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3.
Enero 2019.
¿Han visto aquellos gusanos que mutan y se convierten en algo peor? Bueno pareciera que yo era uno de ellos, me encontraba en mi clase de Anatomía II y Jos no dejaba de verme, me sentía tan intimidada con su mirada imponente sobre mí, baje mi mirada a mis apuntes y una bola de papel estrello contra mi cabeza, rodando los ojos la tome entre mis manos y la desdoble.
Alana, querida vecina, hermosa vecina ¿Podemos hablar en el almuerzo?
Miré al pestañas y negué mientras arrugaba su hoja y la aventaba a mi bolso. Sabia las capacidades tan acosadoras y pendejas de Jos, sabía que me seguiría hasta que consiguiera aceptar hablar con él, sabía que el tema se trataba del de la noche de ayer, asca de solo pensar que me hablara de sus calenturas y masturbaciones.
Cuando la campana del almuerzo sonó, me pare inmediatamente de mi lugar y camine hacia la salida, gane tiempo al ver que Jos guardaba sus cosas en su mochila y las de mi grupo se le acercaban invitándolo a almorzar, sonriendo camine por el gran pasillo y subí a la segunda planta en donde se encontraba los laboratorios y la biblioteca, entre a la biblioteca y salude a la señora que atendía.
— Me llegaron nuevos libros, los aparte para ti cariño — Informo y me acerque dando saltitos al mostrador.
Me entrego los libros y le entregue mi credencial escolar para que me anotara ya que me llevaría los libros a casa para leerlos. Unos minutos después me encontraba guardando los libros en mi mochila con estampado de un gato, feliz y digna salí de mi escondite, miré a los alrededores no encontrando al pelinegro, tranquila comencé mi camino fuera de la universidad.
Mi hermana se encontraba en los últimos edificios de la universidad por lo tanto no me verán si me salgo, Jos se debería de encontrar tomando su quinta clase del día, en modo incógnita salí de la universidad. Camine entre las calles hasta dar con restaurante-bar, deseaba con mi tomar una cerveza y claro está que necesito escribir un poco y no hay mejor forma de inspirarme que algo de alcohol.
Entre al local y subí a la segunda planta, un chico ardiente y guapo tomo mi orden y gracias a su retaguardia logre inspirarme para la siguiente escena +18.
Tome alrededor de cuatro cervezas y logre terminar de escribir en mi iPad el capítulo de hoy, lo edite entre ligeros mareos que me daban y lo publique, mire la hora, tenía diez minutos para regresar a la escuela y no vomitar en el intento.
Hugh, no debí tomar.
Entre ligeros tropezones llegue a la escuela y espere en el portón de la caseta a mi querida y hermosa hermana, la campana de salida sonó por el campus y los alumnos empezaron a salir en montones, mire alrededor y note a mi hermana acercarse hacia a mí con sus amigas. Sus amigas las típicas niñas de papi, todas unas divas y creyente dueñas de los populares.
Ana se acercó, me sonrió y me extendió la llave del carro, sonreí y me aleje rápidamente de su círculo de amigas las cuales no trago ni porque me paguen un millón de dólares. Entre la comodidad del carro me sobresalte al escuchar dos toquidos en la ventana del copiloto, me gire encontrándome con Jos quien me sonrió y me pidió bajar a lo que negué inmediatamente.
— Baja del jodido carro Alana, solo quiero hablar un momento por favor — Insistió y negué.
— No quiero puto, déjame en paz — Contesté bajito logrando que no escuchara nada de lo que dije.
— Por los años de vecinos, por mi vida y mi pene por favor — Pidió y negué sonrojada ante la idea del pene de Jos pidiéndome piedad.
— ¡Tu basura de alcantarilla! — Grito Ana y tomo a Jos de los cabellos.
— ¡No fue intencional que ella estuviera despierta, lo juro Ana, perdóname Alana! — Grito Jos y quise reír por su cara de sufrimiento del idiota, pero no pude reír.
Alta vergüenza el escándalo que mi hermana armo en el estacionamiento, los amigos de Jos llegaron al rescate y lograron separa a una Ana furiosa del cuero cabelludo del pelinegro.
Idiota, si tan solo controlaras tus hormonas no me hubiera visto en la necesidad de acusarte con Harry tu hermano ardiente y guapo.
Ana subió al carro enojada y arranco dejando atrás a Jos y sus amigos a los cuales les quiero chupar todo su cuerpo ¿Qué? Están guapos. Durante el camino a casa nadie emitió comentario alguno, sabía que mi hermana se encontraba super enojada con el cara de rata, pero ya se le bajara.
Al llegar a casa baje rápidamente y entre a mi casa, en mi camino a las escaleras que daban a mi madriguera encontré a los señores Canela en la sala de mi casa, salude apenada y mire a la puerta donde entraba mi hermana y detrás de ella Harry y Azael Canela los hermanos mayores de Jos, con Jos de las orejas.
— Vas — Dijo el señor canela serio mientras miraba a su hijo y Jos me miro suplicante por ayuda.
— Señores Canela, por favor, no importa lo que paso yo estoy bien y es algo que quiero olvidar — Comente y mire a mis padres quienes me miraban preocupados.
— En verdad disculpa a mi hijo Alana, no queríamos que vieras cosas que no debes de ver a tu edad preciosa — Se disculpo la señora Canela y yo negué sonrojada.
Jos me miraba inquieto y confundida aun, me retiré, entre a mi habitación y cerré la puerta.
Cansada y aun un poco mareada por el alcohol me tire sobre mi cama y me quede dormida al instante.
Abrí mis ojos alarmada cuando escuche un portazo en mi casa, talle mi cara y mire mi habitación casi a oscuras, aun con sueño me pare de la cama y camine hacia mi escritorio, tome mi computadora y la abrí, coloque mi contraseña y mire la hora, bostece y maldije mentalmente mientras recordaba mi proyecto de Anatomía II.
Con un pequeño berrinche camine hasta mi mochila y tome mi teléfono de mal humor.
Cara de culo.
Zurumbático tenemos un proyecto pendiente por terminar.
Alana estoy en medio de un asunto importante.
Deja de masturbarte viendo videos pornográficos, gracias.
Estoy en medio de la acción Alana, deja el proyecto para después y diviértete.
No soy de abrirle las piernas a cualquiera.
Nunca dije que necesitaras abrir las piernas, tu boca podría servir de mucho.
No. Necesitamos terminar ese proyecto es para mañana.
Alana, vecina hermosa, déjame coger a gusto.
Te lo advertí.
Cansada de su comportamiento idiota, tome captura de pantalla sin miedo al éxito y se lo mande a Azael Canela, me respondió con una cara enojada y que solucionaría las cosas. Unos minutos después el grito de una chica se escucho en la casa de alado, revisé mi balcón y vi a la señora Mariana jalando a la chica fuera de la cama de su hijo, mi vista se encontró con la de Jos y le sonreí divertida.
Oh, carajo. Unos minutos después la puerta de mi casa era tocada por un Jos demasiado enojado, escuche la puerta de mi casa ser abierta y después unos pasos pesados por las escaleras, Jos abrió mi habitación y lo mire tranquilamente desde mi escritorio.
— Tienes más cabellos que talento, y más defectos que cabellos, y más riquezas que defectos — Dije y me aventó una libreta la cual atrapé en el aire.
— Tu maldita niña, eres una víbora ponzoñosa — Dijo enojado y sonreí.
— Vaya, me conoces — Conteste a lo que hice que se enojada más y me mirara retador.
— Te crees la gran reina de España, pero no lo eres, eres una más de la lista — Dijo enfadado y me coloque de pie enojada.
— No soy como tú, yo sé lo que es dedicar cosas a lo importante y no pensar solo con un pene — Informe furiosa y él se me acerco molesto y me tomo del brazo.
— Para tu información mi pene es bonito y satisface a muchas mujeres - Bostece en su cara y me miro serio.
— Pues tu dedito meñique que portas ahí abajo no es tan importante, se piensa con la cabeza rata, no con lo que te cuelga en medio de las piernas — Intento decirme algo más pero mi hermana toco la puerta de la recamara y nos separamos, el tomo mi computadora y yo su libreta.
Mi hermana entro y me sonrió, miro a Jos con cara de pocos amigos y salió de la habitación dejando la puerta abierta.
— No es como si fuéramos a hacer algo, no confían en ti me sorprendes Alana — Sonreí y mi hermana regreso al cuarto con su silla giratoria mientras se sentaba cerca de mi cama con su silla.
— Alana es un ángel caído del cielo, en cambio tu eres un demonio, en quien no confió es en ti Jos — Solté una pequeña risa al ver la cara de indignación de Jos.
Suspire y me coloque de pie, le quite a Jos mi computadora y empecé a decirle que me dictara lo que le indicaba de los apuntes que obvio no tenía.
Alrededor de tres horas más mi hermana se quedo dormida sobre mi cama, Jos le acompaño unos minutos después y así es como me quedo sola una vez más.
Me estire en mi silla y apague las luces de la habitación, cerré la puerta y seguí trabajando en el trabajo que se supone es en equipo, alrededor de las seis de la mañana me encontraba finalizando la tarea, coloque el nombre del espécimen de caca que tengo como vecino y el mío.
No necesitaba dormir, no me daría tiempo, baje a la cocina a preparar mi desayuno, en el camino encontrándome a mi padre.
— ¿Cómo estas mi niña? — Pregunto mi padre y alce mis pulgares en alto.
— Termine mi trabajo de la Universidad, Ana y Jos duermen como piedras sobre mi cama y me tomare un café cargado para no dormirme en clases — Mi padre negó mientras besaba mi cabeza y caminaba a la puerta de la cocina con su café en manos y un periódico en la otra.
— ¿Quieres que te lleve a la escuela hoy? — Pregunto mirándome antes de salir y asentí.
Tomé mi café cargado y subí a mi habitación. Miré a Jos y a mi hermana dormir abrazados y sonreí ligeramente.
— Si tan solo fueras diferente — Susurre bajito y suspire por ultimo.
Deje mi café sobre mi escritorio y camine al baño, cerré la puerta con seguro y entre a la ducha, me relaje y desperté un poco, al salir camine a mi closet y me coloque mi ropa floja de siempre, me peine y salí del closet.
Eso se leyó muy gay, pero si Lotso salió del closet.
Rei ante mi pensamiento y tome mi mochila, dentro avente mi teléfono, mi computadora y mis libretas, la cerré y baje a la sala en donde mi padre se terminaba de colocar su uniforme de policía, me acerque sonriendo y acomode su chaleco, beso mi cabeza y salimos de casa.
Subí al carro de mi padre y arranco para llevarme a la Universidad. Al llegar a la Universidad me baje e ingrese, aun faltaban algunos minutos para iniciar mi clase, entre al aula y me senté en una banca del final, saque mi computadora y comencé a escribir el siguiente capítulo de mi historia.
Me sobresalte al escuchar una alarma en mi teléfono, confundida lo saque y mire que en definitiva ese no es mi teléfono, el teléfono de Jos se encontraba en mis manos y una llamada entrante se mostraba en el identificador de llamadas.
Avente el teléfono dentro de mi mochila y talle mi rostro frustrada.
Maldito niño con dientes de conejo, dios llévatelo por favor o te lo voy a mandar.
Ja, desde el cielo dios me ha de decir que no le mande mamadas.
Solté una risa ante mi pensamiento y miré mi computadora.
Necesito ayuda definitivamente.
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