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" CAPÍTULO 18 "

Salió de puntillas del cuarto y paso de largo ante la cocina, donde Sasuke preparaba rápidamente una taza de café. Introdujo el hato de sus ropas en la caja del camión ya recargado y subió a la cabina tratando de no hacer ruido. Una vez dentro, se envolvió en la chaqueta acolchada. Tiritaba de frío, más no se atrevía a pedir café. Los días aún eran bastantes calurosos, pero de noche la temperatura caía casi a cero.

Sasuke quedó mudo de asombro al abrir la puerta de la cabina.

- ¡ Naruto ! - exclamó por fin -, ¿ Que demonios haces aquí, muriéndote de frío ?.

- Desde luego, estaría más caliente si cerrases la puerta - dijo el doncel con una sonrisa débil. De repente, su actitud impulsiva ya no parecía tan acertada -, ¡ Y no te quedes ahí parado, o no llegaremos a tiempo de preparar el desayuno !.

- ¿ Donde diablos crees que vas a dormir ?, ¡ Allí arriba no hay camas !, Hazme caso, Naruto. Aquello es muy duro. Nosotros nos acostamos alrededor del fuego y no tenemos absolutamente ninguna comodidad. El único lugar cubierto es la cocina y lo que nosotros llamamos el comedor, pero todo junto no es más que una cabaña de troncos.

- Tu tía me facilito un saco - dijo el -, ¡ Déjame intentarlo, Sasuke !, Te lo suplico. Si de veras soy un estorbo, te..., Te prometo bajar con Suigetsu cuando traiga las provisiones.

Y le dirigió una mirada luminosa.

El paso una mano por los cabellos del doncel.

- Naruto, esos ojos tuyos pueden causarte muchos problemas algún día... - y con un suspiro añadió -, está bien. Has ganado. Si tanto empeño tienes en conocer la vida al aire libre, en las alturas, ¡ Adelante !, Pero te advierto que el viaje es duro.

No hubo conversación mientras el iba concentrado en la conducción del vehículo. Era preciso esquivar los surcos peores. Fue un lento y pesado viaje a través de la oscuridad, ya que la luz de los faroles convertía los baches en misteriosas trampas.

Naruto no pudo contener una expresión de alivio cuando hubieron vencido la última cuesta y descubrió a poca distancia la rústica cabaña.
Pese a haberse agarrado lo mejor posible durante el trayecto, le dolían todos los huesos.

El sol apenas coloreaba el horizonte por el este cuando Sasuke empujó la puerta de la cabaña.

Antes de entrar, señaló a Naruto los oscuros bultos tendidos en círculos alrededor del humeante fuego.

- Les dejaremos dormir un poco más - susurro -, bien merecen una hora más de descanso en el saco.

Sasuke alzó una caja de cartón llena de comida y entró en la cabaña. Naruto tomo su saco de dormir, la ropa que llevaba empaquetada, y le siguió.

El comedor era cuadrado, con dos largas mesas que lo dominaban por completo. Sasuke continuó hasta una puerta. Naruto dejo sus cosas en un rincón.

Sasuke encendió una lámpara de petróleo. La cocina constituyó una sorpresa para el doncel. A un  lado estaban los fogones de hierro. Por doquier había estantes repletos de pesada loza. Pero lo que más hizo abrir los ojos a Naruto, fue el tamaño de las cacerolas y sartenes. En aquel momento sintió susto. ¿ En que se había metido ?.

El hombre tuvo que adivinar sus temores, por qué en su mirada brillo cierta burla.

Naruto se contuvo y le dirigió una sonrisa valiente.

- La primera vez observaré como enciendes tu la cocina económica, para descubrir sus caprichos.

Las dos enormes esferas de hierro esmaltado que había al fondo de la cocina económica lo horrorizaron. ¿ Cómo acertar las cantidades ?.

Sasuke salió por la puerta trasera de la cabaña y volvió con una brazada de leña.

- ¿ Sabes que es lo elemental para encender un fuego - pregunto con vos brusca.

Naruto asintió.

- Pertenecí a los exploradores, y todos teníamos que saber encender un fuego al aire libre. Sin embargo, aquello era diferente.

- ¡ Y tanto !, Tendrás que aprender a manejar los reguladores del tiro.

El doncel presto gran atención y cuando brotaron las llamas, se fijó en como ajustaba Sasuke el tiro de la chimenea. El calor se extendió enseguida por la pieza y Naruto alargó las manos para que se le desentumecieran.

- No quiero que intentes levantar las cafeteras cuando estén llenas, ¿ Entendido ? - le advirtió el -, para tu información :, por cada cafetera llena has de poner una libra de café. Espero que estén ya preparadas esta noche. Lo hacemos siempre después de la cena, antes de encaminarnos al arroyo...

Naruto le miro fijamente, para comprobar si lo tomaba enserio.

- Y duermes al aire libre, ¿ Entendido ? - dijo Sasuke entonces, sin delicadezas -, tú te empeñaste en probarlo. Las aguas son limpias. También tenemos una cisterna, pero la reservamos para el aseo. La cocina económica calienta el agua, y así nos duchamos por turnos. Claro que procuramos no malgastarla, para que llegue para todos.

A continuación, Sasuke abrió un gran frigorífico.

- Disponemos de un generador que lo mantiene todo suficientemente frío, cuando estamos aquí arriba. Encontrarás los sacos de patatas en el cobertizo que hay detrás. También veras nabos y zanahorias. Las demás verduras vienen en latas, lo que resulta más práctico. Tenemos así mismo barriles de harina y muchas otras cosas. A los hombres les gustan mucho los panecillos calientes.

- Creo que, ahora, debemos concentrarnos en el desayuno, ¿ No es así ? - señaló el doncel, tratando desesperadamente de disimular el temblor de su voz.

Una vez pasado todo, Naruto no entendía como había podido superar aquella mañana. La gran olla de agua no tardó en hervir, y el arrojó dentro paquetes enteros de harina de avena, removiéndolo todo con una cuchara de palo. Lonjas de jamón se freían en una enorme cacerola, y después de romper varias yemas, dada su prisa, Naruto decidió batir las tres docenas de huevos que, según Sasuke, serían necesarias. Colocó hogazas de pan y cubetas de mantequilla sobre las mesas, y distribuyó tazas.

Apenas comenzó a lucir el sol, los hombres salieron de sus sacos de dormir y enseguida olfatearon  el prometedor olorcillo  que flotaba en el aire helado.

En la cocina entro una versión un poco más morena, y alta de Sasuke, y un poco barbuda, que exclamó con entusiasmo :

- ¡ Ah, tuviste suerte de encontrar cocinero !.

Y su sonrisa se transformó en expresión de asombro cuando Naruto se volvió hacia el con la cara arrebolada por el calor del fuego. El hombre silbo, recorriendo con la mirada los dorados cabellos del doncel, sujetos con una cinta azul que tenía atada en su frente. Y su esbelta figura que los jeans destacaban todavía más.

- ¡ Muchacho ! - agregó -, ¡ Esto se llama decorar una cocina !, ¿ De dónde sacaste esta maravilla ?.

Sasuke les presento con un gesto un poco burlón.

- Naruto Uzumaki, mi hermano Uchiha Itachi.

- ¡ Bien venido , Naruto ! - dijo el hermano de Sasuke con extraordinaria cordialidad -, ¡ Si tus comidas son sólo la mitad de buenas que tu aspecto, te quedaremos agradecidos para toda la vida !, Y aunque tu arte culinario no fuese nada del otro mundo, tu presencia bastaría para hacernos olvidar la carne y las patatas chamuscadas.

- Puede que tengáis que armaros de paciencia - contesto el doncel, también sonriendo -, es la primera vez que me enfrento con una cocina económica de leña, y no se apaga cuando las cosas están echas... Pero de momento, gracias a la ayuda de Sasuke, logré que no se quemará nada.

Itachi era una persona amable. No sé veía en el aquel vivo genio del hermano.

Pronto corrió la voz de que había llegado un cocinero y sobre todo doncel.
Tras unas primeras ojeadas de curiosidad y asombro al cocinero, los hombres se apresuraron a volver a la mesa recién afeitados y con el pelo mojado y peinado hacia atrás.

Hubo muchas manos dispuestas a ayudar a Naruto, cuando sirvió las gachas de avena y presento las fuentes de revoltillo de huevo y las sabrosas lonjas de jamón.

Sasuke lleno de café varios jarros, para un manejo más cómodo, y Naruto se sirvió una taza para el. De pronto se dio cuenta que era lo primero que tomaba aquel día.

Lo dejo desconcertado ver lo rápidamente que desaparecían los montones de comida. Y cuando, por fin, decidió descansar un poco, se dio cuenta de que ya era hora de preparar el almuerzo. En el acto se puso a untar con mantequilla rebanadas y rebanadas de pan, encima de las cuales puso el resto del jamón.

Sasuke entro cuando cubría el último bocadillo.

- No era necesario que también hicieras eso - dijo tranquilamente, al encontrar todo el trabajo hecho -, venia a encargarme yo.

- Espero que a cada hombre le basten dos bocadillos - observó el doncel -, no había más pan.

- Es más de lo que merecen - gruñó Sasuke -, ¡ Vaya manera de mirarte !.

Naruto alzó la vista sorprendido, ¿ No había cierto enojo en su voz ?

- Nah, eso es por qué no me esperaban. Pronto me ignorarán.

Sasuke soltó una breve risa.

- ¡ Que poco conoces a los hombres ! - contesto mientras colocaba las bolsas en la ventanilla que comunicaba con la cocina, para que los vaqueros las tomarán.

Seguidamente ordenó a los hombres que colocarán sus respectivos platos al fregadero.
La respuesta fue instantánea y ansiosa, y si bien Naruto desplegó la habilidad suficiente para rechazar sus comentarios no siempre finos, se alegró al ver aparecer en la puerta la figura de Sasuke.

- Bien, ya recibisteis vuestras órdenes - dijo -, ahora daos prisa, para ver si logramos entrar hoy las últimas reses extraviadas por arriba.

Los vaqueros obedecieron, aunque prometiendo que, a su regreso, le harían compañía al doncel.
Sasuke vigilo la marcha, y después miro a Naruto.

- ¿ Estarás bien ?, No volveremos hasta las seis. ¿ Te parece que podrás tener preparada la cena un poco después ?.

- Haré todo lo posible - aseguró el.

- ¿ Sabes disparar un arma de fuego ?.

Los ojos del doncel se agrandaron.

- Si, ¿ Por qué lo preguntas ?, ¿ Hay osos por esta zona ?.

- Últimamente no se ha visto ninguno - dijo Sasuke -, pero aquí, junto a la puerta, encontrarás siempre un rifle cargado. Si necesitas auxilio, dispara dos veces. Es la señal de alarma, y bajaríamos inmediatamente.

Se acercó más al doncel y deslizó un dedo por su mejilla.

- No quise asustarte - hablo con dulzura -, solo deseo aserte saber que no estás totalmente separado de nosotros. Uno puede sentirse muy solo aquí, si no está acostumbrado. Procura dormir un poco. Llevas un día muy ajetreado, hasta ahora. Y... ¡ Muchas gracias, Naruto ! - murmuró, besando sus labios con ternura.

                            Continuará...

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