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34.
Marzo 2020.
Suspire al ver la puerta de abordaje, mire a Azael quien me miraba esperando a que abordara.
— No vendrá, entiéndelo — Susurro y sonreí tristemente.
— Yo, pensaba que sí, cuídate Azael, cuídate y aunque no quiera aceptarlo cuida de ella también, se que puede amarte limpiamente — Dije y mire a Ana a unos metros de nosotros.
— Este fin de semana mandare el camión de mudanzas para que lleven todo al aeropuerto, por favor cuídate y cierra todo cuando vayas a dormir — Dijo asentí rápidamente.
Me abrazo y suspire, me separe de él y mire a mi hermana jugar con la tira de su bolso, le sonreí y me acerque a ella rápidamente.
— Se que sabrás cuidarlo esta vez, ahora que sabes la verdad sé que entenderás que ya no es juego Ana, deja de ser una perra y cuídalo — Soltó una ligera risa y asintió.
Me abrazo y me deseo lo mejor, agradecí y camine a la puerta de abordaje, di mi pasaporte y mi boleto, los revisaron y me los entregaron, agradecí y camine hasta el túnel, me gire por última vez para despedirme, sonreí y me perdí en aquel túnel que daba al avión. Mire aquel gran avión en espera de los demás pasajeros, me gire hacia la gran vitrina donde se podían ver algunos familiares con carteles, detuve mi paso al ver un cartel verde chángame la vista con un "Te amo" escrito en grande.
Jos, Jos Canela se encontraba meciendo ese cartel para llamar mi atención, solté una ligera risa mientras mis lagrimas caían de mis ojos, suspire y toque el vidrio del túnel, un guardia me aparto diciéndome que tenía que ingresar al avión, mire por última vez a Jos y rápidamente ingrese al avión, deje mi bolso sobre mis piernas y tome mi teléfono, marque su número y a los segundos me contesto.
— También te amo, te amo con toda mi alma, creí que no vendrías — Susurre y escuche su ligera risa.
— Pasaron demasiadas cosas para llegar aquí, no importa, yo también te amo — Dijo y sonreí.
— Señorita por favor apague el teléfono, estamos a punto de despegar — Ordeno y asentí.
— Lo escuche, háblame cuando aterrices, no importa la hora, te amo, te amo Alana — Dijo y sonreí mientras colgaba.
Apague el teléfono y mire hacia la ventana del avión, poco a poco el avión se elevo entre las nubes y suspire intentando controlar mis lágrimas.
Alrededor de una hora de viaje más tarde me encontraba escribiendo sobre mi computadora un capitulo más, cerca del final, lloraría con un final que aun ni escribo, termine de escribir y cerré mi computadora, mi cabeza dolía, mire la ventaba del avión y suspire como por... perdí la cuenta, sorry. Al cabo de dos horas más nos encontrábamos bajando del avión, pase por mi equipaje y salí del aeropuerto, la lluvia caía ligeramente, tome un taxi y le indique a donde ir, al llegar pague y baje, ingrese a casa y suspire una vez más al ver todo tan silencioso, camine hacia la habitación que ante compartía con Azael, deje mi equipaje aun costado de la puerta y tire mi bolso sobre la cama, abrí las costinas y note las gotas de lluvia caer sobre el gran ventanal de la recamara, había demasiadas cosas que hacer en casa y debería de empezar por mi cocina y un café cargado.
Prepare un café y comencé a ordenar la casa, cuando pude terminar de acomodar mire en una esquina las cajas con las cosas de Azael, abrace un cojín mientras dejaba que mis lagrimas corrieran por mis mejillas.
El teléfono de la casa comenzó a sonar, me coloque de pie de la cama y camine hasta la sala, lo tome y conteste.
— Alana, ¿Por qué no contestas el teléfono? Pensé lo peor — Dijo Azael y caminé hacia la recamara buscando mi bolso el cual se encontraba en el piso.
— Lo siento de verdad, aterrice y como llueve olvide por completo todo, llegue cansada y me acosté a dormir — Dije mientras prendía mi teléfono.
— Alana, cariño ¿Estas bien? — Pregunto Jos preocupado y sonreí.
— Si, olvide hablarte, me encontraba cansada por el vuelo y me quede dormida tan solo al llegar a casa — Dije y mire mi teléfono lleno de notificaciones y llamadas perdidas.
— No vuelvas a hacer eso, descansa cariño, mañana hablamos, no pienso dejarte escapar esta vez Alana — Susurro y sonreí.
— Ya veremos Canela, descansa — Susurré y colgué.
Deje le teléfono junto a mi celular sobre la mesa de noche y me tire a la cama, el frio comenzaba a golpear la ciudad, suspire y cerré mis ojos intentando controlarme del llanto, al cabo de un rato más me quede completamente dormida.
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