🌷14🌷
Un día más de sacrificio en la universidad, lunes. Si no me gusta, no debería ir. Parece fácil decirlo, pero para mí no lo es. Es simple decidir "ya no iré más" o "lo dejaré", pero la verdad es que me aterra, como ya mencioné antes. Le temo a ella.
Al sacar mi celular del cuarto secreto, vi varias llamadas perdidas de mi mejor amigo. Se puso algo triste porque no le avisé de la fiesta que hizo Em. Se enteró por los estados de Instagram, en varios de los cuales me habían etiquetado.
No olvidemos lo de ayer. A veces sufro de amnesia temporal. Estaba tan entretenida con las películas que, de un momento a otro, mis ojos no aguantaron más y se cerraron. Cuando desperté, ya era tarde para llegar a la cena familiar. El amigo de Hugo me dejó cerca de casa, bajé rápidamente, nerviosa porque pensé que me iban a regañar, pero no fue así. Llamé a papá y le conté que estuve en casa de un amigo, y que Emma también lo conoce. Me dijo que no me preocupara, así que decidí no ir.
Intenté llamar a Sean, pero no contestó. Así que maté el tiempo dándome un baño, luego cené algo y, por último, me puse a hacer un par de deberes con música de fondo.
Recojo mis cosas y salgo de mi habitación para que Reggie me lleve a la universidad.
—Iba a decir "buenas tardes", pero todavía no es —me río al llegar al auto—. Buenos días, Reggie.
—Buenos días, señorita Bell. ¿Cómo ha estado? —pregunta mientras arrancamos.
—Lo mismo de siempre, mis días son más aburridos que una fiesta sin alcohol —río por lo que acabo de decir.
—Señorita, los jóvenes de ahora piensan que no tener una vida activa, y no me refiero solo al sexo, es una tragedia. Solo quieren divertirse. No está mal, yo lo hacía, pero no saben diferenciar las cosas. Ahora parece que fueran viejos por lo rápido que pierden el interés en todo... pero si los llaman para una fiesta, no lo dudan. No digo que todos sean así, pero deberían tener una meta a la cual aferrarse. Con el tiempo se darán cuenta de que la vida no es solo diversión. Hay tiempo para todo, solo hay que aprender a administrarlo— dice mientras me mira por el retrovisor, aprovechando el semáforo rojo.
—Nunca lo sabrán hasta que esa pequeña neurona que tienen madure —comento sonriendo.
Él asiente y sigue conduciendo.
Minutos después, llegamos a la universidad.
—Adiós, Reggie. Nos vemos en unas horas —me despido moviendo la mano.
—Que le vaya bien, señorita.
—Gracias, igualmente.
Camino despacio, como siempre, buscando a mi mejor amigo. Siento que estos días he estado algo alejada de él. Reviso mis contactos, encuentro su número y lo llamo.
—Hola, perdida. Al fin decides aparecer —responde, pero suena tan cerca —Cariño... estoy detrás de ti.
Me giro y lo veo con una sonrisa en la cara.
—Esa sonrisa me dice que te divertiste bastante anoche —digo riendo.
—Se podría decir que sí, luego te cuento. Pero primero vamos a clase, no quiero llegar tarde— me jala del brazo.
—Pero si a ti no te...
—Desde ahora estoy emocionado de ir a clases y escucharlas —me interrumpe.
[...]
A veces odio que el tiempo pase tan rápido, pero también odio que pase lento. Prefiero que sea normal... aunque, ¿qué locura estoy diciendo?
Estoy sentada en la cafetería con Marcus frente a mí, quien sigue sonriendo sin decirme nada.
—O me dices ahora, o me voy y no te hablo más en la vida —le amenazo antes de darle un bocado a mi comida.
—Qué curiosa eres. No seas impaciente, o por sapa te van a matar —dice riendo.
Solo le tuerzo los ojos y le saco el dedo del medio.
—Hola, hola— saluda Hugo al sentarse en una silla vacía—. Lou, te aviso que Tomi se comió el trabajo que nos dejaron. Y Bianca quiere que vayas a casa, le has caído bien a la enana.
—¿El cachorro? —pregunto, y él asiente—. ¿El cachorro?
—Sí, Lou, el perro. Tomi, Tom, Thomas— recalca la última palabra—, el perro al que decidiste ponerle mi nombre.
—No seas tonto, Bianca me dijo que lo odiabas, que no te gustaba— lo miro—. Un perro no puede comerse eso, a lo mejor tú lo dañaste —lo señalo, y él atrapa mi dedo.
—Es tu culpa. Ahora Tomi va a morir. En esas hojas no estaba el proyecto, era otro trabajo calificado —me señala y finge una sonrisa.
Abro los ojos y miro a Marcus en busca de ayuda, pero él solo se ríe.
—¿Qué te pasa, Marcus? ¿Te has drogado? —pregunto preocupada, mientras Hugo sigue sosteniendo mi dedo.
—Me pasa que estoy drogado de amor, de mucho amor —vuelve a reír.
Enarco una ceja, confundida.
—Luego te cuento —me guiña un ojo, dejándome aún más perdida.
—Marcus —suplico, pero él sigue en su mundo.
—¿En qué estábamos nosotros? —menciona Hugo, girándome hacia él, y quedamos a pocos centímetros de distancia.
"¿Cómo se sentirá besar esos labios dulces y delicados?", pienso.
—Puedes besarme si quieres. No me quejaré, estaría extasiado —dice suavemente, su aliento rozándome.
No me había dado cuenta de que le estaba mirando los labios. Levanto la mirada lentamente y lo miro a los ojos.
Me acerco muy despacio, hasta que, justo cuando estamos a milímetros, me aparto dejándolo con las ganas. Y quizás... a mí también.
—¿En serio? —pregunta desilusionado.
Me encojo de hombros, restándole importancia, y me voy.
¿Qué les está pareciendo la historia?
Teorias de que posiblemente suceda en el siguiente capítulo...
Acerca de:
Louisiana
Hugo
Marcus
Emma
Victor
Enzo
Rafael
Sra. Caroline
Sr. Wilson
Sr. Reggie
Sr. Warren
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro