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Una pequeña arruga se formó entre las cejas del doncel, mientras que este se contemplaba las manos, crispadas sobre su regazo.

¿¡ Que quería decir Sasuke !?.

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¿ Se suponía, acaso, que aquellos besos podían conducir a algo más ?, ¿ Por ejemplo, a compartir una habitación de motel ?.

Su corazón comenzó a latir con gran violencia, a medida que consideraba la situación.
Nada sabía del vaquero al que tan de súbito había decidido acompañar. Su maldito sueño de conocer un rancho lo había segado hasta hacerlo aceptar lo que, visto con serenidad, era una excursión disparatada.

La comisura de los labios de Sasuke se contrajeron de nuevo durante un segundo, antes de que este volviera a prestar toda su atención a la carretera.

- Nos quedaremos en el rancho de unos amigos - dijo por fin -, hablaste de tu gran interés por estas ganaderías, y pensé que te gustaría ver este de cerca, ya que defiere mucho del Doble “U”.
Aquí crían caballos, ¿ Sabes ?.

Naruto no pudo contener un suspiro de alivio, y Sasuke se pasó una mano por la boca antes de volver a mirarlo.

- ¿ Encuentras buena la idea, Naruto ? - pregunto en tono de broma -, por qué, si lo prefieres, podemos buscar un motel donde quedarnos...

- ¡ No, claro que no ! - protesto el doncel en el acto.

Luego al descubrir en las pupilas de Sasuke un brillo divertido, se hundió más que nunca en la confución. ¿ Había descubierto su cara los temores que sentía ?. De niños, su hermano Menma lo había reñido con frecuencia por delatar sus travesuras con la expresión de culpabilidad de sus ojos.

Ahora permaneció envarado, con los labios apretados, furioso al pensar que Sasuke se había dado cuenta del motivo de su nerviosismo. En comparación con el aplomo de que el hacía gala, el doncel tenía que parecerle totalmente inmaduro, casi pueril. Y esta idea lo desánimo por completo.

Viajaron algunos minutos en absoluto silencio, antes de que Sasuke aparcara el camión al borde de la carretera. Señaló entonces un campo vecino, y Naruto lanzó una exclamación de gozo.
Una pequeña manada de antílopes americanos pastaba a pocos metros de distancia. Los animales deliciosamente menudos y finos, comparados con los venados que el doncel estaba acostumbrado a ver en el Este.

- ¡ Que encanto, Sasuke ! - exclamó con entusiasmo.

Fue maravilloso presenciar como dos antílopes jovencitos se corneaban mutuamente, en imitación de una pelea. El macho padre permanecía a un lado, a orgullosa distancia, vigilando atentamente a su harén. De pronto se inmovilizó y dio la alarma. Se produjeron unos rapidísimos destellos blancos, y la manada desapareció al instante.

Naruto se volvió hacia Sasuke, riendo contento.
Se preguntaba si él había disfrutado tanto como el con la bonita exhibición. Se encontró con que los ojos azabaches ya lo estaban mirando, y comprendió que lo había estado estudiando con gran detención.

Sus mejillas se sonrojaron levemente.
Sasuke deslizó uno de sus dedos por el rostro sedoso del doncel, y una alegre sonrisa suavizó la energía de su boca.

- Me sorprendes de continuó, Naruto - murmuró -, tan pronto te veo sofisticado y seguro de ti mismo, como convertido en un chiquillo arrebatador. Disfrutaré mucho enseñándote el rancho para ver tus reacciones. Allí tenemos paisajes realmente maravillosos.

Le hacía gracia ver cómo Naruto se ruborizaba cada vez más, y aguardo unos instantes, antes de dar vuelta a la llave de contacto.
Sólo varios kilómetros más allá se dio él cuenta de que el ambiente de tirantez no existía ya en la cabina, y de que Sasuke había detenido expresamente el vehículo para mostrarle los antílopes.

Aquel vaquero, aquel hombre demasiado interesante, demostraba ser comprensivo de veras, y tal evidencia lo hizo experimentar de súbito agradecimiento. Naruto se inclinó hacia delante con renovada exportación. De pronto ansío que el viaje llegara a su fin, para ver cómo se desarrollaba la aventura.

Las imponentes montañas arrojaban ya sombras purpúreas sobre sus laderas occidentales cuando Sasuke hizo virar el camión bajo un letrero que pendía oscilante de los altos pilares de una puerta.
 
- “ Akatsuki ” - leyó Naruto en voz alta -, ¿ Es este el rancho de tus amigos ?, ¡ Espero que les anunciaras mi llegada !.

Sasuke le echó una mirada por encima del hombro.

- ¡ Tienes mucho que aprender acerca de la hospitalidad en el Oeste, Naruto !, Hasta la casa quedan dos kilómetros de camino, y bastante antes de que estemos allí habrán descubierto el polvo que levanta el camión. Eso es suficiente. Se considerarián insultados, de enterarse de que yo había pasado por aquí a la hora de la cena, sin entrar. Y para ellos sería imperdonable que pasáramos la noche en un motel. A mí me sucedería lo mismo.

El doncel hubiese querido quitarse el polvo de encima y ponerse algo que no fuesen aquellos jeans descoloridos. De repente le interesaba causar buen efecto a los amigos de Sasuke, y con disimuló busco el bolsito donde guardaba el espejo y el lápiz de labios.

- Con la de baches que tiene esta carretera me gustaría ver el resultado - dijo el entonces, deteniendo el vehículo. Lo había estado observando -, ¿ Insistes en un maquillaje completo ?.

- Solo me pongo un poco de color en los labios - confesó - mis ropas se encuentran en tan estado que debes perdonarme está pequeña vanidad. Y voy a confiarte un secreto :

Desde tiempos inmemoriales , el doncel adquiere seguridad en sí mismo con un poquito de arreglo.

Sasuke lo observo sonriente, aunque con ojos críticos, mientras el doncel se daba un poco de color y peinaba sus cabellos.

- Con el cutis tan bonito que tienes, no necesitas mano de gato - dijo con aprobación -, A mi, nada me desconcierta más que una mujer o doncel pintado como un indio en pie de guerra. Siempre me pregunto que esconde detrás de toda esa careta.

- Nada, desde luego - contesto Naruto con una risa -, simplemente, es la costumbre de algunas personas.

- Entonces prométeme una cosa. Nunca sucumbas a esa tentación. Me encanta la tersura de tu piel. Sería un pecado cubrirla.

- ¿ Aún así, con todo el polvo que tengo en la cara ?

Con su risa, Naruto trato de disimular la agitación de su pecho.

Sasuke, por su parte, se pasó los nudillos por la capa de suciedad que llevaba en su rostro.

- Una ducha no me iría nada mal a mí tampoco - admitió.

- ¿ Como se llaman tus amigos ? - quiso saber Naruto, mientras el volvía a poner en marcha el camión.

- Nagato y Konan Uzumaki - contesto Sasuke -, fui a la escuela con Nagato, y desde entonces nos une una buena amistad. Él se casó hace dos años con Konan, y creo que van a tener pronto un hijo.

Una joven alta y de cabello azul esperaba en el amplio porche que se extendía de un lado a otro de la casa. Su rostro mostró una agradable sonrisa de bienvenida, al reconocer al conductor.

                            Continuará...