco tienes que gritarle, panzón. — murmuró Evan colocando sus brazos sobre los hombros temblorosos de Lexa. — ¿Estás bien negra?

— Si. — contestó mientras veía a Jepperd y los niños seguir con su búsqueda, suspiró y miró de reojo an Evan. — Solo un mal recuerdo.

— Si necesitas hablar, en esta pálida puedes confiar. — dijo Evan y Lexa le sonrió.

— ¡El jarabe de Maple no es comida! — exclamó nuevamente Jepperd regañando a Gus cuando sacó la botella con jarabe.

— ¿La sacaste de la cabaña? — pregunta Becky por su parte ignorando a Jepperd.

— Es el último que papá y yo hicimos. — contestó Gus algo nostálgico.

Becky sonrió de lado al igual que las otras dos. — Yo tú lo conservo muy bien, pequeño.

Wendy movió su nariz indicando que olfateó algo, comenzó a moverse por el lugar hasta que corrió para una dirección en específica.

— Estoy segura de que olfateé algo. — informó Wendy mientras se detenía donde estaban los ganchos moviéndose.

— Eso es bueno. — dijo Evan mientras asentía. — Olfatea más profundo cerdita.

Becky jaló el cabello de Evan con algo de molesta, Evan siseó y se sostuvo el lado de la cabeza donde comenzaba a doler. Luego miró a su novia con los ojos de un cachorro cuando quería comida.

— No le digas así. — susurró Becky mientras la miraba amenazadoramente.

— Pero...

— Cállate.

— Pero si... — Becky alzó sus cejas mientras Evan apretaba sus labios. — Eso es lo que es...

— ¿Quieres que te llame serpiente en lo que te resta de vida? — preguntó Becky y Evan negó mientras bajaba su cabeza. — Bien. Ahora sigamos.

Gus se había subido al mostrador para darse la vuelta y luego caer sobre el suelo. El niño salió disparado cual bala junto a Wendy.

— Gobernada. — susurró Lexa mientras pasaba por el costado de Evan y le codeaba el brazo.

— Cállate o te muerdo.

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