Después de ir a mi habitación a recoger las cosas necesarias para el proyecto, me dirijo hacia abajo, pero algo capta mi atención y me detengo. Escucho murmullos detrás de una puerta que ni siquiera sabía que existía. Acerco mi oído para escuchar mejor, pero es en vano.

La puerta se abre de repente, revelando a mi padre junto a una mujer de su misma edad que está sonriendo. Mi padre se acomoda el último botón de su camisa, mientras la mujer se arregla el cabello y alisa su vestido.

Carraspeo para llamar su atención y cruzo los brazos sobre mi pecho.

—Interesante lo que veo, Wilson —digo rompiendo la incómoda tensión—. ¿Tienes alguna explicación coherente para esto? ¿Qué crees que pasaría si hubiera sido mi madre quien te encontrara así? —pregunto señalando el estado en el que se encuentran.

Mi mirada de molestia viaja de arriba a abajo y de regreso a la mujer que está a escasos centímetros de mí.

—Te lo explico luego, cariño. No tengo tiempo ahora —dice mi padre mientras pasa a mi lado, sujetando la mano de la mujer.

—Veo que todos tienen secretos en esta casa —susurro, dándome la vuelta mientras los veo marcharse.

Algunos dirán que está mal que no le diga a mi madre que mi padre la está engañando, pero mi madre no es ninguna santa. Quizá ella esté haciendo lo mismo. Conozco bien a mis padres. Si él está haciendo esto, es porque mi madre habrá hecho algo, algo grande.

Mi celular vibra en el bolsillo trasero. Un mensaje aparece en la pantalla de bloqueo.

—Hoy no llego, cariño. Buenas noches.

Es un mensaje de mi madre, y a eso me refiero. ¿Con quién estará? Solo ella lo sabrá.

Suspirando, me dirijo finalmente hacia abajo. Creo que he hecho esperar demasiado. Al llegar, me encuentro con algo que no me gusta nada. Bajo corriendo hacia donde está Hugo.

—¿Qué parte de "no metas tus narices donde no te llaman", no entiendes, Lisboa? —digo furiosa, arrebatándole el portarretratos de las manos.

Él me mira, algo confundido.

—¿No puedo ver las fotos? —preguntó burlón mientras se pone de pie.

—No, Lisboa, no.

—Entonces, ¿para qué las ponen donde cualquiera que venga pueda verlas? —responde con ironía, mirándome fijamente.

Y entonces me doy cuenta de que tiene razón. Qué tonta. Dijo "curiosamente", ya metí la pata.

—Bueno, ya traje mis apuntes, así que —digo cambiando de tema mientras me doy la vuelta para sentarme en el sofá—. No tienes que hacer mucho, solo...

Me interrumpe.

—¿Cuándo los hiciste? Apenas hace tres días nos dieron el proyecto —pregunta, sentándose a mi lado con una sonrisa pícara—. Eso significa que no haremos la tarea en tu habitación, ¿verdad?

—Eso no importa ahora —respondo, fulminándolo con la mirada—. Tengo mis trucos. Y no me vuelvas a interrumpir, odio eso, ¿ok? —Lo señalo con mi dedo índice.

Él asiente. Le paso mis apuntes, y él comienza a revisarlos mientras yo, disimuladamente, pongo los portarretratos boca abajo.

—Entonces... —dice despacio, haciendo que me sobresalte—, están muy bien, Lu.

—¿Cómo me has llamado? —pregunto molesta.

—Lu —responde con una sonrisa.

—Te dije que no me llames así. ¿No te quedó claro, Lisboa?

—¿Qué pasa, Lu? —pregunta, inclinando su torso hacia adelante con una sonrisa—. Te gustaba que te llamaran así...

—Wow, espera, espera —digo levantando la mano, confusa—. Ni siquiera te conozco.

—¿Cómo qué no? —responde divertido—. ¿Tan rápido te has olvidado de mí? Ya has encontrado a alguien más para chismear, ¿verdad? —ríe.

Al no saber qué responder, levanto las cejas, indicándole que siga explicándose.

—Nos conocemos desde hace... —hace una pausa para contar con los dedos—, desde que tenías trece años.

¿Qué? No puede ser... ¿O sí? Intento hacerme a la idea, pero no estoy segura.

—Estás delirando, porque yo no te conozco.

—Te refrescaré la memoria. Nos mandábamos cartas, pero todo fue un problema porque yo pensé que ella gustabas de mí, pero en si te gustaba Thiago. —se ríe. —Después, te veías en secreto con Thiago porque habías dicho que tu hermana gemela podría contárselo a tu madre. Por cierto, ¿dónde está tu hermana? —pregunta, mirando a su alrededor.

Una idea cruza por mi mente rápidamente.

—Está estudiando en el extranjero —miento, sonriendo forzadamente.

—Qué bien —responde alegre—. Ustedes se veían antes de que empezaran las clases.

Ahora todo tiene sentido. Por eso siempre tenía prisa, por eso no quería que yo estuviera cerca en ciertas clases. ¡MALDITA SEA, LOUISSA!

—¿Sabes? —continúa Hugo, sentándose a mi lado—. Te contaré cómo fue. Antes de que cumplieras quince años, Thiago no pudo estar contigo porque sus padres visitaban a su abuela enferma, pero te mandó un regalo conmigo: una cadena con un dije en forma de corazón rojo con sus iniciales. Unos meses después, se dieron su primer beso. Te pusiste tan roja que parecía que ibas a explotar. Eso fue lo que él me contó.

Esa cadena... Nunca la vi. O tal vez Louissa la escondió. Ahora todo cobra más sentido. El primer beso de Louissa fue con Thiago. Por eso no lo conozco, porque nunca me lo presentó.

—La verdad es que no me acuerdo —digo, tratando de sonar convincente.

—Claro, claro... tuviste un accidente, ¿verdad? Quizá por eso no te acuerdas de él ni de mí.

—Sí, debe ser eso —respondo, aliviada—. Pero qué bueno que te acuerdes de mí —añado, abrazándolo y dándole un beso en la mejilla.

Él se tensa al principio, pero luego me rodea con sus brazos por la cintura. Para ser sincera, esta vez me siento bien abrazándolo.

—No sabes cuánto te he extrañado, Lu —susurra en mi oído.

Intento respirar hondo sin que lo note y le sigo la corriente, sin entender a qué se refiere con lo que ha dicho.

¿En qué me he metido? Louissa, te necesito. Necesito salir de esta mentira.

Todo esto me tiene el cerebro enredado en un nudo difícil de desatar.

A veces, duele mentir a las personas que amas, mirándolas a los ojos, haciéndoles creer una verdad falsa. Pero dicen que lo haces porque las amas. Entonces, llego a la conclusión de que nadie ama de manera sincera, porque todos mentimos.

¿Qué les está pareciendo la historia?

Teorias de que posiblemente suceda en el siguiente capítulo...

Acerca de:

Louisiana

Hugo

Marcus

Enzo

Rafael

Sra. Caroline

Sr. Wilson

Sr. Reggie

Sr. Warren