" CAPÍTULO 31 "
El viento era frío y amenazaba lluvia. Aún así, Naruto insistió en montar a la potranca, que emprendió un vivo galope. Sasuke tenía que decidir, con sus hombres, las reses que debían ser enviadas al mercado.
El temporal se desató apenas regresado el a casa. Sasuke ya estaba allí, inmerso en el papeleo que había descuidado las últimas semanas.
Naruto se detuvo en la puerta de su despacho y le ofreció ayuda.
- Al fin y al cabo, soy secretario - le recordó.
En aquel instante sonó el teléfono, que corto la cortes pero firme respuesta negativa de Sasuke, y por el prudente tono de voz que el empleaba. Naruto supuso que se trataba de Ino. Ignorando la mano que lo detenía en la estancia, el se alejó. Quería darle oportunidad de hablar con toda libertad.
Tía Mikoto había encendido el fuego en la chimenea, y Naruto se dejó caer agradecido sobre la alfombra extendida delante. La buena mujer estaba ocupada en la confección de un suéter muy grueso, de un tono ligeramente oscuro igual que los ojos de Sasuke. Naruto se disgusto consigo mismo.
¿ Tenía que relacionarlo todo con ese hombre ?.
Su corazón le dio la respuesta. Todo. Y para siempre.
Inclinó la cabeza para escapar a las miradas rápidas e inteligentes de tía Mikoto. ¿ Cómo eliminaría el nuevo nudo que se le había formado en la garganta al recibir Sasuke la llamada telefónica?. ¿ Saldría el con Ino, aquella noche ?. Evidentemente, debía abandonar el rancho. Tía Mikoto no podía mostrarse mas cordial y simpática con el, pero aquel ambiente lo empujaba a estar más y más junto al hombre admirado y esperar con dolorosa ansia su próximo beso.
La virilidad de Sasuke era demasiado vibrante. Pronto dejaría de conformarse con los besos, y el se echó a temblar, temeroso de que su resistencia fallara.
No servía como compañero de juegos. Quería más de aquel hombre, pero sus ojos no descubrían ninguno de sus pensamientos íntimos.
De pronto, Sasuke le arrojó un almohadón y, agarrando otro, se instaló en el suelo junto a él. Echados delante del fuego, contemplaron ambos el incesante resbalar de la lluvia cristales abajo.
- ¡ Menos mal que este temporal aguardo a que hubiéramos terminado la faena allá arriba ! - comento con vehemencia.
- ¡ Cómo debe de estar allí el suelo, a estas horas ! - agregó el doncel con un estremecimiento, a la vez que se acomodaba en el almohadón -, ¿ Donde habríamos dormido, en tal caso ?.
- En el comedor, naturalmente - respondió Sasuke -, ya hemos tenido que hacerlo otras veces, pero todos preferimos pernoctar al aire libre, por poco que se pueda. Yo propuse construir una casa, aunque solo pudiésemos usarla durante la recogida del ganado, pero el plan no hallo aprobación. A los chicos jóvenes les gusta creer que viven la auténtica vida del vaquero del Oeste, y los mayores se resisten a admitir que el suelo ya va resultando duro para sus huesos.
- Además, uno tiene las estrellas más cercas, y allí hay unos aromas maravillosos... - murmuró Naruto, soñoliento.
El calor del fuego adormecía sus ojos. Quizá pudiese echar una siesta, después del almuerzo.
- Telefone a Itachi para saber si Deidara y los demonios habían vuelto - explicó Sasuke a su tía -, resulta que llegaron está mañana, y estamos invitados a su casa, después de cenar. Deidara ansia conocer al nuevo cocinero del campamento... - añadió con una de aquellas sonrisas medio torcidas que tanto aceleraban el pulso del doncel.
Aquella noche, Naruto se presentó a cenar con unos jeans pegados de color verde, y una camisa blanca. Un cinturón café, ceñía su delgada cintura. Llevaba el pelo acomodado hacia atrás.
Se había analizado a fondo en el espejo de cuerpo entero, antes de bajar. Le parecía estar elegante y atractivo a la vez. Siempre había vestido bien, pero hasta entonces lo hacía simplemente para su satisfacción. Ahora, en cambio, se arreglaba para la hombre amado. Representaba una nueva experiencia comprobar que la aprobación de un hombre era tan importante para el.
Naruto no tenía una idea preconcebida del aspecto de Deidara, pero aún así se llevó una sorpresa.
El doncel de Itachi, era bastante más alto que el. Y se veía como un modelo. Sus cabellos eran dorados como los de el, aunque en un color un poco opaco. Y lo tenía atado, en una coleta alta, con un mechón tapándole su ojo derecho.
Deidara recibió a Naruto con una sonrisa contagiosa.
- ¡ Lo veo y no lo creo ! - exclamó, muy cordial -, Itachi comento que eras un cocinero formidable y, además, muy mono, pero yo me había imaginado, no sé por qué, un doncel de tipo ya sabes, como ama de casa, y con un complejo de madre.
Dos pequeños tornados se arrojaron sobre Sasuke con grandes gritos. Llevaba pijamas de franela azul y parecían encantados de ver a su tío. Sasuke se vio derribado al suelo, y entre los tres empezó una batalla campal.
- Acércate al fuego, Naruto -, dijo el doncel de la casa con una sonrisa indulgente -, vale más que les dejemos hasta que se cansen de pelear. Esto sucede cada vez que no han visto a Sasuke durante veinticuatro horas. No les excites demasiado, - agregó de cara al cuñado -, o tendrás que dedicarte a ellos hasta que se duerman.
Itachi lo saludo con un brazo, y luego lo apartó un poco.
- ¡ Caramba !, Allí arriba nos parecías bonito, pero vestido de esta manera eres sensacional.
Sasuke logro deshacerse al fin de aquellos diablillos que no le dejaban en paz, pero tuvo que presentarse en el cuarto de estar con un niño debajo de cada brazo.
¡ Había que ver cómo se reían los pequeñuelos !.
Llevaba el pelo revuelto de tanto jugar, y tenia la cara roja. Más aún así, desgreñado y con la ropa arrugada, su presencia hizo que el corazón de Naruto se disparará.
- No te hemos presentado debidamente a los sobrinos - dijo -, el monstruo número uno es Kon, y el monstruo número dos es Kai.
Los chiquillos agitaron sus manitas desde los brazos del tío y dirigieron a Naruto alegres y traviesas sonrisitas. Eran gemelos idénticos, pequeñas réplicas de sus padres.
- Aprovecha el momento en que les tengas un poco controlados, para mandarlos a la cama, ¿ Lo aras Sasuke ? - pregunto Deidara -, quizá hoy se porten bien, por casualidad, y no opongan resistencia...
La “ madre ” de los niños encogió los hombros con gesto de duda, como si no esperase tener tanta suerte, y de momento siguió a sus hijos, que reían y pataleaban en los brazos del tío.
Itachi se dejó caer en un confortable sillón de cuero, frente a Naruto.
- ¿ Te gusta la yegua que compró mi hermano ? - pregunto.
Naruto sonrió feliz.
- Estoy muy encariñado con ella. Además es una montura excelente.
- Confío en que estás lluvias cesen pronto, para que puedas dar largos paseos en ella - manifestó Itachi -, aquí hay caminos preciosos y paisajes realmente extraordinarios.
Había cierta amargura en su voz, no obstante, Naruto lo observó con detención. El semblante del hombre era sombrío, mientras contemplaba su vaso. Había alrededor de su boca un rictus de preocupación, aunque el no explicase nada.
Pese a que la velada fue agradable y cordial.
Naruto noto que flotaba cierta tensión en el ambiente. No acababa de comprenderlo. Era obvio que Sasuke quería a Itachi y a su familia, y estos parecían corresponder totalmente a su afecto. De cualquier forma, el doncel experimentó un raro alivio cuando Sasuke lo miro alzando una ceja e insinuando con ello que ya era hora de retirarse.
- Aquí hay un ranchero que necesita dormir - anuncio en voz alta, levantándose de su butaca
- ¡ Pero Sasuke, si aún no nos has comunicado tu decisión.
Itachi se puso ceñudo.
Naruto observó una súbita rigidez en Sasuke.
- En lo que a mí concierne, no hay ninguna decisión que tomar.
De su rostro había desaparecido la afabilidad.
- Excepto para venir acá, no tenemos intención de permitir que nadie pasee por esta parte de la montaña - insistió Deidara.
- ¿ Y como pensáis hacer llegar a la gente desde aquí al otro lado sin pasar por mi casa ? - replicó Sasuke con firmeza -, el único camino natural para alcanzar vuestros terrenos de recreo cruza justamente por delante. ¡ Y daos por bien entrados de que yo no pienso mudarme ni construir en otro lugar !. Sabes de sobra que, yo de niño, decía que algún día tendría allí mi hogar, ¡ Y en ese sitio exacto está !.
Continuará...
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