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Él rugido de agua al caer se convirtió en un estruendo ensordecedor.

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Era aquello un cañón de Firehole en miniatura. Naruto comprendió lo que había querido decir Sasuke cuando ambos contemplaban juntos la imponente quebrada de Yellowstone.

- ¡ Es precioso ! - grito, tratando de que Sasuke lo oyera pese al ruido de la cascada.

Alzó la vista hacia el punto donde nacía, y vio el resplandor del arcoiris entre la niebla.

Sasuke dejo que disfrutara largamente con aquel paisaje sobrecogedor, y luego lo llevó de nuevo al camino. Cuando pudieron volver a hablar sin dar gritos, Sasuke detuvo su montura.

- ¡ Que suerte tenéis al disponer de unos lugares tan fascinantes ! - exclamó el doncel, con un suspiro - es una pena, solo, que vuestras casas no queden más cerca, para poder admirar esto cada día.

- Ahora que lo has visto, comprenderás por que me opongo a que algo tan paradisíaco sea transformado y pisoteado por desconocidos - dijo el.

Naruto vaciló.

¿ Que le hacia entender siempre las razones de ambas partes, en cualquier discusión, y simpatizar con las dos a la vez ?.

Sasuke tenía razón, pero también Itachi estaba en su derecho de soñar.

¿ Quien estaba acertado y quién se equivocaba ?.

- ¡ Ya veo que no está de acuerdo conmigo !.

La voz de Sasuke lo sorprendió, cortante, y el lo miro, asombrado de la energía con que había hablado.

Tenía los ojos medio cerrados, para defenderse del sol, pero su boca era una línea severa.

Naruto se estremeció ante la expresión de enojo de aquel rostro varonil.

Levantó una mano, para protestar, pero él ya había reanudado el camino con su cabalgadura.

Sus anchos hombros formaban una valla rígida que lo llenaba de desesperación.

¿ Cómo se había dejado enredar en semejante disputa ?.

Ambas partes parecían querer servirse de el, pero en su calidad de forastero no tenía por qué verse en una postura violenta.

El doncel se esforzó por contener las lágrimas. Sasuke había llegado a constituir una apremiante necesidad para el, pero su silencio gélido transformaba en cenizas apagadas todo fuego compartido.

Sasuke no dijo palabra durante el regreso, ni se detuvo a señalar nada digno de verse.

Naruto estaba cada vez más molesto.

No había hecho nada para merecer semejante trato. Si él era tan inflexible en sus convicciones y lo rechazaba por supone que estaba en contra de él, era mejor cortar todo contacto antes de que se viera comprometido sin remedios en lo que podía resultar un callejón sin salida.

Contempló su espalda con pena.
Tan pronto como pudiera hablar con el a solas, le comunicaría su decisión de partir. No era bueno que un invitado permaneciese tantos días allí.

Tal demostración de disgusto delataba que Sasuke ya empezaba a cansarse de el. Sus besos eran sólo la consecuencia de unos fenómenos químicos entre hombre y doncel, que se producirían en el con cualquier otro doncel de aspecto presentable que estuviera a su alcance. Dar nuevo vuelo a sus sueños era una locura. La experiencia de Sasuke era prueba elocuente de que había estrechado a otros u otras  entre sus brazos.

Por ejemplo....

Ino....

Naruto llevaba un par de días intentando arrancar de su memoria a aquella mujer, pero no lo conseguía. Ino había estado en los brazos de Sasuke.

Eso era indudable.

Su actitud lo demostraba bien claramente.

Naruto sintió de nuevo la puñalada de los celos.

“ Por que tuviste que aparecer en mi vida, Sasuke Uchiha - se decía con ira creciente, mientras cabalgaba de tras de el -, yo era totalmente feliz antes de que tu entrarás en ella. Y quiero volver a serlo. Pero no lo conseguiré hasta que os haya dejado para siempre, a ti y a tu montaña ”.

A la hora de la cena, Sasuke había olvidado su enfado. Incluso estuvo en condiciones de discutir desapasionadamente los proyectos de su hermano e informo a su tía Mikoto de cómo le habían sido endosados a Naruto los planos y demás papeles.

- ¡ Ah, pues me gustaría verlos ! - indico la buena señora -, yo ofrecí prestarles algún dinero, pero solo en el caso de que todos llegaseis a un acuerdo amistoso.

Una chispa de disgusto salto a los ojos de Sasuke, pero él había decidido que la velada fuera placentera, y se contuvo.

La hermosa mujer se retiró temprano, murmurando algo a cerca de un libro muy grueso que la tenía absorta.

- Ven acá - dijo entonces Sasuke, con vos cautivadora.

Los ojos de ambos se encontraron, y el corazón de Naruto se disparó una vez más.

Las manos de Sasuke agarraron sus muñecas, y él cayó sentado en su regazo.

Acunó el la cabeza del doncel, apoyado en su hombro, y con una mano acarició tiernamente sus cabellos. Dulces besos se posaron en la sedosa cabellera de Naruto.

- ¿ Por qué noto tan vacíos mis brazos cuando tú no estás en ellos ? - susurro Sasuke.

El doncel olvidó todas sus frustraciones. Se acurrucó contra el hombre amado, lleno de emoción por su proximidad.

Los latidos del corazón de Sasuke vibraban através de su fina camisa, y Naruto apoyo allí su mano, como si anciara capturar su fuerza. En el hogar llenaba el fuego, y ellos dos hablaban en voz baja, confiándose sus sueños mientras el tiempo permanecía inmóvil.

El leño grande se quebró y lanzó mil chispas pequeñas, y ellos dos lo miraban en silencio, felices de hallarse uno en brazos del otro mientras la habitación iba quedando a oscuras.

Lo estrecho el con más fuerza contra sí, y Naruto busco su boca con los ojos cerrados.

Su beso fue una maravillosa expresión de cariño, pero los labios del doncel no se apartaron de los del hombre cuando esté quiso alzar la cabeza. Dio un gemido y lo agarró con nuevo entusiasmo.

La ternura se convertía en pasión.

Sus manos calientes acariciaron los pezones del doncel, ahora endurecidos por el deseo.

Los dedos de Naruto se introdujeron traviesos bajo la camisa de Sasuke, para deslizarse por su, suave pecho, y las manos de el, posadas en sus  muslos, aumentaron su deseo al máximo.

Lo acompañó a su alcoba como en un sueño febril.

Cada nuevo rose suyo era una promesa.

Sus labios volvieron a unirse mientras que los dedos de Sasuke desabrochaban los jeans del doncel. Para después bajarlos junto a sus boxers, así dejando su parte baja desnuda.

Un estremecimiento casi doloroso recorrió todo el cuerpo de Naruto cuando sintió su miembro, siendo apretado contra la rodilla de Sasuke.

Noto el doncel el áspero tejido de la colcha en su espalda, y el existente peso del cuerpo de Sasuke a su lado...

Se estrecho todavía más contra el, a la vez que sus manos amasaban los duros músculos de sus hombros.

- ¿ Sabes lo que haces, Naruto ? - murmuró Sasuke, junto a su boca.

Naruto noto una contracción en el, mientras sus bocas chocaba con fiereza.

Unos nudillos llamaron quedamente a la puerta.

- ¿ Todavía estás despierto, Sasuke ? - pregunto tía Mikoto sin levantar la voz.

Sasuke hundió la cara en la almohada y soltó un sordo reniego.

A tientas busco su bata y abrió, aunque permaneciendo en el umbral para que no se viera la habitación.

- ¿ Sucede algo ? - pregunto.

- Reflexione sobre nuestra conversación, y quisiera ver esos planos de tu hermano.

Sasuke se tragó lo que pugnaba por salir de su boca.

- Son muchos - dijo -, yo mismo te los llevaré a tu cuarto.

- Si no es demasiada molestia.... - contesto la tía agradecida.

Cuando Sasuke cerro la puerta, vio que Naruto se vestía rápidamente. Corrió junto a el y lo tomo por los hombros con dulzura. Sus ojos se buscaron mutuamente con angustia, inquisidores los de el, y dos abismos oscuros los del doncel, todavía llenos de un fuego que poco a poco se apagaba

- ¿ Que puedo decirte, Naruto ? - exclamó, tomándolo entre sus brazos.

El doncel lo apartó suavemente.

- Tu tía espera - contesto sereno.

Sin embargo, sus dedos temblaban cuando se abrochó los jeans, revelando que su tranquilidad era solo superficial.

Y su sonrisa fue triste en el momento en que Sasuke le abrochó los últimos botones de su camisa.

- Espera a que yo esté arriba y entretenga a mi tía. Entonces podrás entrar en tu dormitorio sin que ella se entere - susurro, con cara aún descompuesta - ¡ Me exaspera esto de actuar como un maldito conspirador en mi propia casa !, ¡ Tenemos tantas cosas que decirnos.... - agregó, y su mano se deslizó por la mejilla de Naruto.

El doncel esbozó una sonrisa débil e insegura.

- Sube ya - insistió.

La boca de Sasuke tenía un gesto amargo, y su beso fue ahora duro y casi de castigo.

Reunidos los papeles, salió a grandes zancadas.

Naruto aguardo a que estuviera en el piso superior.
Echó una última mirada a la ancha cama, ahora desecha, y se preguntó si sus piernas serían capaces de llevarlo a su propia alcoba.

Una vez en ella, se desnudó lo antes posible y se acostó.

Pero no logro conciliar el sueño.
Dio vueltas y más vueltas, sintiendo de nuevo las manos de Sasuke en su cuerpo y aquellos labios comiéndose los suyos.

De no haberles interrumpido tía Mikoto....

Sólo de pensarlo, una ola de pasión inundó toda su persona.

No podía volver a ocurrir algo semejante.

Procuraría rehuir el deseo en los ojos de Sasuke y la promesa que leía en sus labios.

Finalmente, ya de madrugada, cayó en un sueño ligero e inquieto.

                            Continuará...