Capítulo 17
“Si conoces tus propias raíces, podrás conocer el mapa de tus pasos.”
—Pablo Sciuto.
Thomas decidió acompañarme a casa de la señora Yellow.
Durante el recorrido, mientras ignoramos el ruido provocado por los transeúntes, él me pregunta:
—Mariposa, además de la renta, ¿te preocupa algo?
Por un instante no sé qué responder. Me pierdo en mis pensamientos mientras observo con atención los bonitos taxis autónomos que circulan por la calle. Decidí no transportarme en uno porque Thomas me afirmó que la casa no se localizaba muy lejos, por lo que fácilmente se podía llegar a pie.
Los limpiadores robóticos también están presentes, haciendo todo lo posible por mejorar la limpieza de las calles, pero es primordial la cooperación de los ciudadanos.
Me parece una falta de respeto que...
—¿Aylin?
Con un chasquido de dedos, Thomas consigue que abandone mis pensamientos.
Lo miro, desorientada.
Ante su mirada inquisitiva, opto por la verdad:
—Bien, hay algo más. Mi abuela no contesta el teléfono. No he podido comunicarme con ella. En su lugar, me responde un hombre desconocido que dice llamarse Ian.
Thomas abre los ojos de par en par. El susto y la extrañeza se hacen visibles en su semblante.
—¿Quién crees que pueda ser? ¿Tal vez algún conocido de tu abuela...? —me pregunta mientras doblamos en una de las esquinas.
Es increíble la hermosa decoración de las calles, edificios y cualquier local con el que te cruces. Todo en esta ciudad grita «¡Navidad!». Es maravilloso, pero me provoca una tristeza inmensa...
La nieve cayendo, los gritos alegres de los niños... Me recuerdan todo aquello que perdí.
—No. No conoce a mi Abu, aparentemente... —respondo en un hilo de voz.
Thomas frunce el ceño.
—¿Le habrá sucedido algo malo a mi abuela? —le pregunto, inquieta ante su silencio.
Mi amigo niega con un gesto de la mano.
—No lo creo. Estoy seguro de que se trata de una interferencia. Espera un par de días. Si el problema tarda mucho en resolverse, tendrás que actuar.
Asiento con la cabeza.
Sus palabras, de cierta forma, logran tranquilizarme...
«Pero no del todo».
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Cuando llegamos a nuestro destino, Thomas me desea buena suerte y se despide con un abrazo.
La vivienda de la señora Yellow es grande y primorosa. Está decorada al estilo victoriano, lo cual me desconcierta.
Admiro la arquitectura, presa del asombro. En Big Land la mayoría de las casas están regidas por el estilo moderno...
«¡Esto es maravilloso!».
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Por su forma de vestir, deduzco que la señora Yellow es una mujer muy elegante.
Tiene el cabello canoso recogido en un moño alto, el color de sus ojos me recuerda a la miel y un collar con colgante de crucifijo adorna su cuello.
—Sígueme, querida.
Derrocha amabilidad hablar, pero también se nota a simple vista que es una persona exigente y un poco prejuiciosa.
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Supuse que en el interior de la vivienda predominaría la modernidad, pero me equivoqué.
Analizo el lugar, maravillada.
«Esta casa debería considerarse Patrimonio de la Humanidad».
—¿Qué sucede, querida? —me pregunta Yellow.
Me sobresalto, avergonzada.
—Oh, yo... Na-Nada... —tartamudeo. Intento inventar una mentira creíble, pero fracaso—. Su casa es muy bonita, en especial por la arquitectura y decoración...
Yellow asiente con la cabeza, indiferente, como si yo hubiese reparado en algo lógico.
—Te asombra que no esté decorada al estilo moderno, ¿verdad? —Sonríe de medio lado.
Le dedico una mirada afirmativa.
—No te juzgo. En esta ciudad, donde predominan los edificios modernos, mi casa es como una aguja en un pajar. —Entrelaza los dedos de ambas manos y suspira—. Sé que el tiempo vuela a la misma velocidad que un águila y debemos adaptarnos a los cambios, renovarnos... Pero no podemos olvidar nuestras raíces. Tenemos que luchar por conservar todo aquello que nos recuerda de dónde venimos.
«Y esta casa cuenta la historia de una familia. No he tenido el valor de cambiar nada... —concluye con la nostalgia reflejada en sus ojos.
Comprendo el punto de vista de la señora Yellow.
En algunos aspectos se parece a mi abuela, ya que ambas poseen una mentalidad que no se ajusta a la de su época.
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En el salón principal, Yellow me entrevista.
Intento responder con fluidez y naturalidad. No soy tímida, por lo que tengo ese pequeño punto a mi favor.
Luego de asentir varias veces con la cabeza, analizarme detalladamente y susurrar varios «Oh», la mujer finalmente dice:
—Señorita Deyer, está contratada.
¡Lasañas!
Me contengo para no saltar de alegría.
Mundo canino, allá voy.
Próximamente: Aylin, la encantadora de perros.
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☕ N/A:
¡Hola! ¿Qué te pareció este capítulo?
¡La señora Yellow contrató a Aylin! 💛
📢 Pregunta: ¿Crees que su situación económica mejore? ¿Le irá bien o mal? ¡Te leo! 👀
📃 Nota curiosa: No sé por qué, pero me emociono muchísimo cuando aparece un personaje nuevo, ja, ja.
¡Gracias por leer! No olvides votar y comentar si te gustó. Me ayudarías muchísimo.
Nos vemos en la próxima actualización. <3
Abrazos virtuales,
L. P. L. 🖤✨
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