🌼 CAPITULO 18🌼
En el transcurso de llegar a casa no había dejado de pensar en los besos, en la declaración, más dicho en todo. Tenía los tulipanes blancos en mi mano, y ciertas veces la dirigía a mi nariz.
Reggie no dijo nada, se lo notaba raro. Pero no quise preguntar, no quería ser entrometida. Me dejo cerca de la fuente, salí y me despedí de él, no obtuve respuesta.
Como de costumbre camine por el césped, aunque no estaba permitido. Abro la puerta y como siempre silencio total, sin ninguna alma caminando por los pasillos.
Paso por la cocina por un recipiente de vidrio transparente. Al llegar a mi habitación con el recipiente en mano con agua y los tulipanes dentro lo coloco en la mesita cerca de mi cama. Tiro mi maleta después de sacar la laptop. Cargo mi celular cerca de mi escritorio.
Salgo de mi habitación para comer algo, estoy que muero de hambre.
No puedo creer como alguien puede llegar hacer tanta maldad, es que no se siente mal o algún remordimiento al hacer tales cosas.
Al bajar las escaleras la veo parada, cruzada de brazos y con mala cara.
—¡¿Qué pasa en la vida de mi hija, que ahora se comporta como una zorra?! — pregunta enojada.
—Pero que dices, acaso estas en la menopausia— me bufó para no perder la cordura.
—¿Dónde estabas anoche? — pregunta sin quitarme la mirada de encima— tu padre estaba preocupado por ti, y quién sabe dónde te habías metido.
—La he pasado con una amiga, me ha invitado a ver una película en su casa ya que sus padres no se encontraban— miento con fluidez.
—No me mientas y dime la verdad de una vez, no me conoces lo que realmente soy capaz de hacer. Así que vuelvo a preguntar ¿Dónde estuviste anoche?
—Ya te he dicho, esa es la verdad— aseguro.
—Está bien, no volverás a ver a Marcus.
—No puedes hacerme eso...
—Sí que puedo, y ya lo he hecho. No quiero estar soportando a una zorra que se acuesta con un chico que recién conoce hace un par de días.
—No sabes nada de mí, así que no tienes derecho de hablarme de esa manera. Me tienes harta de que quieras controlar todo lo que está a tu paso. Por qué mejor no te mueres, nos harías un favor a las que realmente la necesitamos. Porque gente como tú— la señalo— no debería ni siquiera de respirar.
—Ah con que has ganado valor, se te ha manifestado tu hermana, recuerda que Luisiana está muerta gracias a ti— me señala— tú la has matado, tú deberías estar muerta, por asesina.
—Este es el último día en que me vez la cara de estúpida, por soportar toda esta mierda que me has hecho, la verdad es que no entiendo que ganas haciendo daño a las demás personas, quizás eso te satisface por un momento en tu miserable vida, pero recuerda no todo es para siempre, y te lo digo de una vez no soy lo crees que soy y quizás la jugada la esté perdiendo, pero te juro que triunfare en esta mierda que has creado para sentirte viva— doy una bocanada de aire, veo que ella se ríe.
Sin importar su risa camino para irme a la cocina, pero lo siguiente que dice me congela.
—Hay niña, esto solo es el comienzo de tu sufrimiento, así que no lo voy a volver a repetir. No quiero que vuelvas a ver a Marcus ni a Hugo, porque si no su hermanita por tercera vez será secuestrada y sin duda la tercera la tendrá en sus brazos... pero muerta.
—¡Maldita hija de perra! — grito girando de golpe, pero veo levantar su mano haciendo un chasquido e inmediatamente mi cuerpo es rodeado por unos brazos fuertes— ¡Suéltame, imbécil! — intento zafarme de su agarre, pero es imposible.
No me había fijado que en sí no me encontraba sola con esta señora.
—Hay querida, no sabes que tengo ojos por todas partes, a tu padre lo tengo en la palma de mi mano o espera— alza su dedo índice— no es tu padre, lamento que no hayas podido conocerlos. Pero ellos tenían una deuda muy grande conmigo, los mate y ellos sabían que iba a suceder eso, así que te dejaron con su guardaespalda, Wilson. Él te había ocultado muy bien, pero mis influencias son muy grandes, meses después me puse en su camino meneando mi cabello y cayo a mis encantos— comienza a reírse— tuve a las dos ovejitas en mis manos, ya saben los platos rotos también lo pagan los hijos. Tenían que sufrir, así que las estudié, investigando quién era las más vulnerable y bingo, tú lo eras, perfecto para mi plan. Ah cierto, lamento haber borrado ciertos momentos de tu vida, pero era necesario.
Yo seguía intentando aflojando del agarre, pataleando, pero era imposible.
Se levanta del sillón y se acerca a mí.
—Ese doctor, huh no recuerdo su nombre. Hizo un buen trabajo, aunque las pastillas hicieron unos que otros efectos. Así que mejor es que acatas mis órdenes o sino todo el que tenga un vínculo contigo será degollado, ahogado, triturado y demás. Recuerda, siempre estaré a un paso delante tuyo, no intentes hacer ninguna locura.
—¿Porqué? ¿Por qué estás haciendo todo esto, qué es lo que quieres? — pregunto con lágrimas rodando por mi mejilla.
—Sabes por qué?, porque— se acerca a zancadas a mí— Tus padres mataron a mi esposo y Wilson mató a mi hijo. ¿Sabes?, mi amiga chloe, la señora Adams, fue muy buena al no quitarte la vista de encima. El dinero sí que cambia a la gente, cuando le conté que iba a ganar cierta cantidad no lo pensó dos veces y.... acepto. Igual con el señor Howland, su hijo...
—¿Sean? — pregunto en un susurro.
—Sean, él... antes de irse me contó algo muy interesante, pero eso no es lo importante ahora. Decía que el señor Howland fue mi chófer antes de todo este drama. ¿Sabes?, que Reggie era mejor amigo de mi esposo, y sí también está aquí por venganza.
Que decepción confiar en una persona que piensas que nunca te hará daño, y termina siendo toda una gran mentira, con una fachada de que siempre estará contigo.
—Lo bueno o malo, es que ya sabes casi la verdad— se encoge de hombros dándome la espalda sirviendo vino en una copa.
Un ruido escandaloso nos hace girar nuestros rostros, y al ver al pequeño cuerpo sobre unas manos grandes mi alma se destroza, como si mi sangre se bajase por mis pies y quisiera desmayarme.
—Bienvenida cariño, espero que no te sientas extraña volver a verme— camina hacia Bianca con una sonrisa malvada. Sus ojos están rojos de llorar. —Me equivoque. — voltea a verme con su sonrisa.
—¡Luisiana! —grita Bianca, intentando correr hacia mí, pero no la dejan.
Y me doy cuenta que acaba de cometer una tremenda equivocación al llamarme así.Cierro los ojos con fuerzas, esperando que Caroline no lo haya escuchado. Pero es en vano, ya que se aproxima a mí con el rostro enfurecido y estrellando con fuerza la copa en el suelo, que nos hace pegar un pequeño brinco a todos los presentes.
Veo levantar su mano para azotarla en cualquier parte de mi cara, pero nunca llega.
—¡Ahora que quieres! —les grita a unos de los guardaespaldas que se encuentra detrás de ella, tapando con la mano izquierda el celular.
—Están reportando un secuestro— habla el grandote, señalando con la cabeza a Bianca.
—Hijo de perra de las va a pagar, ya mataron al desgraciado de Wilson.
El asiente.
—Se acabó la fiesta, nos largamos de aquí. Recojan todo, no dejen evidencia de nada. Dile a Sebastián que venga, nos iremos cuanto antes. —ordena al grandote marcando un numero en el celular. — Agradezcan a Simón por avisarnos, estos desgraciados no se saldrán con la suya, escaparemos como siempre lo hemos hecho. Ustedes dos— llama la atención de dos hombres que acaban de entrar— encárgate de estas dos mocosas, vendales los ojos y me esperas en el lugar que ya sabes.
Antes de que me lleve, Caroline me levanta de la quijada con fuerza y me habla. — Que lindo que tu secreto no haya durado siempre, fue lindo ver cómo te divertías creyéndote tu hermana ¿y qué crees que fue lo que me conto Sean?
Mis lágrimas no exigían salir, ni pedían permiso. Si no más bien rodaban, liberándose del dolor que llevaba dentro.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro