" CAPÍTULO 30 "
Lo primero que vio, fueron su blusa y los jeans, cuidadosamente doblados sobre la silla. Salto de la cama para cerrar la ventana, por qué el frío era intenso, y se miro a si mismo, asustado. Traía puesto, solo sus pequeños y blancos boxers de seda.
“ ¡ En qué estado debía de encontrarme, cuando Sasuke me trajo a casa ! - se dijo -, ni siquiera recuerdo haberme desnudado. ¿ Que sucedió después de que Sasuke aparcara el coche en el área de descanso... ?”.
¡ Eso !.
¿ Que había ocurrido después ?.
Logró recordar el encuentro con Ino y el doloroso nudo de celos formado en su estómago. Luego, una deliciosa sensación de flotar. Pero... ¿ Que más ?. Sin duda, Sasuke y el...
Se llevó las temblorosas manos a la cara, que le ardía, en un desesperado intento de avivar la memoria. No tenía ningún indicio.... Se tocó la cadera... no le dolía, puesto aunque haya tenido novios, nunca se atrevió a dar el siguiente paso en sus relaciónes, así que todavía seguía siendo virgen, aunque tal vez lo hizo sin que el sintiera dolor alguno.... luego se palpó los labios. No parecían magullados. A lo mejor, Sasuke ni siquiera lo había besado. Naruto experimentó enojo. Pero... ¿ Era el quien lo había acostado ?.
El doncel buscó refugio en la ducha para calmar sus febriles pensamientos. Ahora se daba cuenta de que notaba martilleos en la cabeza, y sintió sed.
Tomo dos aspirinas y bajo al comedor. Tenía miedo de averiguar la embarazosa verdad.
Sasuke ya había empezado a desayunar. Por fortuna, tía Mikoto no estaba allí.
El observó divertido con que afán bebía Naruto la naranjada.
- No esperaba verte levantado tan temprano, después de lo de anoche - dijo, a la vez que le servía café.
Al doncel le temblaba tanto la mano que tuvo que volver a dejar la taza en el plato. Trago saliva. ¿ Cómo se le preguntaba aún hombre hasta donde había llegado la noche anterior ?.
- Sasuke... Con respecto a ayer....
¿ Por qué tenía que temblarle la voz de aquella manera ?.
El hombre alzó una ceja. Naruto comprendió que no se lo iba a hacer fácil.
- Espero no haber estado demasiado.... censurable, anoche...
Por su repuesta tendría alguna idea de lo que sucedió.
- ¿ Censurable ?. ¡ Ay, niño !. Nada de eso - contesto Sasuke, con la vista fija en la cabeza del doncel, inclinada con un gesto de culpabilidad -, ¡ No me digas que no recuerdas nada de lo que pasó !.
Naruto sacudió la cabeza. Se sentía muy desdichado.
- No. Lo último que recuerdo, es que detuviste el coche - musitó.
- Debo de estar en mala forma. Es la primera vez que un doncel me afirma no recordar nada. Sin embargo pareció complacerte, Naruto. ¿ O me equivoco ? - dijo, con una risita perversa.
El doncel levantó el rostro, angustiado.
La servilleta de papel quedó echa trizas en sus manos.
- Disculpa que no volvería a ponerte la ropa, después de llevarte a la habitación, pero no quise permanecer allí demasiado rato, por si tía Mikoto despertaba. ¡ Te agarrabas de mi con tanta fuerza !. Un poco de vino puede hacerte insaciable, ¿ Sabes ?. Lo tendré en cuenta.
Naruto palideció y, luego, se puso colorado.
¡ Ojalá se produjera un terremoto y lo tragara !.
Una cosa es vivir constante mente esos momentos, en sus brazos, y otra muy distinta haber sucumbido sin poder recordarlo luego. Pese a su nerviosismo logro mantenerse inmóvil en la silla, mientras Sophia les servía huevos con tocino ahumado y una segunda cafetera humeante.
Sólo con ver la comida, ya sentía náuseas.
Apenas se hubo cerrado la puerta de la cocina, la mano de Sasuke se posó sobre la suya.
- ¡ Mírame, Naruto ! - dijo el hombre.
¿ Mirarle ?.
¡ Si lo que el ansiaba con toda su alma, era escapar de aquella casa !.
Pero su mano estaba aprisionada por la de Sasuke.
- ¡ No debes tragarte tan pronto el anzuelo, pequeño !. Comprendo que no ha sido delicado por mi parte, ¡ Pero tú te mostrabas tan vulnerable, siempre esperando lo peor.... !.
Naruto quedó boquiabierto al darse cuenta de que Sasuke había estado tomándole el pelo. La sensación de súbito alivio fue sustituido por una ola de furia. Luchó por desasir la mano que él tenía agarrada.
- ¡ Eres despreciable, Sasuke ! - rugió, con ojos que echaban chispas.
- El enfado te sienta bien - señaló el, tan tranquilo -, pero no protestes tanto, o tendré que creer que lamentas que no sucediera nada...
Tales palabras lo hicieron reaccionar. ¿ Había un grado de verdad en ellas ?.
Todo su resentimiento se fundió ante la mirada de el.
- ¡ No vuelvas a gastarme una broma semejante ! - dijo, ya sin poder contener la risa -, y ahora te agradeceré que me expliques todo lo que pasó.
La taza de café ya no oscilaba en su mano.
- Pues nada, la verdad - admitió Sasuke -, te dormiste apoyado en mi hombro y, una vez en casa, te subí al cuarto y te quite la ropa y los zapatos. Estabas como un tronco. Y, por desgracia para mí, tampoco es cierto que te agarraste a mi cuerpo.
Lo que no añadió, fue la ternura con que lo había tapado y el beso que le dio en los labios.
Continuará....
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