Capítulo 6
Llegaron a casa de Chanyeol sin problemas. El hombre le dio unas toallas y el pijama que normalmente tenía allí para descansar y él se metió en la ducha, tratando de relajarse con el agua caliente. Era una misión casi imposible, su mente no dejaba de darle vueltas a las palabras de Sehun, a las de su madre, a qué pasaría si perdían la votación. Su estómago se encogió y se mordió el labio, suprimiendo sus ganas de llorar porque sabía que no iban a ayudar a nadie.
Al salir del cuarto de baño, ya vestido y con el pelo algo húmedo, los brazos de Chanyeol estaban allí, rodeándolo en un abrazo estrecho y cálido que casi lo hizo llorar otra vez. El olor del alto lo embriagó, su calor lo hizo sentir protegido y sus besos lo hicieron calmarse. Cuando el cambiaforma consideró que ya estaba bien, se lo llevó a la cocina, donde le sirvió un poco de sopa caliente antes de que ambos se fueran a la cama.
- Intenta dormir un poco -le susurró a Baekhyun, acariciando su espalda-. No dormir no lo solucionará.
- Lo sé -murmuró de vuelta, apoyándose en su pecho y haciendo dibujos sin sentido allí-. Sólo que esperaba poder ayudar de alguna manera.
- Me ayudaste no rechazándome -el alto lo tomó con delicadeza por el mentón, alzando su cara hasta que sus ojos se encontraron-. Me ayudas cada día queriéndome y quedándote conmigo, Baekhyun.
El humano sonrió suavemente y el otro lo besó, dulce e intenso, esos besos que dejaban a Baekhyun sin aire. En ese momento, se fijó en que la marca era visible aún en su mundo, y así se lo comunicó al alto.
- Sí, cuando nos emparejamos la marca se hace permanente, al igual que la tuya.
- Me gusta tenerte sobre mi piel -le susurró al alto. Él sonrió.
- Buenas noches, Baekhyun.
- Buenas noches, Chanyeol.
El sábado pasó tranquilo, ambos se quedaron en casa y se ocuparon en limpiar la vivienda y en arreglar un viejo armario de Chanyeol, decapándolo y pintándolo de nuevo de blanco. 'Necesitaremos más espacio cuando vivamos juntos, y es un buen armario', le había sonreído el alto, y él no se había podido resistir a sonreír y besarlo.
Comieron juntos, Chanyeol salió a hacer una compra ligera para que pudieran comer los dos, ya que su despensa estaba algo escasa al hacer dos de las comidas del día en casa de Baekhyun, pero volvió pronto sin problemas, las noticias no habían llegado a ese lado de la barrera. Sehun no sabía quién era Chanyeol, al fin y al cabo, así que tenía sentido.
Se acostaron pronto de nuevo, pero Baekhyun no conseguía pegar ojo pensando en el día siguiente.
- Baekhyun -lo regañó con suavidad Chanyeol cuando bufó y se revolvió por décima vez.
- Lo siento, no puedo dormir -lloriqueó, abrazándose al alto-. No puedo dejar de pensar.
En un movimiento fluido, Chanyeol se colocó sobre él en la cama, haciéndolo soltar un gritito y una risa, mirándolo con los ojos oscuros y brillantes.
- Entonces -susurró el cambiaforma, acercándose a su boca y rozando sus labios al hablar-, tendré que hacer que pienses en otra cosa.
Baekhyun se relamió, besando sus labios e introduciendo su lengua en la boca ajena antes de contestar.
- Haz que deje de pensar, Chanyeol.
El domingo amaneció brillante y sin nubes, muy al contrario de cómo se sentía Baekhyun por dentro. Estaba al borde del colapso nervioso, y todo empeoró cuando, a las ocho de la tarde, Chanyeol tuvo que salir por una llamada urgente de su padre. Le pidió a Baekhyun que no abriera la puerta a nadie y que lo esperara, que tardaría poco, besándolo con ganas antes de salir por la puerta.
Dos horas pasaron sin noticias de Chanyeol, y el más bajo empezó a ponerse francamente nervioso. Fue a la cocina, se hizo un té que se bebió despacio, y después fue a la habitación a tratar de poner un poco de orden. Incluso se había dedicado a hacer un dibujo en el armario recién pintado, decorándolo y tratando de fijar su atención en algo que no fueran las manecillas del reloj moviéndose, cuando oyó la puerta.
Se levantó y corrió hacia la puerta, sonriendo aliviado.
- ¡Chanyeol!
Pero no era Chanyeol, si no una mujer la que lo miraba extrañada desde la puerta.
- No soy Chanyeol, soy su hermana Yoora -dijo la mujer, cerrando la puerta tras de sí-, y tú eres un humano.
Baekhyun entró en pánico. Miró a ambos lados, tratando de buscar una salida, una solución, algo. La mujer se acercó a él con pasos decididos, cogiéndolo con fuerza por la cara y fijando sus ojos oscuros y serios sobre los suyos. El humano notó su fuerza poderosa de cambiaforma, y su aliento se cortó. Lentamente, Yoora hizo girar su cabeza hacia la derecha, dejando a la vista su marca.
- Esto es...
La puerta se abrió de nuevo, esta vez dando paso al Chanyeol de verdad, quien los miró, completamente sorprendido de verlos allí, y Baekhyun supo que él no había mandado a su hermana.
- Yoora, ¿qué haces aquí?
- ¿Y tú, Chanyeol? Porque creo que lo tuyo es más importante -soltó a Baekhyun y se acercó para mirarlo más de cerca-. ¿Por qué no me dijiste que habías encontrado a tu pareja?
- ¿Qué?
- Sabes que me da igual que sea con un humano o con un cambiaforma de jaguar, pero ¿cómo te has atrevido a ocultármelo?
- Yoora...
Pero la mujer lo dejó con la palabra en la boca y fue de nuevo hasta Baekhyun, esta vez sonriendo ampliamente.
- Soy Park Yoora, hermana de este impresentable -lo saludó con amabilidad-. Perdona lo de antes, no estoy acostumbrada a que mi hermano tenga a nadie en su casa, mucho menos a un humano.
- Soy Byun Baekhyun -fue lo único que acertó a decir.
La mujer comenzó a parlotear entonces, llevándolo hasta el sofá y Chanyeol prefirió hacerles un té y café antes que dejarse enredar por su hermana. Más que la personalidad excesivamente entusiasta de Yoora, lo que hizo sonreír a Baekhyun fue su cariño, cómo no le importó que fuera humano y que estuviera con su hermano. Lo hizo sonreír que lo aceptara sin más, como una persona.
- Yoora, vienes del otro lado, ¿verdad? -le preguntó su hermano, pasándole la taza de café-. ¿Sabes algo de la votación?
- ¿Por qué es importante ahora? Nunca te importó eso -preguntó la mujer, mirándolo con las cejas alzadas.
Baekhyun fue quien le explicó el incidente con su compañero de trabajo, cómo Chanyeol le había roto la nariz (cree que vio orgullo en los ojos de la mujer al mirar a su hermano menor), la llamada de su madre y cómo habían tenido que huir de allí, pasando los últimos dos días encerrado en casa del alto. Yoora lo abrazó, acariciándole la cabeza con el cariño propio de una madre.
- Aún no hay nada decidido del todo -les confesó, tomando la taza de nuevo entre sus manos-. Los porcentajes suben y bajan, y sólo será vinculante si hay al menos un seis por ciento de diferencia a favor del sí.
Baekhyun se mordió el labio inferior, inquieto. Le mortificaba el no haber podido ayudar a Chanyeol, y no sabía qué haría si no podía vivir junto a él.
Yoora se despidió cerca de medianoche, abrazando a Baekhyun y prometiéndole que si las cosas no iban bien, siempre podrían contar el uno con el otro, y también con ella. La mujer realmente lo tranquilizó antes de darle un abrazo a su hermano y despedirse, perdiéndose en la lejanía.
- Si al menos funcionara internet aquí... -se lamentó el chico, pero su pareja lo acercó hacia sí, acariciando su cara.
- Eso ya está fuera de todo alcance -respondió-. Vamos a dormir, mañana iremos a tu mundo para ver qué ha ocurrido.
Baekhyun asintió y se dejó guiar hasta la cama. Esa noche, quizá por el estrés de toda la tarde, se sentía completamente agotado, así que se durmió enseguida, inspirando el tranquilizante olor del alto, escuchando el latido de su corazón y pensando que Yoora tenía razón. Pasara lo que pasara, siempre tendría ya a Chanyeol.
La mañana llegó pronto, ambos se despertaron sin necesidad de despertador. Se vistieron y desayunaron en perfecta armonía, y salieron juntos de la mano hacia la barrera que separaba el mundo cambiaforma del humano. Apretó la mano del alto antes de entrar, su mente tratando de dibujar lo que se encontrarían al otro lado.
Lo que vio no entraba en ninguno de sus supuestos.
Podía oír ruidos fuertes, gente gritando, golpes. Miró extrañado a Chanyeol, quien le devolvió una mirada igualmente extrañada e inquieta.
- ¿No vas a transformarte? -le preguntó, cauto.
- Puedo protegernos mejor así.
Así pues, comenzaron a caminar hacia el tumulto con precaución. Podían ver a gente moviéndose de un lado a otro con pancartas, banderas. Algunas llevaban tambores, otras bocinas, otras simplemente gritaban.
No fue hasta que no estuvieron relativamente cerca del centro de la ciudad cuando comenzaron a escuchar la música.
Era todo un festival, la gente bailaba, reía y se divertía, celebrando algo. Baekhyun miró a todas partes, tratando de localizar el por qué de la fiesta, hasta que Chanyeol le tocó el hombro y, completamente incapaz de pronunciar palabra, le señaló el cartel que sujetaba una chica joven frente a ellos.
SÍ - La justicia ha ganado.
Fue entonces cuando lo vieron todo claro. La gente estaba celebrando que en la votación había ganado el sí, un montón de gente que celebrara que al fin, dos mundos podrían volver a ser uno y que la divisón acabaría. El sonido los acompañó mientras corrían a casa del humano, sin importarles ya quién o qué los vieran. En la puerta, sin embargo, se encontraron con sus padres.
- ¡Baekhyun! -su padre se giró hacia él, por la pinta que tenía, llevaba un rato llamando a su puerta-. Hemos venido enseguida, ¿dónde estabas? Es increíble que vayan a dejar realmente que esas bestias vuelvan a...
Pero Baekhyun no escuchaba más. Porque la indignación de sus padres era la prueba que le faltaba para convencerse de que sí, que realmente existía ya un futuro en el que podría vivir con Chanyeol, en un solo mundo, sin preocuparse de nada.
Por eso, rodeó el cuello del cambiaforma con sus brazos y lo besó, riendo contra sus labios de pura felicidad.
No le importó el chillido de su madre, ni los gritos de su padre. De hecho, se fueron de allí sin dirigirles una segunda mirada. Porque no le importaban ellos ni sus ideas retrógradas, porque ya no podían hacerle daño.
Porque tenía a Chanyeol, tanto en ese como en el otro lado.
Y todo estaba bien.
Ya sólo falta el epílogo~
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