CAPÍTULO 61: Disfemia
Natalia:
Estoy estática.
Y ante tal confesión soy incapaz de reaccionar, moverme o formular palabra alguna.
¿Por qué Tiago nunca me lo comentó siquiera? Siento un poco de impotencia ante el hecho de haberme enterado algo así por boca de terceros. Aunque, bueno, tampoco es como que yo le haya contado muchas cosas.
¿Pero por qué me lo menciona Érika? Hasta sacar conjeturas me está costando en este momento.
—Sí, Natalia. —Érika se planta enfrente mío; y ya no es de sorprender que sepa mi nombre—. Tiago era tartamudo de niño. Su infancia no fue nada fácil —suspira— tuvo cero, literal, cero amigos; porque todos los niños creían que era un tonto y se exasperaban con él, tanto que le hacían bullying verbal muy brutal. Aquello provocó que su autoestima fuera muy baja y que él se avergonzara hasta de una nimiedad. Entrando a la adolescencia, tipo a los doce o trece años, fue superando poco a poco su trastorno; mas como nada es magia, quedaron las secuelas.
»—Yo lo vi cuando ingresó a nuestro colegio, los primeros días; él tenía trece para entonces. ¿Sabes? me gusta analizar a las personas detenidamente, saber hasta lo recóndito de ellas, conocer muy bien sus fortalezas y debilidades —y mientras dice eso, me mira fijamente—. Soy futbolista, recuerda, se me quedó esa manía que es fundamental para el fútbol. En fin, Tiago rehuía a las personas, su semblante siempre se veía depresivo, lo veíamos ansioso en clases, estresado en ocasiones.
»—Mas llamó mi atención desde el primer instante. Claro, es que era uno de los chicos más guapos que ingresó a nuestro cole. Te preguntarás cómo sé yo esto si piensas que Tiago y yo no somos muy cercanos. Y créeme, disfrutaría jactarme de que él confió algo de tal magnitud a mí en vez de a ti, pero detesto a las personas mentirosas y siempre procuro ser lo más honesta y transparente posible. En fin —vuelve a suspirar—, la profesora de Psicología, tan buena como es ella, reconoció su problema y amablemente lo indujo a que confiase en ella. Y yo escuché todo sin que ninguno se percatara.
»—Así que decidí aportar con mi granito de arena y poco a poco junto a Sara le fui hablando con total camadería, haciéndolo sentir como mi cuate y amenazando ocultamente a cualquiera que se quisiera pasar de listo con él. Ya tendía hacerse cercano a nosotras, pues poco a poco actuaba con más desenvoltura y se notaba menos rígido de aspecto, hasta que le habló David. Ese wey se lo ganó totalmente, al punto que meses después ya eran mejores amigos y Tiago parecía otra persona; aunque conservó su timidez, esa peculiaridad lo hizo muy tierno, especialmente a los ojos de las chicas por su buen atractivo.
»—No obstante, ellas sabían que él a mí me gustaba, y que me sigue gustando; y aunque les caigo mal a la mayoría de ellas, no importa, me temen. No es que yo les haga algo relativamente malo, pero saben cómo es mi carácter. Los problemas son que Tiago es muy despistado, la cercanía que tiene con David (aunque me caiga bien ese wey), el fútbol que roba la mayoría de mi tiempo y tu aparición —sonríe amarga al final.
Estoy sorprendida con todo lo que acabo de escuchar, y algo en el corazón me dice que es verdad, por la personalidad de Tiago. Sin embargo, me parece muy poco delicado de parte de Érika que revele anécdotas tan íntimas de alguien, vivencias que no le competen; y peor aún si se trata de su amigo y fue una etapa dolorosa para él.
Yo considero aquello como una traición, pues significa que para la persona que se considera como amigo no se es tan importante como lo pretende. Pues amigo es sinónimo de confidente. Un amigo no es chismoso con asuntos como ese, sea cual sea el fin.
De repente —ya no fastidiada— sino que me siento muy asqueada de Érika. No porque me confiese que le guste Tiago, sino por la bajeza que acaba de cometer, por más honesta que haya sido.
—Respondiendo a tu anterior pregunta: no. Tiago no me contó nada, y yo no debía enterarme por ti, sino porque él decidió confesármelo —espeto mirándola despectivamente, mas Érika bufa con fastidio.
—¿Qué más da? El emisor es distinto, pero la historia es la misma. Yo solo dije la verdad.
—Sobre asuntos que no te competen —escupo, acercándome más hacia ella.
Érika imita mi acción.
—Lo que pasa es que estás ardida porque Tiago no te haya confesado esto. ¿Crees que no sé que estás enamorada de él y él de ti?
777 palabras
N/A: ¡Os deseo un feliz año nuevo! Mil gracias por darle una oportunidad a esta historia.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro