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30.

Marzo 2020.

Mis manos se encontraban temblando debido a que decidí aceptar la propuesta de Jos, asi que aquí estoy en un edificio enorme apunto de entrar para hablar con él, ingrese y entregue la tarjeta de Jos a la recepcionista quien amablemente me indico por donde subir para llegar a su oficina, agradecí y tome el ascensor, al llegar al pasillo indicado salí y mire a unas chicas atendiendo, les entregue la tarjeta de Jos y ellas me miraron sorprendidas.

— El ingeniero se encuentra ocupado ¿Tiene cita? — Pregunto la chica rubia y yo negué.

— Él no me dijo nada de hacer cita, cuando pueda podría decirle que Alana Westbrook lo está buscando — Pedí y aunque al principio las chicas me miraban con cara de pocos amigos notaron que no venía con otras intenciones.

Agradecí y me regresaron la tarjeta, me senté en una silla y espere a que Jos se dignara a recibirme, suspire y apreté mis labios, claro que me encontraba nerviosa, pinche Jos me sigue poniendo de esa manera, aunque quiera ignorarlo.

Espere alrededor de quince minutos, bajo la expectante mirada de las secretarias.

— En verdad viniste — Dijo Jos desde el marco de la puerta de su oficina a lo que me sobresalte.

— Hola — Dije y bajé mi mirada a mis manos.

— ¿Por qué no me dijeron que se encontraba aquí? — Pregunto a las secretarias quienes palidecieron.

— Se encontraba ocupado y no queríamos molestarlo — Dijeron y Jos las miro seriamente.

— Si ella viene asi tenga una junta importante háganla pasar, ella jamás seria una molestia — Dijo y las chicas asintieron mientras se disculpaban conmigo.

— No se preocupen, por favor Jos no las regañes ellas solo hacían su trabajo y yo decidí esperar — Dije y el asintió rendido y le abrió paso hacia su oficina.

Camine hasta él y entre en su oficina, muy linda, cerró la puerta detrás de nosotros y me pidió tomar asiento, suspire y me senté en una silla frente a su escritorio, el preparo dos cafés y me dio uno, agradecí y lo mire por fin, aquellos ojos negros profundos me estudiaban detalladamente.

— Querías que te escuchara, querías hablar, aquí estoy, asi que puedes empezar — Dije y el asintió mientras tomaba lugar en su silla.

— Perdóname Alana, perdóname por haberte dañado de la manera en la que lo hice, jugué con tus sentimientos y acepte demasiado tarde que ya no eras una niña como pensaba — Dijo y apreté mis labios evitando que saliera mi sollozo e intente calmar mis lágrimas.

— Hice mal en no protegerte como debería, debí de protegerte de mí y no de los demás, entiendo por qué te alejaste, desde que te fuiste deje de encontrarle sentido a todo, tus padres derrumbaron aquel balcón y lo taparon, cada noche que te necesitaba corría a mi balcón y cuando veía aquella espantosa pared lloraba porque sabía que ya no estabas para escucharme, te perdí por imbécil, te intente contactar de todas las maneras que encontré pero jamás recibí una respuesta, deje las fiestas, deje de salir de mi habitación, deje de tener sexo con las demás mujeres, deje todo y cuando el cambio sucedió le hable a la luna para que regresaras y aquí estas — Dijo y sin poder controlarme solloce.

— Eres un idiota — Dije y tapé mi cara con mis manos evitando que me viera en ese estado.

Sentí un brazo jalarme de mi asiento, unos brazos me envolvieron y se aferraron a mi no queriendo soltarme jamás.

— Por favor perdóname Alana, perdóname, te amo tanto, te amo de todas las maneras posibles que me duele saber que mi hermano se llevó la mejor parte, te amo carajo — Dijo y si, Jos Canela se encontraba llorando.

Me aferré a él y hundí mi cara en su pecho, aquella loción que ocupaba en la universidad seguía siendo la misma, me encanta por dios.

Podría decirle tanto, pero no aun, no podía decirle que todo era una mentira, que jamás he estado con su hermano, que no espero un bebé, que no he estado con nadie en ese año y que si, por más lejos que me vaya jamás lo dejare de amar, porque mi corazón le pertenece a ese pelinegro desde que solo éramos unos niños.

Y podrían llegar miles de hombres, millones pero Jos Canela siempre será el primero en mi vida y eso, eso es demasiado para todos los demás.

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