Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 50

“La amistad es un alma que habita en dos cuerpos, un corazón que habita en dos almas.”

—Aristóteles.

 Cuando logro llegar a Rish's Pizza, Thomas me está esperando en la mesa que ocupamos la última vez.

Avanzo hacia él, abriéndome paso entre las mesas que entorpecen mi camino y tomo asiento en la silla desocupada.

Dejo mi bolso a un lado y miro a mi amigo.

—¡Vaya, Aylin! Hasta que por fin llegas. Pensé que no vendrías —me dice, mirándome a los ojos—. Espera, ¿qué te sucede? ¿Has estado llorando? —pregunta, alarmado, luego de mirarme con mayor detenimiento.

Suspiro, abatida.

Pensé que no se daría cuenta, pero creo que mis ojos están más rojos que un tomate.

—¿Alguien te hizo daño? —interroga Thomas—. Dime, por favor, ¿fue un chico?

Niego con la cabeza.

¡Jamás lloraría por un hombre!

—Jayden...

Ni siquiera puedo terminar la frase porque Thomas se escandaliza.

—¿Fue ese idiota? ¡Lo sabía! —Se levanta de su asiento de golpe, captando la atención de todos los presentes—. ¡Sabía que no era un buen tipo! Ah, pero ya tendrá su merecido. ¡Lo verás! —grita y hace ademán de abandonar la cafetería.

«Ay, no, madre mía».

—Calma, cálmate... —Lo agarro del brazo e intento sentarle.

—¡¿Calma?! ¡No me puedo calmar! ¡Con mi amiga nadie se mete! —exclama, desesperado, soltándose de mi agarre para después comenzar a caminar de un lado a otro.

Escucho murmullos a mis espaldas.

«Mira que hay gente chismosa en el mundo».

—Thomas, permíteme explicarte, por favor...

—¿Explicarme qué? ¡El único que me debe una explicación aquí es Jayden!

No reacciona.

¡Nunca pensé que fuera tan testarudo!

—¡Thomas!

Entonces, atormentada y sin saber qué más hacer, opto por lo primero que se me viene a la mente.

Cierro los ojos e inhalo y exhalo con lentitud mientras repito mentalmente: «Amor y paz. Paz y amor».

Segundos después, los abro.

—¿Qué? ¿Qué pasó? —me pregunta Thomas, desorientado, mirando de un lado a otro—. ¿Qué mira? ¡A lo suyo! —le dice a una mujer que no deja de mirarle, espantada.

—Thomas, querido amigo, siéntate, por favor —le pido, irradiando paz.

—Está bien... —cede. Parece avergonzado—. Lo siento —dice luego de sentarse.

¡Lasañas! ¡El poderoso mantra de Laura funcionó!

Calmada, vuelvo a sentarme.

—Vamos. Cuéntame qué sucedió. Soy todo oídos —me pide Thomas con toda su atención puesta en mí.

Intentando ser breve, le cuento mi historia, omitiendo los detalles menos importantes. Le hablo de la Compañía Nunca Jamás, de Sueño y de Jay Jay.

Cuando finalizo, él me dedica una mirada cargada de asombro.

—Vaya, Aylin, ¿por qué no me lo contaste antes? No tenía ni idea...

Me siento un poco culpable por no habérselo contado, pero si os soy sincera, no estaba preparada para hacerlo.

«Espero que pueda comprenderme...».

—Lo siento. No quería revivir el pasado. Ahora soy una persona completamente distinta... —le explico.

«Y no sé si eso sea bueno o malo...».

Thomas asiente con la cabeza y me sonríe con comprensión.

No está enojado. ¡Menudo alivio!

—No te preocupes, Aylin. Lo comprendo. Los mejores amigos no tienen por qué contarse todo.

Sonrío, orgullosa.

«Thomas es un maravilloso ser humano. Me alegra tenerle como amigo».

—Entonces ¿el archipámpano de Jayden es tu amigo de la infancia? —añade después, cambiando su tono de voz a uno áspero.

Se me escapa una carcajada al escuchar su forma de referirse al chico.

Sé que Jayden no es santo de su devoción, sin embargo, estoy segura de no le odia ni nada por el estilo, solo no le agrada su personalidad.

—No es un mal tipo, Thomas —afirmo en defensa del rubio.

—Y para colmo, ¡lo defiendes! —exclama él, fingiendo indignación—. Ya sabía yo que os traíais algo entre manos —dice después con una sonrisa socarrona.

—¡Thomas! Ni siquiera sabía quién era. Recién me enteré —me defiendo.

—Da igual. Se nota que le gustas.

Por unos segundos, mi mente divaga sin rumbo, como si las palabras de Thomas fuesen una fuerte ráfaga de viento capaz de dejarme sin orientación en un inmenso mar de posibilidades; no obstante, cuando logro salir del trance, niego con la cabeza.

—No —le respondo con convicción—. Solo somos buenos amigos.

—Ya, claro. Te creo —dice Thomas, irónico.

Suspiro.

—Cambiemos de tema... —añade después. Lo agradezco. Comenzaba a incomodarme—. En esta ocasión, aunque me cueste admitirlo, concuerdo con Jayden. Aylin, si realmente tienes talento para la actuación, creo que deberías intentarlo. Y no es justo que, a pesar de la muerte de tus padres, renuncies a tu sueño de crear una familia; recuerda que aún tienes a tu abuela. Deja ir el pasado, mariposa. Aprende a valorar lo que tienes en el presente...

Tiene toda la razón, pero mi familia está incompleta.

«Mi sueño se cumpliría a medias...».

—Lo sé, Thomas, pero no sería lo mismo... —Niego con la cabeza—. No se sentiría igual...

—Es cierto, pero... Aylin —pronuncia mi nombre con cierta inquietud, como si quisiera confesarme algo.

—¿Sí?

—Verás, Aylin, es que yo... —Sus ojos se pasean por distintos puntos de la cafetería, como una mariposa sin saber dónde posarse.

¡Qué intriga!

—Thomas, habla ya, por favor —le suplico.

—Antes de que te marches, necesito contarte la verdad —suelta.

El corazón me da un vuelco.

—De acuerdo. Adelante. Sabes que puedes confiar en mí —le incito, dedicándole una sonrisa amistosa.

—Está bien, yo... —Suspira—. Te mentí —confiesa, clavando sus ojos en los míos.

—¿Qué? ¿A qué te refieres?

—Tú fuiste sincera conmigo, abriste tu corazón y me compartiste algo muy importante sobre tu vida... Siento que te debo la misma sinceridad.

—Thomas, no me asustes. Ve al grano, por favor.

—¿Recuerdas lo que te conté sobre mis padres?

—Sí, y lo lamento muchísimo...

En numerables ocasiones he podido descifrar las palabras de Thomas incluso antes de ser pronunciadas, pero esta vez no tengo ni idea de a dónde quiere llegar...

—Te mentí, Aylin. Mis padres no están muertos.

«Vaya, eso sí que no me lo esperaba».

—¿Cómo? ¿Qué razones tendrías para...?

Me interrumpe.

—Puedo explicarlo —afirma.

—Te escucho. —Yergo la postura y acerco mi silla a la de él.

Thomas respira hondo.

—Nací en una familia muy estricta y prejuiciosa... —Se interrumpe como si quisiera rememorar algo, después continúa hablando—: Si hacía algo que iba en contra de las normas, me castigaban para que pudiera «redimirme». —Me mira con una interrogante en los ojos—. Te conté que sufrí acoso escolar por mi orientación sexual, ¿verdad? —Asiento con la cabeza—. Bueno, cuando mis padres descubrieron que era homosexual, se escandalizaron; gritaron a los cuatro vientos que su hijo era una «gran decepción», un «terrible error»... Incluso insistieron en llevarme a un psicólogo para que pudiera curarme de mi «enfermedad». Querían, por todos los medios, que reflexionara. —Sonríe con amargura—. Al comienzo, les creí. Aylin, realmente creía que estaba enfermo, que había nacido con algún problema mental... y debía esforzarme por cambiar eso. Por esta razón, acudí a terapia durante meses; pero para la mala suerte de mis padres, mi psicóloga me ayudó a comprender que no había nada de malo en mí. —Al recordar a la mujer que le ayudó, la sonrisa amarga es sustituida por una de agradecimiento.
«Cuando mis progenitores se convencieron de que no obtendrían los resultados esperados, dejaron de llevarme a la consulta. No obstante, yo ya estaba cambiando: comenzaba a amarme a mí mismo. Mis padres lo intentaron con otro psicólogo. Empleaban cualquier tipo de método para mutilar mi forma de ser, erradicar mi esencia... Pero un día me harté. Me armé de valor y les afirmé que ya no les permitiría manipularme como a una marioneta... Entonces me obligaron a elegir: o les obedecía y cumplía todas sus órdenes, o para ellos yo estaría muerto. Aylin, les quería muchísimo, eran mis padres, compartíamos sangre... Pero incluso antes de darme por muerto, ellos ya me estaban matando, así que...

—Te elegiste a ti —deduzco con la voz quebrada.

—Era mayor de edad, tenía diecinueve años, pero aún no estaba preparado para enfrentarme al mundo. Pese a ello, al conocer mi decisión, mis padres arrojaron todas mis pertenencias a la calle mientras me gritaban palabras horribles... —Hace una mueca de dolor, y a mí se me parte el corazón—. Y afirmaron que yo ya no existía para ellos.

—Dios, eso es... —¿Existe alguna palabra para describir la crueldad humana?—. ¿Qué hiciste?

—Tres días... —Toma aire para después continuar—: Viví en la calle, me las apañé como pude. —Sacude la cabeza, como intentando apartar de su mente esos horribles recuerdos—. Mi única compañía fue un gracioso robot llamado Sven, porque los humanos no se acercaban a mí... Ni siquiera para ofrecerme una mano amiga. Gracias a Dios, al tercer día, mi tía Merisse me encontró. Ella ya estaba al pendiente de todo lo que había sucedido. Siempre fue una mujer muy liberal y sentía un gran cariño por mí, así que decidió ayudarme. Me permitió vivir con ella y, con el tiempo, se convirtió en la madre que había perdido. Mis padres, como era de esperarse, no tardaron en descubrirlo y formar un alboroto. No estaban de acuerdo con la decisión de mi tía Merisse, por lo que le pidieron hacerse a un lado.

¿Cómo es posible que un robot, la creación de un ser humano, haya sido más generoso con Thomas que una persona de carne y hueso?

Es irónico...

«Y hasta absurdo. Muy absurdo».

—¡No puedo creerlo! —exclamo, dejándole ver mi indignación.

Thomas asiente con la cabeza, como si mi enfado estuviera justificado, y prosigue:

—Mi tía no compartía el punto de vista de mis padres, tampoco quería ser cómplice de semejante crueldad, así que se negó a abandonarme... Y bueno, mis padres también cortaron lazos con ella.

¡Madre mía! Me cuesta creer que una persona tan hermosa como Thomas sea hijo de semejantes...

«Mejor me callo».

—Si hoy estoy aquí, hablando contigo, es gracias a mi tía. Siempre que me preguntan por mis padres, afirmo que están muertos. No quiero revivir esos momentos tan... oscuros de mi vida —concluye con una expresión triste.

Me cuesta creer que en pleno siglo XXI aún existan personas de mente tan cerrada.

—Thomas, yo... —No puedo retener las lágrimas. Descanso la cabeza en su hombro para, de alguna forma, hacerle saber que puede contar conmigo—. Lo lamento muchísimo... —Es lo único que logro decir.

—Tranquila, no te preocupes. Ya pasó —me anima, haciéndome mimos en el pelo—. Ahora estoy bien conmigo mismo. He aprendido a aceptarme tal y como soy. Sé que no estoy enfermo, simplemente soy diferente y, al igual que los demás, merezco amor y respeto.

—Me alegra muchísimo que lo hayas superado —le digo con una sonrisa sincera.

—Por eso, Aylin... —Recupero mi postura inicial para mirarle a los ojos—. Creo que Jayden tiene razón. Tu sueño aún puede cumplirse. El vínculo que te une a una verdadera familia no es de sangre, sino de amor. Mírame a mí: perdí a mis padres, pero gané la compañía de personas que realmente se preocupan por mi bienestar... —Me dedica una sonrisa cargada de ternura—. Y tú eres la hermana que nunca tuve.

¡Lasañas! No quiero ponerme a chillar como una niña pequeña, pero sus palabras me conmueven.

—Oh, Thomas... —Termino chillando.

Thomas intenta consolarme, pero termina chillando él también.

Cuando logramos recomponernos, mi amigo me dice:

—Mariposa, ¿estás segura de que viajar es la mejor opción? Insisto: puedo ayudarte a pagar la renta.

—Thomas, sabes en qué condiciones se encuentra la cafetería... —le digo—. Necesitas almacenar municiones por si la guerra comienza.

Thomas suspira.

—Tienes razón —admite—. ¿Cuándo te marchas?

—Hoy —le informo con pesar.

Mi amigo asiente con la cabeza, resignado, mientras se pasa los dedos por el pelo para intentar peinárselo. En vano. Sus rizos color café se niegan a mantenerse quietos.

—¿Me mantienes informado?

—¡Por supuesto! —le prometo.

Envuelvo a Thomas en un abrazo. Él me acaricia la espalda como muestra de afecto. ¡Lo extrañaré un montón!

—Te quiero, mariposilla —me susurra con voz entrecortada.

Lo miro y le sonrío, intentando memorizar cada una de las pecas que decoran su rostro. En su adolescencia las veía como un defecto, una fea anomalía que debía eliminar, hasta que comprendió que formaban parte de él y dejó de avergonzarse de ellas... Yo las veo como una característica única, uno de los múltiples detalles que lo convierten en una persona especial.

—Y yo a ti —le respondo, intentando contener las lágrimas que amenazan con derramarse de mis ojos—. ¿Puedes llamar a Ellie? Quiero despedirme de ella.

—Claro. —Thomas chifla.

Luego de un rato, la chica se acerca a nosotros.

—¿Para qué soy buena? —nos pregunta, sonriente.

—Ellie, quiero despedirme de ti —le cuento—. Me marcho de la ciudad...

—¡Oh, querida! ¿Cuándo?

—Hoy. 

—Vaya... —Sonríe con aflicción—. Te echaré de menos.

—Yo también, Ellie. ¡Te admiro muchísimo! —La envuelvo en un abrazo cariñoso.

—Muchas gracias, querida.

Cuando nos separamos, me percato de que la tristeza no ha abandonado su semblante.

—Oh, pero ¡no estés triste! —le pido—. Nos mantendremos en contacto, ¿verdad?

Ella niega con la cabeza.

—Lo siento. No tengo teléfono móvil...

—Bueno, entonces... ¡Ya te visitaré algún día! —le aseguro.

Ellie es una gran amiga. No quiero que perdamos el contacto.

—Eso espero, Aylin. Vosotros... —comienza a decir, clavando sus ojos en Thomas y luego en mí—. Sois los mejores humanos que he conocido en estos dos años de creada. Mi tía Rish tenía toda la razón: si robots y humanos nos unimos, podemos hacer del mundo un lugar mejor.

Esperad, ella dijo...

—¿Qué dices? ¿Dos años de creada? —le pregunto, confundida.

—¡Le pediré a mi Tía Rish que programe mi memoria para no olvidaros! —exclama.

—No puede ser...

Miro a Thomas. Está igual de perplejo que yo.

—¡¿Eres una robot?! —la interroga mi amigo, con los ojos abiertos de par en par.

—¡No! ¿Cómo crees? —Suelta una carcajada burlona y, por un instante, me siento aliviada—. ¿Por qué piensas eso? —Pero entonces se acerca a nosotros y nos dice en voz baja—: Por favor, no reveléis mi secreto. Formo parte de un experimento social.

¡Lasañas!

☏ ━━━━━━━❆━━━━━━━ ☏

N/A:

¡Hola! ¿Qué te pareció este capítulo? ¡Thomas es un guerrero! :') ✨

🤖 ¡Ellie es una robot! A que no te lo esperabas, ¿eh? 7u7

🕯️*Manifestando un amigo como Thomas* 🕯️

📢 Pregunta: ¿Cómo conociste a tu mejor amigo? Si tiene Wattpad, ¡etíquetalo! Recuérdale lo importante que es para ti. 🖤✨

¡Gracias por leer! No olvides votar y comentar si te gustó. Me ayudarías muchísimo.

Nos vemos en la próxima actualización. <3

Abrazos virtuales,

L. P. L. 🖤✨

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro