🌼 CAPITULO 16🌼
Sin duda ayer fue una de las mejores noches, no había hecho algo más allá que solo besos, aunque por un momento si lo quise pero tuve miedo. Estoy despierta ya que la alarma de mi celular comenzó a sonar avisando que son las 07:40 am.
Hugo duerme plácidamente como un bebé, así que me acerco. Me trepo encima de él, sosteniéndome con las manos. Le doy pequeños besos por toda la cara, pero no se despierta.
—Despierta, que ya me voy— le muevo su hombro.
El se levanta para tirarme junto a él cayendo sobre su pecho y sus brazos en mi espalda baja.
—Te has querido ir sin desayunar, yo puedo darte el mejor desayuno que nunca te hayan dado— baja sus manos a mi trasero y sonríe pervertido.
—Eso suena a una super idea, creo que no me resistiría a tus encantos.
—Soy un dios Afrodito— se ríe.
—Pero que ridículo y....
No me dejo continuar, se levanto conmigo quedando sobre su regazo. Y me comenzó a besar. Baje mis manos a su abdomen.
Él coge el bordillo de la camisa y la tira para arriba dejando mis pechos libre.
Lo único que quiero ahora es recorrer mis manos por todo su cuerpo con caricias, con perversiones, con fantasías, con deseos incontrolables al igual que él lo haga conmigo.
Sus manos se deslizan de mi cara hasta mis glúteos haciendo arder mi cuerpo pero a la vez relajadandolo, voy cediendo a sus mutuas caricias y besos.
Su boca ahora se dirige a mis senos, succionando. Mi cabeza de hace hacía atrás, y de mi boca sale un gemido. Clavo mis uñas en su espalda.
—Si vas a marcar mi vida, que sean tus manos en mis nalgas. Te la debo ¿No?— hablo con la respiración agitada.
—No sabes cuánto deseaba hacer esto, y sin duda lo haría una y otra vez.
Bajo lento mis dedos por sus brazos hasta llegar a su bulto, lo sobo por encima del boxer.
—De verdad, ¿Quieres hacerlo?— pregunta serio.
—Si me lo vuelves a preguntar, te lo juro que ni siquiera te volveré a mirar, Lisboa.
El me deja de espalda sobre la cama, va dejando pequeños besos sobre mi mandíbula, pechos, abdomen hasta llegar a esa parte, me saca el boxer que cargaba dejándome completamente desnuda. Comienza a jugar con mi sexo, arqueo mi espalda y los gemidos se hacen cada vez más presente.
La verdad no me siento avergonzada ni insegura, y eso es una de las cosas que me gusta de él, me hace sentir capaz de tomar las decisiones, sin cuestionar.
—Me encantas ver como muerdes el labio mientras hago esto— habla con voz sexy y sigue moviendo su lengua de una forma tan excitante.
Mi clítoris empieza a palpitar cada vez más y mi humedad.
A los segundos siento como mete un dedo y comienza a sacar y a meter.
—Ahhh, Lisboa. Que bien se siente— gimo— quiero que me folles, Hugo.
Lo detengo y lo miro directo a la cara. Sin pensarlo se saca el boxer, yo me quede petrificada al verlo. Se acerca cogiendo su pene y lo sube y baja por mi vagina sin siquiera introducirlo.
—Lisboa..— alargo la palabra.
—?Si?— dice con voz ronca.
—Necesito que...
Sin continuar lo introduce de golpe, el movimiento se va haciendo más continuo. El se recuesta sobre mi agarrando mis senos apretándolos.
Seguimos por minutos más hasta llegar al clímax, y lo hicimos de diferentes posiciones. Aunque yo no sabía el me a ayudado.
Acostada a su lado dejo mi cabeza sobre su pecho. Su brazo izquierdo esta debajo de mi cabeza, su mano soba mi hombro y va dibujando círculos con su dedo índice.
—¿Y que tal?— pregunta.
—Un cuatro de diez— me río burlona.
—Pero..
—Que es broma, ya sabes un diez de diez— digo y me acuesto encima de su pecho. Y comienzo a moverme despacio— quiero un segundo round.
—Ya sabes que estoy para complacerte, viejita— dice bajando su mano y abriendo mis piernas.
####
—Alguien se ha llevado mi felicidad, se puede saber que ha sucedido para que te encuentres con esa sonrisa triunfal— anuncia mi mejor amigo.
Al terminar de desayunar en la casa de Hugo pedí un taxi para que me llevara a mi casa, así darme una larga ducha aunque ya lo había hecho con él y terminar por el cuarto round?.
Lo había enviado un mensaje a Marcus para que nos encontraramos en la cafetería.
—Que me he drogado de amor, de mucho amor— copio sus palabras.
—Eso no se vale. Tu vomitas y yo vomito ¿Que tal?— alza sus cejas.
—Tu ya debías de haber vomitado antes, eso no se vale. Pero lo haré porque no se a quién más decirle.
—Dale, mis orejas están bien paradas.
—Lo hice con Hugo— digo en un susurro bien bajo.
—Cariño, no entiendo lo que acabas de decir— habla casi con el mismo tono de voz que yo.
—Que acabo de tener sexo con Hugo— susurro algo alto.
El abre sus ojos como platos, y eso me hace poner nerviosa.
De pronto oigo unas risas a mi espalda, sabía quiénes eran, pero no me atrevía a girar, tenía bueno tengo miedo que pase de mí y ni siquiera me dirija la mirada. Que haya cometido un error, sin haberlo pensarlo bien, me entregué a él porque verdaderamente me sentía tan segura, solo él...
—Para mi novia— se para frente a mí, extiende un ramo de rosas rojas, yo me quedo con la boca abierta sin saber como tomarle lo que ha dicho.
—¿Novia?— hablan los tres chicos juntos con la cejas fruncidas.
—¿Novia?— digo en un susurro a los segundos después, confundida.
—Oye Issa, omitiste algo— clava su mirada en mi— ya sé, se te olvido. De seguro fue eso, dime que ya eras su novia.
—Ehh.... no.
—A ver amigo, ella no te ha dicho que sí, pero la llamas novia— habla de mal humor Luis.
—Eso si que es sorprendente, bienvenida a la familia— me extiende la mano Enzo con una sonrisa en su rostro.
—Y...
—Creo que hay que darle un poco de privacidad, los dos se pueden marchar. Yo bendeciré a está pareja— el moreno los bota a Luis y a Marcus con los ojos— ¿porque le dirás que sí?— me mira y después a Hugo— Amigo sabes que estaré para ti, para lo que sea. Así que, que dices Luisiana.
El corazón me latía por cien, una parte de mí quería gritar, lanzarme sobre él darle besos por todo el rostro y decir con todas mis fuerzas SÍ. Pero por otra parte quería salir corriendo, creo que siempre va a ver algo en nosotros, en la parte que queremos dejarnos llevar por el impulso, pero siempre va a ver un pequeño problema que sea por el pasado, por persona que no nos dejará confiar en nuestras decisiones.
Pero sin duda esté sería mi momento en el que voy a dar el paso sin importar el que. No sabía todo de él, pero lo que me había contado el día anterior me había hecho ganar fuerzas de que en sí, no estaba sola, y que las personas que me están rodeando ahora, estos chicos que se encuentra a mi lado son los que los voy a tener para toda mi vida, y que conociendo mi pasado no me juzgaran y solo me apoyarán.
Pensé que de el odio al amor solo hay un paso, pero ciertas veces no creo que sea cierto. Porque para mí ese paso ya estaba dado.
—Si— susurro— ¡Si!— grito de pie, dándole besos a mí nuevo novio, pasando mis brazos por su cuello y los de él por mi cintura me da una pequeña vuelta.
—Que lindos— habla con una sonrisa el moreno.
—Creo que voy a vomitar— habla Luis.
—Silencio burros. No dejan disfrutar la felicidad de los demás— ordenó mi mejor amigo.
El se acerca a mi oido— ojala y te guste. Mas tarde nos vemos, tengo que irme por el entrenamiento.
Yo asiento y el me da un beso en la boca. Y se va con sus dos amigos.
—No me lo creo, pero felicidades— me abraza— oye que tal si de una vez vemos lo de la lista, y nos quitamos esa idea loca de la cabeza que tu estas en ella.
—Esta bien, pero déjame terminar mi dona de Chocolate y vamos— me vuelvo a sentar, pero no lo hice del todo. Mi mejor amigo me agarro del brazo dejándome de pie.
—No me jodas, te la tragas en el cami...
—Se dice comer no tragar, animal— lo interrumpo.
—Como sea, creo que esta vez están entrenando los chicos, así que no los vas a ver ni......a sus amiguitos— se ríe.
Yo pongo los ojos en blanco.
Al llegar a la puerta donde detrás de esta se encuentra las duchas y casilleros, siento una pequeña victoria que lograré lo que tanto anhele.
—Abre— le digo a mi amigo empujando mi brazo con el suyo.
—Fue tu idea.
—Tu— lo señalo— me jalaste hasta aquí, tu tienes que hacerlo y punto. Hazlo ahora ante de que venga alguien y nos vea— miro a mi alrededor nerviosa.
—Siempre fue tu idea, hazlo tu— retrocede.
—No, no lo haré. Estoy nerviosa, que tal.... mi nombre esté ahí y tachado— muerdo mi uña.
—Entonces este es el momento de hacerlo, deja los nervios y vamos.
—Esta bien, esta bien. Lo haré lo haré— abro la puerta con cuidado.
—Al fin, otra noticia en notas de Marcus— habla con alegría mi mejor amigo.
Ya adentro nos quedamos parados.
—¿Cuál es tu casillero?— pregunta.
—Eh...
—Bueno a buscar en todos— da dos chasquidos.
Pasamos cada una, tras otra y tras otra hasta que al fin. La libreta no se encontraba en el casillero de Hugo si no en el de Leonardo. La sacamos y comenzamos a revisar. Y joder, no era una lista, es la listota del siglo. Y se lo han tomado con mucha paciencia, ya que los apellidos estan alfabéticamente. Asi que revise entre la primera hojas.
Al llegar a la letra B, todos dos no quedamos con asombro. No sabíamos como reaccionar. Le quite la libreta de las manos y salí del vestuario.
A pasos rápido me dirigí a donde entrenaban, al llegar abrí la puerta con fuerzas haciendo que esta se cerrará con fuerza y todo giraran a verme confundidos.
—¿Donde esta el imbécil de Lisboa?— grito con todas mis fuerzas dirigiéndome en medio de la cancha.
Del maldito coraje agarre el balón y mi vista iba a cada uno de ellos.
—Primero calmate y entrégame el balón, puedes hacerte daño— hablo uno de los chicos, que no conozco.
—El daño te voy hacer yo, con el puto balón que tengo en la mano.
Todos separan la vista de mi y miran detrás.
Asi que me giro y lo miro directamente a los ojos.
—¿Que ha sucedido viejita?— se acerca con preocupación.
No lo deje que se acerque más porque le lance el balón, y me lancé sobre él haciendo que caigamos al suelo.
—Maldito imbécil, confíe en ti!— grito dándole golpes con la libreta.
—Para, para que te pasa?— me agarra de las muñecas.
—Esto pasa— me levanto y le tiro la libreta en la cara.
—Lu, esto tiene una explicación. Hablemos y te cuento porque lo hice— lo escucho hablar a mi espalda.
Mi vista se vuelve borrosa por las lágrimas, mi mejor amigo llego a mi lado y me abrazó sacándome del lugar.
Por que no puedo tener un puto día entero de felicidad, sin duda lo comencé a querer tanto que de alguna u otra forma lo ayudé a destruirme. Aunque también debería dejar que se explique, pero en ese momento todo lo que quieres es desaparecer por que esa es la solución mas eficaz que encuentras en el instante.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro