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Capítulo 3

No era la primera vez que Baekhyun oía hablar de las parejas destinadas. Los cambiaformas de lobo eran los únicos que tenían esa particularidad de imprimar en otras personas, de encontrar a su pareja perfecta.

Quizá porque aquel amigo suyo había sido un cambiaforma de lobo, le había preguntado muchas cosas acerca de su mundo. Cuando Jessica, una de las chicas más populares de clase, comenzó a salir con otro niño, su amigo había arrugado la nariz y le había dicho que él esperaría a encontrar a su pareja. No tenía sentido para un lobo buscar el amor en otra parte, porque cuando su pareja destinada apareciera, nublaría todo lo demás.

Lo que Baekhyun no esperaba, era que él fuera la pareja de un lobo.

- ¿Soy... tu pareja? -susurró-. ¿Estás seguro?

- Sí, Baekhyun, bastante seguro -rió Chanyeol, acariciando su mejilla de nuevo-. Y tú también lo estás.

Sí, en su fuero interno, Baekhyun sabía que aquello era cierto, que por eso no había sido capaz de dejar de seguirlo e irse a casa, porque sabía que, en realidad, su casa estaba con él. Chanyeol aún tenía su mano en su mejilla, y él quería más contacto, lo necesitaba, así que alzó sus brazos lentamente y lo rodeó con éstos, pegando sus cuerpos y suspirando de puro gusto porque sí, eso se sentía bien y correcto.

Allí, entre los brazos de Chanyeol, casi podía olvidarse de que si en su mundo los cambiaformas no eran aceptados, menos lo sería una relación entre un humano y un cambiaforma. Apretó un poco el agarre sin proponérselo, pero el alto lo notó y se separó, mirándolo.

- Estás preocupado -sentenció.

- ¿También lees mentes? -trató de bromear, pero la mirada seria del lobo sobre él lo hizo asentir con suavidad-. Sí, me preocupa.

- Lo arreglaremos -sonrió, acariciando su mejilla-. De momento, vamos a esperar a que las calles se vacíen para que pueda acompañarte a tu casa. ¿Te apetece algo de comer?

Chanyeol resultó ser un gran cocinero de salteados, y el plato ligero pero de olor apetecible consiguió llenar el estómago de Baekhyun que no había sido capaz de cenar en casa de sus padres. Quizá era la presencia de Chanyeol, que por sí sola conseguía calmarlo y hacerlo sentir bien, pero su estómago no se quejó y, de hecho, aceptó bien la comida y la charla amena que la acompañó, conociéndose el uno al otro, casi como si fuera una cita.

Paulatinamente, las calles se vaciaron, y el lobo volvió a abrazarlo mientras lo llevaba de vuelta al portal. El segundo viaje no fue mucho mejor que el primero, aunque esa vez se abrazó directamente al cambiaforma y eso le dio más estabilidad, a pesar de que Chanyeol reía suavemente al estrecharlo contra sí.

- ¿Cuándo se acostumbra uno a eso? -le preguntó cuando ya iban camino a su casa, la mano de Chanyeol firme pero suave en su cintura.

- Necesitarás unas cuantas veces -rió-, pero con un poco de suerte, no necesitarás usarlo mucho más.

Baekhyun asintió, simplemente. Necesitaban ganar esa votación, pero no las tenían todas consigo. La votación al menos estaba cerca, pero sabía que no dependía de él y simplemente se ponía enfermo al pensar ahora en tener que vivir alejado de Chanyeol. Era una locura, su raciocinio lo sabía, pero su corazón ya no podía dejar ir al cambiaforma. Alzó la vista para mirarlo, descubriendo entonces aquella marca que salía cerca de la mandíbula, casi tras la oreja. Era extraño, porque ni aunque el pelo la tapara podía dejar de verla, comprendió entonces a Chanyeol y sus palabras, cualquiera que supiera aquella marca existía no podría no verla.

Lo guió hasta su casa, no demasiado lejos del lugar en el que había encontrado al lobo negro que era Chanyeol. El alto lo acompañó hasta la misma puerta, y Baekhyun se mordió el labio.

- ¿No vas a entrar? -le preguntó, mirándolo tímido a través de sus pestañas.

- ¿Quieres que entre? -alzó las cejas el alto-. Me he estado controlando, pero sabes que los lobos necesitamos emparejarnos y que aún no lo hemos hecho.

- ¿Tenéis que emparejaros? -eso era algo que no sabía y que su amigo no le había contado-. ¿Cómo? -Chanyeol se inclinó sobre su oreja.

- Haciendo el amor -susurró allí de manera sensual.

Aquellas palabras lo hicieron sonrojarse, con imágenes muy vívidas de Chanyeol y él en la cama. Era muy vergonzoso tener a Chanyeol mirándolo de aquella manera intensa, de arriba abajo con aquella sonrisa suave que le prometía muchas cosas.

Pero tampoco podía decir que le desagradara la idea.

- Me arriesgaré -contestó, tratando de sonar casual-. Además, es muy tarde y no me quedaría tranquilo si te vas solo.

- Eres adorable -rió Chanyeol, pero siguió a Baekhyun dentro cuando abrió la puerta.

Lo dejó pasar dentro, notando cómo los ojos del cambiaforma hacían un barrido por su casa, sonriendo levemente cuando, sin duda, notó las similaridades con la decoración de la suya propia al otro lado de la barrera. Lo guió silenciosamente por la casa, entrando en su dormitorio para pasar al baño que había allí.

- ¿Quieres darte una ducha? Porque yo la necesito -le dijo al alto, comenzando a ponerse nervioso quizá por el sitio en el que estaban. Chanyeol no le había dicho nada, y no es que no quisiera que el alto lo marcara, pero el hecho de estar allí, los dos, tan cerca de su cama, lo estaba alterando.

El alto asintió y él se giró hacia su armario, buscando ropa limpia que pudiera quedarle bien a Chanyeol, toallas para la ducha, ropa interior. Sabía que estaba ofuscado pero notaba su cara arder y no quería que el alto lo viera así. No le dio tiempo, sin embargo.

Las manos de Chanyeol tomaron sus caderas con suavidad, su calor pegándosele a la espalda y su nariz en su cuello, inspirando lentamente y dejando caer su cálido aliento allí. El cambiaforma jadeó lentamente, exhalando y haciendo que Baekhyun cerrara los ojos, sus manos temblando y dejando caer al suelo las toallas que había cogido.

- Estás muy tenso, Baekhyun -susurró en su oído el alto, masajeando los huesos de sus caderas y acariciando con suavidad su oreja con su nariz-. Deberías dormir, puedes ducharte mañana.

- Pero... -no se atrevía a pronunciar aquellas palabras, las palabras que lo harían ser uno con Chanyeol. Sin embargo, el cambiaforma entendió. Presionó sus labios suavemente contra los de Baekhyun, haciéndolo soltar un gemidito de sorpresa, pero pronto cerró los ojos y se dejó llevar.

Jamás un beso había sabido así para Baekhyun. Era dulce, algo picante incluso, pero adictivo; sus labios pidiendo más y más del lobo. Era como si todo su mundo hubiera sido un caos absoluto y ese beso lo hubiera arreglado, cada suave y delicado movimiento de labios contra labios haciendo que las cosas encajaran poco a poco en su sitio, perfectamente. Chanyeol se separó despacio y enseguida, el más bajo notó aquella falta de calor a pesar de que tan sólo eran sus labios los que ahora estaban separados.

- Puedo esperar -susurró simplemente el alto con una sonrisa suave dibujada en su cara.

Así que se cambiaron, se metieron en la cama, apagaron las luces y trataron de dormir. Baekhyun se pegó instintivamente a él y Chanyeol lo rodeó con sus brazos, provocando una sonrisa satisfecha en el más bajo y que también lo abrazara. Pero algo no estaba bien, no del todo, así que Baekhyun volvió a levantar la vista, fijándola en el hombre entre sus brazos.

- Chanyeol.

- ¿Hmm?

- ¿Puedo besarte de nuevo?

Chanyeol rió suavemente antes de besarlo otra vez.

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