CAPÍTULO 67: Preámbulo
Natalia
Estoy aterrada y destrozada.
No paro de temblar y sollozar, no pudiendo parar asimismo ese «no, no, no» constante en mi cabeza.
Y es que nunca creí que llegaría a tocar fondo. Sin embargo, acabo de hacerlo.
Y no puedo cesar de preguntarme cómo es que terminé en estas circunstancias, cómo mi vida volvió a dar un horrible giro de 180° grados en cuestión de minutos, arruinándose. Y para intentar darme una respuesta —aunque ya de nada sirve— solo rememoro todo lo que pasó desde el momento en que huí de esa cancha.
Y a la par, suelto un desgarrador grito de dolor, mientras caigo de rodillas.
Una hora antes
No entiendo que pudo haber sucedido, pues inmediatamente después que metí ese gol Tiago se incorporó y me vitoreó con la alegría y el orgullo plasmados en su agraciado rostro.
Se me apretujó el corazón al verlo. No, no podía decirle adiós. ¿Cómo decirle adiós a alguien que hace bien, que causa felicidad aunque sea unos momentos, a una persona para la cual se es muy importante? Mas, no puedo ser egoísta. Él necesita ser feliz, libre del alcance del pasado.
Al notar su dicha, quise derramar una lágrima, conmovida; pero preferí sonreírle, para intentar demostrarle así que correspondo los sentimientos que ya tengo la certeza siente por mí, que asimismo él me parece una persona maravillosa y lenitiva; la mejor además de mis padres que conocí en mi vida.
No obstante, de un momento a otro algo impactó fuertemente contra mi cabeza, mi vista se nubló y como consecuencia me desplomé; y al caer mi cabeza chocó nuevamente y esta vez contra el asfalto, e ipso facto todo se volvió negro.
Ahora acabo de abrir los ojos pesadamente, mientras siento que el mundo retumba en mi cabeza, la cual me duele intensa e irrusoriamente. Las voces que oigo están muy difusas, casi ininteligibles y asimismo veo todo como una nebulosa distorsionada, no logro definir con éxito figura alguna y hasta parpadear me está costando.
Me siento como si estuviera en un mundo paralelo en donde su ambiente es sumamente pesado. No puedo pensar en absolutamente nada, salvo en el dolor físico y palpitante que estoy sintiendo.
Intento concentrarme en definir algo nítidamente, y lo consigo un poco, aunque requiere esfuerzo de mi parte. El rostro de un chico se luce enfrente mío, pero es borroso y la imagen un poco inestable.
Acaba de hablarme, no obstante no sé qué dijo. A la par siento una caricia en la mejilla.
¿Acaso es Tiago?
Nuevamente persisto en mejorar mi visión, y poco a poco el panorama es más claro. Es él. Ahora, lentamente voy recuperando la conciencia, aunque sigo muy aturdida por el golpe inexplicable que me di.
—Fuiste tú —escucho un eco lejano, y percibo que aquella voz pertenece a una chica.
473 palabras
CAPÍTULOS FINALES
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro