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Capítulo 65

Desesperada, entro con ella a la casa y la guío hasta el sofá. Toma asiento con cuidado. La tos no cesa. Le cuesta respirar.

—Abuela, ¿qué sucede? —Me siento a su lado y la miro con atención—. Llamaré a una ambulancia...

Es estúpido preguntarle qué le sucede porque no puede hablar. Lo mejor será llamar cuanto antes, aunque a esta hora y en plena festividad, tardará en llegar.

Hago ademán de levantarme, pero mi abuela me detiene con un gesto de la mano.

—El... inhalador... —dice con dificultad.

—¿Dónde está?

—Encima... de... —Se interrumpe debido a la violenta tos. Me frustro—. la... mesita de...

«Vamos, vamos. Por favor».

—...noche.

—¿La mesita de noche?

Asiente con la cabeza.

Y a pesar de que siempre llegaba de última en las carreras de educación física, echo a correr. Subo las escaleras que conducen al segundo piso con una rapidez alarmante, dando saltitos como si fuese una tortuga ninja. Casi me mato en el intento, pues tropiezo varias veces, pero no me importa. Todo sea por mi abuela.

Cuando finalmente llego a su habitación, busco, busco y busco. El pánico me hace compañía.

—¡Maldición! ¿Dónde está? —mascullo.

Encima de la mesita de noche no hay nada. Mi abuela se equivocó.

Registro las gavetas de un mueble contiguo a la cama. Siento que estoy invadiendo su privacidad, pero no es el mejor momento para preocuparme por ese detalle.

Luego de excavar como un perro, tirando al suelo algunos papeles y accesorios, finalmente doy con él.

¡Se encontraba en la penúltima gaveta!

—Joder, al fin. —Lo agarro con las manos temblorosas y sin molestarme en arreglar el desastre que provoqué, abandono la habitación.

Bajo las escaleras como una flecha.

Cuando me posiciono frente a mi abuela, le doy el inhalador. Ella lo sostiene con necesidad, después comenza a inhalar lentamente. Me percato de que se quitó la bufanda que rodeaba su cuello y sus ojos están cristalizados.

Me llevo las manos a la boca, aterrorizada, mientras miro a mi Abu. Pido mentalmente que esto funcione y se mejore, o de lo contrario, me veré en la obligación de luchar por conseguir una ambulancia y, si no la consigo, rogarle a algún vecino con vehículo que nos transporte al hospital.

Me duele ver a mi abuela así.

«Duele muchísimo».

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Luego de unos largos y agobiantes minutos, mi abuela poco a poco se va recuperando. Aún respira con dificultad, pero su estado mejoró bastante. Les agradezco hasta a varios santos que me acabo de inventar.

Deja el inhalador en la mesita de cristal y acto seguido toma aire con profundidad.

—Ya pasó —me asegura en un intento de tranquilizarme.

Suspiro.

Tomo asiento a su lado y la miro. Me alivia el hecho de que haya logrado recuperarse, pero mi preocupación no ha disminuido.

—¿Cómo te encuentras? —le pregunto.

—Mejor. —Me sonríe con cansancio, luego tose un poco.

«No de nuevo...».

—Quita esa cara, Aylin. Estaré bien.

No sé qué cara tendré, pero estoy segura de que no es una imagen muy agradable a la vista.

—Eso espero, yo... —Suelto una bocanada de aire—. Me asusté —le confieso en un hilo de voz.

Mi abuela niega con la cabeza y me acaricia el cabello.

—Fue momentáneo, tranquila. Sabes que soy asmática...

—Lo sé, pero tu enfermedad nunca había alcanzado tales extremos... Yo... Fue mi culpa. —Me froto la cara, frustrada—. No debí llevarte afuera. El frío te perjudicó.

—Aylin, no soy tu responsabilidad. Tengo setenta y tres años, no cinco —dice mi abuela. La noto incómoda.

Tiene razón. A veces siento que debo cuidar de ella, protegerla de alguna forma...

—Es cierto. Yo... lo siento... —Suspiro—. Solo quiero que estés bien.

—Y lo estoy.

¿Realmente lo está? No estoy tan segura de ello. Me preocupa que mi abuela tenga algo más y no quiera decírmelo solo para no preocuparme.

—Vale, pero ¿y si vamos al hospital? Puede ser mañana, con más calma, para que te hagan un chequeo médico...

Ella niega con la cabeza.

—No es necesario. No tengo nada —afirma.

Me remuevo en mi asiento, intranquila, y luego la miro a los ojos. Diviso algo extraño en ellos... Algo que no logro identificar; tal vez la sombra de un sentimiento oculto.

—Abuela, ¿hay algo que deba saber? —le pregunto con voz temblorosa.

Mi Abu me sostiene la mirada. Entreabre la boca y, por un instante, pienso que me revelará algún secreto; pero después la cierra, dudosa. Sin embargo, posteriormente, me dice:

–No.

«Bueno. Lo intenté».

Debo confiar en ella. No me queda otra opción más que resignarme.

Asiento con la cabeza.

—¿Cómo te encuentras ahora? —le pregunto.

—Mucho mejor. No me siento del todo bien, pero me recuperaré pronto. No te preocupes.

Quiero creer en sus palabras. Deseo, de todo corazón, que ese episodio horrible no se repita.

—Eso espero. ¿Quieres dormir? Creo que ya hicimos todo lo que teníamos que hacer por hoy... —le planteo.

Ella asiente con la cabeza. La noto exhausta. El cansancio adorna su semblante, y puedo comprenderlo. Ha sido una noche muy difícil para ambas. Espero que mañana todo mejore.

—Iré a prepararme —anuncia, levantándose del sofá.

Me regala un beso en la frente.

—¿Quieres que te acompañe? —me ofrezco.

—No es necesario, querida. Gracias, pero puedo cuidarme sola. Tranquila —me dice y luego desaparece de mi vista, llevándose el inhalador consigo.

Yo también estoy exhausta. Mis músculos siguen tensos. Jamás olvidaré lo impotente que me sentí al ver a mi abuela en ese estado...

Sacudo la cabeza para alejar ese recuerdo de mi mente.

¡Dormir me ayudará a recargar las pilas!

Me levanto del sofá, dispuesta a subir las escaleras para preguntarle a mi abuela en qué habitación me puedo quedar, pero el sonido del teléfono me interrumpe.

«Vaya, qué recuerdos...».

¿Debería descolgar?

Bah, lo haré. No quiero que mi abuela camine de más.

Por otro lado, ¿la llamada será para mi Abu o para Ian? Teniendo en cuenta que este era su antiguo número telefónico...

Camino hacia el teléfono, emitiendo gruñidos quejumbrosos.

«¡Qué flojera!».

Descuelgo.

—Buenas noches. Casa de la señora Green. ¿Qué desea?

Una voz muy familiar me dice:

Feliz año nuevo, Aylin.

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N/A:

¡Hola! ¿Qué te pareció este capítulo? Admito que me puse un poco nerviosa escribiendo la escena del inhalador :'D ✨

Cadena por los que están preocupados por la abuela de Aylin. Empiezo yo: ×1

📢 Pregunta: ¿Quién crees que la haya llamado? ¡Te leo!

¡Gracias por leer! No olvides votar y comentar si te gustó. Me ayudarías muchísimo.

Nos vemos en la próxima actualización. <3

Abrazos virtuales,

L. P. L. 🖤✨

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