10. Estoy Enfermo, O Enamorado
Acaricio a mi gato, que está acostado sobre mi estómago como si yo fuera parte del sofá, y suspiro, sin dejar de mirar el techo, actividad que llevo realizando al menos media hora. Mi hermana lleva todo ese tiempo dando vueltas de un lado para otro, poniendo la lavadora con su ropa y ordenando todas las cosas que se ha dejado por medio estos últimos días, mientras habla por llamada con una de sus amigas. Cuando cuelga y se sienta en el otro lado del sofá, el cual tiene forma de L, expreso en voz alta lo que tengo en mente desde que hemos regresado a casa después de la merienda con Alaia y Tyler.
- Creo que ella me gusta – digo mirando a Alf, que ronronea felizmente.
El silencio llena la estancia unos buenos segundos, en los que sé que mi hermana está procesando lo que le digo, asimilando los datos y generando una respuesta. Ella funciona como un ordenador, tú dale la información y ella te da el resultado.
- No puedes hacer nada – dice finalmente.
- Lo sé...
- Y Harry no debe saberlo – añade.
- Lo sé.
Me paso las manos por el rostro, exasperado, jodido y cansado. Cuando a tu mejor amigo y a ti os gusta la misma persona, lo mejor es que ninguno salga con ella. No puedo hacer nada, y él tampoco. Si él tuviera intenciones de intentar conquistarla, mi parte egoísta se lo contaría para que abandonara esa misión. Pero no las tiene, así que prefiero dejar las cosas así.
- ¿En qué momento te ha empezado a gustar? – Quiere saber mi hermana.
Me incorporo, dejando a Alf en el suelo, porque no me gusta conversar sin estar mirando a la cara. Mi hermana me mira con sus penetrantes y calculadores ojos verdes. Es una mujer sarcástica y graciosa, como yo, pero tiene esta parte meticulosa y robótica que, a mí, al menos, me resulta agradable. Sé que cuento con ella como persona objetiva, y a la vez como apoyo incondicional. Cuando me tiene que decir una realidad dolorosa, me la dice. Me dice lo que ella considera correcto, no lo que yo quiero escuchar, y aunque de primeras pueda generar disputas, al final es mucho mejor.
- En la fiesta fue cuando empecé a notarme raro.
- ¿Notarte raro? – Suelta una risita. – Lo dices como si fuera una enfermedad.
- Lo es – murmuro. – El caso es que desde el principio me cayó muy bien, y de algún modo, eso escaló a algo más cuando la vi en ese dichoso vestido...
- No te ofendas, pero si crees que te gusta sólo por eso, es que definitivamente piensas con la polla – se burla negando con la cabeza.
- Eso fue el principio, listilla – replico sacándole la lengua como cuando tenía seis años. – Esa noche... Al principio no lo entendí, pero he entendido al fin que estaba terriblemente celoso de Harry – admito sintiéndome un idiota. Ella alza las cejas, como diciéndome "Te lo dije". – Y cuando él me confesó que ella le gustaba, sé que no actué como debía. No lo animé a lanzarse por ella. Después de esta tarde, sé que es porque me mataría verlos juntos.
- ¿Los gofres te han abierto los ojos? – Sigue mofándose, con una sonrisa sarcástica.
- No soy idiota, Camy. No soy como los protagonistas de las pelis que tú ves, que no se enteran ni de lo que ellos mismos sienten – protesto frunciendo el ceño. – Quizá no quise verlo al inicio, pero... Ella me gusta.
- Con la de mujeres y hombres que hay, Lan... – susurra algo más en serio. – Es una chica genial, no lo dudo. Pero hay muchas personas geniales, que probablemente sean mejores para ti.
- Es que no quiero a nadie para mí. Estoy bien solo, gracias – me apresuro a aclarar. – Me va bien.
- ¿Planeas seguir liándote con medio mundo para siempre?
- Hasta que deje de funcionarme la polla – asiento sonriendo, porque la mueca de asco que pone mi hermana merece la pena.
- Eres un cochino – se queja negando con la cabeza. – Sólo te diré: reza para que esta chica te guste un poco y la olvides rápido, porque como te enamores de verdad, vas a terminar muy jodido.
- ¿Por qué terminaría así por Alaia?
- Porque tú nunca has tenido que saber lo que es desear a alguien y no poder tenerlo, aunque esté al alcance de tu mano. Lo que quieres, lo consigues. Pero esto es distinto, aquí no puedes hacer nada, porque joderías vivo a Harry – explica muy seria. No tiene la razón al cien por ciento, no siempre consigo lo que quiero. Aun así, tiene razón en lo último. – ¿Me estás escuchando, Lando Norris?
- Sí, Cameron Norris – ruedo los ojos y vuelvo a suspirar. – Alaia queda descartadísima.
« ♪ »
Me río escuchando lo que Axel me cuenta, dándole un sorbo al smoothie de fresa y plátanos que tanto me gusta. Después de entrenar siempre venimos aquí, porque si no, soy capaz de montarle un berrinche a mi entrenador como un niño de tres años. Justo como Tyler, por ejemplo.
- ¿Cuál es el próximo circuito? – Me pregunta de la nada, y yo doy otro sonoro sorbo.
- El Circuito de Indianápolis. Austin, Estados Unidos – murmuro pensativamente. – Honestamente no tengo demasiadas esperanzas – confieso con una mueca.
- ¿Por?
- El coche es una mierda, Ax – bufo negando con la cabeza. – Llevo ya cuatro temporadas con McLaren, y apenas tengo un par de podios...
- McLaren no es lo que era, Lando.
- Lo sé – suspiro y doy otro sorbito al smoothie. – Pero es la escudería de mi vida.
- Pues o te vas, o te quedas y luchas por ser campeón con ellos – se encoge de hombros.
- Ya...
Es muy fácil mirarlo desde fuera. Todos especulan cómo funcionamos los pilotos, cómo tomamos las decisiones, y suelen equivocarse. Al menos conmigo. Algunos creen que todo lo hacemos por dinero, algunos creen que sólo por corazón, otros creen que por estatus... Y realmente es una mezcla de todo. También entran en juego las promesas, los juramentos de darnos un coche bueno y competitivo. A mí personalmente, me ganan el corazón, la promesa de un coche digno, y el dinero. No voy a hacerme el santo o el humilde. Para mí esas tres cosas son lo más importante.
- Carlos bromeó con que me fuera a Ferrari con él, a ver si ganaba yo también – recuerdo con una sonrisa. – Y yo le dije que vale, pero que le quería de escudero...
- ¿Te mandó a la mierda?
- Efectivamente – afirmo riendo.
Miro la hora y, al ver que se va haciendo tarde, pago la cuenta y me despido de Axel. Camino hasta casa con la capucha de la sudadera tapándome el máximo posible y los auriculares puestos, sólo por asegurarme de que nadie me moleste. Cuando llego a mi apartamento, ese que comparto con mi hermana, mi gato viene enseguida a buscarme. Le doy una sesión de mimos y le doy de comer, preparando mi cena entre tanto.
No soy un cocinero espectacular. En realidad, no me gusta nada cocinar. Suele hacerlo mi hermana, y yo limpio. Me gusta limpiar. Es mi hobby que ni yo mismo entiendo. Pero me gusta tener las cosas ordenadas y limpias. Por eso normalmente yo me encargo de las limpiezas del piso y Cam de preparar las comidas.
Meto una pizza congelada en el horno y me siento en la silla que hay frente a la mesa de la cocina, mirando mi móvil mientras espero. Miro las fotos que he hecho hoy en el gimnasio, y recuerdo una conversación fugaz que tuve ayer con Alaia. Pedirle su teléfono a Harry fue una terrible idea, porque ahora puedo comunicarme con ella cuando quiera... Y eso es muy tentador. Sé que está mal, que ella es muy joven, que es la chica que le mola a mi mejor amigo. Pero joder, hacía mucho que no me sentía así, ilusionado por alguien, deseando recibir un mensaje de la persona, sonriendo como un adolescente. Y no es que quiera una relación, lo cierto es que es lo último que deseo es meterme en un drama de esos. Pero se siente tan bien esto, es una motivación extra de algún modo. No sé, no recordaba que fuera una sensación tan agradable.
Si bien no esperaba volver a enamorarme nunca, y mucho menos de hacerlo de alguien como Alaia, lo estoy llevando relativamente bien. No le doy demasiadas vueltas, sólo disfruto de cómo me siento cuando hablo con ella, cuando pienso en ella. Me siento confiado y, de algún modo, más yo mismo. No es que con Harry o Camy no pueda, pero con Alaia es distinto. Yo soy distinto, en un modo muy positivo. Es extraño.
En un intento de apartarla de mi mente, publico varias fotos en mi perfil de Instagram. En el fondo, deseo con ansias que las vea. Y cuando veo que precisamente ella le da like a mis fotos, sonrío como un idiota. No, no me la voy a sacar de la cabeza. Al menos sé que mañana la veré. Seguramente estemos más pendientes de Tyler que de otra cosa, pero... Su compañía va a ser agradable, como siempre.
Le mando un mensaje, sólo por molestarla, y ella replica, como siempre. No es capaz de callarse y aceptar una burla, tiene que replicar, siempre. Y a veces eso es justo lo que la lleva a enfadarse, pero me gusta. Me gusta el modo en que frunce su ceño, las muecas de asco que hace. Es muy expresiva, siempre es fácil anticipar cómo se siente. Y me encanta. Me cuesta poco entender qué vio Harry en ella... Pero también me cabrea. Si ese estúpido no se enamorara de cualquier mujer que le da un poco de cariño, esta sería otra historia. Bueno, en realidad no. No busco una relación, o al menos antes de que me gustara Alaia, pero ahora las cosas son distintas. Ya me hicieron pasarlo muy mal una primera vez, no sé si debería confiarme una segunda. Sobre todo teniendo en cuenta que ella es una cría.
Mi móvil vibra con más mensajes suyos. Y suelto una risita. Me encanta su humor, quizás porque es justo como el mío. Puedo reírme con ella de cualquier cosa.
Alaia: Muy gracioso, Norris
Alaia: Pero creo que las noticias han acabado, así que puedes dormirte ya, abuelito ;)
Niego con la cabeza y me muerdo el labio, pensando qué responder. Entre nosotros también traemos una especie de dinámica extraña en la que yo coqueteo de broma y ella me rechaza como si fuese el chaval más feo que ha conocido en su vida. Pero sé que no opina eso. Tengo la certeza de que le gusto tanto como ella me gusta a mí. Por eso sonrío al imaginar sus mejillas enrojecidas a causa del siguiente mensaje que le mando.
Yo: buenas noches, Lali, espero que ningún hombre más que yo aparezca en tus sueños
Espero unos buenos segundos su respuesta. Los ticks azules me ponen nervioso. ¿Y si no se lo toma a broma? Porque era broma... Bueno, no del todo. Si ella soñara conmigo, me sentiría menos estúpido, porque yo sí he soñado con ella un par de veces. Los sueños eran totalmente sin sentido, pero ella aparecía, y eso debe significar algo. Sea como sea, me responde, cosa que es un alivio.
Alaia: Si tú apareces en mis sueños, serán pesadillas
Alaia: Buenas noches, loco
"Loco". Me río y dejo la conversación ahí, apagando mi teléfono y sacando la pizza del horno, la cual se me ha chamuscado un poquito. Ay, Alaia, ¿qué voy a hacer contigo? Sé que ella no es... Sé que no es mi ex. Lali no es como nadie que yo he conocido, no me regala el oído, no me halaga ni me coquetea descaradamente, no me demuestra que viene a buscar una única sola cosa (sexo o dinero, por ejemplo) para luego irse. Alaia es ella, es ella estando conmigo, con Harry, con sus amigas... Es ella en todos lados, sin miedo ni vergüenza. Y no sé qué pensarán los demás, pero creo que hoy en día es difícil encontrar personas que no tengan doble cara, que no cambien para encajar. Hoy en día muy pocos se atreven a ser ellos mismos arriesgándose a no gustar.
Por la mierda, el plan era no enamorarme en serio. Pero ¿cómo no hacerlo? Mañana espero no hacer ninguna estupidez. Conociéndome, la haré. No tengo fuerza de voluntad. Soy muy claro y directo con las cosas que pienso y siento. Si siento el impulso de hacer o decir algo, lo hago o lo digo. ¿Me meto en líos por eso? En muchísimos líos.
Pero sólo se vive una vez, ¿no?
« ♪ »
Manejo en silencio, sintiendo que me falta el puto oxígeno. Joder lo nervioso que me pone esta chica. Y no sólo nervioso, maldita sea. Lleva toda la tarde siendo absolutamente encantadora y divertida. ¿Cómo no enamorarse de alguien que grita "mira que perfecta soy"? No entiendo por qué no tiene novio, lo juro. Pero me alegro de que no lo tenga. No debería alegrarme eso, ya lo sé, pero soy avaricioso y egoísta, lo siento. Y el modo en que me está mirando ahora, creyendo que no me doy cuenta...
Me arremango la sudadera un poco, casi hasta los codos, porque lleva todo el trayecto mirándome embobada las manos. Sonrío para mis adentros viendo de reojo como casi se atraganta. ¿Esa es su debilidad? ¿Los brazos y las manos? Está bien, anotaré eso. Tengo que hablar con Axel para trabajar más los brazos, en ese caso.
Inicio un juego tonto, sólo por hablar. El peque está dormido ahí atrás, así que voy con calma. Ella no me sigue demasiado la corriente, sino que se ríe de mí. Hablamos un poco hasta llegar a casa de Harry, nada relevante. Pero descubro que nuestro cumpleaños es el mismo día.
- Así que... Cumplimos el mismo día. Como Shakira y Piqué.
- ¿También vas a casarte conmigo y a engañarme? – Inquiere riéndose.
- Habría que ser muy idiota para engañar a una chica como tú – murmullo sin pensarlo demasiado.
Vale, ese coqueteo ha sido muy directo, y para nada humorístico. Me regaño a mí mismo por ello. No le tires la caña a esta chica, Lando. Le gusta a mi mejor amigo, y siendo justos, si alguno tuviera que salir con ella, sería él. La vio primero, ¿no?
Aunque a veces eso da igual, porque si soy yo el que le gusta... Y lo nerviosa que se ha puesto, me da un motivo más para creer que sí, que los dos hemos caído de la misma forma. O a lo mejor sólo he conseguido incomodarla. No estoy seguro, hace mucho que no ligo; siempre vienen a ligarme a mí.
- Debe de estar cansado – dice, refiriéndose a Tyler, usándolo de excusa para huir de mí.
Suspiro y cierro los ojos. Contrólate, Norris. Como le toque un solo pelo a esa cría, me voy a perder. Como la bese sé que no me va a bastar con eso, me conozco demasiado bien. En el amor soy como en la F1, no me basta con un podio, quiero la jodida victoria.
Y que ella fuera mía sería la mejor de las victorias.
Pero siguiendo con la metáfora... Mi compañero de equipo va por delante. No tiene más ritmo, pero va por delante. Y si bien quiero ganar, no me parecería justo quitarle la victoria.
Alaia carga a Tyler hasta su cuarto, y yo la sigo, y no sé por qué lo hago. A estas alturas sólo estoy actuando extraño, porque no sé estarme quieto. Sólo quiero despedirme e irme, sin más. Alejarme antes de hacer una estupidez. Pero soy Lando, tengo que cagarla, sino no sería yo.
Me acompaña hasta la puerta para despedirse, y me quedo clavado en el suelo. No me quiero ir. Joder, quiero besarla.
- Ha sido una tarde agradable – dice ella, apoyándose en la puerta y mirando el suelo de forma nerviosa.
Sus ojos azules parecen agitados, como si no supiera qué hacer o qué está pasando. Y me evitan, sus ojos me evitan. Pero no me molesta, porque sé que lo hace para que no note lo terriblemente nerviosa que está.
- Sí, lo ha sido – asiento. – La conexión que tienes con Tyler es muy especial.
- Podría decirte lo mismo – contesta, atreviéndose a mirarme. En el momento en que nuestros ojos topan, parece darse cuenta del error que ha sido. – Empieza a hacerse tarde.
- Cierto. Y tengo que recoger a Cam de su guardia – digo yo, recordándomelo a mí mismo.
Vete, Lando. Vete y no la líes. No. La. Líes.
Pero estoy clavado en el suelo, frente a ella. Alaia está apoyada en la puerta, mirándome con cierta curiosa expectación, esperando a que haga algo. Ella lo quiere tanto como yo.
A la mierda.
Saco una de mis manos de mi bolsillo y la llevo hasta su rostro. Acaricio su suave mejilla, sintiendo un cosquilleo extenderse por mis dedos. Mi mano se afianza en ese lado de su cara, sujetándola, sosteniéndola. Doy un disimulado paso, uno que me pone más cerca de ella. Sus ojos me dicen tantas cosas. Y el modo en que respira me divierte, porque parece que le va a dar un desmayo. Acaricio su mejilla, y me acerco más. Cierra sus ojos, pero veo que frunce el ceño.
Tiene miedo, y está excesivamente nerviosa. Creo que nunca ha besado a nadie. Me da igual ser el primero. Cierro los ojos también y me acerco. Su aliento golpea mis labios, su cabeza se inclina para recibirme, y...
Recuerdo dónde estoy. Quién soy. Quién es ella. Qué significaría esto. Y no estoy listo para esto. No estoy listo y no puedo. Harry se merece más que esto. Merece más que saber que su mejor amigo ha besado a la chica de la que está enamorado en su propia casa.
- No puedo hacerlo – me arrepiento al último segundo, sintiéndome estúpido por haberlo querido intentar en algún momento. – Buenas noches, Lali.
Y huyo. No hay otra palabra. Huyo de ahí porque sé que he metido la pata hasta el fondo. Ella quizás me odie, quizás no lo entienda. No lo sé. Pero tengo que poner tierra de por medio. Creía que no me iba a gustar tanto, que se me pasaría. Y no ha sido así. Me gusta más que antes, la deseo más que antes.
Como siga estando cerca de ella no puedo prometer lo que haré.
« ♪ »
- Muy bien, Lando. Eso es P6. P6. Buen trabajo.
- ¡Bien! Joder, qué carrera. Gracias a todos, chicos, el coche ha estado increíble – respondo muy feliz, porque hasta a mí me ha sorprendido lo bien que hemos estado este finde.
Cuando bajo del auto y hago todos los procedimientos necesarios, voy a las respectivas entrevistas post carrera. Hoy estoy feliz, es algo obvio. Y más contento me pongo cuando veo a mi mejor amigo de la parrilla. Él no ha tenido mucha suerte, de hecho salía en la pole y George lo ha sacado de pista en las primera curvas, pero no sé, me da alegría ver al español.
- ¿Cómo estás? – Lo saludo, chocando mi puño con el suyo.
- Cabreado. George ha venido a disculparse y he tenido que sonreír y aceptar la disculpas cuando sólo quería golpearlo – dice en ese tono serio y monótono suyo que nunca me tomo en serio. – Y tú el mejor del resto, ¿no?
- No parece la gran cosa, pero tal y como empezamos...
Hablamos un poco, esperando a que nos toque hablar en más entrevistas. Pero termina preguntándome lo que hace días estoy esperando a que suceda.
- Han empezado circular unas fotos tuyas con Tyler y una chica – comenta como el que no quiere la cosa.
- Lo sé. Mucho tardaron, la verdad – me río con ironía. – Era la niñera de Tyler, Sainz. No me mires así – resoplo dándole un codazo.
- Vale, vale – se ríe y pasa su brazo por mis hombros. – ¿Entonces no hay nada?
- Mira que eres pesado. Siempre con la preguntita – protesto rodando los ojos.
- Porque desde que cortaste con Millie no has salido con nadie seriamente – se defiende encogiéndose de hombros.
Su simple mención me genera malestar. Millie fue de mis primeras novias. Como todo adolescente tuve varias de más jovencito, nada serio, en realidad. Pero Millie fue mi novia por tres años. Carlos la conoció cuando me conoció a mí, cuando entramos en McLaren. Al español nunca le gustó, y el tiempo terminó dándole la razón. Rompimos a mediados de la temporada de 2019, y he de decir que él fue uno de mis mayores soportes.
- Si no he salido con nadie es porque no quiero meterme otra vez en algo así – murmuro. – Al final todas son iguales.
- Venga, Lando, no seas así...
- ¿Qué pasa? Las mujeres pueden decir "todos son iguales" y no pasa nada, pero yo digo lo mismo de ellas y ya soy un amargado.
- Las que dicen que todos somos iguales seguramente estén traumadas con un tipo y ya la han tomado con todos. Y a ti te pasa lo mismo pero al revés.
- No, yo no me fío ni de los tíos ni de las tías. Todos son unos cabrones. Tener pene o vagina es lo de menos – bufo rodando los ojos.
- Ve al psicólogo y hazle un favor al mundo – se burla, ganándose otro codazo. – Auch.
- Tú, Carlos Sainz, eres como todos – lo acuso con cierta diversión.
- ¿Estás rompiendo conmigo? – Bromea dramáticamente, llevándose la mano al corazón.
- ¿Y tú tienes pareja? – Pregunto sarcásticamente, riéndome y negando con la cabeza.
Él también se ríe, rodando los ojos.
- Tú también tendrías si quisieras, amargado – se cruza de brazos y me analiza seriamente. – Entonces, la niñera, ¿te la pone dura o no?
Suelto una carcajada y vuelvo a rodar los ojos. Sutil, Carlos es sutil. Tiene lo de fino y disimulado donde tengo yo lo de rubio y pelo liso. No sé si es cosa de españoles o si es así porque es un cerdo. Pero con él siempre es fácil hablar de cualquier tema, porque no hace ver las cosas como si fueran malas o como si se acercara el fin del mundo. Tiene mente fría y calmada. Aparte de Harry y mi hermana, fue de los primeros a los que les conté que era bisexual. Y no dejó de tratarme como siempre. No se marcó la típica frase de "pero no te enamores de mí". Me dijo "vale, guay" y siguió jugando al Candy Crush en su teléfono. El amigo que todos merecemos.
- La niñera me gusta, sí – admito finalmente. – Pero no puedo hacer nada – añado anticipándome a lo que me pueda decir.
Pero Carlos simplemente resopla y rueda sus ojos con hartazgo.
- Tú siempre tan positivo y optimista con la vida, con ganas de arriesgar – dice con un gracioso tono melodramático e irónico. – ¿Por qué no?
- Porque Harry está enamorado de ella... – susurro con cierto desagrado.
No lo admitiré jamás en voz alta, pero pensar que yo estoy aquí, en Estados Unidos, y él en Londres, con ella, con la posibilidad de verla casi a diario, con la ocasión de besarla en cualquier momento... Me pongo malo. Solo imaginarme que un día Harry venga y me diga "Me he confesado y me corresponde", siento que quiero morir. Morir o matarlo a él. Seré egoísta, pero ella tiene la culpa. Ella me pone así.
- Estás jodido – declara el piloto de Ferrari, asintiendo con la cabeza. – ¿No has pensado en hablarlo con él?
- No sé si sería buena idea – murmuro, suspirando.
- Seguro que llegáis a algún tipo de acuerdo. Harry es un buenazo. Es el típico tío que lloraría si le pisara la pata a su perro sin querer.
Suelto una carcajada por la comparación, negando con la cabeza y mordiéndome los labios. A Carlos no le falta razón, debo confesarlo. Una vez le pisó la cola a Alf y casi lloró. Pero no quiero hablar con él, porque tampoco me parece justo para Alaia. No podemos decidir por ella, ni entrar en una especie de batalla como si fuera un trofeo. Es una persona.
- ¿Tú me perdonarías si empezara a salir con la chica que te gusta? – Le pregunto al español, que me mira con detenimiento, pensándolo unos buenos segundos.
- Si ella te escoge a ti, es por algo. Eso en primer lugar. En segundo lugar, si lo haces porque la amas, ¿qué puedo reclamarte? Tú la amas y ella lo hace de vuelta, ¿cómo me voy a interponer ante eso? Además, Harry es tu amigo desde niño, si la ama a ella, y te ama a ti (claramente de modos distintos), ¿cómo no va a querer que seáis felices?
Asimilo todo lo que me dice, y tardo unos buenos segundos en encontrar una respuesta para eso.
- Eres un hombre sabio, Carlos Sainz – bromeo al fin.
- Ya lo sé, Lando Norris.
Cambiamos de tema y hablamos un poco de nuestros planes. Mañana iremos a jugar al golf con su primo Caco y pasado mañana iremos juntos en avión a México junto con Alex. Después del Gran Premio de México, me cuenta que irá a España con su novia y su familia hasta el GP de Portugal.
- ¿Y tú? ¿Algún festival en mente?
- No, la verdad es que no. Iré a Londres nada más termine la carrera y las entrevistas. El lunes quiero estar en la ciudad para ir con mi ahijado a pedir caramelos – respondo muy orgulloso.
- Joder, me lo hubieras dicho antes y me iba con vosotros. Echo de menos a Tyler – protesta haciendo un puchero digno de un niño pequeño.
- Él ni se acuerda de ti. Ya no me pregunta – lo chincho, ganándome una colleja que me hace quejarme.
- Lando, es tu turno – me habla finalmente mi PR.
Ya era hora, llevo como quince minutos hablando con Carlos. No me quejo, pero es que no suelo tener que esperar tanto.
- Hasta mañana, entonces – se despide mi buen amigo.
- Hasta mañana, chili.
« ♪ »
Salgo de la habitación del peque por orden de mi hermana, la cual dice que lo va a pintar para que vaya en conjunto con su disfraz y no me quiere a mí poniéndole faltas e incordiándola. Así que, siendo desterrado, voy hasta la cocina, donde Harry está lavando los platos.
- La bruja de Cam me ha echado – anuncio dramáticamente.
- Seguro que es por algo – replica, a lo que yo me hago el ofendido.
- Tener amigos para esto...
Se ríe y sigue a lo suyo. Me quedo mirándolo un par de minutos, y me fijo en el modo en que tiemblan sus manos levemente. Esta nervioso. ¿Por qué está nervioso?
- ¿Harry? – Llamo su atención.
Me mira y enseguida me lo cuenta. Este hombre es más fácil que la tabla del 1. No necesito ni preguntarle las cosas para que me responda.
- He invitado a Alaia – espeta con inquietud, como si no pudiera estarse quieto.
Siento muchas cosas en este momento. Para empezar, me emociono porque ella vendrá, o sea, voy a verla. Luego, me pongo celoso, porque eso significa que ÉL la ha invitado y ella ha aceptado. Y al final, me dan ganas de irme, porque no puedo hacerme responsable de mis actos cuando vuelva a tenerla cerca.
Por algún motivo, el cabreo me vence.
- ¿Es que ahora tienes que invitarla a todo lo que hagamos? – Bufo para nada contento.
- ¿Tienes algún problema? – Entorna los ojos, pareciendo molesto por mi reacción.
- Sí que lo tengo, sí. Se supone que Cameron y yo somos tus mejores amigos, que junto con Tyler los cuatro somos una familia. ¿Por qué tienes que incluirla en todo? ¿Porque te gusta? – Le recrimino realmente molesto, aunque no exactamente por el motivo que le digo.
- Para empezar, la invito porque me da la gana.
- ¡Esta quedada era contigo, no con los dos! – Replico alzando la voz.
- Joder, Lando, ¿no eres capaz de entender que ella es importante para mi hijo, no sólo para mí?
- Sí, claro, usa al niño como excusa – me río sarcásticamente, rodando los ojos. – La invitas porque te la quieres follar.
- ¿Tan mal te cae que tienes que ser así de desagradable? – Gruñe cruzándose de brazos, acción que yo imito.
- No, Harry, no es porque me caiga mal. Pero estoy harto de que ahora no seamos tú, Cam, Tyler y yo. Ahora también está esa de por medio.
- ¿Estás celoso? – Dice incrédulo. Por un momento se me hiela la sangre. ¿Se ha dado cuenta de que ella me gusta? ¿Tan obvio soy? Mierda, se va a desatar la tercera guerra mundial. – Tú sigues siendo mi mejor amigo y el padrino del peque, Lando. Ella me gusta, sí, pero eso es lo de menos. Ya es de la familia, ¿entiendes eso?
Respiro de nuevo cuando dice eso. Cree que estoy celoso de que ella se haya unido al grupo. Menos mal, Dios. Qué susto me he llevado por un momento.
- ¿Quién la ha incluido en la puta familia? – Sigo replicando, usando un tono más alto del que necesito realmente.
- Tyler, pedazo de idiota – gruñe muy serio. – Él la ama y, aunque yo la odiara, si mi hijo la quiere, se merece un hueco en nuestra vida. Quizá ella nunca será mía, Lando, quizá no la merezco, pero mi hijo sí tiene derecho a tenerla cerca si ella le da paz.
Y ahí me destruye y me hace ver la mierda que soy. Él es capaz de morir de amor por su hijo, es capaz de verla a diario, desearla a diario, sabiendo que jamás le pertenecerá, todo por ver a Tyler feliz. Y yo soy incapaz de aguantarme estos estúpidos e injustificados celos. ¿Qué clase de amigo soy?
El timbre suena, y ambos miramos en dirección al pasillo.
- Ve tú, y espero que la recibas educadamente – me dice señalándome con su dedo índice, viéndose tan cabreado que ni parece él.
Soy una mierda. Eso es todo lo que soy.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro