Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

🌷15🌷



—Te escucho —se sienta en la punta de la cama y cruza los brazos.

—Primero, desde el principio. ¿Estás lista? —le pregunto, tomando la silla del escritorio y colocándola frente a ella para sentarme.

Ella asiente, algo indecisa.

—Bien, esta vez te diré la verdad. Lo que te conté la otra vez que fui a tu casa no era del todo cierto. Sí, te conocía de antes... y también a tu hermana —ella se remueve un poco—. No te asustes, conocí a tu hermana. Ella investigó algunas cosas, cosas que ocurrían en la casa donde vives y sobre las personas que viven allí, pero eso lo dejaremos para después. Conocí a tu hermana por ese tal amigo, Thiago. En sí, viene hacer Enzo.

—¿Enzo? O sea, ¿tu amigo? —pregunta, interrumpiéndome, con cara de confusión.

—Sí, ese Enzo, el moreno. Estábamos en la entrada y ustedes venían detrás. De repente comenzaron a reírse, mi amigo y yo volteamos para ver quiénes eran. Eran ustedes dos: tú —la señalo— y Louisiana. Iban vestidas exactamente igual. La única que notó nuestras miradas fue tu hermana. Louisiana lo flechó. Días después nos hicimos amigos, y en una de nuestras conversaciones nos contó que no quería tomar clases contigo porque no quería que descubrieras sus cambios... o, quizás, porque no quería que supieras el miedo que tenía desde entonces por su supuesta madre.

—¿Qué cambios? —pregunta con curiosidad, frunciendo el ceño.

—Nos contó varias cosas, confió en nosotros, pero aun así no pudimos hacer mucho. Sé que no estoy respondiendo a tu pregunta directamente, pero uno de esos cambios fue el accidente que tuvieron. Tú tenías que manejar, pero la obligaron a hacer algo que ella no quería ni había pensado hacer. Te pidió que te cambiaras de ropa, porque en las carreras iban diferentes. Te dejó anotaciones en tu celular y te pidió que te hicieras pasar por ella porque esa persona te quería muerta a ti —la señalo—. Sabían que Louisiana era más vulnerable, pero tú sabías cómo defenderte.

Ella se limpia las lágrimas rápidamente.

—Sé que esto es difícil de entender. Tu hermana me pidió que te cuidara de alguien que finge ser lo que no es. Por eso he intentado acercarme a ti durante meses.

Ella sigue sollozando, y me siento mal por verla así.

—¿Sigo? —pregunto. Ella asiente con la cabeza—. En algún momento tu hermana te habrá dicho que besó a alguien —sonrío al recordarlo—. Bueno, a quien besó fue a Enzo. Enzo y yo sabemos quién eres en realidad, y decidimos ocultarlo. No pudimos hacer nada en ese momento. Intentamos ir a tu casa a verte, pero los empleados no dejaron entrar a nadie. Perdimos comunicación y pensamos que todo iba a estar bien. Quizás fallé a tu hermana, hasta que te vi llegar a la universidad. Ha pasado varios años, y recién ahora me atrevo a contarte la verdad. Pensé que todo estaba en orden, pero está peor que nunca —me froto las manos—. Lo que voy a decirte a continuación te va a doler aún más. ¿Entonces? —le pregunto, mirándola a los ojos.

—Solo no quiero más mentiras ni seguir mintiendo. Lo he hecho durante años. Solo quiero ser libre, ser yo misma, sin estar ocultando mi verdadero yo. Sé que ella me ocultó cosas... Me dejó pistas, pruebas para que demandara. No es que no quisiera hacerlo, tenía miedo de terminar como ella. Sé que en algún momento me deseo la muerte, pero no iba a darle esa oportunidad. Luché cada día, metiéndome en su personaje, hasta que las mentiras dejaron de ser un problema para mí. Algunas cosas se me hacen raras; siento que los días que viví no los viví realmente. Hace un año me enteré de que me daban pastillas para alterar mi memoria, bloqueaban cada momento vivido. Por eso también empecé a tomar notas en mi celular. —solloza.

—Por eso estoy aquí, para ayudarte a salir de todo esto. Tu madre no es abogada y tu padre no es empresario. Tu padre trabajaba como guardaespaldas y tu madre es la jefa de una red que aun desconozco. Caroline fue quien mandó a matar a tus verdaderos padres. William te adoptó a ti y a tu hermana. Era muy cercano a tus padres, quienes sabían que estaban en peligro, y le hicieron firmar un documento donde aceptaba cuidarlas. Pero bajó la guardia cuando esa mujer que dice ser tu madre se cruzó en su camino. Yo no pude hacer nada porque habían secuestrado a mi hermana —trato de mantener la calma—. A lo mejor tú tienes una parte y yo la otra. Podemos revisar juntos lo que ella te dejó y solucionarlo. No estás sola en esto, Lu. Tienes personas que te apoyan, solo necesitas confiar un poco más en ti misma para confiar en los demás.

Ella se inclina hacia adelante y me abraza por el cuello. Yo paso mis brazos por su cintura.

—Antes del accidente —susurra en mi oído—, Louisiana y yo fuimos violadas por cuatro hombres. Cada uno se turnó para...

—Está bien, no es necesario que lo digas —la consuelo.

Ese día llegué tarde. Vi a esos cuatro hombres salir de un lugar oscuro, riendo y acomodándose el cierre de sus pantalones. Me acerqué con cuidado, pero estaba tan aturdido que no supe qué hacer. Ellas dos estaban abrazadas, sollozando.

—Han pasado los años, pero aún siento mi cuerpo expuesto. Las imágenes vienen a mi mente, y no sé cómo salir de todo esto. Siento que usar este tipo de ropa me protege.

Me separo un poco, tomo su rostro entre mis manos y la miro a los ojos.

—Ellos ya pagaron por lo que hicieron.

—¿Quieres besarme? —pregunta mientras se limpia la nariz con la manga de su abrigo.

—¿Desde cuándo has querido hacerlo? —le respondo con una sonrisa coqueta.

—Desde que te dejé con las ganas. No tuve la valentía de hacerlo antes —responde avergonzada.

Me acerco lentamente a sus labios y veo que cierra los ojos. En lugar de besarla en los labios, le doy un beso en la frente.

Ella abre los ojos, avergonzada.

—¿En serio? —pregunta, frunciendo el ceño.

—Te vas a hacer viejita si sigues arrugando la frente —digo, pasando mis pulgares suavemente por su piel para que deje de hacerlo.

—No dejaré de hacerlo hasta que me des mi beso —dice, decidida.

—Nos vamos a quedar con las ganas...

Ella me apunta con su dedo índice y lo coloca en la punta de mi nariz.

—Tú eres el que se quedará con las ganas.

—Ya veremos eso.

—Hugo, Emma me dijo que tu padre había muerto. ¿Puedo saber cómo? —pregunta.

—Sí. Papá y yo decidimos ir a comprar una torta y algunos dulces. Él iba conduciendo. Estábamos conversando entre risas y no nos dimos cuenta... Fue un autobús. Él se llevó la peor parte porque no llevaba el cinturón de seguridad. Yo también estuve en el hospital unas semanas — finalizo, reviviendo el recuerdo que cada noche me tortura con pesadillas cada vez peores.

—Lo... lo siento —se lamenta, acercándose para abrazarme, y yo le respondo el abrazo.

—Estamos muy sentimentales, ¿no?

—Quizás. Expresarnos no cuesta nada, solo hay que hacerlo con la persona correcta, con alguien que te haga sentir segura, sin juzgarte, solo apoyándote y aconsejándote.

—¿Quieres que te cuente algo sobre ti? —pregunto con una sonrisa burlona al recordar algo que aparece en mi mente.

—Qué más da, sorpréndeme —dice levantando las manos para que continúe.

—El día que Emma hizo la fiesta, este sábado... La razón por la que terminé en tu cama es porque sí lo hicimos, pero...

—¿Qué? —me interrumpe horrorizada. Su tono cambia por completo.

—Eres tan dramática —me burlo—. Es mentira, no lo hicimos.

—Eres un estúpido, Hugo —me da un puñetazo en el abdomen.

—Oye, que no soy un saco de boxeo. Como te decía, estabas tan borracha que me confundiste conmigo mismo, y veo que te has tomado el tiempo de ponerme unos apodos casi lindos.

Ella abre los ojos, sorprendida y avergonzada.

—El que más me gustó fue "pecoso". No tengo problema en que me llames así, viejita —agarro un mechón de su cabello y lo coloco detrás de su oreja.

—A veces me dan ganas de meterme una bala en la frente —ríe.

—¿Quieres que te diga algo más? —pregunto, y ella solo alza las cejas—. Noche de confesiones —me río—. Lo del proyecto no se lo comió Tomi, pero...

—¡Lisboa! —grita altanera—. Ya me di cuenta al entrar, te lo iba a decir, pero me olvidé —me golpea el hombro.

—Dale, sígueme golpeando. Algún día te lo cobraré... con tu lindo trasero —sonrío pícaro.

Ella solo me mira con una sonrisa.

—Dime lo que ibas a decir —sentencia.

—Es sobre el proyecto. Nunca hubo un proyecto que realizar —respondo.

—¿Qué? —interroga, cruzándose de brazos.

—Como lo oíste. Le pedí ayuda a mi tío y a mi hermana, pero no les expliqué el motivo exacto, solo les dije que me gustabas. El profesor de estadística es mi tío, el señor Warren. Ya sabes por qué tuve que hacerlo. Así que puedes seguir fingiendo lo del proyecto para solucionar todo este enredo. Pero ahora vamos abajo a ver una película junto a la enana pelirroja.

—Está bien, pero como dijiste: noche de confesiones —me agarra del brazo al levantarme—. Necesito saber si existe la lista de las folladas y si yo estoy en ella.

Abro los ojos sorprendido.

—La lista existe, pero tu nombre no está. Solo eso puedo decir, eso es confidencial entre hermanos, Enzo y Rafael.

—Uh, solo eso me interesa, duda resuelta.

Ya abajo, veo que mi hermana se ha quedado dormida. Me acerco a ella y la llevo en brazos a su habitación. Le susurro a Louissa que ya vuelvo y ella asiente.

Después de dejar a mi hermana en su cama y darle un beso de buenas noches, me dirijo de nuevo a la sala.

—Hugo —me llama Louissa, y la miro—. Este... eh... Emma no va estar en casa, papá, bueno Wilson no está tampoco en casa y Caroline no va a llegar hoy tampoco, entonces la cosa es... si podría dormir aquí. No sería la primera vez, aunque la otra vez estaba borracha. Sé que no cuenta, pero...

La interrumpo.

—Si quieres dormir juntos, con mucho gusto. Pero si prefieres, el sofá está disponible, y puedo dormir ahí.

—Bueno, eh... está dicho —se encoge de hombros.

Lo siguiente que hicimos fue ver una película de comedia, "Son como niños". Me alegra haberla puesto, en ocasiones la miro de reojo cuando sonríe.

No puedo creer que la chica que tanto deseé ahora esté a mi lado, sonriendo.

Después de ver las dos partes de la película, nos fuimos a dormir, ya que ella no paraba de bostezar. No parecía cohibida por el hecho de que íbamos a dormir juntos.

Antes de dormir, ella se dio un baño, y después yo. Le presté un bóxer que le quedaba algo suelto, pero logró hacerle un nudo, y encima llevaba una camisa mía. Se acostó del lado izquierdo y yo del derecho.

—Hugo...

—Dime.

Ambos miramos al techo.

—Me da miedo volver a casa. Sé que no lo he mostrado, no he actuado asustada o alterada. Fingir y mentir se me da bien. Y la verdad, me duele lo que me has dicho... tal vez no sea todo, pero no quiero perderte. Son pocas las personas que considero importantes, y ahora tú eres una de ellas —se gira para quedar de lado.

Yo imito su acción, quedando frente a ella.

—Si no te sientes segura, puedes venir aquí. Haré que te sientas segura, y terminaremos todo este drama de una vez por todas —le acaricio la mejilla con delicadeza.

Sin poder evitarlo más, la jalo hacia mí, abrazándola contra mi pecho. Paso mi brazo bajo su cabeza para acercarla aún más.

—¿Qué tan cerca quieres tenerme? —me sonríe.

—Ni te lo imaginas —le doy un beso en la frente.

Así, nos quedamos dormidos.

—¡Papá, no! ¡Papá! —grito desesperado al ver la sangre que brota de su cuerpo.

Miro a mi alrededor, alarmado. Estoy en medio de la calle, y el auto está volcado a mi lado.

—¡Es tu culpa, tú lo mataste! —grita la gente.

—¡Asesino!

—¡Tú deberías haber muerto!

—¡Basta! ¡Fue un accidente! ¡No fue mi intención! —grito desesperado. Mi cuerpo tiembla, pero las voces continúan.

—Hugo, Hugo —alguien me mueve del hombro. Busco esa voz con la mirada, pero no la encuentro—. Todo está bien, solo es una pesadilla. Despierta, estoy aquí contigo, no te preocupes.

Entonces abro los ojos. Gotas de sudor corren por mi frente. Miro a la chica que me despertó de esa horrible pesadilla y la abrazo con fuerza. Ella me corresponde.

—Para que vuelvas a dormir bien. Y no ha sido un beso beso, que quede claro que sí puedo aguantar las ganas. —me besa en los labios

Antes de que termine, agarro su rostro con ambas manos y acerco su cara a la mía, sellando sus labios con los míos en un beso tierno y delicado. Ella reacciona al instante, rodeando mi cuello con sus brazos y sentándose a horcajadas sobre mí.

—Gracias. Estoy depositando toda mi confianza en ti. Espero que no me defraudes —dice, separando su rostro del mío.

—Cuando quieras. Sé que te cuesta confiar, pero no te preocupes, no lo haré. Podemos jugar a otras cosas, si quieres —la vuelvo a besar, esta vez con más intensidad, y agarro su trasero, atrayéndola para que sienta mi erección. A ella se le escapa un gemido.





¿Qué les está pareciendo la historia?

Teorias de que posiblemente suceda en el siguiente capítulo...

Acerca de:

Louisiana

Hugo

Marcus

Emma

Victor

Enzo

Rafael

Sra. Caroline

Sr. Wilson

Sr. Reggie

Sr. Warren

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro