Capítulo XVI: Pronto Despertará.
Aquella noticia tan fuerte tenía muy preocupado a Alan no se separaba de su padre, los médicos hicieron todo lo posible para mantenerlo estable. La única manera de mantenerlo bien era induciéndole un coma, era el camino más viable para que pudiera sanar lo suficiente. Incluso Camilo lo ayudaba se quedaba con Alexander en el hospital mientras Alan estaba en sus pasantías, no quería dejarlo tanto tiempo solo pero también su deber con el psiquiátrico.
Estaba un poco decaído incluso trató de animarlo y no funcionaba, lo único que lo animaba era que Camilo lo abrazara por un largo tiempo. En ningún momento se separó de él para que no se sintiera solo, al momento de saber que le habían inducido un coma entró en crisis que dos enfermeras tuvieron que sedar para que se tranquilizara.
El día estaba completamente nublado ya que se aproximaba la lluvia, el olor era notorio en sus alrededores. La pareja estaba en el departamento, Camilo se encontraba en la sala leyendo un poco de poesía mientras que Alan solo estaba en su cuarto encerrado muy triste por la situación que pasaba su padre, su mayor miedo era perderlo también a él y quedarse completamente solo. La puerta fue abierta por su novio y traía comida en realidad era su almuerzo.
—Alan cariño, debes comer—habló Camilo extendiendo su brazo con el plato hacía él.
No hubo respuesta solo el silencio estaba entre ellos, notó que su nariz estaba roja al parecer estaba reciente porque sus ojos también estaban algo irritados. Se levantó de la cama dándole la espalda al castaño, y se metió en el baño cerrando la puerta con seguro.
—Alan por favor, no hagas esto más difícil—tocaba la puerta—verte así me duele también, quiero ayudarte y no te dejas.
—Camilo, por favor déjame solo—expresó con un llanto ahogado—es mejor que estés lejos de mí en este momento, no quiero que nadie se me acerque.
Se recostó en la puerta del baño esperando que saliera de allí, transcurrieron veinte minutos cuando un fuerte golpe en el espejo se escuchó. Rápidamente se levantó exaltado Camilo, empujaba la puerta con más fuerza hasta que logró darle un golpe más fuerte provocando que esta se reventara. La escena que tenía enfrente lo asustó mucho, las manos de Alan estaban llenas de sangre. Se cortó debido a los golpes que le había dado al espejo, estaba tirado en el suelo llorando nuevamente.
—Tus manos están lastimadas—lo tomó de su cintura para levantarlo—lastimarte no es una opción cariño, no puedo permitir que te hagas daño.
—Tu pie está sangrando—le comentó Alan.
—Solo es una herida, me importa son las tuyas, vamos a curarte—acaricia su cabello—vamos a la sala, fue buena idea dejar un kit de emergencia en tu baño.
Con sutileza fue quitando la sangre seca con un algodón mojado en alcohol, la herida en su pie le molestaba solo que no le decía nada para no preocupar, solo se limpio la sangre que había debajo de su talón. Aunque la molestia estaba dentro, un pequeño pedazo de vidrio logró entrar en la piel provocando cierta incomodidad. Alan pudo comer, mientras que Camilo fue al baño para poder retirar el vidrio. Esterilizó la pinza y fue introduciendo hasta llegar al fragmento lo saca quedando un poco sorprendido por el grosor del vidrio aquello desencadenó que saliera más sangre sin darse cuenta que el suelo estaba un poco lleno del líquido rojo, tomo un algodón para ejercer presión y detener el sangrado.
—Camilo, ¿Dónde estás?—enunció Alan.
—Por aquí en el baño amor—respondió.
Al llegar al baño el pelinegro se asustó mucho por ver tanta sangre en el suelo, corrió hacia su novio para asistirlo. Se sentía culpable por lo que le estaba sucediendo, repetía una y otra vez que era su culpa hasta que Camilo lo detuvo. Le decía que solo fue un accidente y que solo paso no tenía que preocuparse, finalmente el sangrado cesó al parecer el vidrio rompió algunas venas pequeñas pensó el castaño utilizó algunos implementos médicos para curar bien su herida y finalmente la cerró con una curita pequeña.
—¿Cómo van tus manos?—le preguntó.
—Ya mejores, ¿tu pie?
—Está bien curado, en cuestión de días ya estará cicatrizado.
Alan le comenta que está muy agradecido por haberle tenido la paciencia suficiente, que actuó de aquella manera porque entró en pánico pensaba que su padre moriría al igual que su madre. No paraba de pensarlo una y otra vez, le comunica que la persona más importante era él aquello causó que Camilo se sonrojara un poco resultando tierna aquella escena. Se podía notar el amor que sentían uno por el otro, lo importante era que se tuvieran para los buenos y malos momentos porque estar en pareja se debe crecer juntos y aceptar cuando cometan algún error para rectificar sin discutir.
Se encontraban en la clínica esperando qué resultados tenía el doctor y también se Alexander presentaba alguna mejoría sobre todo su corazón. La esposa de su tío Rodrigo se le acercó, le quería comentar lo siguiente en voz baja:—hola querido, te comento que tú primo Rodrigo Andrés debe estar por llegar como en una hora.
—Me alegra que mi primo este de vuelta Casandra, ya van varios años sin verlo—sonrió—Iré a la cafetería,¿ te gustaría algo de comer?
—No te preocupes, yo fui hace rato por un café—le respondió.
Sin más que decir se va junto a Camilo a la cafetería para comer, mientras van caminando le pregunta si Cristina lo ha molestado. Su respuesta fue no, la última vez que tuvieron contacto fue cuando armó aquel escándalo en la universidad cuando los vio juntos. Mientras compraban el celular del castaño suena la sacó del bolsillo de su pantalón en la pantalla solo estaba reflejado numero privado, aquello le daba mala espina así que decidió atender la llamada.
—¿Diga?—hablo.
—Hola guapo, supongo que dirás cómo conseguí tu número, en realidad no importa cómo lo hice. Te extraño mucho, ven a mi casa, ya te mande la localización.
—¿Cristina? Estas muy equivocada si crees que iré a tu casa, además yo hace tiempo deje de ser soltero, tengo novio ¿no recuerdas?—respondió molesto.
—Cierto, que tú y ese mequetrefe de Alan son pareja, pero sabes yo puedo hacerte mejor el amor que él.
—Que increíble eres, no te conformas con lo que viste en la universidad—dijo Alan quitándole el celular para hablar con ella.
—Esta llamada es privada respeta, yo no tengo nada que hablar contigo, no sabes cuanto te odio por haberme quitado al amor de mi vida.
—¿Privada? Que equivocada estas, si supieras que yo no te odio, no tengo porque hacerlo. Quierete un poco y deja de buscar lo que no se te ha perdido Cristina.
—Sí, si, como sea, dale el celular a Camilo. Estábamos en una conversación privada.
—Vaya modales, pues no me da la gana de darle el teléfono porque a partir de este momento me vas a escuchar, lo vuelves a llamar y tendrás un grave problema contigo, sin importar tu condición mental—tomo aire—Simplemente aléjate de él porque nunca te quiso y nunca lo hará.
—Esto lo pagarás caro imbécil, no sabes de lo que puedo ser capaz.
—Como quieras—colgó repentinamente la llamada.
Aquello sorprendió al castaño nunca presenció ese lado fuerte y decidido de su novio, aunque ya era tiempo de que alguien le diera una cucharada de su propia medicina. Aunque sería muy estúpido preguntar si estaba celoso, los celos estaban muy presentes en Alan por eso tomo el celular para reclamar e imponer el lugar que se merecía desde que llegó.
El doctor explicaba que ya el coma inducido sería retirado bajando el nivel de fármacos en su sistema, ya que su cerebro no estaba del todo afectado pero era importante que todo el cuerpo descansara para que así hubiera un menor estado de producción de oxígeno, sangre y glucosa. Era cuestión de días para que pudiese despertar, solo se tenía que tener paciencia comentaba el hombre la verdad eran muy buenas noticias para todos.
Se podía escuchar algunos pasos apresurados a lo largo del pasillo, era un muchacho alto cabello castaño, con mirada risueña y a la vez triste. Alan intentaba reconocerlo pero no lograba verlo bien desde tal distancia.
—Familia, disculpen la demora, mi vuelo tuvo un retraso, pero llegue justo a tiempo—hablo mientras acomodaba sus lentes de visión.
—¿Rodrigo Andrés?—alegó Alan muy sorprendido—cuánto has cambiado primo.
Se acercó para abrazarlo y verse bien lo tanto que ambos han cambiado, de pequeño fue un poco relleno y su tío Rodrigo siempre criticaba su físico incluso hizo chistes malintencionados a su peso. Casandra tomó la decisión de mandarlo a otro país para evitar tantos problemas respecto a su peso, la mayoría estaba sorprendido por el gran cambio del muchacho.
—Quería comentarles que el día que ingresó el señor Valenzuela a la clínica, en su sangre estuvo presente un químico peligroso.
—¿No aún descubierto que sustancia le hizo tanto daño?—preguntó Alan.
—Todavía no se sabe, pero apenas tenga los resultados en mano se los haré saber—comunicó mientras se retiraba.
—Creo saber quien es el responsable—habló el tío de Alan.
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