“El fracaso es solo la oportunidad de comenzar de nuevo de forma más inteligente.”

—Henry Ford.

Antes de abandonar el edificio, le hago una breve visita a la señora Hiroko para despedirme de ella.

Lleva puesto su habitual kimono lila y tiene el cabello recogido en un moño alto, decorado por largas horquillas.

Su apartamento está ubicado justo enfrente del mío. Ambos son muy parecidos, la única diferencia es que el de Hiroko está adornado por cuadros japoneses que representan sus costumbres.

Mi vecina me dedica una mirada risueña y me invita a tomar el té, pero rechazo su oferta afirmándole que debo marcharme muy pronto.

Es una verdadera lástima. ¡Me habría encantado compartir más tiempo con ella!

—Te extrañaré, Kumiko —confiesa, agarrándome las manos con cariño.

Kumiko fue el apodo que me asignó. Significa «niña compañera».

Gracias a mis visitas, Hiroko no se ha sentido tan sola...

—Yo también la extrañaré, señora Hiroko. —Le dedico una sonrisa amable.

¡Es una mujer maravillosa!

—Deseo que encuentres tu camino, jovencita. —Me guiña un ojo—. Recuerda que el viaje más largo comienza con un solo paso. Nadie merece ser víctima de su pasado...

Asiento con la cabeza, agradecida por sus palabras de ánimo.

Le regalo un rápido abrazo y, con los ojos cristalizados, abandono el apartamento.

En el pasillo me encuentro con Jovenna. Camina de un lado a otro, excitada, mientras repite la frase «Carl es un robot muy guapo».

Me llevo las manos a la boca, asombrada y emocionada al mismo tiempo.

«¿Habrá conocido a Carl?».

¡No lo puedo creer!

Impulsada por el espíritu fangirl, corro hacia ella y le bloqueo el paso.

Se detiene y me sonríe, luego mira mi maleta y vuelve a centrar sus ojos claros en mí.

—Se marcha, señorita Aylin... —advierte con aflicción—. Qué pena...

¡Vaya! Jovenna me conmueve.

Asiento con la cabeza.

—Sí, Jov, me marcho de la ciudad... Pero antes de irme, ¡necesito preguntarte algo!

—Diga.

—¿Conociste a Carl? —Sonrío de oreja a oreja, juguetona.

Jovenna se lleva las manos a la cara.

¡Qué chistosa! Incluso parece avergonzada.

Me mira fijamente y asiente con la cabeza.

¡Lasañas! Por más que lo intente, no puedo contener la emoción y termino envolviendo a la robot en un emotivo abrazo.

¡Mi deseo se hará realidad! ¡Carl y Jovenna terminarán juntos!

Cuando me separo de ella, me afirma:

—Usted también encontrará el amor, señorita Aylin. —Y con una sonrisa misteriosa, se aleja de mí, repitiendo como un papagayo que Carl es un robot muy guapo.

Vaya, ¿qué habrá querido decir con que encontraré el amor? Que yo sepa, entre las funciones de Jovenna no está la videncia...

—¡Espera, Jovenna! —le pido—. Explícate mejor.

En vano. Jovenna me ignora.

—¡Jovenna! ¡Vuelve aquí, traicionera! —le grito.

Pero Jovenna desaparece de mi vista.

«Ya está. Se fue».

¿A qué se refería con...?

¡En fin! Cosas de robots.

Me encojo de hombros y, con una risita, me acerco al elevador. Las puertas se abren automáticamente.

Titubeo antes de entrar.

Miro el pasillo. Está completamente vacío...

Creo que además de Hiroko -y tal vez Jovenna- nadie notará mi ausencia en este lugar.

«Siempre supe que no pertenecía aquí».

Sin embargo, me llevo muy buenos recuerdos...

«Es momento de volver a empezar de cero».

Me limpio las lágrimas y, con una sonrisa cargada de buenas vibras, arrastro mi maleta dentro del elevador.

—Al primer piso —ordeno.

Y justo cuando las puertas se están cerrando, escucho el lejano timbre de un teléfono.

Frunzo el ceño, extrañada.

«¿Será...?».

No, imposible.

«Es producto de mi imaginación».

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🤖 ¡Aylin tenía razón! ¡Carlvenna es real! xD

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Nos vemos en la próxima actualización. <3

Abrazos virtuales,

L. P. L. 🖤✨