ES LA HORA.

Kate me lanza un antifaz negro, me pongo frente al espejo y lo coloco en mi cara haciendo un nudo por detrás de mi cabeza. Ella se puso un rojo al igual que su vestido.

—Llego la hora, ¿Estas nerviosa? — me acerque a ella.

—Sí, demasiado. Temo que esto suceda a algo mayor, hay variedad de gente en el salón.

—Todo va a salir bien— la abrace.

—Prométeme que si algo me sucede...— habló en mi oído con dolor— cuidaras de mi hija, no tiene una buena familia en la que le pueda enseñar como realmente la educación de un pequeño. Quiero verla sonreír, ¿de acuerdo?

—De acuerdo, ella tendrá una infancia merecida, mejor que las nuestras.

Nos separamos y nos quedamos viendo un rato, tenía una sensación que de alguna u otra manera compartíamos el mismo pensamiento.

—Y qué hay de tu mano— la tome y la levante.

—Mejor ni me lo recuerdes, me dan ganas de agarrar la pistola que está en la mesa y dispararte en la mano contraria a la que me disparaste— me mira con enojo.

La herida fue cubierta con un vendaje y este tapado con unos guantes rojos.

—Lo siento.

De repente alguien abre la puerta de golpe y nos sobresaltamos retrocediendo.

—Hija mía— al escuchar esa voz ya quiero lanzarme encima de ella— te he estado buscando por todos lados. — se voltea hacia mí y yo levanto más mi cabeza— ¿Quién es tu nueva amiga, cariño?

—Una amiga, mamá. ¿Y para que me buscabas? — Kate junta sus manos.

—Disculpa ya te la devuelvo— habla toda amable— cariño ya te puedo...— no seguí escuchando, ya que ella bajo la voz y se alejaron de mí.

Me dirigí hacia el ventanal de la habitación y apoye mis manos en el barandal, variedad de autos estaban estacionados y otros recién iban llegando.

—Tenemos que estar abajo, ahora— Kate llega a mi lado.

—Entonces vamos, que esperamos— me giro.

—Quieren a todo el mundo abajo, se han escapado tres personas y unas de esas eres tú. Todas esas personas que se encuentran abajo jugaran con esas personas, es lo que le gustan. Para ellos será todo un placer buscarlo mientras les hace dar miedo.

—Ohh— moví mi cabeza de arriba para abajo. No sabía que más decir, si, odiaba esa gente retorcida, loca por matar a las personas, mientras sufren ellos lo disfrutan. — Que es lo piensas, la verdad ahora yo no sé qué hacer. No hasta que venga Sean y Marcus. Ellos tienen lo que necesito.

—Obedecer, hasta ahora. Bajemos nos servimos una copa, conversamos de lo más normal...

—Seremos la únicas normales en cada esquina de esta mansión— me rio y ella no— un chistecito nomas. Ahora sí, seria estoy.

—Entonces sígueme, recuerda que tú eres mi invitada. No hables al menos que yo te mire o te haga una pregunta directamente.

Llegamos abajo y había bastante gente, conversando y riendo. Seguí caminando detrás de ella como me lo pidió. Nos sentamos en unas de tantos taburetes que hay en el bar de bebidas.

—Dos longs drinks, por favor— se apoya con sus codos en frente.

Nos la sirven y me lo bebo de una refrescando mi garganta.

Los minutos se van volando y las personas siguen conversando. Siento vibrar en mi mano el celular de Kate y me voy a un lugar menos transcurrido, salgo y me encuentro en un jardín no tan grande.

—Hola— susurro.

—¿Cómo va todo? — pregunta Sean.

—Bien, hasta ahora. Entonces ya estas con ellos.

—Sí, ya les dije. La mamá de Hugo también viene, dice que quiere verla a la cara a esa mujer. Tuvieron un problema con el oficial de la investigación, ya que se encontraba resguardado con Caroline, trabaja para ella.

—Por suerte se dieron cuenta a tiempo. ¿Cómo está el? — pregunto preocupada.

—Te lo pasaría, pero está dormido. No ha dormido en días al igual que su madre, por la desesperación.

—Dile que lo quiero mucho...

—Es Louissa......— se escuchó lejano la voz de Marcus— ¡Amor mío, es emocionante volver a escuchar tu melodiosa voz!

—A mi también me alegra volver a escucharte.

—Al fin se pondrá fin al juego macabro de tu supuesta madre loca y demente.

—Sí, eso espero. Bien, adiós y tengan cuidado, hay mucha vigilancia en la entrada.

—Tranquila, ya verás que todo saldrá bien.

—Espera espera, cierto. Vengan elegantes y con antifaz, me olvide de avisarles que hay un tal festín, esta gente trastornada trae a personas y la asesinan mientras que están corren por el jardín.

—Bien, ¿Nada más?

—No, nada más. Adiós.

—Adiós.

Colgué la llamada.

Entro y no encuentro por ningún lado a Kate, la música de suspenso se corta y alguien murmura por el micrófono haciendo la prueba.

—Muy buenas noches, — habla euforia Caroline por el micrófono y a su lado esta Kate con una sonrisa— ha llegado nuestro día especial como todos los años. — le gente alrededor grita de emoción— Primero vamos a pasar por la cena, para luego ir a la hora cero de la cazaría. El bosque esta ya decorado como a ustedes les gustan, y nuestras presas ya fueran soltadas. Le dimos un poco de tiempo para que así puedan pensar que tienen escapatoria, pero sabemos que no es así. — se ríe maléfica al igual que el público, tuve que unirme para no sospechar— Bueno... sin perder tiempo pueden ir yendo ya al lugar para la cena, disponible para todos ustedes y lo que ustedes quieran, están en su casa. Gracias por la atención.

Las personas se dirigen por un ancho pasillo de lado izquierdo. Kate se para mi lado y me agarra del brazo con fuerza.

—No te alejes, recuerda de no hablar con nadie. Yo tengo que sentarme con mi madre y no poder estar a tu lado, tu mesa estará muy cerca de la mía... solo no me des la espalda, para cualquier cosa avisarte. — respira hondo y yo asiento— Espero la cena sea corta y a la vez larga, todavía no te han encontrado y están algo desesperados. Eres la que más quieren cazar Issa, tengo miedo de que algo pase, de que algo salga mal. No quiero que mi madre se entere que le mentí, que la defraude y demás cosas.

—Tranquila— hablo bajo— todo estará bien, ya verás que podremos salir de esto. — le doy una sonrisa de boca cerrada. — Y ver a tu hija y poder estar a su lado. No la defraudas cuando quieres seguir una vida distinta a la que ella tiene, poder mejorar a tu modo y moldearla a su forma de ser, eso es continuar a lo que tu realmente quieres poniendo tus reglas sin obedecer a las de ella.

—De verdad muchas gracias, me has abierto los ojos con tus palabras, con tu forma de ser y te agradezco un montón— me abraza con fuerza— nunca tuve una amiga que me pueda decir esas palabras, todas las que conocí eran una demente, locas sin sentimiento— me habla en el oído.

—Me gusta a ver ayudado. Salir de la sombre de tu madre... es algo que de verdad poder disfrutar el mundo con libertad, sin estar bajo su vigilancia.

Se separa del abrazo y sonreímos.

—Bueno... hay que seguir con el trabajo sin desperdiciar los segundos. Así caminando para la dichosa cena... Una cosa— íbamos ya caminando y me giro a verla— creo que no te va a gustar la cena, pero tendrás que hacer lo posible para comerla y fingir que estas gustosa de comerla.

Me asusto a lo que dice, no lo había pensado. Pensé que sería una rica y deliciosa cena, porque estoy que muero de hambre.

—No te preocupes, seguro que si pasas esa prueba— se ríe burlona y yo sigo con mi cara asustada.

Llegamos donde ya la mayoría de personas estaban sentadas, el lugar es inmenso. Se encontraba como unas seis o siete meses, en cada mesa hay veinte sillas. La comida ya estaba servida, me acerqué a una silla y me senté.

—Disculpe señorita bella, se ha sentado en mi puesto— una voz ronca me hizo dar un brinco en el lugar, me paro sin hablar.

Los nervios me estaban cegando que no vi el papel con el nombre del chico, Mason. Me levente sin hacer ruido, y camine a buscar donde estaba mi tarjeta con mi nombre en los asientos aun vacíos.

—¿Qué pasa? — mueve los labios desde su silla Kate.

Niego la cabeza para no preocuparla. Vuelvo donde estaba, ya que la silla de a lado de donde me senté por equivocación esta vacía. Y si, por ciega. La tarjeta tenía mi nombre, me senté sin hacer ruido, lo menos que quiero es llamar la atención.

Saco el celular escondida y abro WhatsApp para enviar un mensaje a Marcus.

El lugar de la cacería va hacer todo el bosque, tengan cuidado. En menos de una hora va a comenzar.

Doy clic a enviar y lo vuelvo a guardar. Un mensaje me hace dar otro saltito.

—¿Tu novio? — habla el tal Mason.

Me dijo que no hable, así que no voy hablar. Niego con la cabeza y le doy una sonrisa.

—Entonces estas disponible— me da una sonrisa pícara.

Me encojo de hombros.

—Las calladitas son las más traviesas— su mano la pone en mi pierna donde estaba descubierta por el vestido, tenía que hacer un esfuerzo para no quitar su mano y ponerme en peligro. Así que también le doy una sonrisa pícara y llevo mi mano a su entrepierna— Como lo imagine, me gusta hacerlo y tener público presente— se acerca y me comienza a besar excitante y perverso que tengo que seguirle el beso.

Sus manos comienzan a subir más, así que lo freno.

—Aún queda tiempo— digo forzando a mi voz salga aguda.

—Como tú digas belleza— se acomoda en su silla.

Llegaron personas poniendo los platos respectivos encima de la mesa. No pude aguantar mi cara de asco al ver la comida, el pedazo grueso de carne. A simple vista no parecía bien cocida y la sangre me daban ganas de vomitar, pero tenía que hacer un esfuerzo.