CAPÍTULO 40: Cero palabras
Tiago
-¿T-te incomoda mi compañía? -eso parece. ¡Pero siquiera soy tan latoso como David! Si Natalia lo conociera...
-De momento no -sonríe y echa sus manos hacia atrás, apoyando su espalda al aire y cerrando los ojos.
-¿Entonces? -inquiero dubitativo, y por consiguiente ella ríe.
-Eres muy gracioso, vieras las expresiones que pones -entonces esta vez pongo un gesto de confusión-. Olvídalo. Me refiero a que... no sé, es raro. No estoy acostumbrada a tener amigos.
-¿Qué? -se me escapa la exclamación, y al darme cuenta de ello añado-: Digo, es que es de no creer, tú eres muy bonita.
-¿Y qué tiene que ver eso? Lo que pasa es que nadie soporta mi forma de ser.
-¿Por qué? Si ya me caes bien.
-Aunque me hayas espiado, contemplado, observado o lo que quieras, recién interactuamos palabras desde ayer. Prácticamente no me conoces.
-¿Olvidas las notas?
-Ese es un tema aparte, eso no dice nada -voltea la vista hacia otra parte.
-Oye, Nat -vuelvo a atraer su rostro hacia mí, con un suave tacto-. No todo se dice con palabras, hay muchas cosas que se dicen mediante letras, aunque sean pocas; mediante gestos, detalles que suelen pasar por alto, expresiones y miradas. Me bastó con observarte para irte conociendo, a esa verdadera Natalia -la tomo de las manos-. No solo me guié por tu físico, noté que tu interior es mucho más bonito.
Y lo que ella no sabe es que es esa Natalia la que me gusta, la que disfruta de las cosas simples, la que lo dice todo deshojando margaritas, la que desahoga lo malo en un pequeño trozo de papel, aquella que ama las puestas de sol y busca un refugio para sí.
Esa Natalia.
«Ojalá pudiera confesártelo».
292 palabras
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro