
Capítulo 2
El demonio alado volvió a la iglesia, volvió en los mismos colores de la tarde donde conoció al sacerdote. Tenía un asunto pendiente con él todavía.
El gran sacerdote leía un libro sobre demonios. Por la pequeña capilla se podían observar montones de libros con un aspecto nada santo. A pesar de que aquel robusto hombre era ordenado, los últimos meses habían sido un caos para él. Leía la información sobre los demonios hasta que un ruido externo a la puerta de su capillo hizo que despegara los ojos de las páginas. Se levanto a investigar.
Ya con solo abrir la puerta supo que el demonio de alas rojas se encontraba allí. Tenía razón, no muy lejos de él estaba Hawks con una cara algo sorprendido. Enji se acercó no si antes comprobar que en su bolsillo tenía agua bendita y un pequeño crucifijo, en efecto estaban. Hawks observó como el hombre que hacía arder su cuerpo en el más impuro deseo se aproximaba. Lo había dejado solo por 3 meses y aquel hombre ya controlaba “ algunas cosillas” que Hawks nunca se imaginó que pudiera. De verdad, aquel sacerdote lo estaba volviendo loco:
- Oooh Enji, me alegro de verte honey.- se encontraba de pie en mitad de una pequeña alfombra que estaba delante del altar- discúlpame pero…. ¿ qué tienes pintado debajo de esta maravillosa tela ?
Por supuesto que sabía lo que era, pero también si preguntaba, haría feliz al sacerdote:
- Eso ya te lo imaginaras tu maldito demonio. ¿ Cómo te atreves a volver ?
Hawks se encogió de hombros y lo miró directamente a esos ojos azules:
- Eso también lo sabes tu viejo, tenemos un tema pendiente entre tú y yo.
Enji lo miró enfadado:
- Lo único que tengo pendiente contigo es aniquilarte.
- Me temo que no, no has acertado. Venga inténtalo de nuevo.
El sacerdote apretó el agua bendita en su bolsillo. El símbolo que había pintado debajo de la tela decorativa del altar funcionaba, el demonio no se movía de donde estaba. Se sabía algunos, supuestamente, conjuros contra el demonio pero estaba dudando cuando utilizarlos. El demonio lo miraba, no estaba muy lejos de él, solo a cuatro o tres pasos de él. Soltó un suspiro:
- Bueno, como veo que tú no tomas iniciativa, empezare yo.
Enji se puso a la defensiva, estaba preparado para luchar. Pero solo vio como el demonio se empezaba a quitar su prenda de arriba:
- Yo no estoy aquí para pelear contra ti, Enji.
Dio énfasis en la última palabra, su nombre. El sacerdote lo observaba detenidamente. Nunca había visto algo igual, nunca había visto tanta sensualidad en alguien quitarse sus prendas. El demonio se desprendía de su muda con movimientos lentos y delicados. Dejando su pecho al desnudo, solo para que lo mirara el sacerdote. Dejó caer suavemente la muda, solo quedando con sus pantalones apretados. Enji sabía que tenía que hacer algo rápido, pero se encontraba muy confuso viendo a aquel joven desnudarse. Era la misma escena que en sus sueños, una sensualidad delicada para alguien que representaba el mal. Tenía que actuar ya.
El sacerdote alzó un brazo y pronunció unas palabras en un idioma desconocido. El demonio abrió los ojos más todavía al darse cuenta del nivel que el sacerdote tenían en conjuros. Hawks no pudo ceder, le lanzó un golpe que hizo que cayera de rodillas jadeando:
- Veo que has estando haciendo deberes estos últimos meses.
Vio una sonrisa victoriosa en los labios de Enji, joder, qué ganas tenía de besarlos. El sacerdote se acercó al límite donde estaba el demonio. Este estaba de rodillas y lo miraba desde abajo abriendo mucho los ojos:
- ¿ Quieres que te chupe la polla ? Si querías eso podrías habérmelo dicho antes.
Enji lo miró frunciendo las cejas:
- Quítame la maldición o el conjuro que me echaste la última vez que nos vimos o te quemo con agua bendita.
Vio que el demonio ponía una expresión atónita, no entendía:
- Oye ¿ de qué me estás hablando ? No te entiendo.
- Hazlo o te quemo las alas.
- Relájate quieres, no se lo que estás diciéndome. Yo solo te bese la última vez ¿ recuerdas? No te hice nada más.
- ¡ Mentiroso !
El demonio lo miraba a los ojos muy confundido. No le había hecho nada, solo calentar su parte de abajo y su boca para disfrutar:
- Haz que desaparezcan los sueños o te prometo que serás aniquilado.
- ¿ Eh ? ¿ Qué sueños ? No sé de qué me estás hablando…
El sacerdote estaba perdiendo la poca paciencia que le quedaba:
- Los sueños en los que no paramos de follar.
La iglesia se quedó en silencio. Hawks parpadeó con la boca un poco abierta a expresión de sorpresa. Enji lo miraba furioso, describir aquello era muy bochornoso:
- Todas las noches, apareces en ellos. Te desvistes y yo tengo sexo contigo, así hasta que me despierto al día siguiente.
El demonio alado se llevó las manos a sus mejillas, estaban ardiendo. Se temía lo mejor que le había pasado en la vida después de convertirse en demonio:
- Enji… Yo… No te lancé ningún conjuro o maldición… Ha sido tu propio subconsciente quien ha hecho eso.
- ¡ Eres un diablo y mientes !
Se le acabó la paciencia, furioso traspasó el círculo para agarrar del brazo al demonio y tirar de él. Tardó pocos segundos en saber que había cometido un error enorme, los justos para que Hawks saliera del círculo para abalanzarse sobre Enji y quedarse sentado encima de él.
El sacerdote volvió a escuchar las palabras desconocidas, para volver a paralizar su cuerpo, pero esta vez no caería en la misma trampa. Miró al demonio para encontrarse con una situación extraña. Hawks estaba jadeando, tenía las mejillas encendidas, su piel quemaba y frotaba su parte con persistencía:
- Oh Enji…
El derribado lo miró atento, Hawks estaba temblando. Estaba igual que en sus sueños, temblando pidiéndole que lo tocara. El demonio paró por un momento su ritmo de la entrepierna, llevándose las manos a la cara, ocultando su roja cara. Parecía que iba a llorar, fue lo que pensó el sacerdote que se había quedado absorto mirándolo. Era el momento de contraatacar, si o si. Pronunció unas frases que le dieron el poder de romper el hechizo del demonio, invirtiendo la posición en que estaban. A Hawks le pilló por sorpresa, pero en ese preciso momento no estaba muy bien para pelear.
El sacerdote se colocó encima, lucía victorioso. Sin embargo el demonio parecía dejarse llevar, no le importaba estar debajo del sacerdote, más bien, le agradaba. Suspiró acalorado:
-¿ Y bien, ya estás contento ? Me has encendido con solo decir dos frases.
- Eres un maldito lascivo.
El demonio sonrio:
- Has sido tú el que no ha parado de soñar que me follaba en el altar.
Enji gruñó molesto, seguía diciendo que él no había tenido que ver con esos sueños:
- El subconsciente humano es increíble ¿ no ? No sabes lo felíz que me he puesto…
- ¡ Cállate ! - le ordenó.
Hawks se estremeció de nuevo:
- Si no paras de darme órdenes me correré. Eres el culpable de ello.
- Te juro que…
Le puso un mano en mitad del abdomen desnudo al demonio. Nada más notar el contacto de la piel y la presión el demonio se arqueó de placer. Al sacerdote le pareció que estaba viendo como un rebobinación de algún sueño con el demonio:
- Haz… Algo Enji…- Hawks empezaba a rogar.
La entrepierna del sacerdote se activó por completo. Notaba la dureza de su miembro contra la tela. Era doloroso, pero sabía lo que estaba buscando. El contacto sexual con aquel ser que lo llevaba loco día y noche. Él era un buen sacerdote, no se merecía eso… Intentaba repetirse esas palabras mientras Hawks jadeaba, gemía y le rogaba debajo suya. El demonio se frotaba suavemente contra él, lo estaba martirizando.
¿ Si en los sueños no se resistía… Por qué ahora no?
Fue la pregunta fugaz que le vino a la mente. Hawks soltó un gemido alto con su nombre lleno de lujuria. Eso era suficiente, se acabó.
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