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𝐶𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 𝐶𝑖𝑛𝑐𝑜


Verla en aquel vestido de baño rojo resaltando el color de su piel, aquel cabello húmedo que se adhería a su cuerpo de una manera tan exquisita atrayendo la vista de todos hacia ella, mientras ves como cada gota que recorre su cuerpo de principio a fin; deseando ser por lo menos una de las tantas que trae encima y admirar cada centímetro de su cuerpo como si fuese el cuadro más caro de un museo de arte, ella es como otra obra de arte tan sencilla pero llena de tantas alucinaciones que te enloquecen por completo. 

—Te la estás comiendo con los ojos hermanito. —Mi hermana interrumpe cada una de las cosas que pasaba por mi mente de lo que podía hacerle a ella sin duda alguna.

—¿De qué hablas? — Tenía que hacerme el desentendido.

—No te hagas el idiota, sabes perfectamente de qué hablo.  

—Pues está buena no lo niego — admití frente a mi hermana.

—Solo no se te ocurra la idea de empezar a ser como Elías con ella porque te juro que te golpeó, y no bromeó.

—Sabes que no soy de andar jugando con las mujeres, solo que tengo mucho tiempo que no me interesa alguien que por lo mismo no hablaba con chicas, y llega ella cambiando tantas cosas que pasaban por mi mente que ahora no sé si querer seguir lo que mi mente me decía.

—¿Crees que te puede gustar? —ella preguntó pero no pude contestar, Fleur ya había llegado y yo le di un puesto en el asiento que ella tenía anteriormente y que yo me robé.

Ellas están frente a mi hablando sobre el hecho de que el novio de mi hermana sea un chicle, al parecer a Fleur le incomoda que siempre esté donde ellas están tal vez ella creía que podría pasar el tiempo con Laura sin tener a tantas personas a su alrededor y mi hermana no pensó en eso.

La entiendo tan bien, yo hasta me siento un poco inseguro con ella en casa solo por el hecho de no conocerla bien y de seguro ella debe sentirse así con los amigos de mi hermana. 

—¿Y cómo voy a ir a casa? — ella le preguntó y yo solo escuchaba.

—Hay nena no te preocupes toma un taxi y diles la dirección de la casa.

—¿Adónde se supone que tú vas? Se supone que tú fuiste quien me trajo aquí, mejor me hubieses dejado en casa ¿No crees? Te pasaste con esta Laura. — Se podía ver el enfado en su rostro pero es totalmente comprensible.

Vi como ella recogió sus cosas y se fue de allí, pude ver el enojo en su cara y es que era cierto si tenía pensado al final dejarla sola no la hubiese sacado de la casa en primer lugar.

—Te pasaste está vez Laura, ella está de visita, no conoce a nadie y cualquiera puede hacerle algo, sabes que así como muchos son amables también está el que espera un punto para hacerte algo. 

Coloque mi camiseta y fui en busca de Fleur no podría dejar que ella se fuera sola , ni yo ni mi madre me lo perdonaría y menos si le llega a suceder algo. Cuando voy caminando veo que Gabriel llega junto con unos amigos de él y fue allí que me di cuenta porque Laura dejó sola a la francesa.

Veo aquella chica en el puesto de baños colocándose unos shorts que le quedan genial y una camiseta, cuando termina de vestirse me acerco a ella.

—Francesa —la llamé.

—No estoy para bromas Sebastián.

—¿Y quién dijo que vengo a bromear? 

—Es lo que acostumbras a hacer.

—Bueno es momento de reivindicar mis acciones —comenté.

—¿Y qué tienes pensado? 

—Te voy a llevar a un lugar, mi habitación.

—¿Tu habitación? Vamos a casa. 

—Si, quiero quitarme está agua salada y te invito a ver una película o hacer algo que te guste en mi habitación ¿Por qué allí? Tengo de todo en esa habitación, no te vas aburrir lo prometo — levante mi mano derecha en señal de promesa y ella solo sonrió.

—Está bien, vamos a casa. 

—No se diga más.

Tomamos un taxi y nos fuimos a casa, mis padres se estaban arreglando para salir, según tenían una película que ver en el cine, yo no les puse problemas ni nada. 

—En la cocina tienen de cenar solo deben calentar.

—Había pedido una pizza — mencioné.

—Entonces guardan todo en la nevera, no lo dejen fuera porque se daña.

—¿Dónde está tu hermana? 

—No lo sé, mamá solo le dijo a Fleur que se regresará sola a casa.

—Pero si ella no sabe regresar sola a casa todavía.

—Por eso me ofrecí acompañarla.

Mi madre salió por la puerta un poco enojada por el acto de mi hermana que fue mal en los ojos de todos.

—Ve date una ducha, mientras yo lo hago también me siento  horrible con tanta arena en tantos lugares de mi cuerpo que no soporto un segundo más así — ella se río y dijo que era muy cierta mi teoría.

Ella recogió sus cosas y se fue a la habitación de ella que está justo al lado de la mía, una distancia tan corta y tan lejos a la vez que hace que me vuelva loco, me dan ganas de traspasar las paredes y poder tomarla entre mis brazos y sentir lo suave y delicada de su piel. Ella es tan hermosa, su acento francés en cada palabra es un completo deleite, sus labios en aquel labial rojo que me volvieron loco, su cuerpo en aquel vestido que dejaba ver sus pechos y el increíble cuerpo que nunca antes había visto en mi vida por el hecho de no conocerla. 

Estoy en el baño dejando que el agua fría calme el fuego que ella enciende en mí, de tan solo recordar el hecho de cómo me miraba mientras mis dedos recorrían parte de su cuerpo, no detenía ni un solo movimiento; me dejó llevar hasta en medio de sus pechos hablarle tan cerca del oído escuchando su respiración tan desenfrenada, ella perdía los estribos al igual que yo y eso era una completa y magnífica locura que hubiese estado dispuesto a cometer.

Los minutos corrieron hasta que por fin termino de darme un baño y vestirme hasta que escucho el timbre de la puerta sonar y salí de la habitación para recibir el domicilio.

—Estoy lista ahora dime ¿Cuál es ese plan que no me va a aburrir? 

Volteo mi vista luego de cerrar la puerta con seguro y mirarla. Allí estaba ella justo en frente de mi con una pijama, dos piezas de satín en color negro dejando al descubierto sus firmes piernas y el pequeño camino de sus pechos, esto era una maldita locura. 

—Ver peli, comer pizza, jugar, escuchar música, lo que sea que salga para que no te pongas triste y aburrida.

—Qué considerado.

—No creas, en lo que ves fuera, naturalmente muestro rudeza pero soy un dulce príncipe. 

—Príncipe, eso no suena mal pero ¿De qué eres príncipe? 

—De la playa, tal vez. 

—Esos se hacen llamar salvavidas no príncipes.

—Lo que quieras que sea, yo lo seré.

Me encanta verla sonreír. Ella tomó el camino hacia mi habitación y daba brinquitos como niña cuando le entregan un dulce, ella era feliz y me hacía sacar una pequeña sonrisa que sentía que iluminaba todo el pasillo, ella era como la luna que alumbra en la playa por las noches haciendo ver un magnífico momento romántico, y ella se nota que es una chica cursi de esas que le encantaría recibir y dar todo ese amor, con ella hay que darlo todo sin medir ni un poco de ello, solo hacerla feliz.

—¿Y qué película vamos a ver? —ella preguntó abriendo la caja de pizza.

—Teen Beach Movie.

—¿Disney? — ella preguntó. 

—Es un clásico, no me digas que no te gusta.

—Si me gusta, solo es que me sorprende que tú quieras verla. 

—Somos de la misma generación, no soy tan viejo. 

—Como digas, ponla y ven aquí que se va a enfriar —señaló  la pizza. 

Me puse junto a ella en la cama y tome un trozo y serví un vaso de coca cola extra para mí, ella no dejaba de ver sus ojos y eso hacía que los míos se oscurecieron de a poco, era como si dijéramos todo y nada a la vez eso era totalmente ridículo.

En estos momentos me sentía tonto, era torpe al no ser capaz de decirle algo o mencionar una palabra y que lo único que haga sea verla de vez en cuando lo concentrada que estaba mientras veía la película. 

—¿Qué tanto me ves? —ella soltó y yo me asusté tanto que mi pulso se aceleró.

—Es que —no podía hablar sentía que mi voz se había perdido y que no encontraba las palabras exactas para decir, era un completo caos.

—¿Qué pasa? Habla con confianza, no te preocupes.

—Es que no puedo dejar de ver lo hermosa que eres, verte hoy en la playa fue toda una bomba eras como la reina de la playa solo podía verte a ti, tú eras mi mejor vista, la chica que hizo que mi pobre y débil corazón reviviera, que la piel se me erize por completo al sentir la tuya cerca, esto fue una total locura fue como ese típico cliché de amor a primera vista. — Solté como tonto desesperado que nunca en su vida hubiera hablado con una chica.

—Sebastián, yo no sé qué decirte esto también es nuevo para mí, siempre he evadido todo lo que se refería al amor, nunca he estado en una relación aún incluso con la edad que tengo. Pero sabes qué es lo más loco, que aunque le dije a tu hermana que no tenía pensado encontrar el amor y mucho menos uno pasajero, esa noche te vi como el brillo de la luna esa noche, además que me pareciste el chico más sexi que haya visto.

—¿Y eso qué significa? ¿Qué hacemos ahora? Tu sientes algo que no sabes explicar y lo mismo siento yo y se a la perfección que después de todo tu regresaras a tu país y quedaría yo completamente solo nuevamente. 

—No miento aterroriza la idea de que esto crezca y tengamos que separarnos, pero no es mejor vivir el hoy sin pensar en el mañana. 

—Tienes razón — sus palabras me hicieron abrir los ojos y darme cuenta que no estaría bien dejar pasar una oportunidad de vivir tal vez lo más bonito y especial que pueda vivir junto a ella. 

—Entonces voltea y mírame — obedecí sin disputa alguna dejando que la luz del tv fuera lo único que me hiciera ver su rostro, pero el brillo en sus ojos era lo más espectacular que podían ver mis ojos. 

Sentí como ella se acercó y me miró fijamente a los ojos, escuchaba como su respiración estaba descontrolada, como lamía sus labios sin dejar de verme un segundo, no pestañeaba siquiera un poco no se perdía la vista que tenía justo enfrente de ella y me sentía cautivado por su rostro. Cerré mis ojos pensando en volverlos abrir, juraba que estaba en medio de un sueño, pero era totalmente real cuando sus labios los siento junto a los míos envolviéndose en un beso que emanaba todo lo que estuvimos conteniendo desde esa noche que nos vimos por primera vez, sus labios eran suaves y tenían un lejano sabor a fresa, tal vez se puso algún humectante en los labios, ella rodeó mi cuello con sus manos e intensificó el beso y fue allí cuando mi mano actuó.

Acaricié su mejilla y ella se separó de mí. 

—Ahora solo piensa bien qué es lo que quieres.

Ella se levantó de la cama y recogió todo el sucio que había en mi cama, sentía que cada vez entendía menos lo que sucedía. Pero también creo que es lo correcto que debemos hacer, darnos el tiempo y pensar en toda la situación que tenemos justo en frente y saber al final qué decisión tomar.

—¿Puedo dormir aquí? —casi me ahogo con mi propia saliva y eso era un poco asqueroso cuando lo pensaba así.

—Si te sientes cómoda, adelante.

—Es que ya me siento cómoda aquí, tengo pereza de caminar hasta mi habitación y quitar lo que sea que haya en la cama, la tuya ya está lista.

—Pues como quieras nena, yo pongo seguro en la habitación nadie entrará por lo tanto no sabrán que dormiste aquí.

—Eso suena mucho mejor. 

—Entonces que descanses mucho.

—Tu igual, y deja de desnudarme con la mirada mientras intento dormir. —Vi una pequeña sonrisa en sus labios y solo pude ver cómo se arropaba para que yo dejara de mirar su cuerpo. No deje de pensar, pero debía dormir también. Se veía ella tan genial envuelta entre las sábanas marcando un poco la silueta de su cuerpo con ellas, dormía tan profundamente que solo podía pensar en eso ¿Qué quiero justo ahora? Hasta que por fin tuve una respuesta, quería estar con ella.

Fleur puede que se convierta en algo pasajero pero si ponemos de nuestra parte podemos seguir con lo nuestro aún si ella regresa a Francia y yo siga aquí. 

No soy un experto en las relaciones pero me gustaría intentar algo con ella y ver si funciona o no, no quiero pensar en el mañana, quiero vivir el ahora y ella está justo aquí conmigo aunque tenga pocas horas de conocerla siento que es la chica más linda tanto en su exterior como su interior, ella es lo que un hombre quisiera y si tengo la oportunidad de conocerla, besarla, abrazarla, tomarla de la mano, caminar junto a ella, nadar juntos, pasar todo estos días en un tipo de romance cliché lo haré, porque no dejaré pasar este gran momento de mi vida y quedarme con el ¿Por qué no lo hice? Solo haré lo que en estos momentos mi corazón me dicta que es lo correcto.

Y mi corazón me dice que debo estar con ella.

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