Mi vista divaga y termino posándola en el reloj de pared.

¡Son las once de la mañana!

—¡Mierda! Se me hace tarde. Debo irme a trabajar. Llevamos una hora hablando.

—¡¿Una hora?! —exclama Ian.

—Shhh. No grite así, me dejará sorda —me quejo—. Pero sí, exactamente una hora.

—¡Vaya! Qué agradable forma de perder el tiempo.

No estoy de acuerdo...

«¿O sí?».

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Al regresar del trabajo, me sumerjo en una interesante misión.

Puedo usar Google gracias a un servicio que pagué hace unos meses y me permite el acceso a Internet las veinticuatro horas del día.

Por otro lado, conozco el nombre completo de Ian...

Tentador, ¿verdad?

Abro el navegador e introduzco el nombre de «Ian Boockman».

No obtengo resultados.

Me muerdo las uñas, pensativa.

«¿Será que su apellido se escribe de otra forma?».

Pruebo con «Bookman» y...

¡Bingo!

Aparece su nombre y su profesión: empresario.

Intento indagar un poco más, pero su información está restringida.

Vaya, es un poco extraño...

«¿Querrá mantener su identidad en secreto?».

Bueno, es una posibilidad. Hoy en día la mayoría de los famosos lo hacen para evitar habladurías.

Impulsada por la curiosidad, me dirijo a la parte correspondiente a las imágenes.

No encuentro nada de utilidad, solo fotos de hombres que aparentan ser modelos y frases de libros. Supongo que por «Book» y «Man»...

Apago el teléfono, frustrada.

En esta ocasión, Google no podrá ayudarme.

¡Bienvenida sea la intriga!

«Al menos sé que Ian no me mintió con respecto a su profesión».

Tampoco debería importarme. Somos conocidos, nada más...

      Sin embargo, por alguna razón, quería confiar en él.

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☕ N/A:

¡Hola! ¿Qué te pareció este capítulo?

📢 Pregunta: ¿Crees que Ian esté escondiendo algo? ¡Leo tus teorías! 👀

¡Gracias por leer! No olvides votar y comentar si te gustó. Me ayudarías muchísimo.

Nos vemos en la próxima actualización. <3

Abrazos virtuales,

L. P. L. 🖤✨