Capítulo 29
EMMA
«Emms, no quiero dejarte sola», me dice mentalmente Steven.
«Emma, ¿puedes con esto?», pregunta Josha al tiempo, haciendo que pegue un respingo al oír más voces en mi mente.
«¡Honey! Mierda, ¡Honey, no necesitas luchar contra él! ¡Mierda, mierda! ¡Jamás debí permitir que te involucraras!», se desespera Owen.
¡Debe concentrarse donde está él, no en mí!
—Está bien —digo bajo, con la esperanza que Owen, Josha y Steven lo escuchen.
Oigo pasos detrás de mí. Luego las puertas se cierran. Solo somos Theodel y yo, con el corazón corriendo a mil.
—Quieres matarme —dice al aire Theodel, mirando su maño repleta de sangre del vengador muerto a sus pies. Veo, con horror, cómo él acerca su boca y comienza a lamer sus dedos hasta quedar limpios.
—No soy la única —le respondo, con cautela.
—Y te entregaste —sigue hablando sin prestarme atención—, dejaste que te llevaran directamente conmigo. Interesante. Pero demasiado arriesgado. No pudiste venir con armas, y yo podría haberte matado de un tirón, o encerrarte... —me mira directamente—. Podría hacer cualquier cosa contigo.
Trago saliva.
—Puede que haya sido una decisión apresurada, como también no. Quién sabe. Nadie dijo de qué forma sería fácil derrotarte.
Me pongo a la defensiva, estamos a tan solo unos metros de distancia. Él parece relajado, pero de esa forma mató a aquel horrible ángel. ¿Quién sabe qué más puede hacer? Es momento de prestar atención: no a lo que dice, sino a lo que hace. No puedo permitirme un margen de error.
Un error puede ser muerte.
Para mi sorpresa, Theodel suelta una carcajada. Se estremece mi piel.
—Mmm... Qué lástima que somos de diferentes bandos. Hay algo en ti tan atractivo, me gustas. Lamento que debo matarte.
Hago una mueca y levanto una mano en forma de puño protegiendo mi cara, otra mi estómago. Reglas de mis clases de Taekwondo de pequeña vienen a mi mente, junto a formas de pelea que Owen me enseñó y cómo usar mi magia. Theodel levanta sus hombros y las palmas de sus manos.
—¿Sabías que me iba a casar con tu madre? Podríamos hacer una ofrenda de paz, no te mato y tú te casas conmigo, pero no intentas nada en el camino, ¿qué dices? Olvido esta rebeldía y finalizamos toda la guerra, ¿qué piensas? De paso, cubres esa deuda que dejó Aeraki hace más de diecisiete años.
«Guarro, ¡agh! ES SUFICIENTE», grita, literalmente, Owen en mi mente.
«¡Concéntrate en lo tuyo, Owen! Por favor, tengo más miedo por ti que por mí», le digo, casi implorando.
—Jamás haría algo semejante —contesto a Theodel.
—Igual que tu madre... —Comienza a caminar, podría decir que intenta rodearme. Yo no pierdo de vista—. Hunter era tu padre... Me divertí tanto matándolo... ¿Sabes que absorbí sus poderes? Sí, la fuerza de tu padre está en mi sangre. Luego estuve con tu madre —se insinúa. Mierda. Que no sea lo que creo... —Ella vivió algo más, quedó embarazada... Nos divertimos tanto... Aunque gritaba todo el tiempo el nombre de tu padre, eso fue frustrante. —Mi defensa flaquea, me siento totalmente asqueada. ¡Es un imbécil! ¡¿Cómo pudo hacer eso?! ¡Dejó embarazada a Aeraki! Es un enfermo. ¡Está demente! Antes de darme cuenta, siento como una ola de su poder me golpea, tirándome al suelo. —Ups, no estabas atenta. Sí, Emma, tienes una hermana... —sonríe, mirándome desde arriba. Se acerca lentamente—. Pero ella no es humana, crece a la velocidad de los ángeles —me patea—. En unos años cumplirá los dos... Un tiempo después de tus veinte, aunque tu tiempo de crecimiento se detuvo, eh, ¿a los diecisiete o dieciséis? Ah, da igual. Qué suerte la tuya, creces rápido. —Se agacha y me toma del cuello—. No le permití a tu madre conocer a su hija, la maté en el parto. ¡Tanto que gritaba el nombre de Hunter, finalmente se fue con él! La energía que ella me dio fue mínima, pero gratificante... Ahora tú. Tú tienes la belleza de ella, y la fuerza de él. Interesante...
—¡Me das asco! —Le grito, intentando quitar sus manos de mi cuello.
—Naturalmente —me arroja lejos—. No pensé que dijeras otra cosa.
—¡Eres un psicópata!
—Uh —hace un horrible puchero—. Pobre de mí corazón. ¡Qué cruel eres! Y débil —envía otra ola de poder, pero esta vez la esquivo y respondo.
Él escapa de mi ataque ileso.
Envío más energía hacia él, y con mi magia intento arrojarle las cosas que encuentre por ahí. Nada. Él esquiva todos como esos campeonatos de quemados interminables, donde queda el que nunca es tocado con la pelota. Theodel disfruta de la pelea, tanto como un delfín en el océano. Yo me siento como un pez fuera del agua.
El poder de él casi me llega otra vez, pero soy rápida. Lo logro evitar a duras penas. No debo sobreestimarlo, me digo. Ni tampoco debo subestimarme. Pero ¿cómo vencerlo?
Siento como mis emociones se descontrolan. Un ataque de esos ahora no, digo para mí misma. Pero al parecer, no me escucho. El miedo, la rabia, la furia, la adrenalina, la impotencia, la frustración... Emociones de esa categoría me llenan las venas. Siento cómo mis ojos se vuelven ámbar, y me frustro aún más. Entrené tanto tiempo como para descontrolarme cuando lucho con el pionero de todo lo malo en mi vida. Intento canalizar mis energías en darle, y al parecer... funcionan. Siento mi espalda arder. Arder como nunca antes. Arder mi marca izquierda. La marca de los demonios. Y eso sólo puede significar algo: he completado la transformación.
Y tengo más de demonio...
Theodel ríe.
—Así es, mi querida Emma. Esas energías son las que nos hacen fuertes, ¿te das cuenta? Qué significante verte con los ojos de demonio... Y qué buen tiro. Me diste, bien hecho.
—¡Cállate! ¡¿Por qué no te mueres de una vez?!
—Shh... ¿Cómo morirme si solamente me diste en una sola oportunidad?
Le tiro otra vez, para mi sorpresa él es demasiado lento para escapar.
—Corrijo: dos veces. Estoy impresionado.
Intento calmarme, pero ya no puedo. Todo parece horrible, todo parece oscuro y siniestro. Incluso yo misma. Y debo acabar con eso. Con todos. Sólo sufrimiento a mi alrededor.
¿Por qué hacer todo tan difícil?
«No, Emma. No te dejes... llevar», grita adolorida la voz de Owen, volviéndome a la realidad.
Owen... ¡Owen está lastimado!
«Emma, no luches con tus emociones negativas, te hacen más fuerte —susurra, intrusa, la voz de Theodel dentro de mi mente. Yo grito al sentirlo cerca. Sus dedos tocan mis labios, ¿cuándo se acercó tanto?—. Únete a mí, seremos imparables. Soy como tú, no eres la única diferente aquí. Ven conmigo, sé exactamente qué te pasa».
—¿A qué te refieres con que eres como yo?
Sonríe. —Mi madre era demonio, mi padre un ángel. ¿Cómo crees que soy tan poderoso, eh? Yo nací cuando todo era diferente, los ángeles y demonios no podían tener hijos biológicamente, era imposible, pero podían andar juntos. No había diferencias y tanto demonios como ángeles iban al infierno si eran malvados —hace una mueca—. Yo rompí esa racha. Nací contra las posibilidades biológicas y, una vez crecido, oculté mi procedencia. Mi parte demoníaca me ganó, así nació quién conoces ahora... Como te pasa a ti, bienvenida a la oscuridad, cielito.
—¡No! ¡Basta! ¡No seré jamás como tú!
—Sí.
—Tus ojos no son ámbar.
—Por supuesto que no: son lentillas. ¿Te sigo contando mi historia de vida?
—¡No! —le envío una bola de energía, pero la esquiva. Joder.
Él me ignora.
—Separé a los inútiles demonios, los únicos que podrían tener una posibilidad contra mí, de los crédulos ángeles. Prohibí que se vieran porque no quería que naciera alguien más como yo —sus ojos me fulminan—, funcionó por millones de años... Hasta ti, la destinada a vencerme. Pero yo soy más fuerte que tú... Y tal parece, tu oscuridad fue más que la luz. No estás destinada a destruirme, Emma. Estás destinada a ser mi pareja. Ahora ven conmigo.
¡No, no, no, no!
«Emma... Emma...», habla Owen, débil.
«¡Owen! ¿Dónde estás? ¿Estás bien? ¡Contesta!»
«No te entregues a la oscuridad... P-por favor... No te... no cambiarás...» escucho cada vez menos.
«¡Owen!» le suplico.
«T-te amo...»
—Owen... —digo en voz alta, y luego quiero golpear mi cabeza. Theodel sonríe satisfecho.
—Está muriendo, ¿no es así? Mis hombres accionaron bien entonces.
—¡Te odio! —le grito, furiosa, enviando energía hacia él, derribándole. Una tras otra, mi energía lo golpea, él sonríe en el impacto, y ahí me doy cuenta qué hace: está absorbiéndola. Está consumiendo mi energía. Él cae al suelo, pero está lejos de ser derrotado.
Mierda.
«La oscuridad no es enemiga de la luz», susurra alguien en mi mente. Owen no, Emmanuel. Ese es Emmanuel. «Tú no eres tu propia enemiga, Emma. Tú puedes mucho más que eso. Recuerda eso. Eres fuerte, pero no olvides qué alimenta tu fuerza: el amor».
«Gracias, Emmanuel», contesto, sintiéndome mareada por la cantidad de voces que hoy tuve en mi mente.
«La oscuridad no es enemiga de la luz», pienso.
«La oscuridad no es enemiga de la luz», repito.
Ambas se necesitan para existir. Si no, ¿cómo distinguiríamos una de la otra?
Mi fuerza es el amor. La fuerza del bien. La energía más pura.
Owen está en peligro.
La oscuridad no es enemiga de la luz.
Theodel es como yo, pero somos distintos. Puedo elegir otro camino, puedo cambiar el rumbo de las cosas, ser diferente que él.
No soy como él.
Jamás podría serlo...
Para conocer sobre la luz, hay que saber atravesar la oscuridad. Y yo la estoy atravesando. Para saber cómo volar, hay que aprender a caer. Y yo ya caí, es mi turno de emprender vuelo. Para estar completa y saber cómo es un ángel, hay que saber cómo es ser un demonio.
Para saber amar, hay que estar seguro con uno mismo. Él no dirá qué debo hacer. Yo, sí.
Mi parte demoníaca no es enemiga de mi parte angelical. Ni tampoco de la humana. Las tres se necesitan para completarme. No soy una, tampoco la otra. Soy las tres.
Respiro profundo, mis emociones se calman, finalmente puedo pensar con claridad. Sé qué debo hacer para vencerlo.
«Owen, te amo», pienso para él. Por favor, que todas mis fuerzas vayan con él después de esto...
Theodel se levanta, pero amplía sus ojos. Sé lo que ve, sonrío ante su reacción.
—Tus ojos... Son azules... Oh, mierda.
Ahora también siento mi escudo derecho brillar. El escudo de los ángeles está completo, al igual que el izquierdo. Un frío me recorre la espalda, luego ardor, y ambos se juntan, mezclándose. Luego no hay nada allí, se siente como si me elevara... Pero sin dejar el suelo. Mis brazos dejan de tener un final, mis piernas son extensas. Estoy por todas partes, no sólo en mi cuerpo. Estoy en cada demonio o ángel luchando afuera, en cada planta... En el aire. Estoy en mis recuerdos, en los de mi madre; en cada pensamiento de todos los seres en el universo. Me convierto en todo. Porque me convierto en la mismísima energía. Incluso estoy en Theodel.
¿Los ángeles pueden controlar la energía? ¿Los demonios pueden usar la magia? Veamos qué puede hacer una de ambas.
Rodeo a Theodel, formando un tornado a su alrededor, al principio intenta luchar conmigo, pero ¿cómo podría hacerlo? Si me he transformado en energía, si yo soy una nada que está en todas partes. Me siento sonreír, casi oigo la nueva vida llegar. Rayos caen sobre él. Grita pero no lo oigo. Nadie lo escucha. La energía lo consume, a él, tanto como a mí. Se desvanece y, de alguna forma, consigue transformarse, intenta apoderarse de mí en ese remolino que parece ir cada vez más deprisa. Él, como una especie de neblina negra invade parte de mí, y peleamos. Peleamos mientras que el destino ve quién sobrevive.
La situación es absurda, estaría mintiendo si digo que sé cómo llegué realmente a esto. Pero si me guío por hechos, el amor siempre puede contra el odio, y el bien contra el mal. Así es como Theodel cae derrotado. Se desvanece en nuestro enfrentamiento danzante. Es consumido por el remolino, enviado directamente a un lugar del que jamás podría regresar.
¿Y yo? Yo simplemente caigo. Caigo y no me aferro a nada. De algo estoy segura y es que el equilibrio se ha restablecido. Respiro, de alguna forma. Me siento rodeada por algo cálido y me dejo llevar.
¿Adónde voy? No tengo idea, pero espero que acá las cosas estén bien... Que todos los que amo estén sanos y salvos. Y que jamás se repita algo similar. Me oigo respirar y, en cierta forma, creo que puedo cerrar los ojos. Enfrenté a mi destino.
Por ahora, misión cumplida.
¡QUIERO OÍRLOS GRITAR!
¡Gracias a @XxBlack123xX por enviarle este hermoso dibujo! Me ha gustado muchísimo. La balanza con ambos símbolos y las plumas... Creo que es preciosa. <3 *-*
Si quieres enviarme un dibujo, una cita, algo que represente a la novela para ti, mi email es [email protected] ¡Estaré poniendo sus creaciones junto a su nombre de usuario! (Necesito que el asunto del email esté la frase "dibujo de la saga Cristal" y que me digan cuál es su usuario para escribirles). ¡Los amo, ángeles!
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