°•°Capitulo 4°•°
¿Recuerdan aquel símbolo que había en mi libreta? Bueno, resulta que no iba a quedarme con las dudas, así que decidí investigar, así que ahora me encuentro en la biblioteca del colegio.
¿Quién lo diría no? Yo en la biblioteca, seguro que si me ve Lía podría llegar a desmayarse; jamás en la vida pisé este lugar.
Si bien podía buscar por Internet y quizás era más fácil, ya que sacaría una foto y ya saldría todo, pero ciertamente soy de las que creen que la información real sólo está en los libros. Si bien no he pisado esta biblioteca, sí he pisado la de la ciudad.
Busqué en libros de arte y nada, de historia y nada; no me quedó de otra que buscar en libros de fantasía, ya que ese símbolo parece muy fantasioso. Sí, allí estaba el dichoso símbolo, pero había un problema: estaban todas las hojas arrancadas; solo había una única página que mostraba el símbolo y decía, "Ángeles caídos", algo de una mitología y nada más.
Frustrada cierro el libro y entierro la cabeza sobre mis manos. Una presencia a mi lado hace que levante la cabeza.
—¿Lees?—pregunta con la misma cara de indiferencia.
—¿Te importa?—le contestó de la misma manera.
—No realmente. — Alza los hombros y asiento.
Supongo que va a irse, pero supongo mal, ya que él toma asiento y coge el libro que estaba leyendo.
—Mitología de los ángeles caídos, interesante —dice.
—Eres muy metiche, realmente. Éste alza la mirada y sus ojos chocan con los míos, causando en mí un escalofrío.
—¿Qué sabes de este símbolo?—preguntó ignorando lo que le dije.
—No mucho, en realidad nada, ya que están todas las hojas arrancadas, como puedes ver. —Asiente.
—Mejor así. —dice para sí mismo, pero llego a oírlo.
—¿Por qué mejor así?—preguntó confundida.
—Algún día entenderás que no tienes que saber todo; a veces saber de más te lleva a tu propia destrucción. —dice para luego levantarse. —Adiós, Ailena. — Habla para después irse.
¿A qué se refiere con eso? El que él me diga eso aumenta aún más mi intriga por ese símbolo.
¿Y por qué mi nombre suena distinto cuando lo dice él? En realidad es la primera vez que lo oigo, pero joder.
Y lo peor es que yo aún no me sé el suyo; eso no me parece justo.
Vuelvo a mirar el libro, y decido ir a dejarlo de dónde lo saqué, y no porque vaya a hacerle caso a él; es porque sé que no voy a sacar ningún tipo de información aquí; tendré que ir a buscar en algún otro lugar.
Tomo mis cosas y salgo de la biblioteca para poder ir a la clase que tengo ahora, que por lo visto es arte y expresión, mi favorita, sin duda alguna.
Al llegar la profesora ya está allí; al entrar ella me recibe con una sonrisa, como siempre. Lo que me resulta extraño es la atención de las chicas hacia otro lugar; no entendía hasta que vi de quién se trataba, Samael, mi vecino.
Él al verme me sonríe y saluda con la mano. ¿Qué hago? ¿Finjo demencia y hago que no lo conozco? ¿Lo saludo como si lo conociera? Que difícil, todo hubiese sido distinto si él no tuviera tanta atención sobre él, odio eso.
Termino por resignarme y lo saludo; iba a quedar como la peor persona del mundo, que lo soy, pero él es nuevo; aún no puedo ser cruel con él.
Camino hasta mi asiento y este no deja de sonreírme; quizás un poco de miedo da, incluso más que su hermano, aunque pensándolo bien, su hermano no da miedo; intimida que es distinto.
¿Por qué estoy pensando en él? Ailena, por el amor de Cristo, concéntrate.
Suspiro y miro la hoja que tengo frente a mí. La consigna de hoy es dibujar lo que para nosotros es la felicidad; creo que es la consigna más difícil que hemos tenido.
¿Existe la felicidad realmente? ¿Qué es la felicidad? ¿Es constante o es momentánea? La felicidad te lleva a cuestionarte todo, ya que claramente no todos tenemos el mismo concepto de felicidad, y yo realmente no sé que es la felicidad para mí.
Quizás sean esos momentos en los que estoy con mi familia riendo y hablando de todo, o quizás sea cuando estoy con Lía hablando de lo que nos ocurrió a ambas durante el día; tal vez sea cuando me encierro en la habitación y dibujo; quizás mi felicidad sea todo eso junto.
¿Cómo plasmo en un dibujo todo eso?
—Ailena, te veo frustrada. —Habla la profesora.
—Lo estoy. —le preguntó aún viendo la hoja.
—¿A qué se debe tu frustración? Normalmente eres de las primeras en entregar todo. —La miro y asiento.
—Exacto, pero anteriormente las consignas eran moderadamente fáciles; hoy está pidiendo que dibujemos qué es la felicidad para cada uno, ¿cómo nosotros podemos plasmar en un dibujo nuestra felicidad? —sonríe.
—Existe la manera; seguramente tú creas que hay más de una cosa que causa tu felicidad, y seguramente sea así, pero entre todas ellas tienen algo en común; tienes qué encontrar qué es eso que tienen en común, para recién ahí poder plasmarlo en una hoja. —frunzo el señor.
—¿Qué pueden llegar a tener en común?
—Piensa bien, ¿qué sientes en ese momento? ¿Cómo tú sabes que eso para ti es la felicidad? ¿Cuál es el sentimiento que te envuelve en esos momentos? —Asiento.
—Vale, veré qué hago. —Asiente sonriendo.
Yo vuelvo a mirar mi hoja; intento recordar cuál es mi sentimiento en ese momento, alegría, supongo.
—Libertad. —Habla una voz a mi lado.
-¿Qué?-le pregunto.
—Lo que sientes es libertad, eres libre en esos momentos, por eso lo consideras felicidad. —frunzo el seño.
—¿Tú cómo sabes eso?—sonríe.
—Porque yo considero la felicidad como ser libre, seguramente pase lo mismo con vos. —Asiento.
-Gracias, supongo.
—No hay de qué, suerte vecina. —Sonríe y vuelve a lo suyo.
Vaya chico extraño, pero realmente tiene razón; yo considero la felicidad como ser libre.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro