II.
Oh my love, the dawn is breaking
And my tears are falling rain
For the carnival is over
We may never meet again
(The Carnival Is Over, Nick Cave and the Bad Seeds)
Una sensación opresiva, de tener encima un peso abrumador, lo embargó.
Quiso aspirar aire, pues sentía que se ahogaba, pero el resultado fue peor. Le dolía más tratar de respirar que no hacerlo. Ni siquiera intentó abrir los ojos: en medio de su confusión, intuyó que en realidad los tenía abiertos, al menos en parte.
Movió unos milímetros los dedos, sólo para asegurarse de que estaban en su sitio. No supo si lo consiguió: de inmediato perdió la noción de dónde estaba.
"Stupide. Idiot. Bête Camus. Mercenario. Embustero. Meretriz... Puta... Putain"
La última palabra lo hizo recobrarse un momento, sólo para dejarse ir de nuevo.
Entre el silbido del viento, que pese a su fuerza, se escuchaba lejano, y el pitido que reinaba en sus oídos, se entretejían palabras, a ratos. Palabras a veces dulces, a veces amargas, a veces nostálgicas.
"...So woll'n wir uns da wieder seh'n
Bei der Laterne wollen wir steh'n
Wie einst Lili Marleen.
Wie einst Lili Marleen..."
Cerró los ojos (o eso le pareció).
"Queremos estar junto a la linterna
Como una vez lo hizo Lili Marleen..."
Intentó respirar de nuevo: el sólo hecho le hizo doler cada terminación nerviosa. Desfalleció.
"Stupide. Idiot. Bête Camus. Al menos ya no tendrá que verte. Ni tú escucharlo..."
"Mal, Camus. ¿No crees que estás exagerando? Yo sufriría si no pudiera verte. Eso significa que no nos casaremos nunca."
"No nos casaremos nunca, nena. Jamais."
"¿Por qué? ¿Ya no me quieres?"
"Sí te quiero. Te quise. Si hubiera querido a una chica te habría elegido a ti. Je crois." (1)
"Non, rien de rien
Non, je ne regrette rien
Ni le bien qu'on m'a fait
Ni le mal
Tout ça m'est bien égal"
Sintió una punzada intensa en el lado derecho de la cabeza. ¿O era el izquierdo? ¿Qué es derecha o izquierda...?
"Ni el bien que me han hecho
Ni el mal
Todo me da igual"
"¿En serio todo te da igual?"
"Sí, Sinmone. Todo me da igual..."
"No es cierto. Si fuera así, no habrías intentado hablar con él."
"Avec lui, avec l'hellenoi?" (2)
"Sí. El muchacho rubio. Me gusta. ¿Te enojas si mejor me caso con él en lugar de contigo?"
"Ton frère le déteste. Y él odia a tu hermano. Y no querrías casarte con él. Tiene un aliento espantoso por las mañanas. Y un temperamento peor... c'est un crétin..." (3)
"Pero igual lo quieres, ¿verdad? Y bueno, si él y Surt no se caen bien, ¿a quién le importa? Se casaría conmigo, no con Surt..."
"But darling, what can I do?
For you don't love me
And I'll always be
Crying over you
Crying over you"
"Ese chico canta bonito. ¿Cómo se llama?"
"Roy. Roy Orbison..."
"¿Qué idioma es ese? ¿Qué dice?"
"Dice que siempre llorará."
"¿Por qué?
"Porque no lo ama. Porque Milo no lo ama. Parce que Milo ne m'aime pas." (4)
"¿Milo no te ama? ¿En serio? ¡Pero si eres adorable! ¡Yo sí te amo! ¿Te casas conmigo? Así Milo ve que eres adorable. Y guapo. Y bueno. A lo mejor se da cuenta y se casa con los dos, ¿no crees?"
"Je ne crois pas, Sinmone. A tu hermano no le parecería bien. Te digo que lo odia. Et en plus... pour nous marrions avec lui... tendríamos que estar vivos..." (5)
"Pero Camus, ¡sí estás vivo! ¿No te das cuenta?
"No lo creo, chérie. Si fuera así no estaría hablando contigo..."
"Sí, Camus. Sí estás vivo, pero eres un tontito y no te das cuenta. Justo porque estás vivo estás hablando conmigo. Porque si paras de hablar, entonces sí que te vas a morir."
–Sinmone...
Tomó conciencia de la oscuridad que lo circundaba. Y de la falta de aire. Y de la música –¿de dónde venía?–. Y del dolor. En cada nervio. En cada poro. En cada cabello. No sabía que podría doler así. Merde...
–Stupide. Stu... estú... pido. Estúpido... Idiot Ca... mus. Debiste ir... a la habitación. A emborracharte... Y luego... luego... a buscarlo. A patearle las estúpidas bolas. A recordarle que... cuando eras... eras... sa putain... la pasaba fenómeno contigo. ¿Dónde... dejas... te la len... gua, es... túpido? ¡No sólo la u... sas para... lamerle la verga! ¿Desde... cuándo... quand... eres tan tímido?
Intentó de nuevo mover los dedos. No pudo. No sabía cómo los tenía colocados, pero no podía moverlos.
–Pour quoi... por... qué... me duele... así... la... la tête... la cabeza? (6)
"Por el golpe, obvio."
–¿Cuál golpe... Sin... Sinmone?
"El que te alcanzó con la avalancha cuando trataste de protegerte con el muro de hielo. Empezaste a hacer un domo, pero la roca te dio en la cabeza y ya no pudiste. No sé si reírme o llorar, Camus. ¿En serio vas a permitirte congelarte?"
–¿De qué... ha... blasss? –gimoteó débilmente Camus. El aire le llegaba apenas a los pulmones, que le ardían y dolían cada vez que intentaba usarlos. El pitido tenue de sus oidos le permitía escuchar a lo lejos el ruido raro que su pecho emitía cada vez que intentaba jalar aire. Como un globo ponchado, algo desinflándose.
"Te vas a congelar si no sales de aquí. Serás un gran señor del hielo, pero con lo magullado que estás y el poco aire que hay aquí, te vas a congelar..."
–¿Y có... cómo quieres... –se detuvo un momento. ¿Qué iba a decir? ¿Y a quién? ¿Quién es Sinmone? Qui c'est Sinmone? (7)
"¿Cómo que quién soy? ¡Pues tu novia, tonto, burro! ¡Me haces enojar! ¿Entonces no te vas a casar conmigo? Acuérdate que vamos a tener muchos niños. Así seremos una familia grande y bonita. Y mi hermano será tío. ¿Sabes que aunque no lo dice, quiere ser tío? Él siempre quiso uno. Como no tenemos, él será tío entonces. Pero para eso, tienes que casarte conmigo. Si no, ¿cómo tendremos niños?"
–Sinmone... no puedo... casss... arme contigo. Avec toi, ma petite... (8)
"¡Malo! ¿Por qué no?"
–Estás muerta. Yo te maté. Je t'ai tué... Je suis assez... vil... assez... indigne... assez infame... (9)
"Shhhh, Shhhh
It's, oh, so quiet
Shhhh Shhhh
It's, oh, so still
Shhhh Shhhh
You're all alone
Shhh Shhh
And so peaceful until...
You fall in love
Zing boom"
–Así esta... ba yo... –musitó débilmente Camus. –Paisible... Hasta que... entrasss...te en mi vida. Milo... hellenoi... scor...pion crétin... (10)
"Yo creo que te hace bien no estar tranquilo, ¿sabes? Te pones muy raro cuando estás tranquilo y solo."
–¿Tú... creesss?
"Sí. ¿Cómo se llama la chica de la canción? Suena bien..."
–Björk... aussi... elle est une fille de la glace... comme toi... (11)
"¡Fantástico! ¡Qué buen gusto tiene!, ¿no crees? Y bueno, tú especialmente tienes buen gusto, porque prefieres a las chicas que viven en el hielo"
–Tú no... no... vi... ves en ningun... a par... te. Ya te d... di... je que estás mu... muer... ta y yo te maté. Tu hermano y yo... te sepultamos... cerca de la cabaña...
"Qué bobo. Tú no me mataste. Fue la avalancha. Y eso que no fue tan grande como esta. En lugar de hacerte el sufrido, deberías intentar salir de aquí. ¿Por qué no llamas a Milo?"
Camus lo pensó un momento, entre la bruma de dolor que era su conciencia. ¿Por qué no llamaba a Milo? Tal vez podría intentarlo. Llegaría, lo sacaría, y en cuanto recuperara un poco las fuerzas, podría ser él quien llenara al hellenoi idiota de insultos estúpidos y le arrojara una estúpida copa de licor de niña en la cara.
"¿Licor de niña? Las niñas no bebemos licor de ningún tipo..."
–Créeme. Era licor de niña... "Sabe a almendras y vainilla. Il me l'ai jeté à la face. Me lo arrojó a la cara. Y me llamó puta..." –¡A mí! ¡Si só... sólo con... él... he follado! ¡Me... ha llamado... putain! ¡Y él sí... que se ha... se ha... "revolcado con medio mundo, avec tout le monde, le crétin, ha de creer que soy tonto y que no tengo ojos para ver y memoria para recordar, que no me llegan los chismes...!"
Camus desfalleció un momento. O eso le pareció. Un momento. Sólo para recobrar el aliento –lequel? Para poner en orden sus ideas y opciones –Tu l'ai? Para aliviar un momento la douleur, el dolor –eso sólo si te mueres ahora mismo. No parece mal negocio, considerándolo fríamente. ¿Fríamente? ¡Qué bien, ahora eres comediante, Camus! (12)
"Si dejas de hablar conmigo, entonces sí que te vas a morir. Mejor frío y vivo que frío y muerto, ¿de acuerdo?"
–Ahora tú también eres... comediante. Et morte... et... froide... (13)
"Sí, bueno. Nadie es perfecto. Ni siquiera tú. Ni Milo. Y no tendrían por qué serlo."
Acuario sonrió –o eso creyó– y se desvaneció.
___
–Si se van ahora, nadie garantiza que llegarán vivos al amanecer, que encontrarán a Camus o que puedan regresar con todos los dedos de los pies –dijo Hilda sin exaltarse, pero firme.
–Si no lo busco ahora, Dama, se morirá. Ya le conté el sueño del escorpión. Camus está en riesgo. Ya nadie siente su cosmos.
–Ya sé que nadie siente su cosmos. Lifia y yo hemos intentado buscarlo de ese modo, y no podemos. Eso quiere decir que, o ya está muerto (y entonces vas a salir a arriesgarte por un cadáver), o está tan débil que está por morir (y entonces saldrás a arriesgarte por un cadáver).
Hilda suspiró. Miró consternada a Surt, cuyo rostro tenso era una máscara que intentaba ocultar su desazón; a Athena, que le devolvía una mirada serena, pero afligida; a Milo, a punto de enloquecer.
–Athena. Tú tampoco deberías arriesgar a tus soldados. En cuanto la tormenta amaine un poco, enviaré partidas de búsqueda para que lo recuperen y puedas honrarlo. No te mentiré, porque hacerlo es cruel: en lo que a mi respecta, está muerto. Es evidente que está en la montaña y que fue atrapado por el alud. Todos sentimos su cosmos arder por un momento y enseguida extinguirse. Y fue a la hora en que calculamos ocurrió el deslave.
Saori entrelazó sus dedos y los estrujó un poco. ¿Cómo se lo explicaba?
–No son simplemente mis soldados. Son mi familia –levantó la cara para trabar sus ojos con los de Hilda. –Creo que tú y Lifia también consideran familia a sus dioses guerreros. ¿No es así? ¿Qué haces si uno de tus hermanos se pierde? ¿Qué harías si Freya se perdiera? ¿No saldrías a buscarla, con tormenta o sin ella?
Hilda sonrió unos instantes. Las antiguas Valquirias recogían a los guerreros caídos sin importar la circunstancia. ¿No era ella algo así como una Valquiria?
–Sí. Saldría a buscarla –suspiró. Luego miró a Surt –¿Quieres buscarlo? ¿Tienes idea de dónde exactamente?
–Tiene que estar cerca de la cabaña. No conoce nada más en los alrededores.
–Son, ¿cuánto? ¿Diez kilómetros?
–Son trece.
–Son muchos. Y más con el viento que hace...
–Para Camus debe haber sido una caminata vacacional.
–Hasta que ya no lo fue –zanjó Hilda. –Puedes ir. Lleva perros rastreadores. Asegúrate de que tengan el olor de Camus antes de salir. Lleven palas, linternas, licor y frazadas, por si lo encuentran vivo. Lleva una radio, caballos, algún vehículo de motor, si es que consigues alguno y si es que enciende con el frío que hace.
–Si me explican a dónde se supone que Camus fue –intervino Saga–, yo los acercaré con mi Another Dimension. Y los acompañaré. Si por casualidad lo encontramos, me aseguraré de que todos regresemos rápido y bien, para que Camus reciba la atención necesaria.
–Abríguense. Pónganse calcetines térmicos. No estaba bromeando cuando dije que podrían perder los dedos de los pies...
–Las armaduras ayudarán. No se preocupe.
–Sólo un poco. En verdad hace mucho frío. Y el terreno será accidentado. Si el deslave fue como nos han contado, se llevó todo a su paso: nieve, rocas, árboles...
–También la cabaña, seguramente.
–Y la tumba de tu hermana. Lo siento –añadió Hilda sin bajar la mirada ni la voz.
–Sinmone ha estado muerta en esas soledades por años. Le aseguro que no le importará haberse movido de lugar.
–Supongo que no. ¿Cuánto ha transcurrido desde que sentimos el cosmos de Camus?
–Poco más de una hora...
–No lo encontrarán vivo. Pero igual vayan, con todas las precauciones posibles. Athena, Surt y los demás dioses guerreros están a tu disposición. Siempre que ellos deseen ir: perdóname si no les ordeno salir.
–No tienes ni qué mencionarlo. Te agradezco, Hilda. Te lo agradecemos todos.
–Lifia, Freya y yo rezaremos a Odín para que lo encuentren. O para que lo reciba en el Salón de los caídos en gloria. El Señor de los cuervos es bueno con los guerreros bravos, y Camus lo es. Además, le gustaba El Hidromiel de Odín, ¿no es así? Lo recibirá como a un hermano.
–¿El hidromiel de Odín? Camus no acostumbraba beber demasiado, y definitivamente no hidromiel...
–El Hidromiel de Odín es la poesía, Escorpio –respondió Surt con fastidio. ¿Qué le vio Camus a ese zafio? –Sí, Dama. A Camus le gustaba la poesía. Siempre que no estaba entrenando llevaba un libro en la mano. Seguramente El Señor de las espadas lo recibirá gustoso. Pero sería mejor que lo dejara un tiempo más por aquí, entre nosotros.
–Tal vez. Pero eso ya no está bajo nuestro control. Vayan, que los dioses los acompañen.
Hilda dio la vuelta y Lifia y Freya la siguieron. Athena salió, seguida de Surt, Milo y Saga hacia el salón de banquetes, donde hacía unas horas (ahora parecían demasiadas) habían cenado, departido, y finalmente, presenciado el incordio entre Milo y Camus. El servicio había retirado las mesas y las sillas; ahora el lugar estaba lleno de personas que bebían café en medio de preparativos de rescate. Los dorados y los dioses guerreros estaban mezclados, proponiendo rutas de búsqueda. Algunos perros se encontraban cerca de la chimenea. Afrodita tenía entre las manos algunas prendas de ropa de Camus para dárselas a olfatear a los perros. Milo vio que entre las cosas que Afrodita llevaba había una bufanda azul índigo que le regaló en un cumpleaños lejano: recordaba que aunque Camus no la necesitaba –¿en qué estabas pensando, Milo? ¡El maldito francés se tira copos de nieve en lugar de pedos!– siempre que podía la usaba. Escorpio suspiró abatido: aún con el distanciamiento que le había impuesto todos esos meses desde que volvieron a la vida, Camus había mantenido la esperanza de que las cosas entre ellos mejorarían. El que llevara consigo una cosa tan insignificante como esa bufanda era prueba de ello.
–Dama –dijo Mu mientras se acercaba, seguido de Aldebarán, –estamos listos para partir en cuanto lo permitas. Aiolos ha organizado los grupos. Saldrán tres, con un dios guerrero como guía en cada uno, más dos dorados y un par de perros. Los demás nos quedaremos aquí, dispuestos en grupos de reserva para salir a ayudar o sustituir en caso necesario: bastará con que una de las partidas dé la alarma para que los demás vayamos a apoyar.
–Gracias, Mu. ¿Quiénes salen ahora mismo?
–Todos queremos salir, Dama. Pero no es práctico. Ordena quiénes salen en este momento y así lo haremos.
–Surt, Milo y Saga salen en primer lugar. Surt explicará a dónde deben dirigirse y Saga abrirá un túnel con su Another Dimension para acercarlos.
–Entonces quienes tenemos habilidad para manipular las dimensiones debemos salir primero: Kanon está integrado en un grupo y yo en otro. Podemos salir como avanzada.
–Preferiría que Kanon o tú se queden. Quiero que alguien que pueda teletransportarse permanezca aquí.
–Te pido que me permitas partir ahora mismo con mi grupo, Kyría –dijo Kanon acercándose–. Además de Shion, que sigue en Santuario, es Mu quien puede teletransportarse y movilizar a varias personas de una sola vez. Aunque nosotros también podemos, Aries es el experto.
–Estoy de acuerdo. Te quedas, Mu.
–Sí, Dama –respondió Mu, un poco cabizbajo. En los meses anteriores había visto el distanciamiento entre Milo y Camus, y aunque podría haber intervenido como mediador, prefirió dejar a la pareja a su venia. Milo no quería ni oír mencionar al francés, y Camus... pues era Camus. Hacía como que no sentía nada, aunque todos sabían que su estoicismo era solo aparente. –Al menos déjame decirte que Camus está vivo.
–¿Cómo lo sabes?
–Fui a buscar su armadura, y no está reclamando otro portador.
–¿No crees que la armadura podría llevarnos a Camus? –preguntó Milo.
–Podría, si Camus quisiera que lo encontrara. Pero no es así. Las armaduras respetan nuestra voluntad, a menos que nos encontremos en estado de guerra. Y como no es el caso, la armadura conserva la distancia que el portador impone.
–Nos convendría en este momento que no respetara esa distancia, pero no hay nada qué hacer. ¿Qué otro grupo saldrá con los de Saga y Kanon? –preguntó Saori sin perder la calma.
–Aiolia y yo partiremos con Sigmund, Kyría. Queremos salir en la avanzada –respondió Aiolos.
–Está bien. Dispongan todo para que se vayan ya. Abrigados y con armaduras. Y con cuidado, no quiero más pérdidas qué lamentar.
–Sí, Kyría.
Mientras los últimos preparativos se desarrollaban, Shaka permanecía sentado en el suelo, ligeramente apartado de los demás. Estaba en posición de loto y con los ojos cerrados.
–Milo, ¿podrías decirme quién es Lili Marleen? –dijo Virgo en voz lo bastante alta como para que todos lo miraran.
–¿Qué? –respondió Milo observándolo como si acabara de descender de una nave alienígena. –¿Cómo puedo saberlo?
–¿No es una canción? –preguntó Mu. –Y una que le gusta a Camus, además. La tiene en varias versiones y varios idiomas.
–¿La conoce en alemán? –preguntó de nuevo Shaka.
–De hecho sí. Le gusta mucho una versión con Marlene Dietrich.
–Ah, pues por alguna razón parece estarla escuchando...
Todos guardaron silencio y observaron a Shaka incrédulos.
–A ver... –Milo se atragantó de ira. –¿Estás diciendo que Camus está muy orondo escuchando música mientras nosotros nos arrancamos los cabellos de desesperación por él? ¡Cabrón desgraciado! ¡No tiene vergüenza!
–El cabrón sinvergüenza sueles ser tú, Milo –respondió Shaka con voz melifua. –Y Camus no está para nada orondo. He pasado los últimos minutos tratando de contactarlo telepáticamente –Mu se dio una palmada mental, ¿por qué no se le ocurrió antes? –y no me parece que esté bien. Su mente viene y va, como señal de radio desenfocada. He podido escucharlo unos cuantos segundos. Está confundido y su psique parece estar dispersándose. Me pregunto si tendrá una lesión cerebral...
–No juegues. ¿Una lesión en el cerebro? –dijo Aiolia.
–Sabes que no acostumbro jugar, Leo –respondió Shaka con parsimonia–. Sólo estoy elucubrando. De este contacto tengo claro lo siguiente: Camus está mal herido, de otra forma no estaría tan confundido; está escuchando música, al menos en su mente; está cabreado con Milo: no hace más que repetir la palabra putain en sus pensamientos; y está hablando con alguien. O eso cree él...
–No lo culpo por estar enojado contigo, Milo –dijo Afrodita–, pero ¿con quién podría estar hablando?
–Con una Sinmone. Que aparentemente escucha música con Camus y al parecer está interesada en casarse con Milo.
–Pobre ingenua. ¿Casarse con Milo? Ya ni siquiera le gustan las mujeres... –dijo Deathmask en son de burla.
–¿Y a ti sí te gustan? –reviró Milo, irónico.
–De vez en cuando, sí...
–Camus no puede estar hablando con Sinmone. Ha estado muerta por años. O te equivocas o Camus ha perdido la razón.
–¿Es la niña a la que mató cuando ustedes dos entrenaban juntos? –preguntó Shaka en absoluta calma.
–Oye, Surt dice que fue un accidente –masculló Milo, molesto.
–No he dicho lo contrario, sólo me limito a los hechos.
–Mi hermana, sí.
–Bueno, pues no me equivoco, porque Camus la ha nombrado y parece estar hablando con ella.
–Podría estar alucinando –dijo Deathmask, que por un momento cerró los ojos también–. No hay almas en pena en las inmediaciones, lo acabo de comprobar. Tiene que estar en serio confundido si cree que habla con una muerta. Vámonos ya, el francesito se nos va a morir por el frío o por las heridas.
–"It's Oh so quiet..." –musitó Shaka. Milo abrió los ojos como platos.
–¿Björk? ¿Camus está escuchando a Björk...?
–Se habrá llevado el MP3 –dijo Mu.
–¿Crees que aún tenga ese vejestorio?
–Se lo diste tú. Nunca he visto que se deshaga de un regalo tuyo...
–Sería cosa buena que se lo haya llevado. Si es así, la música lo tiene más o menos prendido a la realidad. Eso y hablar con... Sinmone... es lo que parece impedir que se deje ir enteramente a la inconsciencia. Aunque no creo que aguante mucho: por la manera en que transcurren sus pensamientos, está sufriendo un horror.
–¿Seguirás intentando contactarlo?
–Sí. Si dejo de escucharlo por completo les avisaré. Váyanse ya...
Saga convocó el Another Dimension y los tres grupos de rescate atravesaron el portal que creó. Saori se quedó estática en medio del salón, con el corazón trabado en plegarias y la mente corriendo tras posibles soluciones. Miraba a Shaka, que permanecía concentrado en captar a Camus, y a Mu, que se llevó a Aldebarán, Afrodita y Shura a discutir posibles estrategias de búsqueda. Libra estaba conversando con Balder a unos pasos. En seguida se apartó y se dirigió a la muchacha.
–Athena, me dice Balder que aunque tienen experiencia en rescatar siniestrados en avalanchas, Asgard tiene recursos limitados en el hospital de la villa. Si Camus está tan mal herido como para dejarse matar por el frío, no habrá ni equipo suficiente ni médicos capacitados para salvarlo.
–Habrá que llevarlo a la Fuente en cuanto lo localicen.
–Y ni así es seguro que lo logre.
–No. Pero es nuestra mejor opción. Mu, si encuentran a Camus, te teletransportarás a donde esté y lo llevarás a la Fuente. Después veremos cómo seguirlos.
–Sí, Dama. ¿Quieres que le avise a Shion de la situación? Así podrá tener sobre aviso a los médicos.
–Yo me encargo de eso.
Shaka abrió los ojos repentinamente. Lucía afligido. Mu se le acercó.
–¿Estás bien?
–Sí. Pero creo que Camus dejó de respirar.
____
Aclaraciones:
En esta ocasión, como el capítulo está muy centrado en el punto de vista de Camus, hay muchas intervenciones en francés. Cuando estaba en la facultad, estudié a un lingüista ruso que decía que las emociones siempre se expresan en nuestro idioma natal, sin importar cuántas lenguas conozcas. Parto de ese supuesto y por ello Camus se la pasa hablando y pensando en francés: porque está cabreado (en mi localidad se dice "emputado" o "encabronado"), asustado y confundido. Pongo el significado de algunas expresiones sueltas que don Camus emplea con frecuencia y refiero con mayor formalidad aquellas que resultan más complejas.
Sobre los insultos que Camus se dirige a sí mismo reiteradamente: Stupide (estúpido), idiot (idiota), bête (bestia), putain (puta).
Jamais: jamás.
Chérie: querida, cariño, corazón.
Merde: mierda.
Y ahora, las expresiones de más cuidado:
(1). Je crois: Creo, yo creo.
(2). Avec lui, avec l'hellenoi?: ¿Con él, con el hellenoi?
(3). Ton frère le déteste... c'est un crétin...: Tu hermano lo odia... es un cretino...
(4). Parce que Milo ne m'aime pas: Porque Milo no me ama.
(5). Je ne crois pas, Sinmone... Et en plus... pour nous marrions avec lui...: No lo creo, Sinmone... Y además... para casarnos con él...
(6). Pour quoi... la tête: Por qué... la cabeza.
(7). Qui c'est Sinmone?: ¿Quién es Sinmone?
(8). Avec toi, ma petite...: Contigo, mi pequeña.
(9). Je t'ai tué... Je suis assez... vil... assez... indigne... assez infame...: Yo te maté... Soy tan... vil... tan... indigno... tan infame...
(10). Paisible... Milo... hellenoi... scorpion crétin...: Pacífico... Milo... hellenoi... escorpión cretino.
(11). Björk... aussi... elle est une fille de la glace... comme toi...: Björk... también es una chica de los hielos... como tú...
(12). Lequel... Tu l'ai?... La douleur: ¿Cuál? ¿Las tienes? El dolor.
(13). Et morte... et... froide...: Y muerta... y fría...
Las Eddas son el conjunto de poemas épicos propios de los vikingos: recogen sus costumbres y mitos. Se caracterizan por una figura retórica similar a nuestro epíteto y metáfora: la kenning. El hidromiel de Odín es la kenning que sirve para nombrar la poesía. Así mismo, El salón de los caídos en gloria es la kenning para nombrar el Valhalla; El señor de los caídos, El señor de las espadas y El señor de los cuervos son kenningar que designan al dios Odín.
Y ya. Gracias por leer. Se agradecen los votos :P
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